jueves, 19 de septiembre de 2019

El "cascay" real

El “cascay” real.


...Manuel, había recibido de su tío Juan “Correntón”(d.e.p) un extraordinario regalo de cumpleaños. Un ejemplar de jilguero, de buen porte y extremada belleza, que completaba con un reclamo excepcional y asombroso, que podría escucharse, cuando el ave bastante mimada por Manuel, salía a recibir los primeros rayos de sol del día.


Llegado el tiempo de otoño y con las primeras aguas otoñales, comenzaba por fin, la temporada de paso de fringílidos, que tanto arraigo posee en nuestra tierra. Para la primera salida del año, acordamos un lugar lejano, un lugar que gozaba de gran tradición por parte de todos los aficionados, un lugar de obligado paso para multitud de especies de aves, que invaden el sur de España, huyendo de los rigores del frío y crudo invierno del norte.

Como primer día de caza, faltaban algunos reclamos, que habían perecido durante el año o aún no habían cambiado de pluma totalmente. Eso es lo que sucedía a mi jilguero, que tras el verano no había cambiado la pluma y se disponía hacerlo precisamente al comienzo de temporada, falta de experiencia en nuestras jóvenes identidades. Reunidos ya algunos reclamos, sólo faltaba el más importante, el pájaro que cuenta con más adeptos en Tharsis, por su colorido y bello reclamo, el jilguero. Tras meditarlo y pensarlo un buen momento, alguien nos recordó.
 
.-¿Sabéis quién tiene un buen jilguero?.
 
..-¡No!
 
Exclamamos todos.
 
.-¡Manuel!.
 
..-¡Es verdad!
 
Exclamé.

..-Cada vez que visito la casa de mis abuelos, puedo escuchar su extraordinario canto.
 
Opiné.
 
..Tu crees que puede acompañarnos en esta gran aventura!
 
Exclamaba, mi buen amigo Juan (d.e.p).
 
..-De verdad, que no tengo idea, ya sabes que es muy raro, depende de su estado emocional.
 
Volví a dar mi opinión.
 
..-Muy bien, por preguntar no pasa nada.
 
Replicaba Juan, encargado como casi todos los años de reunir los reclamos. Pasadas unas horas, después de buscar los canutos, varetas y preparar el arbolete, una buena noticia recibía mis oídos.
 
..-¡Tenemos jilguero, tenemos jilguero!.
 
Exclamaba Juan, dando voces.
 
..-Bien, cerré el puño y pensé...por fin hemos reunido los cuatro reclamos...(jilguero, verdón, chamariz y jamás).

Reunidos por la noche en mi casa, acordé la hora de salida, las cinco de la mañana.
 
..-¡Las cinco de la mañana, no es muy temprano!
 
Exclamaron algunos.
 
..-No es temprano, fijaros que debemos ir andando hasta el poblado del dique “Lagunazo”, son casi cinco kilómetros.
 
 ..-Bueno está bien, la verdad que es mejor salir con tiempo suficiente, de esta forma posteriormente tendremos todo preparado para los primeros momentos del día.
 

Con puntualidad inglesa, abandonamos el pueblo, rumbo al poblado del “Lagunazo”. La fría mañana se dejaba sentir en las dedos que sujetaban las jaulas, y cada momento teníamos que ir cambiando las jaulas de lugar. A la altura del huerto de Pepillo “Canta la misa” (d.e.p) cogimos el arbolete que permanecía escondido entre jaguarzos y jaras, para reemprender el viaje. Nuestro espíritu joven y sin achaques físicos de ningún tipo, hizo que el camino se nos hiciera corto y pronto visualizábamos con las linternas que portábamos el impresionante puente romano, que nos daba la bienvenida al poblado conocido como “El Alosnillo” aunque en Tharsis es conocido como “Lagunazo”. Ladridos de perros mastines, nos informaban que estábamos bajo sus dominios y que respetáramos al rebaño de ovejas que de forma paciente guardaban.

Al llegar demasiado pronto, tuvimos que aguardar la llegada del alba, bajo el calor de un generoso fuego de jaras viejas que encendimos para desentumecer las extremidades inferiores y superiores. Con las primeras claras del día, comenzamos con la misión de sujetar el arbolete con gruesas rocas. Una vez sujeto, mi primo Marcos (d.e.p) comenzaba a amasar la liga o “liria” de color pardo oscuro, mientras Juan, distribuía las distintas jaulas con reclamos. Yo y Manuel, colocábamos los canutos en zonas estratégicas del arbolete. Una vez colocados los canutos, que sostendrían las varetas embadurnadas de “liria” comenzamos a distribuir estas por el arbolete.

Pasadas casi una hora, por fin aguardábamos escondidos, bajo los derruídos muros de piedra del poblado. Los primeros pájaros, en llegar hasta las inmediaciones del arbolete, fueron los tan abundantes pardillos (jamases) capturando algunos de ellos. Transcurridas casi dos horas, las capturas comenzaban a ser constantes. El jilguero de Manuel, comenzaba a sobresalir sobre los demás reclamos, con gorjeos vigorosos y fuertes, atrayendo hasta el arbolete multitud de congéneres que sobrevolaban por los alrededores.

A las once de la mañana, decidimos comer algo, que mitigara el hambre adquirida, por las continuas carreras hasta el arbolete. Cuando en las inmediaciones escuché, las escalofriantes notas emitidas por un “cascay real” (Alcaudón real).
 
..-¡Atentos,,,ehhh, acabo de escuchar un “cascay real”!.
 
Exclamé.
 
..-Si, hay que tener cuidado, y no apartar la vista de los pájaros enjaulados.
 
Respondieron todos.

No había transcurrido un par de minutos, cuando afanados en arrimar a las ascuas, chorizos, tocino y algo de carne. Nuestro “cascay real” atacaba de manera demoledora, fulminante, la jaula que contenía el jilguero de nuestro amigo Manuel. Fue una aparición fantasmal, un visto y no visto. Mi primo reaccionó y gritó con fuerza.
 
..-¡El cascay,,,el cascayyyyyyyyy!.
 
Abandonamos las carnes, chorizos, tocinos y fuimos velozmente a socorrer al jilguero, que permanecía sobre el fondo de la jaula, con la cabeza decapitada. Triste espectáculo, para uno de los mejores jilgueros que he escuchado y más tristeza para su dueño que caía abarrotado, abrumado, por el lamentable suceso vivido.

Abandonamos el campo, tristes, alicaídos, ninguno de los jilgueros que habíamos cogido le hacía ilusión a nuestro amigo Manuel y solo una idea rondaba por su cabeza.
 
..- Mi querido y buen jilguero, nunca más podré tener un ejemplar como tu.
 
Desde ese momento, Manuel, jamás encerró ningún otro jilguero, que alegrase las mañanas soleadas desde su casa.

El “cascay”real....un relato de...Marcos Tenorio Márquez.

Dedicado a la querida memoria de Marcos Tenorio Macias y Juan Rodríguez Domínguez...(D.E.P)

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