Recuerdos de Tharsis....Arde el cabezo del Madroñal.
...Aunque me
encontraba realizando el servicio militar en Las Palmas, mis padres a
través de una carta, me notificaban del pavoroso, espantoso y
terrible incendio que asoló el bello enclave conocido como cabezo
“Madroñal”. En su vorágine, torbellino y ciclón de fuego, las
grandes llamaradas, arrasaron sin piedad, aniquilando y reduciendo a
cenizas, multitud de hectáreas de pinos carrascos, piñoneros,
madroños, jaguarzos, jaras, tojos, aulagas, y también una
importante fauna de reptiles, aves y mamíferos. Incluso los seres
humanos que habitan alrededor de su cumbre, corrieron peligro, por la
proximidad de las llamas.
El cinturón de huertos centenarios, con paredes de poca altura, fueron arrasados y algunos arboles frutales, reducidos a cenizas.
El año de 1984, fue un año difícil para la compañía Española de Minas de Tharsis. Los mineros, se vieron obligados a plantear una huelga, pues la compañía quería reducir el número de trabajadores por la crisis y la bajada del precio en la pirita. No quiero vincular el incendio producido, con medidas de presión para que la compañía reconsiderara su postura y diera marcha atrás, y debo pensar que el incendio se produjo de manera fortuíta. De lo contrario, si el incendio fue concebido por algún grupo de pirómanos, para demostrar a la compañía del poder de persuasión y convencimiento de todo un pueblo, para que recapitularan y cambiaran de postura, debo decir bajo mi modesto punto de vista, que se equivocaron, al prender fuego a un bello enclave que nunca jamás volvería a ser como antes.
En las labores de extinción del incendio, aparte de personal de la compañía y personas voluntarias del pueblo, formaron parte una dotación de bomberos, guardia civil y personal cualificado.
También varios hidroaviones y helicópteros sobrevolaron la zona arrojando agua. La compañía, con maquinaría y camiones cisternas, contribuyó a erradicar el importante incendio que se trasladaba por las cumbres cercanas, llegando incluso a la cercanía de chalets situados en la zona de Huerta Grande. Por fin el incendio fue erradicado, pero el panorama era desolador. Los que conocíamos bien, este importante enclave de nuestra pedanía, quedamos desolados, abatidos y afligidos, al recordar nuestros años de infancia y adolescencia en la búsqueda de nidos y exploración de sus terrenos. Mientras, en el pueblo, la huelga recrudecía, aumentaba y las acciones en contra de la compañía intensificaban, con cortes de carreteras y caceroladas a las puertas de la oficina general. Todo este panorama desolador se tradujo en actos vandalicos y jóvenes rebeldes, saquearon, asaltaron y desvalijaron el club de Pueblo Nuevo, y algunos chalets de jefes de la mina. Estas medidas persuasivas, cesaron, cuando la compañía entabló conversaciones con el comité de empresa, para llegar a un principio de acuerdo. Gracias a la mediación de los grupos Socialistas, que gobernaban en España y Andalucía, se acordaba y firmaba, que los mineros que tuvieran un número de años trabajando en la mina y contramina, quedaran jubilados con casi el 90% de su salario. Esta masiva jubilación de mineros, obtuvo frutos deseados en los albores del verano de 1986, cuando la compañía realizó casting, para contratar personal joven. Aunque debo decir que este casting resultó toda una pantomima, imitación y parodia y los que resultaron elegidos ya estaban contratados por el señor...Don Enchufe.
A punto de licenciarme, recibo una
carta, de mis queridos padres, entre
los saludos de rigor, unas lineas más
abajo, reza estas palabras.
...-Hijo, el cabezo
de Madroñal...arde.
Afligido y consternado, seguí leyendo
con avidez, aunque, solo conseguí
derramar unas lágrimas, pues mis
padres me quedaron con la
incógnita del huerto de mi
abuelo, separado por una pequeña
pared de roca.
Ya licenciado, recorrí el cabezo, que se
encontraba desolado, yermo y devastado.
Ya no escuchaba, el arrullo de las tórtolas
ni el melancólico canto del mirlo,
no veía las ambarinas flores de tojos y
aulagas, con sus destellos dorados
ni la veloz carrera de los conejos en
busca de madrigueras.
Observé entonces, pinos, desprovistos de sus
bonitos trajes verdes, perfilando el azulado
cielo como flechas ennegrecidas.
Observé, tímidos brotes de brezo,
brotar desde la tierra yerma, que
comenzaba a cicatrizar, tras las primeras
aguas recibidas.
Cerré los ojos e imaginé aquel lugar, donde
busqué con mi inocencia de niño, el nido
del cuco, donde encontré mis primeros
nidos de pardillo, junto a mi amigo
Juanillo. Aquel lugar, donde me
enamore por primera vez y
donde le dí la calada a un
cigarrillo.
Recuerdos de Tharsis....Arde el cabezo del Madroñal
Marcos Tenorio Márquez.
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