Ecos y voces, del pasado.
...Ilustrando, nuevamente, pasajes
de tiempos pasados, los últimos rayos
de sol, de este estío tardío, alumbra
mis pensamientos, para plasmar en
esta blanca hoja de papel, los
sentimientos más profundos que brotan
de mi alma, como torrente de aguas
frescas y cristalinas.
Motiva, dibujar, fragmentos de
nuestra historia, quizás porque
retornas a aquella época, donde nuestra
infancia y adolescencia, fue arropada
por el inmenso cariño que profesaban
nuestros seres queridos, esos mismos
que ya no están con nosotros, pero que
permanecen vivos en nuestra memoria
al contemplar una vieja fotografía o una
ilustración, que nos hace regresar, para
esbozar una sonrisa o derramar algunas
lágrimas.
Ecos y voces del pasado, quedaron
grabadas en mi cerebro, como perpetuos
estigmas, que afloran, cuando pienso en
ellos.
Recorro la plaza de abastos, envuelto en
las fragancias que despide la fruta fresca
recién llegadas de los pueblos.
Multitud de personas, se agolpan frente
a la fruta, quizás los rigores, de este
caluroso verano, estimulan a consumirlas
para sofocar los calores intensos.
Observo, entre la multitud y comienzo a
procesar y grabar, como si se tratara de
una cassette, esas voces y ecos, que penetran
en mi cabeza, como espadas afiladas.
María, con gracia y salero, trata de vender
a la abuela, un rico melon galía.
...-Abuela, Francisca, se lo pongo a
diez pesetas, para que sus nietos, puedan
saborear y paladear, este delicioso manjar
recién llegado, de la huerta de Baltazar.
...-Venid y probar, estas ricas sandías, que
nos devuelven la alegría y si queréis
también, aquí tengo buenos tomates,
pimientos y pepinos, para hacer un
buen gazpacho, junto a las sardinas
de Acevedo.
En la zona de enfrente, los aromas
cambian de manera radical, y un fuerte
olor a pescado y costa, penetran por
nuestras fosas nasales.
Una sinfonía de voces, recorren el
mostrador del pescado y Catalina, Ana,
María, Lucia, Ramona, tratan de
convencer a la animada muchedumbre
que se agolpa, sin decidirse.
...- Mirad, que buenas mojarras, tengo
hoy, para el almuerzo o cena, os dejo
el quilo a cuatro pesetas.
...-Chocos frescos, para freirlos o hacer
un buen guiso, venid que se acaban y no
habrá más, hasta la semana que viene.
...- A la rica corvina, para hacer ese
delicioso guiso, que espera su marido
cuando regrese de la mina.
De esta forma, se me ha pasado la mañana
cuando escucho, a mi madre, que espera
junto a la boca de agua, del economato, para
que le ayude, a llevar la pesada compra.
...- ¿Mamá, me has comprado chocolate?
Pregunto.
...-Sí, aquí tienes, pero para ti y tu hermana.
Ecos y voces, del pasado.
Marcos Tenorio Márquez.
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