La
cabaña
...La
vieja cabaña, situada en la majada del campillo, ofrece un aspecto
acogedor. Construida de roca, carbasa, tejas árabes y ventanas de
maderas, con vidrios sujetados por masilla, que faltan en algunas
zonas, haciendo rechinar estos contra la envejecida y carcomida
madera, cuando el viento sopla del este. Su deteriorado aspecto
externo, debido a la erosión, donde la carbasa ha desaparecido de
las paredes, para dejar la roca desnuda, contrasta con un interior
confortable, ofreciendo sus gruesos muros, calor en invierno y fresco
en el verano. El inquilino de la cabaña, Juan el viejo, forma parte
de un grupo de cinco pastores que guardan el extenso rebaño en las
tierras limítrofes. Los cuatro pastores restantes, se trasladan de
forma diaria desde Tharsis, situado a tres kilómetros de distancia,
en dirección este, por donde el sol cada mañana, ilumina la vieja
cabaña penetrando e invadiendo el interior con claridad absoluta de
tonos dorados.
Reunidos
los cuatro amigos, en una esquina de la calle Alicante, estos
emprenden diariamente camino hasta la cabaña, donde cogerán y
guiaran las cabezas de ganado ovino, hasta los ricos pastos de
extenso campo que disponen. Tras la dura jornada, guardando los
rebaños, los pastores regresan hasta la cabaña donde encerraran el
ganado en sus inmediaciones, hasta la jornada siguiente. Minutos
después, entran en la cabaña, donde el viejo Juan, ofrece café,
junto al calor de un generoso fuego de cepas de brezo, ambiente
idóneo para realizar lo que más anhela, leer párrafos de ilustres
genios de la literatura de terror...(Poe, Lovecraft, Wilde) bajo una
lumbre donde predomina el rojoscuro con las siluetas dibujándose
sobre la pared, mientras las cepas se consumen. Estimulado por el
ambiente recreado en la acogedora cabaña..el viejo Juan se dispone a
leer un relato, actuando de forma dramática, en esta ocasión leerá
un relato sobrecogedor del genio Allan Poe...
.”Una
noche que entré en casa completamente borracho, me pareció que el
gato evitaba mi vista. Lo agarré, pero, espantado de mi violencia,
me hizo en la mano con sus dientes una herida muy leve. Mi alma
pareció que abandonaba mi cuerpo, y una rabia más que diabólica,
saturada de ginebra, penetró en cada fibra de mi ser. Saqué del
bolsillo del chaleco un cortaplumas, lo abrí, agarré al pobre
animal por la garganta y deliberadamente le hice saltar un ojo de su
órbita. Me avergüenzo, me consumo, me estremezco al escribir esta
abominable atrocidad...”
Mientras Juan, termina su párrafo
diario, en la intemperie, el viento del norte sopla con inusitada
fuerza y en la lejanía puede escucharse tímidos ladridos de los
perros mastines de “Camalarga” en el poblado abandonado del
“Lagunazo”. Los cuatro amigos escuchan los relatos de Juan, con
rostros serios, reflexivos, absorbiendo cada palabra que se desliza
de sus labios y es que el modo de narrativa de Juan, hacen que se
transporten en el tiempo al lugar y rememoren los hechos acaecidos en
cada relato, de forma real.
Terminado
el relato diario, los amigos retornan para el pueblo, cuando las
primeras sombras del crepúsculo comienza a invadir los páramos. El
viejo Juan, por su parte, permanece en la cabaña,rodeado de grandes
perros mastines. Por el camino de vuelta hacia el pueblo, los amigos
suelen comentar el relato que Juan ha leído esa noche.
..-¡El
dichoso gato, me ha puesto la piel de gallina...que bien escribía
ese tal Poe, me encanta estos relatos, sentir el miedo en cada poro
de mi piel..y el viejo sabe contarlos y dar ese punto dramático a
cada palabra que sale de su boca..parece real!
Exclama, el más
joven del grupo, llamado Juan Antonio.
..-Mira por donde, mi suegra
posee un gato negro, después de haber escuchado este relato, voy a
tener pánico cada vez que me encuentre frente a él.
Comenta, el
mayor del grupo, llamado Epifanio.
..-No seas miedica, además los
gatos negros traen suerte, esos relatos son pura fantasía.
Responde
José, zanjando de esta forma la pequeña conversación.
Llegados
al pueblo, los cuatro amigos siguen sendas diferentes, José, gira a
la derecha para adentrarse en un barrio conocido como Umbría
Madroñal, Juan Antonio, se queda en calle Alicante, desde donde
parten diariamente, Epifanio, gira a la izquierda para adentrarse en
una calle llamada Zorrilla y Florián, el que habita más lejano de
todos, se adentra en la calle Luciano Escobar, para acceder hasta su
hogar en la barriada de Santa Barbara, en el otro extremo del pueblo.
Florián, camina por las callejuelas desiertas, mientras el viento
sopla con fuerza sobre los tejados, penetrando sobre las lozas de las
chimeneas, que emiten un lastimero sonido. Casi abandonando la
calle, antes de acometer un pequeño descampado y enlazar con otra
calle, Florián, observa lo que parece una inquietante figura,
desaparecer tras los gallineros de madera, podrida y carcomida. Un
escalofrío repentino invade su estado emocional, mientras surge
curiosidad por ver que se ha ocultado tras aquellas podridas
maderas. Enfundado en un grueso abrigo de lana, avanza, dando cortos
pasos, su estado de excitación asciende a medida que se acerca
hasta el lugar por donde ha desaparecido la espeluznante silueta, no
encontrando nada, sólo innumerables ratones y cucarachas, alrededor
de los desperdicios para los cerdos, que abuela Amalia, guarda en
apestosos, hediondos, cubos de hojalata en el interior de los
gallineros.
Al
día siguiente, Florián, se presenta ante sus amigos con rostro
serio.
..-¡Que te pasa Florian, no has descansado bien esta noche,
os ha soñado con el dichoso gato negro!
Exclama, en tono jocoso
y bromista Juan Antonio.
..-¡No os vais a creer lo que me sucedió
anoche!
Exclama Florian, con rostro serio.
..-¡No, pero por
la expresión de tu rostro, tuvo que ser algo poco
agradable!
Exclama, Juan Antonio.
..-¡Algo peor, yo diría que
inimaginable, horrendo, espantoso..aún siento escalofríos!
Exclama
Florian
..-Cuenta que te sucedió, es bueno compartirlo con los
compañeros, así te podremos ayudar.
Responde, Juan
Antonio.
..-Fue solo producto de mi imaginación, llevo días que no
descanso bien, quizás fuera un perro o un gato al cual asocié con
algo monstruoso, mi sugestión con el cansancio incluido, me jugaron
una mala pasada sin mayor importancia.
Ya en la cabaña, los
pastores tras dar los buenos días a Juan, comienzan a conducir los
rebaños hasta sus destinos, donde la fresca y abundante hierba,
saciaran y satisfarán los apetitos de los animales.
Solo,
ante la inmensidad del enorme campo, entre jaras, brezos, tomillo y
romero, Florián, guarda su rebaño, pensando en la visualización
obtenida la noche anterior. Con los últimos rayos de sol
desapareciendo tras el horizonte, los distintos pastores y rebaños
retornan a su refugio en la cabaña, guiados por enormes perros
mastines. Juan ya tiene preparado, un generoso fuego que mitigue el
frio adquirido y la cafetera hierve con el agua a punto para acoger
el café en su interior.
..-¡Que tal la jornada!.
Exclama,
mientras, manipula algunos libros, para esta noche tiene preparado un
relato de otro genio de la literatura de terror, nada menos que,
Howard Phillip Lovecraft.
Estos
libros de relatos habían sido heredados de su tía Josefa, muy
asidua a los relatos de terror y autentica seguidora de los grandes
genios del genero.
..-¡Queridos amigos, mientras disfrutáis del
café, os leeré un nuevo relato, en esta ocasión titulado “Aire
frío” perteneciente a Lovecraft..!
Exclama, mientras siente
protagonismo, al observar a los cuatro amigos como observan sus
movimientos con interés.
...”Me piden que explique por qué temo
las corrientes de aire frío, por qué tiemblo más que otros al
entrar en una habitación fría. Parece como si sintiera náuseas y
repulsión cuando el fresco viento del ocaso se desliza entre la
calurosa atmósfera de un apacible día otoñal. Según algunos,
reacciono frente al frío como otros lo hacen frente a los malos
olores, impresión que no negaré. Lo que haré es referir el caso
más espeluznante que me ha sucedido, para que ustedes juzguen en
consecuencia si constituye o no una razonada explicación de esta
particularidad..”.
Los cuatro amigos, siguen el relato de
Lovecraft, con interés, sumergiéndose en las entrañas de la fina
escritura del autor Norteamericano, sintiendo sobre sus carnes el
dramatismo del relato hasta desembocar en un frenesí de terror, que
los atrapa en una espiral, que termina con aplausos cuando el viejo
decide poner fin a la lectura.
Antes
de marchar para la mina, el joven Juan Antonio, recuerda a Juan, que
Florian, había tenido la noche anterior, una visión de algo
espantoso, espeluznante, horrendo, entre las callejuelas del pueblo,
pero se niega a contarlo, pues cree que lo pudiéramos tomar por
loco, demente o perturbado.
..-¡Ah si, pues mal echo, debería
contar todo lo que sucede, de esta forma podríamos
ayudarlo!
Exclama el viejo Juan, dejando el libro de relatos
sobre la mesa. Acariciando suavemente el pelo, del perro mastín, se
acerca hasta Florian, que parece pensativo, quizás la visión de la
noche anterior, vuelve a resurgir con fuerza en sus
pensamientos.
..-¡Florian, ven conmigo!
Exclama el viejo
Juan, cogiendo a este alrededor del cuello, transmitiéndole de esta
forma tranquilidad y sosiego.
En
la pequeña estancia reservada para la leña...Juan pregunta a
Florian.
..-¿Cuéntame, que visión tuviste anoche sobre las
callejuelas del pueblo?.
..-No tiene importancia, ya se lo dije a Juan
Antonio, es solo producto de mi imaginación.
..-¡No guardes los
secretos en tu subconsciente, te pueden hacer daño, puedes caer en
un estado depresivo!.
Exclama Juan, dispuesto a conocer la
misteriosa visión.
..-Se lo diré Juan, si me da su palabra de no
comentar nada con mis amigos.
..-¡Confía en mi Florian, eres una
persona seria y responsable!
Exclama, Juan.
..-Antes que nada,
Juan, le tengo que dar la enhorabuena, la forma de contar los relatos
por su parte me ha llegado a impactar, es usted un gran narrador y
todos disfrutamos con estos relatos que nos lee por las tardes, ante
una buena taza de café.
..-Gracias hijo, estoy muy agradecido
de que valores mi forma de contar estos relatos, de estos grandes
genios...ahora dime..-¿Que visión tuviste anoche, entre las
callejuelas del pueblo?.
..-Anoche al despedirnos, cada uno tomó
rumbo para su hogar, yo como cada noche cogí por la calle Luciano
Escobar, que permanecía desierta, aunque en algunos cuarteles podía
visualizarse a través del postigo, una tenue luz, probablemente de
los mineros que habían regresado en el turno de noche y que se
disponían a cenar, fue entonces cuando al llegar casi a la casa de
esquina donde habita abuela Amalia, cuando una figura cruzó ante mí,
emergiendo desde la oscuridad, su silueta se asemejaba a un ser
inhumano, de grandes extremidades superiores, que terminaban en unas
manos extensas, rematadas con dedos largos y uñas curvadas como los
felinos, las extremidades inferiores eran esqueléticas, y terminaban
en unos enormes pies rematados con dedos de uñas felinas, en su
tronco arqueado podría divisarse los huesos de la columna, que
sobresalían formando una división como si se tratara de dientes
aserrados, mientras su rostro no pude contemplarlo por desaparecer
por los hediondos gallineros de abuela Amalia.
Capítulo
II.
..-Extraordinaria
visión la que tuviste, no creo en fenómenos paranormales, pero en
la oscuridad de la noche...¿Quién sabe lo que se oculta bajo su
oscuro, sombrío y lóbrego manto?
Puntualiza finalmente Juan,
realizando una pregunta.
..-Bueno Juan, partimos para Tharsis,
mañana le informaré nuevamente si vuelvo a tener otra visión.
Poco después, los amigos reunidos emprenden nuevamente el viaje de
regreso. Mientras los amigos charlan y conversan, Florian, solo
piensa en la extraordinaria visión de la noche anterior.
.-¡Florian,
quieres que te acompañe hasta casa!.
Exclama, Juan Antonio.
..-No,
gracias, Juan Antonio,ya te dije esta mañana que todo era debido a
un estado sugestivo, en gran parte debido a los relatos que con tanto
dramatismo , puesta en escena, nos deleita y brinda el viejo Juan.
Responde.
Nuevamente, Florian, se encuentra solo ante la misma calle. El grueso
abrigo de lana posee una cremallera que sube hasta arriba, hasta
cubrirle prácticamente el rostro hasta la altura de la nariz,
mientras una gorra cubre su despoblada cabeza de cabello, bajando
hasta la altura de los ojos, su caminar es preciso, mientras se
pregunta.
..-¿Porqué habré tenido este tipo de visión, si he
pasado por esta calle multitud de veces, sin notar nada raro nunca?.
A medida que se acerca hasta el lugar de los hechos, comienza
ascender su nivel de adrenalina y ligeros escalofríos, comienzan a
recorrer su organismo, produciendo pequeños espasmos. Angustiado,
excitado e inquieto, no aparta la vista de las podridas maderas de
los gallineros, deseoso de que no ocurra ninguna visión y todo quede
en una anécdota de triste recuerdo. Por fin ha pasado por el lugar
sin que haya sucedido nada raro y cierra el puño en señal de
triunfo, respirando hondo, exhalando el aire de la noche y olvidando
los sucesos de la noche anterior.
Florian,
habita en un pequeño cuartel (casa pequeña destinada a los mineros
de la compañía minera de Tharsis),de dos habitaciones, con un patio
delantero donde una pequeña habitación es usada para guardar
utensilios de limpieza. Este pequeño cuartel, fue heredado de su
padre, ya que su madre fallecía cuando Florian, contaba pocos años
de vida. Su padre, también pastor le introdujo en esa profesión,
pues no le agradaba el trabajo en la mina..aunque como dice
Florian.
..-”La perdida de mi madre, a temprana edad, hizo que
acompañara a mi padre de forma constante, olvidando incluso el
colegio, estos continuos acompañamientos introdujo en mí la pasión
por los grandes escenarios abiertos, donde la naturaleza nos brinda
la ocasión de disfrutar de cada momento. Observar los machos de
perdices cantar en celo, el paso de las grandes avutardas hacia los
llanos de Villanueva de los Castillejos, el vuelo de los cernícalos,
el bello plumaje de las avefrías, el precioso cante de las cogujadas
y calandrias, todo esta belleza me hizo que cayera en su embrujo y
quedara cautivado para siempre, con un único propósito, seguir la
estirpe de mi familia y convertirme en un nuevo pastor de ovejas”.
Al
morir su padre, Florian, prometió a este, buscar una mujer, para
compartir su vida, quedar descendencia y no vivir en soledad. Los
años pasaban con el acomodamiento en su hogar, sin tiempo para nada,
debido a la constancia, perseverancia e insistencia del trabajo,
donde prácticamente pasas todo el día acompañado solo por
animales, desplazando de esta forma cualquier presencia humana, las
opciones se reducen a esporádicas salidas en el pueblo, en el cual
debido a su carácter, tímido y apocado, las ocasiones de entablar
amistad con una mujer, se diluían como azucarillo en agua. Hoy en
día, traspasado ya el medio siglo, ha perdido toda la ilusión que
algún día pudo tener de encontrar compañera.
Un
nuevo día comienza para Florian, con la monotonía y rutina de
siempre, reunirse con los compañeros y partir rumbo a la
cabaña.
..-¿Que tal la pasada noche, volviste a tener otra
alucinación?.
Pregunta con ansiedad, Juan Antonio,
para conocer la respuesta.
..-¡Pues no, nada, ayer pasaba por la
misma calle de la noche anterior sin que observara nada
extraño!
Exclama, con tranquilidad Florian.
..-Muy bien, tan
solo fue una alucinación espontánea, sin importancia.
Responde,
Juan Antonio.
Una vez llegado a la cabaña, el viejo Juan pregunta a
Florian, con inusitado nerviosismo.
..-¿Florian, que tal anoche,
volviste a tener otra pesadilla?.
..-Encontrando la misma respuesta,
que Juan Antonio.
Han
pasado varias semanas, sin que ocurra nada extraño. Todo está
olvidado, aunque el paso por la calle provoca ligeros escalofríos,
al contemplar los apestosos y hediondos gallineros infestados de
cucarachas, ratones y alguna rata. Una nueva noche de aparente
tranquilidad, en la que se repite el fenómeno atmosférico, de la
noche de la alucinación, el fuerte viento, que provoca, sonidos
lastimeros, sollozantes y afligidos, al colarse entre las lozas de las
chimeneas. Florian, camina normalmente, con las manos introducidas en
los bolsillos de lana de su abrigo y ligeramente encorvado debido al
frío. De manera espontánea, gira la cabeza y observa a través del
postigo de la casa de abuela Amalía, como esta permanece aún
despierta con una iluminación que no corresponde a corriente
alterna. Invadido por la curiosidad, Florian, se acerca hasta el
indiscreto objetivo que es la cerradura del postigo, mientras escucha
a medida que se acerca, como alguien habla en un idioma raro, extraño,
insólito. Justo enfrente del postigo su corazón comienza a latir
con energía, a medida que su ojo derecho se acerca a la obertura de
la llave. Iluminada con varias velas, abuela Amalia, lee un extraño
libro, cuya cobertura de color negro, brilla con intensidad ante las
velas que iluminan unas páginas de color dorado.
Sentada
en una gran butaca, parece recitar una y otra vez, extrañas frases
que no logro, vincular y relacionar con ningún idioma
parecido..”Brag saghot, hamatt rahme...harast dimott”. Mientras
parafrasea estas ininteligibles, indescifrables, frases, levanta los
brazos pareciendo invocar algún demonio, es entonces cuando
recuerdo la visión de semanas atrás.
..-¿Que me pasa dios, esto
no puede ser real?
..-Me pregunto en silencio, observando una
señora, vestida con una larga túnica, leyendo frases sin sentido y
que parecía normal, hasta ahora. Con ligeros espasmos, temblores y
escalofríos, abandono el lugar a toda prisa, mientras tengo la
sensación de que algo monstruoso me persigue. Con grandes zancadas,
por fin alcanzo mi hogar y con manos temblorosas, trato de introducir
la llave en la cerradura, la cual parece desaparecer por momentos,
haciendo que mi estado sugestivo alcance cotas que me haga caer en el
peligroso pozo de la ansiedad. Tras múltiples intentos, atino con
la cerradura y abro la puerta con fuerza, mi cerebro comienza a
procesar todo tipo de imágenes, debo calmar mi estado, de lo
contrario no sé que puede pasar.
..-¡Las cerillas, dónde, están
las cerillas, que no aparecen!
Exclamo, a voces.
..-Debo hacer
una infusión de tila, que calme mi estado.
Florian,
se encuentra atenazado de horror, cuando todo parecía olvidado, las
pesadillas han vuelto con la visión a través de la cerradura de
abuela Amalia. Trata de encontrar una explicación razonable, quizás
la audición de los relatos del viejo Juan, hayan trastocado su
intelecto, penetrando en sus neuronas cerebrales, las cuales debido a
la poca ingestión de alimentos, se encuentran en un proceso de
deterioro lamentable. Más calmado, tras la ingestión de la
infusión, trata de recordar que tipo de persona es, abuela Amalia.
“...Abuela
Amalia, había trabajado en la oficina general, de la compañía
minera, situada en el barrio de Pueblo Nuevo, como limpiadora, de
ella se dice que tiene muy mal carácter, temperamento y talante. Su
personalidad disciplinada y recta, acentuada con una condición y
aptitud severa, limita sus escasos momentos de alegría y
satisfacción. En cuanto a su aspecto físico es alta de estatura con
unas espalda ancha y grandes pechos, a medida que descendemos
observamos que sus extremidades inferiores son extremadamente
delgadas en comparación con su robusto tronco y terminadas en unos
pies demasiado grandes, por los cuales muchas veces no encuentra
calzado femenino y tiene que calzar masculino. En su aparente estado
físico, abuela Amalia, oculta una condición de masculinidad, que
desarrolla en cada acción que ejerce, por eso muchas personas se
preguntan y dudan de su sexo. El apelativo de “abuela”, fue
heredado de su difunta madre, la señora Teresa, una mujer a la cual
le encantaba los niños, sobre todo los niños pobres que deambulaban
por las calles de Minas de Tharsis, en tiempo de hambruna, allá por
los años cuarenta. La señora Teresa, confeccionaba en su casa con
el azúcar, exquisitos dulces que regalaba a los niños, estos dulces
recibían el nombre de coquirris, y solo el placer de ver a los
niños sonreír ya le hacía feliz. Amalia, por su parte representa
el extremo opuesto, de la extraordinaria personalidad de su
madre, odia a los niños, más de uno se ha llevado un escobazo al
pasar junto a ella y pisar en la zona barrida, cuando limpia la
puerta de casa, y más de una vez ha salido de su casa profiriendo
insultos e improperios, contra los vecinos, por el mero hecho de
llamarla..”abuela”. En los últimos años, su fuerte carácter se
ha vuelto más violento y agresivo, ha abandonado su cita con la
iglesia, en la que gracias a su madre acostumbraba asistir de forma
regular, desde la más tierna infancia. Algunos vecinos comentan y
estos son hipótesis, que recibe en su hogar constante correo,
suponen que puede tratarse de libros. En cuanto a su dieta culinaria
y esto si es verídico, adora la carne de felino, por esa razón por
sus gallineros no suelen nunca observarse gatos, razón obvia del
aumento de roedores y cucarachas.
Capítulo
III.
...Tras
una noche agitada, sin apenas descanso, debido a la nueva pesadilla,
alucinación, vivida la noche anterior, Florian, vuelve de nuevo a
pasar por el mismo lugar, aunque la luz del día apacigua, suaviza el
escenario y todo parece tan cándido. Parece mentira, que con la
llegada de la noche, este lugar pueda convertirse en lóbrego y
tenebroso. Reunidos con sus amigos, con rostro cansado,
extenuado, estos síntomas no pasa desapercibido para Epifanio, que
realiza la siguiente pregunta.
..-¿Que te sucede Florian, pareces
enfermo?
..-Es problema de mi dentadura, debido a la infección,
adquirida hace unos días, esta noche no me ha dejado
descansar.
Responde, Florian, mintiendo para zanjar el tema
..-Esa
muela debe ser sacada por el maestro “Chaparro” en su barbería,
es todo un maestro en la extracción de muelas.
Responde,
Epifanio, con una sonrisa.
Un
nuevo día, despunta por el horizonte y los amigos nuevamente
emprenden el camino. Desde la cercana mina, resuenan ecos de las
bocinas de las locomotoras de vapor sobre la estación, antes de
emprender camino a Corrales, cargadas con innumerables vagones de
mineral.
Una
vez en la cabaña, los amigos conducen y dirigen las ovejas a los
pastos, Florian, comienza a notar síntomas de cansancio, fatiga y
agotamiento, acentuado por las altas temperaturas. Tras probar un
poco de alimento, queda sumido en un profundo sueño, sin notar que
las horas han pasado de forma rápida. En la cabaña, los amigos
encierran el ganado y preguntan por Florian.
..-¡Han visto a
Florian!
Exclama, Juan.
..-No, esta mañana llegaba con claros
síntomas de cansancio, intuyo y sospecho que haya caído en un
profundo sueño.
Responde, Epifanio.
A punto de salir a buscarlo,
escuchan los ladridos del perro mastín de Florian, que se acerca a
toda prisa, dirigiendo el ganado acompañado por Florian, que muestra
indicios de extenuación y agotamiento.
..-¿Que te ha ocurrido
Florian?
Pregunta, José.
..-Una joven oveja, se había
extraviado y he tenido que ir a buscarla.
Responde, Florian
,volviendo a mentir.
..-¡Bueno amigos, como ya es tarde, hoy no voy
a leer relato, pero si vamos a tomar una taza de café!
Exclama,
el viejo Juan.
Una
vez saboreado el rico café portugués, Florian, llama hasta la
estancia reservada a la leña al viejo Juan.
..-Juan, ayer
nuevamente volví a tener una alucinación, pesadilla.
..-¡Otra
vez, hijo....cuéntame!
Exclama, el viejo Juan.
.....”Entonces
miré por la cerradura y observé a la abuela Amalia, leyendo un
extraño libro de color negro, con las hojas color dorado,
pronunciando frases ininteligibles que no se encuentran en ningún
libro conocido, ataviada con una larga túnica, parecía invocar
algún demonio, entonces asocié la extraña criatura de mi
pesadilla pasada, en una invocación de Amalia. Atenazado de
horror, abandoné el lugar a toda marcha, con la sospecha y
presentimiento de que algo monstruoso me seguía...”
..-¡Bufff, me
parece que la abuela Amalia, lee novelas de H.P Lovecraft,
jajajajaja...!
Exclama Juan, emitiendo fuerte risotadas.
..-No
me hace ninguna gracia Juan.
Responde, Florian.
..-Es solo una
broma, aunque esa mujer me parece misteriosa, hay quien dice que es
hermafrodita y que siempre le ha atraído las mujeres, también
debo decirte, Florian, que estás demasiado estresado últimamente y
que debes consumir más alimentos, todo lo que te ocurre con estas
pesadillas son síntomas de debilidad, debido a la incipiente anemia
que se apodera de tu cuerpo, creando una confusión mental que te
hace ver cosas que no existen.
Responde, Juan.
..-¡Puede ser
Juan, debo consumir más alimento, es verdad lo que dice, estoy
extremadamente escuálido y delgado!
Exclama, Florian, con
rostro preocupado.
La
llegada de la noche nuevamente crea en él una sensación de
incertidumbre, desasosiego, a la cual se tendrá que enfrentar,
mientras trata de olvidar los acontecimientos de la noche pasada y
centra sus pensamientos en la figura del viejo Juan.
..”El
viejo Juan, es un tipo, al que no sabría catalogar, pues
sinceramente no comprendo como ejerce esta profesión de pastor,
enclaustrado y recluido en una pequeña cabaña, sobreviviendo con
el dinero que recauda de la venta de ovejas. Posee un coeficiente de
inteligencia, superior a muchas personas que se la dan de
inteligentes, lúcidas e instruidas, estando preparado y capacitado
para poder desarrollar una profesión de responsabilidad plena. Su
padre, quiso que estudiara una profesión de la cual podría depender
en el futuro, pues con sus dotes para el estudio no tendría
problemas el día de mañana. Durante un tiempo parece que quiso
escuchar a su padre, y comenzó a estudiar ingeniería botánica, su
pasión por la flora y las propiedades de las plantas le
seducían. Durante años estuvo inmerso en el estudio y a punto de
licenciarse lo dejó todo para acomodarse, eligiendo una vida...
anacoreta y solitaria. La pasión por la lectura, de novelas de
terror, es gracias a sus tía Josefa, que al fallecer dejaba para su
único sobrino una buena colección de clásicos...”
..-¡Bueno
Florian, que tenga dulces sueños y esa dentadura te deje descansar
esta noche!
Exclama, Epifanio, golpeando suavemente la
espalda.
..-Ya estamos en el pueblo, parece mentira, recordando la
figura del viejo Juan, el regreso ha pasado volando.
Responde,
Florian.
De
nuevo, ante la lóbrega, sombría y siniestra calle.
..-¿Que hago,
debo seguir la senda acostumbrada todos los días o debo cambiar de
rumbo?...vaya duda plantea mi subconsciente.
Tras
deliberar unos segundos, decide una opción.
..-Hoy transitaré por
la parte trasera de la calle Luciano Escobar, la calle Madroñal,
así evito pasar por la puerta donde habita abuela Amalia y no exhalo
el hediondo y nauseabundo olor que desprende sus carcomidos,
apolillados y corroídos gallineros.
Con aparente tranquilidad,
Florian, transita por la calle Madroñal, hasta llegar a la esquina
donde habita abuela Amalia, tan solo que la puerta de ésta, orienta
hacia el norte y Florian, no puede ver que ocurre. De pronto, una
sensación de curiosidad e indagación, seduce a Florian, que trata
de llegar hasta la esquina con cortos pasos. Su pulso es constante,
así como su nivel de adrenalina que asciende, provocando espasmos y
sudoración. A un metro escaso de la esquina, une su espalda con la
fría pared y avanza, ayudado por las manos hasta llegar al borde de
la esquina. Tan solo basta girar la cabeza, para tener completa
visión de los gallineros. Respira hondo y gira la
cabeza, visualizando la misma criatura de la semanas
anteriores. Horrorizado y estremecido por la monstruosidad, que
trata de esconderse tras los gallineros, Florian, se lanza tras ella
con valentía, coraje y valor, profiriendo alaridos de ira, rabia y
cólera.
Capítulo
IV.
...De
pronto, Florian, se encuentra transportado, desplazado, a otra
dimensión, a la que llega con una confusión mental y ligeramente
aturdido. Trata de incorporarse para ver dónde se encuentra, todo
parece tan confuso que su cabeza aún da vueltas. Tras unos momentos
de tensión, angustia e incertidumbre, al fin puede vislumbrar el
lugar que permanece ligeramente iluminado. A punto de emitir un
alarido de horror, trata de tranquilizar su estado. Los oscuros,
podridos y carcomidos gallineros, se han transformado en lóbregos,
siniestros, laberintos, donde impera un hedor, nauseabundo, repulsivo
y tremendamente fétido. Por cada túnel o pasadizo, llegan sonidos
lejanos de alaridos, bramidos y berridos, que no corresponden a
criaturas de este planeta.
A
medida que avanza hasta lo que parece una gran sala, los rugidos, se
amplían y reverberan, contra las paredes de roca, intensificando su
fuerza. Desorientado, aturdido y confundido, por fin llega hasta la
extraña sala, presidida en un extremo por un altar o presbiterio.
Sobre los cimientos de la misma se encuentran, esparcidos,
innumerables huesos de animales. Sin duda, el lugar corresponde a una
sala donde se sacrifican vidas, para satisfacer a alguna extraña e
insólita criatura. Por los túneles y pasillos que comunican con la
sala, se escuchan extrañas voces que aumentan su sonido a medida
que llegan hasta el lugar. Escondido tras unas rocas, Florian, tiene
claro acceso a toda la sala y puede observar como la extraña
comitiva se dirige al altar, ataviados, con negras túnicas y
caperuzas, que ocultan sus rostros. Uno, de estos extraños seres,
portan un animal, con toda certeza para ofrecer como sacrificio y
ofrenda a cualquier extraña cosa.
Al llegar hasta el altar, el
animal comienza a dar bramidos, berridos, aunque pronto es
apaciguado. Los extraños seres, con poderosos brazos, logran izarlo
hasta quedar prácticamente tendido, sobre la loza mortuoria. De
pronto, la persona que dirige la extraña comitiva, se desaloja de la
caperuza y comienza a leer frases de un extraño libro de color
negro, con hojas doradas que resultan familiar a Florian... ”Brag
saghot, hamatt rahme...harast dimott”..entonces Florian, está
a punto de emitir, un alarido de horror, que hubiera descubierto su
ubicación, aquella persona que lee aquella extraña frase
es....¡abuela Amalia!. Su negro cabello, ojos celestes, tronco
fuerte con ancha espalda y piernas enflaquecidas, no pasa
desapercibida, aunque vistiera ese extraño atuendo. Una enorme daga,
asciende sobre la cabeza de abuela Amalia, sujetada con ambas manos,
repite una y otra vez la extraña frase.
En
esos momentos, los bramidos, berridos y alaridos, intensifican su
fuerza, procedentes de alguna extraña celda. Sea lo que fuere
aquella criatura, clama para que le sea entregada su ofrenda. Abuela
Amalia, desciende el plateado acero, que brilla con el claroscuro
ocasionado por la tenue iluminación de antorchas, hundiendo sobre el
tórax del animal, que comienza a sangrar de forma abundante. Con
puño firme, abuela Amalia, comienza a abrir en canal el animal, y
hunde su mano izquierda, hasta arrancar el corazón, el cual deposita
en una urna. Acto seguido el animal es devorado con avidez,
voracidad y ansia por las extrañas criaturas que acompañan la
comitiva, como si se tratara de una manada de hienas salvajes. La
fisonomía de las criaturas, corresponden con la pesadilla y
alucinación de Florian. Petrificado, absorto y estupefacto, queda
Florian, ante la ceremonia vivida y pellizca una otra vez su brazo
para comprobar que todo es una pesadilla. Tras el festín, los huesos
y cráneo del animal sacrificado, siguen aumentando el osario de la
extraña sala. Mientras abuela Amalia, acompañada de sus súbditos,
comienza a dirigirse, hasta la celda desde donde proviene los
alaridos, bramidos y berridos. Atrapado por la espiral de horror,
Florian, quiere abandonar el lugar, desistiendo al momento. La
curiosidad por ver que se encuentra oculto en aquellas celdas, pudo
vencer, y decide seguir a la extraña comitiva, a una distancia
prudente. A través de pasadizos de rocas, iluminados con antorchas,
Florian, sigue la insólita comitiva. Oleadas de un olor nauseabundo,
difícil de distinguir, surcan los pasadizos, incrementando su
fetidez a medida que se acercan a la celda.
De
pronto, la comitiva se halla frente a una puerta, cerrada con grandes
cadenas, que pertenece a una mazmorra, desde donde provienen los
aterradores bramidos, que intensifican su fuerza mientras abuela
Amalia, comienza a leer de nuevo la extraña frase.. ”Brag
saghot, hamatt rahme...harast dimott”. La puerta parece
estallar, reventar y explotar, agitada por un extraño ser, con una
fuerza descomunal. Tras leer la frase, la bestia parece
tranquilizarse, y abuela Amalia, abre el postigo, para ofrecer la urna
con el corazón del animal sacrificado. Un silencio sepulcral se
produce al momento, inundando aquellos extraños pasadizos, de olores
nauseabundos, hediondos y fétidos. Los berridos cesan y la extraña
comitiva presidida por abuela Amalia, se aleja del lugar, dejando un
rastro de pestilencia, que llega hasta las fosas nasales de Florian,
que acaba de perder la noción del tiempo. Aturdido, vacilante y
desconcertado, Florian, de nuevo quiere desistir y abandonar aquellos
hediondos pasadizos, aunque de nuevo la curiosidad, puede vencer sus
ansías de abandonar el lugar. Con prudencia, avanza hasta la enorme
puerta de madera maciza, cerrada con enormes candados y cerrojos.
Descomunales
cadenas cruzan la puerta a modo de aspas, Florian, se
pregunta.
..-¿Que extraño ser, debe habitar aquí, para estar
encerrado con estas cadenas, cerrojos y candados?.
Con espasmos,
atenazado de horror, comienza a retirar el grueso cerrojo de acero
que cierra el postigo. Con manos temblorosas, no quiere hacer ruido
que pudiera despertar aquella extraña criatura. Mientras el enorme
cerrojo se desliza, para abrir el postigo, el nivel de adrenalina,
asciende de modo alarmante en Florian. A solo unos pocos centímetros
de ser retirado el grueso acero, Florian, nota un leve pinchazo sobre
su lado izquierdo, produciendo un intenso dolor. Sin querer desistir
en esos momentos, comienza a abrir el postigo de forma sutil, sin
hacer apenas ruido. De forma, que el postigo iba abriendo, Florian,
comienza a visualizar aquella extraña mazmorra, inundada de olores
nauseabundos, fétidos y repulsivos, hasta llegar al extremo final
dónde, Florian, sufre un fuerte colapso, su débil corazón se
para, deja de funcionar, no puede soportar aquella aterradora visión,
difícil de narrar con palabras, solo lo que pudo observar en aquel
extremo de la mazmorra, quedará para siempre en un misterio sin
resolver.
Capítulo
V.
..Como
cada mañana, Peña, madruga, para barrer y limpiar la puerta, y
posteriormente preparar la cafetera con café, para recibir a su
marido, Juan José, que trabaja como guarda de la compañía minera.
La mañana de niebla, dificulta la visión, cuando Peña se dispone a
limpiar, por la parte trasera de su garita, entonces advierte una
silueta con forma humana, tumbada entre los gallineros. Con ligero
sobresalto, emite un alarido de terror y marcha a recibir a su
esposo, que esta a punto de llegar. Hasta la calle Málaga, se
traslada a esperar a su marido, que regresa envuelto entre niebla.
Con rostro demacrado y macilento, exclama.
..-¡Juan José, creo que
hay una persona, tumbada entre los gallineros de abuela Amalia!.
..-Una
persona tumbada entre los apestosos y hediondos gallineros, debe
tratarse de algún borracho.
Contesta, Juan José.
En
pocos minutos, llegan hasta los gallineros y efectivamente, se trata
de una persona, que posee todos los síntomas de fallecimiento. Sin
llegar a tocar el supuesto cadáver, Juan José, observa la
vestimenta del sujeto, junto con la mochila que porta.
..-¡Creo que
se trata de Florián, el pastor, que pasa todas las noches por la
calle, de vuelta de su trabajo!
Exclama, Juan José
..-Debemos
avisar a la guardia civil, para que investigue que ha
sucedido.
Contesta Peña.
Con
la niebla, disipándose lentamente, muchos vecinos se acercan hasta
las inmediaciones, ofreciendo todo tipo de hipótesis, algunas
descabelladas. Entre los muchos vecinos, que observan el cadáver, se
encuentra, abuela Amalia. La muerte ha ocurrido en su propiedad, y no
da crédito a lo que sus ojos ven.
..-¡Florián, el pastor, pasa
todas las noches por mi puerta, y de forma educada da las buenas
noches, debe haberle dado algún infarto!
Exclama abuela
Amalia, con rostro incrédulo y escéptico.
Poco
tiempo después, de ser informados, llega hasta las inmediaciones,
donde se ha producido el fallecimiento, la guardia civil, con un
joven sargento, destinado en el cuartel de Pueblo Nuevo, hace pocas
fechas. De apellido Peláez, pertenece a una familia donde, todos sus
miembros han pertenecido al glorioso cuerpo de la benemérita. Para
Peláez, recién salido de la academia, se presenta un caso, fácil
de resolver. Un sujeto que regresa del trabajo y se siente
indispuesto, en el momento que pasa junto a los fétidos, gallineros
de abuela Amalia, sufre un infarto, por múltiples causas y fin del
caso. Pero Peláez, astuto y sagaz, quiere indagar más, su primer
caso se muestra como un examen que pondrá a prueba, su capacidad
para investigar, averiguar y explorar, tras dejar la academia. Tras
realizar algunas preguntas, a los presentes, todos se encogen de
hombros, no saben que ha podido ocurrir. Mientras, a escasos metros
del fallecimiento, los compañeros de Florián, se han enterado del
fatal desenlace, y se reúnen en torno al cuerpo del fallecido, que
continúa en el lugar hasta que el juez decida su
levantamiento.
..-¡Que ha ocurrido, con Florian!
Exclaman al
unísono.
..-¿Vosotros sois,
compañero de Florian?.
Pregunta Peláez, mientras masajea su
incipiente barba.
..-Sí, somos compañeros, y nunca creímos que
podría ocurrir esta desgracia.
Contestan al unísono
nuevamente, los tres compañeros.
..-¡Bien, me podéis acompañar
un momento hasta el coche, quiero haceros unas preguntas!
Exclama,
con tono serio, Peláez.
Una
vez junto al coche, Peláez, comienza un ligero interrogatorio, que
comience a esclarecer lo sucedido.
..-¿Notabais últimamente, que
vuestro compañero se sintiera indispuesto o enfermo?.
Pregunta,
Peláez.
..-¡Hace meses, notamos algo raro en su comportamiento,
pues nos contaba que había tenido alguna visión rara, aunque lo
achacábamos a su falta de apetito, pues mostraba síntomas de una
incipiente anemia!
Exclama, Juan Antonio.
..-¿Visiones
raras, es consumidor, de estupefacientes?.
Pregunta,
Peláez
..-No, no ,que va, Florían ni fumaba, ni consumía
alcohol, soló café y algunas infusiones.
Contesta nuevamente,
Juan Antonio, erigiéndose en portavoz del grupo.
..-Nosotros
formamos un grupo de cinco pastores, que trabajamos en los terrenos
que posee la compañía minera, los rebaños lo guardamos, en la casa
del “campillo” situado a tres kilometros del pueblo, en dirección
oeste, Juan el viejo, como lo llamamos, es el propietario de la
cabaña, cada rebaño pertenece a cada uno de nosotros, es nuestra
forma de ganarnos la vida
Argumenta Epifanio, con una breve
crónica.
..-¿Juan, el viejo?.
Pregunta, Peláez.
..-Sí,
Juan el viejo, es el propietario de la cabaña y los terrenos
adyacentes, donde guardamos los rebaños, cuando regresamos por la
tarde, nos ofrece una taza de café y nos suele contar algún relato
de terror, pues le encanta leer y narrarnos lo que lee.
Contesta
José, que aún no había hablado
..-Bien, de momento es todo,
estaremos en contacto, por si necesito vuestra
colaboración
Responde Peláez, poniendo fin al corto,
interrogatorio.
Horas
después, el cadáver es levantado por orden del juez de Valverde y
conducido hasta el domicilio del fallecido, donde el cuerpo
permanecerá 24 horas antes de ser llevado hasta el cementerio, donde
se practicará una autopsia, para dictaminar la causa de la
muerte. Por su parte, Peláez, ha pedido muestra de sangre, para
examinar en el laboratorio.
Toda
la semana, Peláez, interroga a los compañeros de Florian, uno por
uno en cada hogar, todos coinciden en la incipiente anemia que
comenzaba a instaurarse en su anatomía de forma crónica. A espera
de los resultados, tan solo falta el interrogatorio de Juan el
viejo. Y es hasta la cabaña donde se dirige Peláez, en una mañana
fría, cuando las primeras avefrías, llegadas desde el norte, se
instalan en los verdes prados, señal inequívoca de que el invierno
ha llegado a estas tierras andevaleñas. Sorprende a Juan el viejo,
la llegada de la benemérita hasta la cabaña. Hace semanas que su
compañero Florian falleció, por causas que aún se desconocen y no
se espera la visita, aunque no muestra signos de nerviosismo, siempre
la presencia de la guardia civil, inquieta, aunque no tengas que
ocultar nada. Antes de bajar del coche, Peláez, examina todo el
lugar, ante los continuos ladridos de los perros de Juan, fieles
defensores de las posesiones del viejo. Peláez y su compañero
Garcia, bajan del coche,y encaminan sus pasos hasta la cabaña. La
puerta donde Juan guarda el rebaño, que da acceso a la cabaña,
permanece cerrada. Pronto Juan aparece, desde que el coche, hizo el
desvío por la carretera que conduce a Puebla de Guzmán, ya Juan,
sabía que se dirigía hasta su casa, aunque decidió permanecer
oculto sobre el cabezo, en el cual divisa todo el entorno que le
rodea.
..-¡Buenos días, sed bienvenidos a mi humilde cubil, pasad
y os ofreceré una taza de café!
Exclama Juan, mostrando,
hospitalidad y generosidad.
..-¿Juan, el viejo, supongo?.
Pregunta,
Peláez.
..-jejejeje, famosa frase, de Stanley, cuando encontró al
doctor Livingstone.
Responde Juan, con una sonrisa.
Tras pasar
a la cabaña, Juan, enciende fuego, con cepas de brezo, y se dispone a
calentar el agua, de la fuente, con la que prepara el exquisito café
de origen portugués. Mientras tanto Pelaéz, observa toda la cabaña,
el escaso mobiliario, compuesto por varias sillas con asientos de
enea, una apolillada mesa redonda, un camastro también de madera,
con varias mantas, recubiertas de piel de ganado ovino, una
estantería con varias decenas de libros, una cómoda y una
percha. Una puerta entreabierta, da acceso hasta una habitación,
donde Juan guarda, leña y otros utensilios. Acomodados en las
sillas, pronto la fría habitación, comienza adquirir calor
proveniente de la enorme chimenea, que vomita humo a través de la
campana, construida de ladrillos refractarios, los cuales al
calentarse, proyectan el calor por toda la sala.
..-¡Magnífico
café Juan, es todo un maestro en el arte de preparar café!.
Exclama,
García.
..-Gracias, son tantos años, preparando esta deliciosa
bebida, que acabas encontrando, la formula necesaria para saborearlo.
..-¿Juan,
se preguntará usted, a que se debe nuestra visita?.
Pregunta
Peláez, mientras degusta el exquisito café.
..-Siempre vuestra
visita, es bien recibida, pues refuerza la seguridad, protección,
para alejar a los amigos de lo ajeno.
Responde Juan, con una
sonrisa.
..-Bueno Juan, vayamos al grano, hace ya varias semanas
falleció un compañero suyo, diría que en extrañas circunstancias,
pues su cadáver, estaba junto a unos gallineros, sin ninguna señal
de violencia, pero sobre su rostro se podía denotar facciones,
rasgos, de haber observado algo terrorífico, lo que produjo sin duda
un fuerte colapso , al cual no pudo resistir, produciendo el
fallecimiento.
..-Estos últimos meses, me contaba historias
raras que le sucedía, precisamente en ese lugar, creo sinceramente
que por sugestión, pues Florián, era una persona abstemia en todos
los sentidos que ni fumaba ni consumía alcohol, tan solo café e
infusiones, su falta de apetito y la incipiente anemia, reforzaba las
extrañas pesadillas, que se instalaban en su cerebro de manera
peligrosa.
..-¡Suele usted narrar, relatos de terror a sus
compañeros, antes de que marchen!.
Exclama, Peláez.
..-Sí, es mi
gran pasión, heredada de mi tía, una autentica fanática de Poe,
Lovecraft, Wilde....
Capítulo
VI.
Ha
pasado mas de un año, y la muerte de Florián, ha quedado olvidada,
postergada. Y Peláez, tampoco pudo relacionar, la trágica muerte, con
un hecho delictivo, al no poder sacar conclusiones concisas de la
autopsia y del examen de la sangre extraída al fallecido. Juan el
viejo, por su parte, desde el fallecimiento, ha dejado de leer
relatos, aunque sigue preparando el exquisito café, cuando el
crepúsculo comienza a cubrir de sombras el páramo y los pastores
regresan. El lugar que ocupaba Florián, con su rebaño, no ha sido
cubierto y el ganado que pertenecía al fallecido, han sido
distribuido entre los compañeros. Epifanio, el mayor del grupo de
pastores, posee un pequeño establo en el huerto, propiedad de su
suegro, donde diariamente al llegar la noche, extrae leche a media
docena de vacas holandesas, que su mujer vende diariamente al
despuntar el día. El huerto, situado en Umbría Madroñal, de la
localidad minera, posee menos de una hectárea y las vacas son
alimentadas con alpacas de heno, que distribuye diariamente,
Epifanio,
al regresar por las noches.
Las noches de diciembre, suelen estar
envueltas en niebla, estática, inmóvil y quieta, sobre la zona
donde el cabezo, impide que el viento procedente del sur, empuje las
nubes bajas hacia otras zonas. Epifanio, camina, por el mismo sendero
que lo hace todas las noches, entre grandes eucaliptos. Antes de
cruzar la laguna, formada, tras impedir varios vaciaderos de mineral,
que el agua llegue hasta la mina cercana. Con tan solo el café,
consumido en la cabaña, Epifanio, encara el último tramo del
recorrido, hasta llegar hasta la puerta que da acceso al huerto. Con
la mano puesta sobre el cerrojo de la puerta, alza la vista y
distingue entre la niebla y el gran algarrobo de Cortés, una figura
espectral, que desaparece, entre la intrincada red de higueras
chumbas que posee el huerto. Un escalofrío, repentino, sacude el
cuerpo de Epifanio, preguntándose si lo que acaba de ver es real o
tal vez, la niebla caprichosa, ha adoptado una figura fantasmal. Al
día siguiente, Epifanio, no comenta nada con sus compañeros, pues
al contrario que sucediera con Florián, la personalidad de Epifanio,
es recatada, reservada y discreta. La imagen de la figura espectral,
desapareciendo entre las higueras chumbas, queda plasmada y grabada
en el cerebro de Epifanio, y cada noche que acude hasta el establo,
visualiza de forma rápida el lugar por donde desapareció, aunque
tranquiliza su estado el mero hecho de que en noches de ausencia de
niebla, no se produce ningún fenómeno y Epifanio da por hecho que
la figura fantasmagórica, fue configurada de manera antojadiza, por
el fenómeno atmosférico.
Como
sucediera con Florián, la primera vez, la extraña visión, cae en
el olvido y todo queda en una simple anécdota. Transcurridas varias
semanas, Epifanio, se encuentra esparciendo heno, entre los
comederos. Bastante cansado, sale a respirar, el aire fresco, con
fragancias de pino, que baja desde el cabezo, de pronto al mirar
sobre la zona donde emergió la figura, nuevamente, esta vuelve, a
tomar forma humana y se desliza levitando suavemente suspendida, a
pocos centímetros del suelo.
..-¡Nooo, esto no puede ser, que me
pasa...esto es imposible!.
Exclama, mientras observa como la
figura de forma vaporosa, etérea, avanza hacia el, emanando
efluvios, que recuerda a un cuerpo en descomposición, el cual se
hace más profundo y penetrante a medida que avanza, hasta donde se
encuentra Epifanio. Atenazado, horrorizado, por la visión, Epifanio,
se precipita e inicia una alocada carrera, profiriendo alaridos, que
se desvanecen bajo el manto de estrellas.
..-Ahhhhhhhhhhhh.
..-Un
grito ahogado y el cuerpo de Epifanio, penetra en un pozo sin brocal,
hundiéndose en las frías aguas. Atenazado de horror, trata de
escalar la pared, mientras grita con fuerza. En el mes de diciembre,
las pocas casas que conforman el barrio de Umbría Madroñal,
permanecen cerradas y las voces de auxilio, lanzadas por Epifanio, no
son escuchadas, provocando el fallecimiento por ahogamiento tras una
dura lucha. Dolores, esposa de Epifanio, espera a su marido para
cenar. Ante la tardanza de este, sale a buscarlo, encontrándose la
puerta del establo abierta, con el candil a punto de
consumir.
..-¡Epifaniooooooooooooo!.
Exclama y grita, con
fuerza, sin obtener ninguna respuesta.
Preguntándose en
silencio.
..-¿Dónde ha podido acudir?.
Con una ligera
sensación de nerviosismo, que comienza a invadir su cuerpo, recuerda
al amigo Pablo, que vive en una casa cercana al huerto y hasta allí
encamina los pasos. Dolores golpea la puerta con tosquedad,
repetidas veces, ansiosa de obtener una respuesta.
..-¡Quien
es!.
Exclama, desde el interior Josefa, mujer de
Pablo
..-Dolores.
. .-¡Que Dolores!.
Vuelve a exclamar
Josefa.
..-Dolores, mujer de Epifanio.
..-Ah si, Dolores,
perdona por no haber reconocido tu voz.
Responde Josefa.
Al
abrir la puerta, Dolores, sabe que su marido no se encuentra en la
misma, y emite esta pregunta.
..-¿Pablo, Josefa, mi marido no se
encuentra en el establo, y la puerta se encontraba abierta?.
..-Que
raro, pues no suele nunca ausentarse sin cerrar la puerta.
..-¿Has
preguntado a su compañero José, el pastor?.
..-No, vosotros
sois los primeros a los que he acudido.
Responde,
Dolores.
..-¡Vamos a casa de José!.
Exclama Josefa, mientras
recoge una toca para abrigarse en la fría noche,minera.
A
un centenar de metros de la casa de Pablo y Josefa, vive José,
compañero de Epifanio y hasta allí encaminan los pasos el grupo.
Dolores, bastante preocupada, recibe los agasajos de Josefa, nunca se
había producido esta situación, por eso es normal que en su rostro
pueda percibirse ciertos síntomas relacionados con ansiedad,
nerviosismo e inquietud. La casa de José, posee un patio delantero,
cuya superficie está toda repleta de macetas de varios tamaños,
conteniendo plantas de diversas especies, cuidadas con esmero por su
anciana madre. Tras abrir la puerta, del patio, esta emite un sonido
chirriante, crujiente, debido al óxido incrustado en sus bisagras,
dicho sonido ocasiona que el perro de raza yorkshire de José, emita
unos ladridos, haciendo que la anciana madre exclame desde el
interior.
..-¡Quién es, quien anda ahí!.
..-No se preocupe
doña Teresa, somos gente de bien.
Responde, Pablo.
..-Ah, si son
mis queridos vecinos Pablo, Josefa y Dolores, mujer del compañero
de mi hijo.
..-¿Que ha pasado?.
Pregunta con preocupación
Teresa.
..-Mi marido, que todas las noches tras regresar del trabajo,
acude para dar de comer a las vacas y aún no ha aparecido, he
estado en el huerto y no está.
Responde, con preocupación y
angustias, Dolores.
En esos momentos, hace su aparición José, que
permanecía en su habitación.
..-¡Que ha pasado!
Exclama,
con rostro serio.
..-Mi marido, aún no ha aparecido por casa, he
ido al huerto y tampoco está, estoy preocupada no sé donde ha
podido ir.
Responde nuevamente Dolores.
..-Vamos todos al
huerto, lo buscaremos, puede ser que haya sufrido algún desmayo
debido al trabajo.
Responde, José, mientras coge ropa de
abrigo.
..-Usted Teresa, quédese aquí, ya con su edad y la oscura
noche, no es plan para venir con nosotros.
Responde, Pablo.
Al
llegar al huerto, el grupo inspecciona los alrededores con
minuciosidad, pero la oscura noche no es la mejor aliada y postergan
la búsqueda para la mañana siguiente. Dolores, abatida, decaída y
desanimada, regresa para el hogar no sin antes tomar varias
infusiones de tila, en casa de Josefa y Pablo, para que recobre
tranquilidad.
La
noticia de la desaparición de Epifanio recobra, como sucediera con
Florián, la angustia y desasosiego, entre los compañeros, que aún
quedan y ambos, Juan Antonio y José, no acuden al trabajo, esa
mañana, para buscar junto a Dolores, Pablo y Josefa, a su compañero
desaparecido la noche anterior. Una vez reunido el grupo, comienzan
una intensa búsqueda, bajo la iluminación que produce el día,
Pablo, porta una pateja, para buscar en pozos u otros sitios, siendo
el primer lugar a inspeccionar el pozo sin brocal que se encuentra en
el huerto vecino de Cortés. Tras arrojar los ganchos, por primera
vez, algo queda sujeto y Pablo, para no llamar la atención, susurra
en voz baja.
..-Juan Antonio, José, creo que algo se ha enganchado
en la pateja, no alzad la voz, pero creo que se trata del cuerpo de
Epifanio.
Efectivamente, una vez los ganchos asciende hasta, la
capa freática, se observa el cuerpo sin vida de Epifanio. Dolores y
Josefa, que buscaban en otras zonas, pronto descubren por señas que
efectúan los hombres, que han encontrado el cadáver, que su querido
marido acaba de aparecer. Dolores, con una crisis nerviosa comienza a
gritar, bramar y vociferar. Ante esta situación el grupo decide
llevarla hasta casa de Pablo, donde varias vecinas tratarán de
calmar. Pronto la guardia civil, como numerosos grupos de vecinos
acuden al lugar del siniestro, quedando acordonada la zona, por temor
que se puedan destruir pruebas. El sargento Peláez, nuevamente, se
enfrenta a un caso donde el fallecido es como sucediera con Florián,
un pastor, y este hecho ya comienza a ser sospechoso, pues en el
transcurso de un año, han fallecido dos pastores, uno por un fuerte
colapso y otro por ahogamiento, han sido dos formas de fallecer
diferentes, habrá que descubrir si ambas tienen algún nexo de
unión, para llevar a cabo una investigación, que aclare lo sucedido.
Transcurridos
varios años, de los tristes sucesos, la tranquilidad reina en el
pueblo. José y Juan Antonio, siguen con las labores de pastoreo, aún
recuerdan a sus compañeros fallecidos y la forma de fallecer.
.-¿Como pudieron fallecer de esa manera, pues ambos gozaban de buena
salud?.
Se preguntan.
..-Y el caso de Epifanio, es aún mas
llamativo, pues el fallecido conocía exactamente la ubicación del
pozo.
..-¿Que pudo inducir a que tomara esa decisión?
Reflexiona
José, con una pregunta, mientras se dirigen hacia la cabaña, donde
cogerán el ganado, que ha aumentado, debido a los fallecimientos de
los compañeros. Peláez, tampoco pudo sacar conclusiones, del
fallecimiento de Epifanio, y todo fue debido a fatales consecuencias
que nos reserva el destino.
Capítulo VII
José,
aficionado a la caza, aprovecha el tiempo de verano para salir a
cazar por las noches. Se dirige con su escopeta, hacia una charca en
el paraje conocido como “El pinillo”. Allí oculto tras arbustos
de adelfas, espera la llegada de conejos. Aliado, con la luz de la
luna, en fase de llena, esta proyecta sombras sobre el fétido barro
que bordea la charca, al haber descendido el agua. El silencio,
quebrado por los innumerables batracios que invade los margenes de la
charca, provoca una extraña sensación de compañía, que cesa al
efectuar el primer disparo, que impacta con el cuerpo de un conejo
provocando la muerte instantánea. Pasados unos minutos, vuelve de
nuevo la sinfonía de sonidos desde la charca, momento que aprovecha
José, para tomar un café, preparado por su amigo Juan el viejo, esa
misma tarde. Estimulado y animado, por la ingestión de la excelente
bebida, de nuevo, José, centra sus cinco sentidos en los margenes de
la charca, por donde aparecen los conejos, sintiendo un leve
escalofrío, al cesar de momento la sinfonía de sonido de los
batracios.
..-¿Que habrá ocurrido?.
Se pregunta en silencio,
mientras una figura espectral, aparece reflejada sobre las aguas
calmas de la charca. Escondido tras los arbustos de adelfa, la
respiración de José, acelera, al comprobar que la figura toma forma
de un gran batracio, de manera amorfa, cuyos pestilentes y
nauseabundos, efluvios, llegan hasta las fosas nasales de José, que
efectúa un disparo para ahuyentar a tan extraña criatura, es
entonces cuando la extraña cosa, se dirige hacia las adelfas para
engullir a José, con su gran boca, cavernosa, desde la que emanan,
babas, viscosas y tremendamente fétidas. Atrapado por una sensación
de horror, quiere huir a través del barranco, infestado de
zarzamoras, de afiladas púas.
..-Ahhhggg.
Grita en el
silencio de la noche, al incrustarse un cartucho sobre su pecho, al
resbalar sobre la tierra húmeda y efectuar un disparo de fatal
consecuencia.
Juan
Antonio, espera a su compañero, en la esquina de la calle Alicante,
como todos los días, para emprender camino hacia la cabaña, ante la
tardanza del compañero decide ir a buscarlo a casa, donde encuentra
a Teresa cuidando las flores.
..-¡Buenos días, doña Teresa, y
José!.
Exclama, de manera preocupada.
..- Mi José, pensaba
que ya había ido a trabajar, se habrá quedado dormido, pues ayer
noche fue a cazar, ya sabes, le encanta la caza, espera un momento,
voy a llamarlo...¡ José, despierta, está aquí tu compañero, Juan
Antonio!...¿Que raro, que no abra la puerta, voy a ver?...
La
anciana, tras abrir la puerta observa que no hay nadie y la cama está
intacta, es entonces cuando la anciana, siente que algo ha
ocurrido.
..-¡No está, Juan Antonio, algo debe haber
ocurrido!
Exclama, con nerviosismo.
..-¿Donde suele ir a
cazar?.
Pregunta, Juan Antonio, preocupado.
..-Pues no lo dice,
aunque un sitio de toda la vida, es al que iba con mi difunto marido,
su padre...la charca del pinillo.
..-Pues allí voy a ir, puede ser
que se haya quedado dormido, con el cansancio acumulado.
En un corto espacio de tiempo, con
grandes zancadas, se acerca Juan Antonio hasta la charca, llevándose
una desagradable sorpresa, al comprobar que a pocos metros de las
adelfas, que servían de cobijo, se encuentra el cadáver de su
compañero, de espalda, con un importante reguero de sangre y
ocultando la expresión de su rostro. A su lado, la escopeta y un
zurrón de piel.
Invadido por el horror, Juan Antonio,
llega hasta las inmediaciones del cuartel de la guardia civil, donde
informará de lo sucedido. En poco menos de media hora, llega hasta
el lugar, una patrulla de la guardia civil con el sargento
Peláez.
..-¡Vaya, una tercera victima, en poco más de dos años,
aunque esta presenta un tipo de fallecimiento que podía haberse dado
de manera fortuíta!
Exclama, Peláez.
Poco tiempo, después de los
hechos, Teresa, es informada por otra patrulla de la guardia
civil. Mientras, en el lugar de los hechos, Peláez, de forma
minuciosa y meticulosa, envuelve el zurrón y la escopeta en bolsas
de plástico, para ser analizadas posteriormente. Con una fuerte
crisis nerviosa, Juan Antonio, no puede asimilar, que tres compañeros
hayan fallecido, de manera diferente y son muchos los interrogantes,
sin respuestas, que surgen ante estos misteriosos casos.
Debido a una fuerte depresión
contraída, por el fallecimiento de sus compañeros, Juan Antonio,
deja el trabajo y todas las cabezas de ganado pasan a ser cuidadas
por Juan el viejo. En el cuartel de la guardia civil, mientras tanto,
Peláez, ha entregado a la policia científica la escopeta y zurrón,
para que efectúen una minuciosa exploración y examen de todo cuanto
objeto había en el zurrón y que había estado en contacto con el
fallecido. La policía comienza el examen de los objetos que se
alojaban en el zurrón, un conejo, una afilada navaja, una taza y un
termo de café, con algo de café aún en su interior. Liquido que
será también analizado de manera meticulosa. Pasados unos días,
Peláez, recibe toda la información, de los objetos y también los
análisis efectuados al café, que se alojaba en el termo.
..-¡Vaya,
vaya!.
Exclama, cerrando el puño.
..-En mi primera visita a
la cabaña, observé un manojo de centeno que secaba al sol y del
centeno se puede extraer....
..-Preparad, varias patrullas, salimos
para la cabaña del viejo Juan.
..-¡Pasa algo!.
Exclaman, varios
guardias civiles.
Varias patrullas de guardias civiles,
parten para la cabaña, Juan, las observa, desde su enclave, oculto
entre jaras, jaguarzos, aulagas y tojos, decidiendo huir, pues espera un
sinfín de preguntas por el último fallecimiento del compañero. Al
llegar hasta la cabaña, los guardias civiles como ocurriera en su
anterior visita, se encuentran la cabaña sin su propietario, aunque
esta vez, dudan que vuelva, por eso deciden actuar por su cuenta y
rompen el protocolo invadiendo la cabaña. Peláez, acompañado de
García, busca de manera minuciosa, por toda la cabaña, encontrando
lo que venía a buscar, centeno.
Poco mas tarde, realizan el gran
descubrimiento, alojado en un frasco, se encuentra, cornezuelo de
centeno, un hongo invasor del cereal, que contiene una sustancia
llamada, ácido lisérgico, más conocido como LSD, un importante
alucinógeno. Peláez, comienza a atar cabos, poniendo figuras en el
intrincado puzzle, que poco a poco comienza a coger forma.
..-El
viejo Juan, ofrecía café, al grupo de pastores, debido a sus
estudios de botánica, sabía que el cornezuelo del centeno, aislado,
posee una fuerte sustancia alucinógena llamada ácido lisérgico o
LSD, esta droga fue administrada en pequeñas dosis, no sé con que
fin, quizás por diversión, quería comprobar con sus compañeros,
los efectos que producían los relatos de terror, con la ingestión
de ácido lisérgico camuflado en el café, primero comenzó a
administrarla al más débil del grupo, Florián, para mas tarde
continuar con, Epifanio, y por último José, de haber seguido
también hubiera acabado con la vida de Juan Antonio, aunque, debo
decir, que estas bromas ocultaban un lado más oscuro, pues como se
ha podido comprobar han fallecido tres compañeros y las cabezas de
ganado hubieran pasado a formar parte del viejo Juan.
Concluye,
Peláez, con la suposición y conjetura, que han sucedido estos
años.
..-¡Hay que poner una orden de búsqueda, del viejo
Juan, tendrá que responder a muchas preguntas!.
Exclama,
Peláez
Un
amplio dispositivo de búsqueda, se pone en marcha, por parte de
guardias civiles, venidos desde los pueblos limítrofes. Pasados unos
días, Juan el viejo, es localizado en el poblado abandonado del
Lagunazo. Capturado por la benemérita, Juan, se declara inocente,
aunque deberá responder, por la sustancia que se alojaba en el café
de José, la cual preparaba en su cabaña y administraba a los
compañeros. En el juicio, Juan, se declara culpable, de administrar
ácido lisérgico, aunque no tiene nada que ver con las muertes de
los compañeros, preguntado por qué lo hacia, respondió de la misma
forma que había pensado el astuto y sagaz sargento.
..¡Por diversión!.
La
cabaña....Un relato original de Marcos Tenorio Màrquez
.
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