viernes, 17 de noviembre de 2023

Tharsis, velada de 1970..."El campeón de recogida de varillas"

 

Tharsis, velada de 1970..."El campeón de recogida de varillas"



...Año de 1970, Minas de Tharsis, iniciaba una nueva década, cargada de esperanza y prosperidad, con el reconocimiento por parte de los responsables de las minas, de otorgar una medalla conmemorativa a los mineros, por la consecución el año anterior, del desplazamiento de un millón de toneladas de mineral.


Esta medalla, representaba para los mineros, todo un orgullo y reconocimiento, por la labor desarrollada a lo largo del año, donde el duro trabajo, agotador y penoso, fue realizado con responsabilidad, pundonor y honra, por avezados y curtidos mineros, siempre bajo la sombra de protección de la patrona Santa Bárbara.


El pueblo por su parte, sufría de forma inexorable, como la emigración, hacia otros puntos de España y el extranjero, diezmaba una población, que aún contaba con miles de habitantes, muchos de ellos hacinados en pequeños cuarteles.


Sin embargo, estas condiciones, no lograron que la población cayera en el profundo pozo de la depresión y lograron sobreponerse, a la continua despoblación de barrios emblemáticos del pueblo, y la gran escuela vieja, con la apertura de un nuevo colegio de dos plantas, moderno y flamante.


La velada, en este año, se esperaba, con verdadera ansiedad. Un gran elenco de artistas, de reconocido prestigio, amenizaría las calurosas noches del pueblo, donde un sinfín de atracciones de feria, harían las delicias de niños, adolescentes y también de personas maduras, con “El Látigo” como ejemplo.


Los responsables de la comisión de festejos, habían planeado que todo resultara ameno, perfecto, entretenido, para que los miles de forasteros que visitaran el pueblo, se llevaran una grata impresión de la fiesta, a los que todos bautizaban como unas segundas “Colombinas” .


Dentro de los juegos y deportes, que la comisión de festejos, había planeado, para la semana de la juventud y de esta forma festejar nuestra velada, existía uno nuevo, sin duda, surgido de la mente de algún responsable de la comisión. A dicho nuevo juego se le otorgó el nombre de...”Campeonato de recogida de varillas de cohetes”.

Las bases de dicho campeonato eran sencillas, tan solo habría que recoger el mayor número de ellas, al ser lanzadas por el cohetero y sería un solo día, el sábado de velada.


Multitud de niños de todo los barrios del pueblo, se inscribieron, entre edades comprendidas de 7 a 12 años. De todos ellos, destacaba sin duda Tomasín, rápido y veloz, también intuitivo, representando a la barriada del “Coto”.


Llegado el sábado de velada, la expectación, era máxima y multitud de personas se agolpaban por los alrededores desde donde partiría la comitiva, con las carrozas de la reina y damas, gigantes y cabezudos y la banda de música del Cerro del Andévalo, que amenizaría el recorrido, con pasodobles, canciones populares y folclóricas.


Los primeros cohetes, estallaban en el azulado cielo de Tharsis, y multitud de niños, corrían tras la varilla que caía sin remisión al suelo, tras desalojar la pólvora con el característico estallido. Mientras tanto, gigantes y cabezudos, al compás de la música, amedrentaban a los más pequeños de las casas, que permanecían escondidos tras los adultos. El cohetero, con su ayudante, reclamaban toda la atención de los niños, ansiosos por ver un nuevo cohete partir hacia el cielo. Llegado ya el crepúsculo, la expectación crecía, debido ya a los últimos cohetes. Como se suponía, Tomasín, ya había alcanzado una importante cifra de varillas, aunque había surgido un duro competidor, desde la barriada de Santa Barbara, apareció un joven de aspecto escuálido, de piel blanquecina y enjuto, que respondía al nombre de Benito. Este joven, poseía un cuerpo extremadamente flaco, cuyas piernas largas y fibrosas, podían recorrer en pocos segundo mas de cien metros.


A punto de caer la noche, en todos los hogares, madres y abuelas, se afanaban en planchar toda las ropas adquiridas, en distintos comercios y las luces del real de la feria comenzaban tímidamente a brillar. Por fin, la comitiva llegaba hasta el punto final y el juez dio por finalizado este primer campeonato de recogida de varillas.


Tomasín y Benito, eran los niños que más varillas habían cogido y tras el recuento del juez, surgió la sorpresa, ambos habían alcanzado la misma cifra de varillas, por lo que se decidió desempatar con un último cohete, que decidiera quien sería el campeón.

El cohetero, hombre tranquilo y parsimonioso, colocó el cohete, entre sus dedos indice y gordo y sacando su mechero de yesca, frotó la ruedecilla para que la yesca encendiera. A continuación acercó la yesca hasta la mecha y el cohete ascendió hasta el cielo crepuscular, seguido por una gran expectación, que aplaudían, cuando ambos niños, salieron como centellas en busca de la varilla que le haría campeón.


La varilla tras desalojar la carga, caía sobre una zona, cercana al cine Emilita, y ahí es donde Tomasín, con su intuición, sacaba unos metros a Benito, el cual no pudo arrancar hasta ver donde caía la varilla. Tomasín, rápido y veloz, marchaba en cabeza, en busca de la varilla, pero a falta de unos cien metros, pudo divisar como Benito lograba rebasarle, gracias a su zancada y recoger la varilla del suelo, ante el delirio del numeroso público congregado.


Hundido, con lágrimas en los ojos, Tomasín, lloraba de forma desconsolada, creía en la victoria, ya que nadie hasta la fecha, había podido ganarle. Había saboreado, las mieles del triunfo, pero en el instante final surgió la figura de Benito, con humildad, sin ejercer la prepotencia que caracteriza a Tomasín y convertirse en el campeón.

No obstante, la comisión de festejos, otorgaría un premio de consolación, para los segundos clasificados en todas las modalidades de juegos y deportes de la semana. En el baile posterior en la caseta, antes de la actuación estelar, la comisión de festejos, colocaba medallas sobre los cuellos de los agraciados y por los altavoces resonaba


...-¡Campeón, del primer campeonato de recogida de varillas...procedente de la barriada de Santa Barbara...Benito!


Exclamó el presentador, seguido de una fuerte ovación. Poco después, la reina, acompañada del presidente, colocaba sobre el cuello de Benito, la medalla de color dorado y un sobre. Benito, con timidez, alzó la medalla y el público ovacionó su nombre, mientra la reina lo sorprendía besando su mejilla, lo que ruborizó al joven.


Ya en casa, Benito, abría el interior del sobre, encontrando un billete de mil pesetas en el interior, el cual fue repartido de forma solidaria, entre los hermanos, los cuales agradecieron este bonito gesto del campeón, ante la atenta mirada de unos padres felices.


Velada de 1970...”El campeón de recogida de varillas”.


Un relato original de... Marcos Tenorio Márquez.

 


 

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