domingo, 10 de diciembre de 2023

El Loco.


 

El Loco.


...Por ahí viene el loco, gritan los niños en las esquinas.


...-¡Vamos a escondernos, para que no nos vea!.

Exclaman.


Pasa el loco, junto a ellos, comenzando a burlarse de él, bajo el amparo y protección que ofrece el cobijo, denigrando, insultando y ofendiendo, a una persona a la cual no conocen, intuyendo tan solo por la imagen que ofrece, que el extraño individuo, pertenece a un rango social, diferente, al de los habitantes del pueblo. Por tal motivo, subyugan, avasallan y someten, con la complicidad de los adultos a una persona, la cual residía en la pedanía.

Al poco rato de llegar al pueblo, comienza a pedir limosnas por las calles. Las personas que lo conocen, ofrecen ayuda con lo que pueden. Tras reunir unos cuantos céntimos, pesetas y duros, se acerca hasta la tienda más próxima, a comprar comestibles. A causa de un desequilibrio mental, este hombre se ha retirado, por voluntad propia, hasta su exilio, en una cueva que rodea la llamada "corta del oro".

En el más absoluto destierro, soporta una vida de ermitaño, rodeado por una vegetación agreste, donde destacan rocas fundidas, bellas formaciones de goethitas, fusionadas con brezos, jaras y madroños. Desde tan privilegiado enclave, puede divisarse toda la zona sur del Andévalo, con el pueblo de Alosno, en primer termino, San Bartolomé de la Torre y en la lejanía la ciudad de Huelva.



En su humilde cubil, alumbrado por el foco de un viejo candil, apenas se vislumbra mobiliario alguno. Una mesa deteriorada y roída por el paso de los años, complementadas con sillas apolilladas, con asientos de enea y una cómoda dónde guarda celosamente libros de grandes filósofos, entre los cuales destaca..."Así habló Zaratustra" del insigne filósofo alemán Friedrich Nietzsche. En el libro se observa el paso de los años y el deterioro por las veces que ha sido leído. Para dormir posee un viejo colchón, de paja, que descansa sobre unas tablas de madera, las cuales aíslan de la humedad del suelo de la cueva, para que no entren en contacto con el colchón. Centenarias mantas de lana que habían pertenecido a su familia, descansan sobre el colchón para protegerlo del frío en las largas noches de invierno. Una vez en la cueva, enciende fuego, para hacer de comer, con las interminables cepas de brezo que se encuentran sobre el cabezo, obteniendo de esta forma suficiente energía para calentar la cueva y la comida. Después de comer, calienta agua para hacer café, en una cafetera que sin duda había rescatado de casa de su madre, junto con algunos enseres, sartenes, ollas, vasos y las mantas descritas anteriormente.

Tras la comida e ingerir, una taza de café se entrega a otra afición, aparte de la lectura, que es el dibujo. Para ello posee una innumerable colección de cartones, que consigue en sus visitas al pueblo. Cortados en varios tamaños y bien aislados de la humedad, estos cartones, pertenecientes a cajas de frutas y otros usos, son utilizados a modo de cartulinas, para plasmar sobre ellos los extraordinarios paisajes que circunda Minas de Tharsis, con la sierra Tersae, en primer termino, para continuar con el malacate, las minas, el pueblo, y el cinturón de huertos de los alrededores. Todo queda plasmado en sus cartones, a modo de lienzo. Para plasmar la imágenes y dibujarlas, se sirve de pequeñas estacas y varas de jaras de varios tamaños, reducido a carboncillo. Para dar color utiliza el polvo de las innumerables rocas del entorno. Sin que nadie advierta su presencia, se acerca a estos lugares descritos y pasando totalmente inadvertido, comienza a dibujar y plasmar en los cartones...”la salida de los mineros del malacate, los camiones Aveling, las excavadoras Ruston Bucyrus, las curvas "Cantareras" el cementerio de los ingleses, el pueblo visto desde el privilegiado enclave de la "divisa", y todo aquello que posea suficiente belleza. Con la llegada del crepúsculo, regresa para la cueva y comienza a leer los numerosos libros que posee con el sutil halo de luz que brota del candil.



Siempre que puede, trata de eludir la presencia humana, ocultándose para no ser descubierto, pasado el riesgo, vuelve donde se encontraba. Desde pequeño sufrió en sus carnes, el acoso de un padre que lo tildaba de inútil, inepto, ineficaz e improductivo, por lo que siempre trataba de refugiarse a la protección que le brindaba su madre, que lo defendía y auxiliaba de la ira del progenitor. Su madre creía que el muchacho necesitaba comprensión, cariño y que poseía un don especial para el estudio y dibujo, pero su padre quería que estudiara una profesión ligada a la mina..."fresador, tornero, soldador o mecánico" por lo que no podía asumir que su hijo pasara todo el día encerrado en su cuarto, leyendo libros de filosofía y dibujando de manera extraordinaria cualquier objeto que visualizaba a su alrededor.

Un día su padre llegó enfurecido y encolerizado del trabajo y descargó toda la ira sobre el pobre muchacho, destruyendo todos los dibujos que guardaba celosamente en la cómoda. El distanciamiento de padre e hijo se hacía cada vez más evidente, hasta el punto de pasar totalmente inadvertido de su presencia. La enfermedad que padecía su madre, hacía que pasara largas horas acompañándola y cuidándola, con mimos hasta que falleció un caluroso mes de agosto. Este hecho produjo en el muchacho un estado de shock, hasta tal punto de quedar totalmente aislado de la sociedad. Refugiado en su cuarto, pasaba los días sin probar bocado. Rechazado por su propio padre, que lo señalaba, acusaba, y tildaba de estar totalmente "loco".


Poco a poco, su estado físico y mental comenzó a deteriorarse, hasta el punto de retirarse por voluntad propia hasta la cueva. Su padre apenas mostró interés alguno de su huida, y no quiso dar la voz de alarma. Poco tiempo después vecinos del pueblo, avisaron al padre de que su hijo estaba viviendo, de manera totalmente inhumana en una de las cuevas que bordean la llamada "corta del oro". Sin que mostrara signos de preocupación respondió de forma totalmente rotunda.


...-¡Ese loco, no es hijo mío!.



A los pocos años de la retirada en la cueva, falleció su padre. Habitantes del pueblo se acercaron para transmitirle sus condolencias y hablar con él, pero no pudieron localizarlo. Por las noches de luna llena, se acercaba hasta la casa, y con una llave que portaba desde la huida, comenzó poco a poco a retirar los enseres, que creía mas necesarios, hasta su morada en la cueva. En sus visitas al pueblo trataba y evitaba emitir comentarios. Muchas personas, cercanas y algunos familiares, admitían y aceptaban, que poseía un extraordinario talento, aunque debido a la presión negativa ejercida por el progenitor, había desarrollado, un comportamiento tímido, retraído, mostrándose huraño e insociable, al tratar con las personas. Este echo provocó que se aislara del mundo que le rodea y huyó hasta la cueva para hacer una vida, anacoreta y solitaria.


Capítulo II


...Una excursión de niños y niñas, llega hasta las milenarias minas de oro, desde el colegio público de Tharsis, guiados por un profesor y profesora, los cuales informan a ambos sexos, de todo lo concerniente a la explotación desde época romana. Los niños y niñas con gran interés, recogen las innumerables rocas con incrustaciones de colores (goethitas) esparcidas por la zona. El loco por su parte, observa a los escolares, desde una zona protegida por arbustos y setos, de miradas indiscretas e inoportunas. Una de las niñas, en un momento de descuido de la profesora, se aparta del grupo para recoger flores de brezo, mientras sus compañeras se alejan de la zona. De pronto un movimiento en falso y la niña cae sobre un profundo pozo de mina, cuyo fondo, debido a tierra suelta, amortigua el cuerpo, aunque queda aturdida. Sin poder emitir auxilio, la profesora y sus compañeras, de momento se percatan de su ausencia y comienzan una búsqueda por toda la zona, sin resultados positivos.

Avanzada la tarde, el grupo de niños, junto con el profesor se suman también a la búsqueda, sin resultados. Con la llegada del crepúsculo, escolares y profesores se dirigen al pueblo para dar parte a la guardia civil y a todos los vecinos, de la desaparición de la niña. De forma rápida se dispone un grupo de hombres, que salen a la búsqueda con linternas.

La oscuridad de la noche y el escarpado terreno, hicieron que desistieran la búsqueda, hasta la mañana siguiente. Los padres de la niña, informados, no se explican de lo sucedido, pero un miembro de la familia, recuerda, que en esa zona en cuestión, sobre una de las cuevas, habita "el loco".

De pronto, con una sincronizada exclamación, gritan al unísono de manera encolerizada.


...-¡Cómo no nos habíamos dado cuenta antes, vamos a buscarla a la cueva!.


Un grupo de familiares y vecinos se concentran y reúnen al momento, tras la alarma lanzada por los padres. Armados con escopetas, linternas y palos, llegan hasta la cueva. Con todos los acontecimientos surgidos en la tarde noche en la zona, el loco abandonó, el lugar, para refugiarse en un lugar cercano. Mientras el grupo de personas, movilizado por los padres, ha llegado hasta la cueva, comenzando a pronunciar el nombre de la niña, de manera desesperada, exasperada, sin que nadie responda. Totalmente enojado y colérico, el padre de la niña, con linterna, se aventura hasta el interior de la cueva, sin advertir presencia alguna.


...-¡El loco no está aquí, seguro que tiene raptada a la niña!.

Exclama, con lágrimas sobre sus ojos, y cuyo rostro manifiesta, la tensión acumulada.


...-¡Mañana reanudaremos la búsqueda, la noche nos impide buscar con más detenimiento!.

Exclama José, tío de la niña.


...-Sí, es verdad, pero antes, voy a quemar este cubil, apestoso, hediondo, plagado de olores nauseabundos...tráeme la antorcha esa.


Con rabia e ira el padre de la niña comenzó a dar fuego a toda la cueva, comenzando por el colchón y las mantas. Los innumerables cartones con esplendidos dibujos realizados, ardía sin remisión, así como la vieja cómoda de madera, dónde guardaba los libros. Todo el mobiliario del loco, fue pasto de las llamas en pocos minutos. Pasadas unas horas, la calma volvía al lugar y el loco regresaba de nuevo a la cueva, pasando por el pozo donde escuchó lo que parecía lamentos y quejidos de una persona. Interesado por los lamentos, se acercó hasta la boca del pozo, cuya oscuridad era absoluta, para observar que alojaba en su interior. Con un viejo “yesquero” que siempre permanecía en su bolsillo, y tras arrimar ramas de brezo y aulagas seca, encendió una hoguera y fabricó una antorcha con la que pudo alumbrar el interior y ver a la niña que había recobrado el conocimiento. Cómo gran conocedor del terreno, el loco pudo percatarse de que al interior del hoyo se podía acceder a través de una galería de mina, por lo que buscó a través de la oscura noche la entrada, la cual encontró transcurrida una hora. Dentro de la galería iluminado por la antorcha, llegó hasta el lugar. El interior permanecía húmedo y oscuro, y sobre un rincón de la misma, divisó el cuerpo de la pequeña que había recobrado el sentido. Sin duda, los brezos que habían crecido sobre la pared y la tierra suelta, esparcida sobre el fondo amortiguaron la caída del cuerpo y sólo tenía algunas contusiones y golpes.

Tras llegar hasta la cumbre, el loco puso a la niña sobre el suelo y encendió una nueva hoguera, para dar calor al cuerpo de la pequeña, que aún permanecía aturdida. Retirándose su chaqueta, cubrió el cuerpo de la pequeña y avivó el fuego. Con todo este proceso, la niña comenzó a salir del aturdimiento, pero necesitaba asistencia médica. Al abrir los ojos, la pequeña pudo contemplar el rostro de su salvador, que esbozaba una sonrisa. Un poco asustada pero feliz, la pequeña cerró los ojos, estaba cansada, y había perdido sangre de las heridas ocasionadas en la caída. Un nuevo día comenzaba a despuntar por el horizonte. El loco sabía que las personas volverían al lugar para buscar a la niña, por lo que debía abandonar, antes que las claras del día irrumpieran con fuerza. Construyó una bandera, para señalizar el lugar dónde se encontraba la pequeña. Con todo bien señalizado y tras permanecer al lado de la pequeña, toda la noche, avivando el fuego, desapareció del lugar. Transcurridas media hora, un primer grupo de personas, entre los que se encontraba el padre y familiares de la pequeña, visualizaron una bandera desde la lejanía, y rápidamente llegaron hasta el lugar, comprobando que a sus pies y al lado de la hoguera, tapada con una vieja y roída chaqueta, estaba la niña. Sin tiempo que perder a toda prisa, fue conducida hasta el consultorio médico, mientras la noticia se extendía cómo la pólvora por todos los habitantes del pueblo. Los familiares y el padre de la niña, estaban seguros, de que el loco, había sido el causante del rapto de la niña, y se dispuso junto con la guardia civil una búsqueda por toda la zona. Mientras en el consultorio médico, la niña era curada de las heridas.


...-Un poco tiempo más y hubiera fallecido.

Contaba el médico a los padres y familiares.


Capítulo III



...Varios efectivos de la Guardia Civil, junto con vecinos del pueblo, comenzaron la búsqueda del loco, por la zona dónde la niña había sido encontrada por la mañana. Formando parte de la expedición, estaban el padre y familiares de la niña. Con la ayuda de perros amaestrados, se inició la búsqueda, para ello los perros olisquearon la chaqueta, con la que el loco había cubierto el cuerpo de la niña para que no sintiera frío. La niña por su parte proseguía con un tratamiento antibiótico, que mitigase cualquier tipo de infección. Por miedo a reprimenda de sus padres, la niña ofreció una versión distinta de los hechos, asegurando que ese hombre de aspecto extraño y mirada extravagante, había sido el culpable de su rapto, cuando ella se encontraba buscando flores de brezo. La búsqueda del loco se estaba llevando a cabo por una zona que discurría entre barrancos, vaciaderos de mineral, bosques de pinos y algún eucalipto disperso, salpicados de monte bajo, aulagas, tojos, jaras y brezos. De pronto los perros comenzaron a ladrar en la boca  de una oscura galería que se adentra en el cabezo. Efectivos de la guardia civil se adentraron en el lugar, con ayuda de linternas, advirtiendo la presencia de un ser humano, asustado y horrorizado por la presencia de los canes. Al llegar la guardia civil, hasta el individuo en cuestión, encontraron una persona, de extremada delgadez, debido a la poca ingestión de alimentos, ofreciendo un aspecto siniestro totalmente descuidado, donde destacaba una larga cabellera poblada de cabello gris oscuro, que ocultaba los laterales de un rostro, de piel deshidratada, surcado por numerosas arrugas que desaparecían tras una desgreñada barba, blanquecina. Vivarachos ojillos marrones, hundidos sobre las cuencas, impregnados de lágrimas, imploraban y rogaban, para que los perros bastantes enfurecidos no le hicieran daño.


...-Por favor, nos puede acompañar, debemos llevarlo detenido, cómo causante del rapto de una niña. Se le asignará un abogado de oficio.

Replicó, el sargento de la guardia civil


...-Pero se equivocan, yo no he raptado a la niña, yo sólo la he rescatado del pozo dónde había caído.

Replicó el loco, con lágrimas en sus ojos.


...-Eso que me acaba usted de contar se lo dirá al juez, cuando tenga el juicio.

Replicó, el sargento.



A la salida de la galería, numerosos vecinos junto con el padre y familiares de la niña, clamaban justicia. Armados con palos y alguna escopeta de caza, proferían y exclamaban voces en contra del loco.


...-¡Te vamos a linchar, criminal, verdugo, te vamos a matar, eso es lo que te mereces!


Gracias a la presencia de la guardia civil, aquellos hombres embrutecidos, cargados de odio e ira, no pudieron hacer daño al loco, que lloraba de manera, desconsolada, afligida y angustiada, exclamando a voces.


-¡Soy inocente, por favor, soy inocenteeeeeeeeee!.


En el land rover de la guardia civil, fue subido, entre abucheos del padre y familiares de la pequeña. Llevado hasta los calabozos de Valverde del Camino, quedó a disposición de las autoridades competentes, a espera de un juicio rápido que lo declarara culpable. En un frío calabozo fue alojado, mientras gritaba, exclamando.


...-¡Se equivocan, soy inocente, preguntad a la niñaaaaaa!.


La niña, ya restablecida, preguntaba por aquel hombre, que según su versión, la había raptado.


...-No te preocupes hija mía, ese hombre no te hará más daño, está encerrado en la cárcel, ahí pasará el resto de su vida.

Replica la madre, con una amplia sonrisa sobre su rostro.


El abogado de juicio que le fue asignado al loco, se entrevista con él en la cárcel. Tras una breve charla, con el detenido, el abogado salía derrotado, había muy poca posibilidad de que su cliente saliera airoso del juicio. Una de las causas fue la chaqueta que cubría el cuerpo de la pequeña, y la más grave, la posterior huida y refugio en la galería. De esta forma el juicio estaba totalmente perdido. El loco privado de libertad seguía sin probar bocado. Había pasado varios días, y su aspecto demacrado, pálido y enfermizo, alojaba cualquier tipo de enfermedad. En esas fechas en Tharsis, se encontraba un abogado que reside en la ciudad Hispalense. Este abogado, cada vez que su calendario ofrece días de descanso, acude al pueblo que lo vio nacer. Interesado por el caso del loco, pues de joven había conocido a este hombre de gran inteligencia, que realizaba dibujos de verdaderas obras de arte, no dudó en ningún momento entrevistarse con él en los calabozos de Valverde, a los que llegó una fría mañana del mes de mayo. El funcionario que lo recibió, le contó que no probaba bocado, y su aspecto era lamentable. Con ganas de entrevistar a este hombre, al cual la vida le había dado la espalda, accedió hasta dónde se encontraba. Tumbado en una cama, con claros síntomas de una profunda anorexia nerviosa, el abogado preguntó.


...-¡Hola, me conoces, soy paisano de Tharsis!...Yo te conozco, tus padres vivían en calle Zorrilla, aún recuerdo tus maravillosos dibujos, y tu enorme inteligencia, cuando tu madre decía...mi hijo lee unos libros muy raros...jajaja... tenía razón, para un joven de la época lo normal era leer comics,"El capitán Trueno, El guerrero del antifaz, Roberto Alcazar y Pedrín".

Replicó el abogado, observando efectivamente, el deterioro físico en el que se encontraba.


El loco, abrió de forma tímida los ojillos marrones, y observó al abogado de forma borrosa, esbozando una leve sonrisa, aunque pronto sus párpados volvieron a cerrar su retraída mirada, estaba totalmente en un estado de extrema gravedad. Sin perder un minuto, el abogado salió de la habitación a toda prisa, deseando entrevistarse con el director del calabozo.


...-Ese pobre hombre necesita asistencia médica de forma urgente.

Pensaba en silencio, mientras se dirigía hasta el despacho del director, para contar lo que sucedía.

...-¡Por favor, el detenido de la celda 5, necesita asistencia médica de forma urgente!.

Exclamó, el abogado.



...-¡Ese hombre, que permanece en la celda número 5 en calidad de detenido, por el rapto y abuso de una menor, se ha negado a probar bocado desde el primer día que ingresó en las dependencias de estos calabozos!

Exclamó, el director.


...-Bueno, usted me habla de rapto y abuso, pero aún no podemos probar nada, pues el juicio aún no se ha celebrado, y por lo tanto este hombre es inocente, y necesita asistencia médica pues de seguir en ese estado pronto fallecerá.

Replicó, de forma bastante enfadada el abogado.


...-Mire señor abogado, desde que llegó hasta estas dependencias, ningún familiar, vecino o amigo, se ha interesado por él, su estado es lamentable, si usted se hace cargo de él, podemos trasladarlo hasta el hospital Manuel Lois de Huelva, para que mejore y así poder celebrar el juicio, en la fecha señalada.

Replicó, el director.


...-Muy bien, desde este momento me haré cargo del detenido, firmaré los papeles del traslado hasta Huelva y rogaré a Dios para que mejore, pues quiero llegar hasta el final de esta historia. Aunque no sea su abogado, he conocido a este hombre desde pequeño, y le puedo asegurar que ese hombre que ahora mismo se debate entre la vida y la muerte, posee un coeficiente de inteligencia superior a muchos de nosotros, y le aseguro que ese hombre es incapaz de hacerle daño a una mosca.

Replicó, con rotundidad el abogado.



Por la tarde una ambulancia llega hasta los calabozos, acompañado por el abogado y guardias civiles. El loco, abandona las dependencias de la prisión de. Valverde del Camino, para dirigirse hasta el hospital Manuel Lois. Una vez en Huelva, es ingresado con carácter de urgencias en la unidad de cuidados intensivos. El abogado regresa a Tharsis, para comenzar con las pesquisas, y esclarecer lo ocurrido, cómo si de un detective se tratara. El caso de un buen hombre, maltratado de pequeño por su padre, que solo recibió el cariño de su madre, ha calado hondo en su persona, hasta lo más profundo de su corazón. Una vez en Tharsis, en la que fue casa de sus padres en el barrio de Santa Barbara, trata de recomponer el puzzle, después de descansar y probar algo de bocado, administrado por su tía que cuida de la casa cuando él permanece en la ciudad Hispalense.

Un nuevo día de sol radiante y suaves temperaturas comienza en Tharsis. El ruido de los motores de los camiones diésel, se fusiona con el de las perforadoras. Ramiro, carga en su vieja camioneta, vinos y bebidas gaseosas para repartir por el pueblo. Los zagales regresan al colegio, envueltos en rostros somnolientos, mientras observan bandadas, de estorninos y gorriones, reflejar sus siluetas, sobre el anaranjado amanecer, acompañado por el claxon de las locomotoras que se dirigen hasta Corrales, después de pasar la noche en los grandes eucaliptos que rodean la escuela vieja.



Tras tomar café con una tostada, servidos por su tía, que ha quedado viuda hace unos meses, el abogado emprende un largo paseo hasta la cueva, dónde habitaba hasta hace pocas fechas el loco. El largo camino transcurre por la carretera del viejo malacate, hasta Pueblo Nuevo. Bordeando la corta del oro, se llega hasta el cementerio de los ingleses y desde allí hasta la cueva, ascendiendo por una empinada cuesta de terreno agreste. Una vez llegado hasta la cueva, el abogado puede comprobar que dicho cubil, había sido pasto de las llamas. Una vez dentro de la misma, pudo atestiguar que dicho fuego había sido intencionado, al encontrarse en el suelo restos de la antorcha utilizada. También pudo rescatar parte de los extraordinarios dibujos realizados por el loco, aunque bastante deteriorados pues el fuego había afectado gran parte del cartón utilizado. En la cómoda quedaba aún parte de la colección de libros, así cómo los utensilios de cocina. Unas lágrimas brotaron por los ojos del abogado, cuando recordaba a su amigo en la adolescencia, en casa de los padres. Una vez visitada la cueva, se dirigió al colegio donde cursan los estudios los alumnos y alumnas de la expedición a la mina. Reunido con la profesora de dicha expedición, esta le informó de todos los detalles y emplazó a este que visitara a la alumna que se vio afectada por el supuesto rapto, pues aún la niña se encuentra convaleciente de las heridas ocasionadas y no asiste a clase.


...-La niña junto a sus padres y hermanos, residen en la calle Lucíano Escobar, no recuerdo que número, pero pregunte a los vecinos y le informará.

Replicó, la profesora, queriendo informar de todo lo relacionado con la historia.


Una vez informado por los vecinos de la calle, hasta la misma casa llegó el abogado. Tras golpear en la puerta, fue recibido por una mujer de unos cuarenta y siete años, de cabello moreno y rostro que denota tristeza, dónde se advierte las palizas que da su cónyuge, por los moratones sobre pómulos y órbitas de los ojos, que adornan su fino rostro, de bella mujer.


...-Perdone, soy abogado, nacido aquí en Tharsis, aunque resido en Sevilla, hace ya muchos años. Me ha interesado la historia que ocurrió con la niña y el supuesto rapto por parte del hombre que vive en la cueva.

Replicó, el abogado.


...-Bueno, eso lo sabe todo el pueblo, ese loco raptó a mi niña y encima abusó de ella, espero que se pudra en esos calabozos.

Replicó, una enfurecida madre.


...-Ese hombre, al cual usted llama loco, se debate entre la vida y la muerte, en la ciudad de Huelva, le ruego por favor que sin tener juicio de lo que ha pasado tratemos de culpar a ese hombre.

Replicó el abogado, con palabras de una exquisita educación y respeto.


...-¡Cómo que no es culpable, mi hija lo dijo, cuando apareció envuelta con su chaqueta, dijo que ese hombre de extraña mirada, la raptó y abusó de ella!.

Exclama, una enfurecida madre.


...-¡Dónde se encuentra su hija, puedo hablar con ella!.

Exclama, el abogado.


...-Mi hija no tiene nada que decir, ya lo dijo en su momento, ese loco es culpable, y por ello pagará con la cárcel de por vida.

Replicó de nuevo, con ira y furor la madre de la pequeña.


Mientras, en una de las dos habitaciones que posee la casa, la niña escucha con lágrimas en los ojos, la conversación entre el abogado y su madre...haciendo amagos para salir y contar la verdad, pero la recriminación de sus padres y el miedo, temor, que siente hacía ambos, hizo que desistiera de dicho intento. Pasados unos días, malas noticias llegan desde Huelva. El loco ha fallecido, tras semanas sin ingerir alimentos, esto ha ocasionado que las defensas de su cuerpo, se vieran afectadas, ocasionando graves daños sobre sus órganos los cuales dejaron de funcionar produciendo el fallecimiento del mismo. Hasta Huelva se traslada el abogado, con su tía, y unos cuantos conocidos que creen en la inocencia del mismo. Tras hacerse cargo de todo el proceso del funeral, el cuerpo del loco llega hasta el pueblo, al que tanto amor prodigó, al que tantas bellas ilustraciones dedicó..Tharsis, siendo recibido de modo frío y distante, pues gran parte de la población, piensa que es culpable. La misa oficiada por él párroco Don Gregorio, cuenta con muy pocos adeptos, que creen en su inocencia. Sólo una decena de personas, acompañan al abogado y su tía hasta el cementerio municipal. Enterrado al final de un pasillo, cercano a la pared bajo la sombra de un gran eucalipto, reposa los restos de un hombre bueno y sabio, al cual la vida trató con dureza, incomprensión, indiferencia, severidad y crueldad. En un sencillo epitafio, además del nombre, se puede leer esta frase...”Creemos en tu inocencia, descansa en paz”.



Unas semanas después del fallecimiento, el abogado recibe en su hogar al padre, madre y niña. Tras golpear en la puerta son recibidos por la tía de este, que los invita a pasar


...-Buenas noches, señor abogado..

Replican, al unísono la pareja.


...-Buenas noches, sean bien recibidos.

Replica ,el abogado.


...-La verdad que no sabemos cómo comenzar esta nueva versión que da la niña, pues desde el fallecimiento del mismo, dice que no puede dormir por las noches, que se presenta cómo si fuese un halo de humo, que se desvanece cuando enciende la luz, y llora con insistencia cómo sintiéndose culpable de algo.

Replica, el padre de la niña, con síntomas de nerviosismo y desasosiego.


...-Bueno, pues cuéntame cómo es la nueva versión, esto puede tratarse de ansiedad, angustia, inquietud, preocupación, de algo acaecido, que no ha sido contado cómo en verdad ha ocurrido..-

Replicó, el abogado, con exquisita educación y manejo de palabras.


...-Bueno, pues comienzo...después de buscar la niña esa tarde noche, regresamos a casa, y un familiar nos dijo, que en las inmediaciones de la misma, habitaba esa persona, vecino del pueblo que se volvió loco y huyó hasta la misma cueva, para vivir allí de manera aislada. Salimos para la cueva a buscar a la niña y al no encontrarse en la misma, pensé que el había sido quien la había raptado, y prendí fuego a la misma. Por la mañana, al aparecer el cuerpo envuelto en su chaqueta, seguimos pensando que era culpable. Todo quedó aclarado, cuando la niña, pudo contar lo sucedido, culpando al loco de su rapto. Pero la niña, en estos días desde su fallecimiento, y a las supuestas manifestaciones que se produce durante la noche, y que sólo afecta a ella...nos ha contado la versión que dice es la verdadera.


...-Tras buscar flores de brezo, caí a un profundo pozo de mina, que se encontraba semi oculto, por la vegetación, dañándome brazos, piernas y rostro, en la caída, quedando un poco aturdida, cuando desperté logré gritar, y me socorrió ese hombre, de mirada extraña, que bajó por una galería..me llevó hasta arriba, encendió una hoguera y me envolvió con su chaqueta para que no pasara frío, luego desapareció, yo por miedo a la reprimenda, castigo, represalias por parte de mi familia, alteré y modifiqué la historia. Ahora estoy arrepentida, abrumada, afligida, por los hechos acaecidos y de que ese pobre hombre que fue mi salvador, haya pagado con su vida, por mi culpa.


Tras contar la verdadera historia, la niña comenzó a llorar, un llanto que se tornó en suplicios, ruegos y rezos.

...-Bueno calma, ya no podemos hacer nada por su vida, ese hombre tu salvador, no tuvo suerte en esta vida. Incomprendido por esta sociedad, buscó refugio y se aisló en esa cueva, perdiendo todo tipo de relación con las personas, de ahí que se sintiera acorralado, cuando escuchó las voces cercanas, buscándote, de esa forma...mostró inseguridad, abandonó la cueva y se refugió en una más lejana, dando cómo resultado que vosotros creyerais que él fue el culpable de dicho rapto.

Replicó el abogado, dando la versión que desde un primer momento creyó en ella y la cual ha sido la verdadera


...-Debes reunir a todo el pueblo y contar la verdadera historia, también debes acudir ante jueces, magistrados, fiscales para que abandone tu cuerpo todo tipo de culpabilidad que te atormenta, así mostrando arrepentimiento, podrás respirar tranquila. Deberás rezar padrenuestros, pidiendo clemencia, y visitar la tumba rezando y pidiendo perdón, así podrás descansar tranquila y desbloquear tu cerebro.

Replicó, el abogado.


Una vez realizado todo esto, el caso fue archivado, y el pueblo supo la verdad. La niña, ya mujer, visita a menudo el nicho de su salvador, depositando flores sobre el mármol, que mantiene en un perfecto estado de limpieza. En cuanto a los padres de la niña, se divorciaron, y cada uno vive lejos del pueblo. La nueva carretera que une Tharsis, con Alosno, sepultó para siempre, la cueva donde habitaba este hombre bueno y sabio. Desde aquí ruego visitéis la tumba de este hombre cuando llegue la festividad de todo los santos y recéis un padrenuestro en su memoria...Descanse en paz.





El Loco......Un relato original, de Marcos Tenorio Márquez, fusionando elementos reales con ficticios, cómo siempre en ese entorno de incomparable belleza que tanto me inspira, para escribir, e ilustrar sus bellos parajes.

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