.......Matías,
es un pintor fracasado. Ha expuesto en varias ocasiones en el circulo
minero recreativo, con poca fortuna. Sus pinturas, están basadas
sobre todo en los bellos paisajes que circundan el pueblo, admira a
Claude Monet y Auguste Renoir, cómo grandes genios de la pintura
impresionista de la que siente predilección. A nivel local, siente
fascinación por dos pintores jóvenes, Manolita y Bartolomé
Rodriguez, anhela pintar como ellos, aunque el óleo sea la técnica
más difícil, no ceja en su empeño, y visita con regularidad los
vaciaderos próximos al pueblo, para plasmar en sus lienzos los
extraordinarios colores que ofrecen las diversas cortas y minas
cercanas.
La gente
del pueblo, observando su gran motivación, alientan, animan y
estimulan, a que pinte un gran cuadro, pero por detrás ríen, mofan
y burlan creyendo que es incapaz de acometer un proyecto serio.
Matías, es conocido en el pueblo, con el sobrenombre de “Vangog”
por el color de su cabello de tintes y coloración roja. Este mote le
encanta, pues admira al gran pintor Holandés, aunque no está de
acuerdo con su locura, pues piensa que en su tiempo fue un genio
incomprendido, como se ha demostrado tiempo después de su muerte.
Los padres de Matías, admiran a su hijo, piensan que por lo menos
está entretenido pintando, antes que andar ganduleando por el
pueblo, sin hacer nada
Una de las
tardes, observó sobre la mesa de casa, fruta fresca, muy bien
dispuesta, y pensó plasmarla en un lienzo a modo de bodegón. Sobre
un gran lienzo, comenzó a pintar la fruta, con decisión pensaba.
..-
Este va a ser mi cuadro definitivo, ya no se burlarán más de
mí.
Y comenzó a dotar al cuadro de realismo e impresionismo,
comenzando a fabricar extrañas pociones, que mezclaría con la
pintura, disolventes, aceites, resinas, a modo de trementina, todo un
cóctel de un poder inimaginable.
El extraño
ungüento actuó sobre la pintura de modo excepcional, dotando al
cuadro de color, textura, brillo y contraste, con una calidad
fascinante que sumado al olor que desprendía, invitaba e incitaba a
exhalar, su delicada fragancia.
Una vez
terminado el cuadro, fue expuesto en el circulo minero recreativo.
Las personas que visualizaban el cuadro, quedaban impresionadas,
emocionadas, sobrecogidas.
..-¡Vaya cuadro más bien pintado,
parece real, que color, textura, brillo, y ese olor penetrante, dan
ganas incluso, de coger la fruta para mordisquearla y degustarla!.
..-¿
Quién lo ha pintado?.
..-No te lo vas a creer, si te digo que
el autor es...Matías “Vangog”.
..-Matías, el hijo de
Marcelino y Manuela, el tonto ese que se lleva todo el día,
masturbandose en los vaciaderos, con la escusa de que está pintando,
no me lo creo, esto es un cuadro encontrado en una de las muchas
esterqueras, que visita, el cual ha limpiado y retocado.
La
noche cubre el pueblo y el circulo minero cierra sus puertas. En la
sala de lecturas, permanece el cuadro colgado, junto a obras de
Bartolomé Rodríguez y Manolita Monterde. Benita, limpiadora del
casino, acude como cada noche a limpiar las grandes salas, que
conforman este edificio construido en la década de los años
cincuenta, para el ocio y recreo de sus socios, mineros, en su gran
mayoría. Es ya casi hora bruja, cuando visita la última sala que
limpiar, la sala que alberga la exposición de cuadros. En un momento
de relax, Benita, recorre la estancia, observando, examinando y
contemplando los cuadros con inusitada curiosidad. Es al pasar junto
al bodegón del joven pintor, cuando queda prendada, cautivada y
hechizada, por la belleza y colorido, que desprende el cuadro de
Matías, así como el extraño aroma que emana desde la superficie
pintada, que penetra por sus fosas nasales, incitando a esta, a tocar
la fruta pintada, para saborear su extraño aceite. Benita, toca,
palpa, la fruta pintada, con la mano derecha, llevándosela hasta la
boca, donde la degusta mezclada con la saliva de sus glándulas
salivares. Una vez terminado su trabajo, regresa hasta su hogar en
calle Cervantes, donde la espera su marido, Román, maquinista de
profesión, el cual conduce locomotoras cargadas de mineral hasta el
muelle de Corrales. Como de costumbre, Román, aguarda la llegada de
su mujer, para ofrecerle un vaso de leche con miel.
.-¡No te vas a
creer Román, los cuadros tan bonitos que están expuestos en el
casino!.
..-¿Y quien los ha pintado?.
Pregunta, Román.
..-Pues
hay cuadros de Manolita Monterde, Bartolomé Rodriguez, Rosario Román
y de Matías “Vangog”.
Responde Benita.
..-¡De Matías
“Vangog”...pobre muchacho, se cree un gran pintor y es el
hazmereir de la gente, ese le pasa igual que a Juán “revoltillo”,
que se cree un famoso escritor, vamos un Edgar Allan Poe o un
Lovecraft...jajajajaja...pobres diablos!
Exclama Román, con
carcajadas.
..-Bueno cariño, tómate la leche con miel y vamos a la
cama, que tengo que estar mañana en la estación a las ocho de la
mañana.
Sobre las seis y media de la mañana, Román, se
incorpora, para hacer una taza de café, sin molestar a su mujer, que
duerme de forma profunda, poco después, arregla el canasto, con la
comida, y sale para la estación a bordo de una pequeña moto de 49
cc. Sobre las cinco de la tarde, regresa para casa, encontrando el
cuartel cerrado y las vecinas extrañadas, por la ausencia de
Benita. Tras golpear la puerta, nadie responde, y la persiana de la
habitación dormitorio continúa bajada.
..-Benitaaaaaaaaa.
Grita con
fuerza, golpeando con furia, sobre la madera.
Al no poder entrar a
través de la ventana, avisan a Ricardo, hijo de Faustino, todo un
experto en abrir los postigos de las puertas, con la ayuda de una
ganzúa. Una vez abierta la puerta, Román se dirige hasta el
dormitorio, llevado por su instinto.
..-¡Benitaaaaaaaa, responde
por favor!.
Exclama, gritando con fuerza, mientras un fuerte
presagio se apodera de su fornido cuerpo.
..-Benita, por favor,
háblame.
Intentando despertar a su mujer con sacudidas, una y
otra vez, sin que haya respuesta. Algunos vecinos, ya han llamado al
médico local, al percatarse de la situación, y este acude con
prontitud para declarar el fallecimiento de la mujer.
Poco
tiempo después, del fallecimiento de Benita, el cuadro retorna
nuevamente a casa de Matías, quedando colgado en el salón comedor,
presidiendo la pequeña sala, con sus cautivantes colores y aromas.
Francisca, vecina de Manuela, acude con cierta regularidad a casa de
esta, pues es norma común entre los vecinos, que las puertas
permanezcan abiertas durante el día, y así no molestar con
inoportunos golpes en las puertas, Francisca, curiosa, fisgona y
cotilla, es la clásica vecina que pasa más tiempo en casas ajenas,
que en la suya propia y es en estos momentos, cuando penetra en la
casa de Manuela, para pedir un poco de sal, para aliñar el pescado
que ha comprado de Acevedo, esta mañana.
..-¡Manuela, buenos días,
me das un poco de sal!.
Exclama.
Sin que haya respuesta, Francisca,
penetra en la casa y escudriña con la vista toda la
habitación.
..-¿Hala, vaya cuadro bonito que posee Manuela, no creo
que lo haya pintado el gandul del hijo?
Realiza la pregunta en
silencio, mientras se acerca para admirar la obra. Atraída,
cautivada y embrujada por los colores y aromas, Francisca, se acerca
hasta el cuadro para exhalar y saborear la fruta, como ocurrió con
Benita, luego desaparece, al comprobar que la familia no se encuentra
en casa.
Días
más tarde, la ausencia de Francisca, pasa desapercibida por los
vecinos de la calle, pues piensan que ha podido marcharse a casa de
su hija en el pueblo de Gibraleón. Pasadas tres semanas, Paula, hija
de Remedios y vecina de Francisca, da la voz de alarma, cuando jugaba
al juego de esconder. Adherida a la puerta de madera de la casa de
Francisca, para pasar desapercibida de sus amigas, Paula, nota un
fuerte olor a carne putrefacta, sobresalir a través de los bajos de
la puerta, y acude a dar la noticia a su madre.
..-¡Mamá, he
notado un fuerte olor a carne podrida, salir de casa de tía
Francisca!
Exclama, nerviosa y agitada.
..-Francisca, se
encuentra con su hija en Gibraleón, puede ser que haya quedado carne
fuera del frigorífico.
Responde, Remedios.
Transcurridos
varios días, Luisa, se presenta de incógnito en casa de su madre,
Francisca, desatando todas las alarmas. Tras golpear la puerta, no
halla respuesta y es cuando algunas vecinas incluidas Manuela, quedan
sorprendidas.
.-.¡Pensamos, que tu madre estaba contigo en
Gibraleón!.
Exclama, Manuela, pensando lo peor.
..-Lo mejor,
será avisar, a la guardia civil, mucho temo que....
Es entonces
cuando Manuela, da un manotazo a su marido, no quiere tensar más la
situación, con la hija de Francisca, delante.
..-Mi madre, mi madre,
que le ha ocurrido, por favor decídmelo.
Grita de manera histérica
Luisa, que es calmada por las vecinas, mientras Manuela, prepara
infusión de tila.
La
expectación, suscitada frente a la casa de Francisca, es enorme. La
guardia civil con el sargento Peláez, en cabeza, trata de proteger
la zona con pañuelos en las fosas nasales, ante el nauseabundo olor
a carne putrefacta, corrompida y podrida, que brota a través de los
bajos de la puerta.
Llegado
el juez de Valverde del Camino, se abre la puerta y forense, guardias
civiles y juez, entran en la habitación protegidos con pañuelos.
Efectivamente,
el cadáver de Francisca, aparece en la mesa del comedor, con
avanzado estado de descomposición. La dantesca escena, vivida con el
cadáver, es indescriptible, el cuerpo, reposa sobre la silla,
inclinado, con la cabeza, reposando sobre las extremidades
superiores, como si hubiera estado dormida. El cuerpo, sometido a las
altas temperaturas, explotó y reventó, manchando todo el
extrarradio de mesa, sillas y demás mobiliario, de un líquido
purulento, ulcerado y corrompido, hediondo, fétido y maloliente, no
apto para personas impresionables, delicadas y sensibles.
Dos
extrañas muertes se han producido en pocas semanas, ambas al entrar
en contacto, con el cuadro supuestamente pintado por Matías.
..-¿Muertes
fortuítas, casuales, accidentales?.
Es la pregunta que se hace
el sargento Peláez, meses después de resolver el caso de los
pastores. Aunque en relación con el caso de los pastores, aquí las
victimas no guardan ningún tipo de vínculos y correlación y a
estos fallecimientos, se le otorgan, orígenes casuales El primer
fallecimiento, por fuerte colapso mientras dormía y el segundo mala
combustión del brasero de carbón, que originó un ascenso de
monóxido de carbono, provocando una muerte dulce, mientras dormía
de manera plácida.
A
finales de junio, en periodo post vacacional, la escuela grande,
decide hacer una gran exposición, donde se exhiba todo tipo de
manualidades, de personas del pueblo y es aquí donde nuevamente,
Matías, traslada su famoso cuadro, para que sea admirado por la
gente del pueblo. Una de las aulas de la escuela, será la que
acoja, dicha exposición. Todo el arte de los Tharsileños, se ve
reflejado en los numerosos objetos presentados, destacando, muebles
de madera, jaulas para pequeñas aves y para perdices, botas, zapatos,
cananas, zurrones y todo tipo de objetos realizados con cuero. También bordados con todos sus géneros, punto, ganchillo, hilo. Objetos realizados en fragua, badilas, pinchos para buscar turmas y
gurumelos, braseros, y por supuesto cuadros y dibujos de los artista
locales. Tras una breve charla de Don Manuel el cojo y Doña Juanita,
la exposición queda inaugurada y son numerosas las personas
incluidos jefes de la mina, los que aplauden dicha exposición, con
una gran ovación final.
Ernestito,
el alumno más empollón de Don Manuel, número uno de la clase,
mimado y consentido, será el encargado de vigilar la exposición
para que todo transcurra con normalidad. Durante todo el día, fueron
desfilando personas. Al caer la tarde el número de personas fue
disminuyendo, hasta quedar la sala prácticamente vacía con la
llegada del crepúsculo. Antes de cerrar el aula hasta el día
siguiente, Ernestito, daba su ultimo paseo por la exposición,
contemplando las diferentes obras, quedándose pasmado al pasar
frente al cuadro de Matías “Vangog”.
..-¡Vaya cuadro, ha
pintado, el imbécil de Matías, no sé como le ha dado por pintar
este bodegón, pues lo suyo son los paisajes de las minas que
circundan el pueblo!.
Exclama en silencio, mientras dirige su
mano derecha, hacia la pintura.
..-Que olor, fragancia, aroma,
despide esta fruta, dan ganas de probarla, y como no hay nadie en la
sala...
Ernestito, dirige su mano hacia la fruta, para una vez
impregnada de aceite, llevarla hasta la boca y degustar su extraño
aroma. Satisfecho por el deber cumplido, cerraba las puertas en este
primer día de exposición, mientras en la puerta de la escuela
aguardaba un coche, que lo llevaría de vuelta a casa.
Al
día siguiente, sobre las ocho de la mañana, suena el despertador en
casa de Ernestito. Teresa, madre, de familia acomodada, jamás tiene
que despertar a su hijo, pues nada mas sonar el estruendoso sonido
del reloj, ya Ernestito, está junto a la mesa para degustar el
exquisito desayuno que prepara Teresa.
..-¡Que
raro, mi hijo aún duerme, debe estar cansado del ajetreo del día de
ayer, voy a llamarlo!.
Exclama.
Tras golpear la puerta de la
habitación, nadie responde, tan solo el canto de un mirlo común,
sorprende a Teresa, desde el cercano jardín. Nerviosa y agitada,
Teresa, penetra en la habitación y dirige sus pasos hasta la cama
donde se adivina la figura de Ernesto, envuelto entre sábanas y
colchas.
..-¡Ernesto, hijo, despierta, tienes que ir al colegio para
abrir el aula...Ernestoooooooo!.
Exclama, con un grito final que
retumba en toda la casa. Poco después el médico local como
sucediera con Benita, declara el fallecimiento del joven.
La
muerte del joven, crea consternación, aflicción y pesadumbre entre
la población, que despiden al joven con grandes muestras de cariño
hacia unos afligidos padres, que no entienden como su hijo pudo
fallecer, en el momento que gozaba de una salud de hierro, tras unos
primeros años de vida donde una fuerte neumonía, pudo poner fin a
su vida. Son ya, con el fallecimiento de Ernesto, tres, las personas
que han perdido la vida en un corto intervalo de tiempo, personas que
gozaban de buen estado de salud y que fallecieron de manera
misteriosa en una noche, exceptuando el caso de Francisca, fallecida
por la exhalación de monóxido de carbono.
Cancelada
la exposición, por el fallecimiento de Ernesto, Matías, retira el
cuadro, y este es llevado hasta un huerto cercano a Umbría Madroñal.
En la choza del huerto, Matías, dedica el tiempo a leer novelas de
Marcial Lafuente “Estefania”, cuidar media docena de jilgueros y
verderones y también a pintar y retocar cuadros. Y es lo que se
dispone a hacer en estos momentos, debido al manoseo, palpamiento y
toqueteo, que ha sido sometido el cuadro, en las diversas
exposiciones, que ha sido expuesto.
La
mañana se presenta fría, por lo que Matías, decide encender una
fogata en la chimenea, que mitigue el frío y arrima hasta la boca de
la chimenea leña de eucaliptos y pinos. Para favorecer el encendido,
Matías, vierte el extraño ungüento, sobre papel, con tan mala
fortuna que derrama sobre el suelo, una cantidad suficiente, la cual
se inflama al entrar en contacto con la cerilla, prendiendo fuego a
todo el mobiliario antiguo de madera. Pronto el fuego se propaga por
toda la choza, atrapando a Matías, que sucumbe, entre desgarradores
gritos, por salvar su vida. Algunos vecinos, acuden de manera veloz,
al contemplar las llamas sobre la choza, pero ya nadie puede hacer
nada, pues el fuego en un corto intervalo de tiempo, ha devorado todo
cuanto se ha encontrado a su paso, y solo los gruesos muros de rocas,
han resistido, las altas temperaturas alcanzadas.
El
cadáver de Matías, aparece totalmente carbonizado, entre algunos
objetos de acero e hierro, el misterio que encerraba el cuadro, jamás
podrá ser desvelado.
..¿Jamás?
Esterquera,
en los alrededores de Pueblo Nuevo
..-¡Vaya cuadro precioso, es un
bodegón, igual al que yo estoy pintando...pues sabéis que os digo,
a la porra el que estoy pintando, me quedo con este retiraré el
vidrio que lo protege, y diré que lo he pintado
yo...jajajajaja!.
Exclama entre fuertes risotadas el joven
pintor Matías, “Vangog” en una de las muchas esterqueras que hay
sobre el pueblo, en esta, además, situada en el barrio de Pueblo
Nuevo vierten basuras también, amas de casas, de jefes de la mina.
..-Vaya, acabo de retirar el vidrio que lo protege, ahora lo que haré
será, con estos ungüentos que he fabricado, darle brillo,textura y
color, así nadie sabrá, que el cuadro ha sido reformado, de esta
manera nadie más se reirá y mofará de mí....jajajaja...una vez
terminado le añado mi firma, para que crean que ha sido pintado por
mí, tiembla Bartolomé, Manolita, mi cuadro será el más
admirado..jajajajaja.
Glasgow
1926...Mister Duncan, el bodegón que encargó, ha sido
terminado.
..-¡Muy bien Charles, este bodegón me acompañara en mi
viaje hasta Minas de Tharsis, donde viviré en una gran casa, quiero
un buen marco de madera noble y un vidrio, que proteja la pintura, y
desde aquí lanzo una maldición, hay de aquel que ose tocar la
pintura, desprotegida del vidrio, fallecerá de manera fortuita y
nadie podrá sospechar nada...solo el fuego acabará con dicha
maldición, pues esta obra realizada para mí, jamás podrá ser
manipulada por persona alguna.
El
Cuadro...Un relato original de Marcos Tenorio Márquez.
La
cultura, forma parte del ser humano, leer, escribir, es un don que nos
sirve para comunicarnos y compartir, junto a otras personas, nuestras inquietudes, sensaciones, impresiones y pensamientos.
Muchas
gracias a todos los lectores, que me siguen a través de mi blog,
representáis una gran fuente de motivación e inspiración, para
seguir escribiendo.
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminar