La grajilla y el
minero.
...Movía la cola de manera insistente
la
astuta grajilla, dispuesta para
arrebatar un trozo de pan, al
pobre
minero, del canasto, que guardaba
celosamente tras unas
rocas.
De forma sigilosa, cautelosa y disimulada
se acercó
hasta el canasto, preparada para
abrirlo con su robusto pico. Más
en ese
preciso momento, sonaba la sirena, que
anunciando la
hora del almuerzo, avisaba
al minero, del descarado, astuto,
pícaro
plan del pajarraco.
...-Ah rapaz, ave del
averno, por eso te
castigó el creador, para que
permanecieras
enlutada el resto de tu vida, y graznaras
igual
que los cuervos.
...-¡Me querías robar
un trozo de pan!
No tienes bastante, con lo que te ofrezco
todos los días. Aunque me haces compañía
aquí en la profundidad de la mina, no es
lícito robar a un
amigo.
Saciada con los trozos de pan, que el minero
de
forma generosa había entregado, echaba
a volar, con gráciles
movimientos de la cola.
Pasadas unas horas, unos graznidos
alertaba
al minero, que se apartara para no ser aplastado
por
una gran roca.
Minutos después del gran susto, aparecía
la
negra silueta sobre la roca.
...-Retiro todo lo dicho, oh dulce pajarillo, de
triste figura, que con un simple graznido
salvaste la vida, de este pobre minero,
que debe alimentar cuatro personas.
Desde hoy día,
formarás parte de mi familia, te
cuidaré, protegeré y ayudaré
y jamás olvidaré
que me has salvado la vida y en las memorias
y evocaciones, que haga, siempre resaltará tu
negra figura.
Marcos
Tenorio Márquez.
Un cuento corto con moraleja, ¿no es cierto? Me gusta Marcos, gracias. Sigue contando cosas de nuestras raíces nos gusta.
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