Paseo por el pueblo.
...Amanece
un día soleado, radiante y luminoso. las altas temperaturas, ya se dejan sentir, cuando la primavera ya fenece, y la hierba se vuelve de tonos dorados, pajizos y gualdos.
Los trinos de los
gorriones, perturban, alteran mi descanso, y salgo a pasear, rodeando
la corta Sierra Bullones, silenciada hace años. Sobre sus entrañas,
aún se pueden observar, las profundas heridas infringidas por el
hombre, para arrancar sus preciados minerales.
Por la
carretera que da acceso a Pueblo Nuevo, observo la pulcritud de sus
jardines, bien cuidados y esmerados, por las manos expertas de sus
jardineros. El viejo vaciadero, ha sido abierto en canal por el
centro, y un gran puente para el paso de grandes camiones, une la
nueva carretera.
Adentrando
al pueblo, aparece los primeros, huertos, con el de Sebastián,
lindando la carretera. Sobre su patatal, revolotean mariposas blancas
anunciando la proximidad de la cosecha.
El huerto de
Juan Márquez, con su albaricoquero, variedad damasco, cargado de
frutas, impregna el
aire de intensos aromas, fragancias y colores
gualdos, bermejos. Girando la vista, contemplo al al vecino Rivas,
descansando sobre el asiento del pequeño puente, portando sobre un
carrillo de mano, envases con agua fresca del pozo de Tejera. Las
generosas sombras de los eucaliptos de la laguna, suavizan el
ambiente y la brisa filtrada por las hojas, me envuelven de bálsamos
y esencias. En el campo de fútbol, colocan banderas, mañana, habrá
fútbol y en la "esterquera" cercana, algunos chavales,
rebuscan entre la basura, algún juguete roto, que le hagan esbozar
unas sonrisas.
Ya dentro del pueblo, recorro la plaza de
abastos, su contraste de olores y sabores, se hace patente, al
visitar los distintos puestos, donde el griterío alberga vida. Una
señora, transporta una sandía, sobre su cabeza...Acevedo, desde el
otro extremo
exclama.
...-¡¡Pescado fresco!!.
En el casino, Salvador, bandeja en mano, sirve cafés y algún refresco de cola...El barrio de Santa Barbara, se engalana, pronto comenzará...La velada.
Llego hasta
la plaza de San Benito y ya es hora de recogida. Con paso firme y
sosegado entro en mi hogar, de altos muros y solitario ciprés.
Un
relato de Marcos Tenorio Márquez.
Hola Marcos, me parece muy bien que te esfuerces en este tipo de contenidos, tiene mi apoyo y adelante.
ResponderEliminarSAludos
Gracias,Manuel,seguiré compartiendo con los amigos de Tharsis,y los que por causas de la vida se encuentran lejos de su tierra,mis relatos,dibujos y otras historias.
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