sábado, 17 de agosto de 2019

Recuerdos de Tharsis.....El pozo de Tejera



Recuerdos de Tharsis....El pozo de Tejera.



...Con la llegada de la brisa fresca de la tarde, se emprende viaje hasta el pozo de "Tejera", situado en el barrio de “Acerillas”, más o menos un kilómetro de distancia desde  el pueblo, según en que zona habites, lo que puede  incrementar unos cientos de metros su distancia

Desde todas las zonas del  pueblo, comienza un peregrinaje, con cualquier medio, para alojar agua que puedas transportar, garrafas, cántaros u otros tipos de utensilios. Un agua fresca, pura y cristalina, que sacia la sed  con una sensación de  bienestar, cuando el liquido  elemento, penetra en el interior  del organismo.


A los pies de la sierra, que lleva por nombre "Ensillada" en un escorial, de antiguas rocas fundidas, utilizadas por pueblos romanos, fenicios y tartesos, para extraer nobles metales con los que construir objetos, se encuentra el pozo, pintado con los colores de la bandera andaluza, verde y blanco, que contrasta con el gris oscuro casi negro, que circunda el lugar de las mencionadas escorias, y el color dorado de las hierbas silvestres, secadas, tostadas por el abrasador sol.



Recién llegados al pozo, innumerables personas esperan su turno, ante la atenta mirada de Francisca, viuda de Tejera, que regenta este pequeño negocio, pues el precio del agua, unas pocas pesetas, es solo para sufragar gastos en el mantenimiento de tan preciado e importante enclave. Satisfecho, tras llenar cántaros garrafas, cantimploras y saciar la sed, emprendes el viaje de regreso, ya con el astro rey difuminado tras montes y cabezos.



Ya en casa, el agua alojada en garrafas, pasará hasta enormes orsas de barro, que la mantendrá fresca, al menos durante una semana.

El agua potenciará el sabor de los gazpachos, majados en ornillas de barro o en cuencos de madera de encina. Rebajará los grados de aguardiente, y en los distintos bares del pueblo se escuchará.

 

..-¡Que sea rebajado, con agua de Tejera!.

 

Beberemos en botijos, cantimploras y vasos, que nos devolverá recuerdos de antaño, cuando acompañaba a mi padre, en aquel Tharsis milenario. Hoy día, siento melancolía y nostalgia, de aquellos tiempos. Desde mi enclave Bartolino, aún me eriza la piel, al recordar el cante de la collalba, que nos recibía desde las rocas del huerto de mi tío, Juan José.



Acompañado por mi padre, espero turno

para llenar el barril, de rica y fresca agua

en tan preciada y querida pieza,

forjada y fraguada en barro, que potencia

el sabor, del fluído caldo

mientras distraigo la vista, con la collalba

que canta desde las rocas del huerto de mi tío,

ajena al ajetreo, que nos traemos los humanos.



El agua derramada, serpentea, entre tierra

reseca que hace crecer la hierba y el color

verde, llena de esperanza, el cauce, que se

pierde entre escorias, para volver de nuevo

al manantial, inagotable, interminable

y fecundo, que nos aplacará la sed

de generaciones presentes y venideras.



Paredes de rocas negras, salpicadas

de dorado pasto, se fusionan con las

verdes hojas de higueras y zarzamoras

donde canta el mirlo.

Me parece todo tan bonito, que desearía

pintarlo en un cuadro, que mantenga

perpetuidad, para ser admirado.




La tarde declina, languidece y anaranjados

tonos, aparecen por poniente. Infinitas

sombras, aparecen acompañadas de relente

envolviendo el contorno de diversas

fragancias, aromáticas, perfumadas.



Marchamos para el pueblo, pasando junto

a las cuadras, donde habita el mochuelo

que nos enseña la silueta desde una

deteriorada ventana.

Desde los cielos, multitud de grajillas

amplifican sus graznidos, cuando se

lanzan en picado sobre la profunda

corta de Sierra Bullones, donde pasaran

la noche resguardadas en las rocas.



Recuerdos de Tharsis...El pozo de Tejera



Un relato de...Marcos Tenorio.


1 comentario:

  1. Precioso! Era y fue el pozo de mi bisabuela! Gracias, gracias, gracias por recordarlo y recordarla con tanto amor.

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