Recuerdos de Tharsis...Temporada de zorzales.
El zorzal común (Turdus Philomelos)
...Con la llegada del otoño y la bajada de temperaturas, de nuevo comenzábamos a preparar las trampas o “costillas”, guardadas tras el verano. Aunque esta vez no acudíamos hasta los diversos lugares donde el agua se concentraba, más bien, a zonas donde abundaban olivares y acebuches, para tentar un ave proveniente del lejano norte de Europa y este de Asia, donde anida.
Perteneciente a la familia de los turdidos, el zorzal común, (turdus philomelos) es un ave, bastante común en Europa y parte de Asia, donde gracias a su dieta de insectos bayas y semillas, suelen sacar varias nidadas con bastantes polluelos, al año. Aunque es cierto que es un ave bastante prolífica y abundante, últimamente ha descendido considerablemente sus poblaciones, como viene ocurriendo con la mayoría de aves, debido a la acción del hombre, de manera directa o indirecta: directa, porque es perseguida de manera constante por el ser humano, que emplea diversas artes para cazarlos, en la que quizás las redes japonesas o invisibles, de manera ilegal, es la que causa, mas daños a sus poblaciones, para consumir su carne y por el paté elaborado con su hígado, e indirecta, por las grandes explotaciones agrícolas, donde el uso de insecticidas, herbicidas y otros productos para controlar insectos y malas hierbas, se han convertido en venenos mortales para todo tipo de criaturas. Existen varias variedades de zorzales, siendo el más corriente el común, seguido del alirrojo, charlo y real. Este último es visitante esporádico, ya que es el que más retirado vive de todos, en las frías tierras nórdicas, de países como Noruega, Suecia y Finlandia. La dieta de los zorzales es variada, pues alterna semillas y bayas, con insectos. Y tras esta breve introducción pasamos a relatar un día de cacería cualquiera, empleando el arte de las trampas o “costillas” como son conocidas en otras zonas del pais.
...Nos trasladamos muchas décadas atrás, concretamente en la década de los años setenta, que es cuando comienzo a conocer las diversas artes en la caza de aves, gracias a mi padre, al cual esta arte, fue transmitida por sus antepasados. Ya como comenté en un anterior relato, dedicado a esta arte, debo decir que siempre ha estado prohibida, debido a que no es selectiva, como puede ocurrir por ejemplo en la caza con armas de fuego, donde el cazador elige la presa a abatir. Hoy día ya esta arte queda como recuerdo, de una época donde abundaba todo tipo de aves, justificando y demostrando, que este tipo de arte no causaba impacto en las poblaciones de aves, como puede ocurrir con la agricultura intensiva y los productos químicos usados.
Recuerdos de Tharsis...Temporada de zorzales.
...Mis recuerdos con esta forma de cazar, se remonta como dije, a la lejana década de los años setenta. Ya en casa, en mi infancia, solía observar, a mi vecino, como preparaba las trampas, bajo el calor que brindaba el astro rey, en unas fechas donde había que rehuir de las sombras que ofrecía, los cuarteles, para buscar el lado de solana. Allí, junto a su amigo, ambos preparaban, decenas y decenas de trampas, con diversos cebos. Ya preparadas, se trasladaban al lugar elegido, para situarlas y colocarlas en lugares estratégicos. Con la llegada del crepúsculo, volvían para casa, para volver al día siguiente y comprobar e inspeccionar, que había ocurrido durante las primeras horas de la mañana, que es cuando las aves muestran mayor actividad. Con las aves capturadas, volvían a montar y accionar de nuevo las trampas que habían perdido cebo. Retirados a un lugar escondido, desde allí visualizaban, la zona, al calor de un buen fuego que mitigaba el frío adquirido. Fuego por su parte, que se usaba, una vez, echo el rescoldo, para asar, carnes, chorizos, tocinos y todo aquello que pudiera hornearse en las ascuas creadas por jaras y jaguarzos. Con intervalos de dos horas o más, se comprobaba y revisaba, la zona de trampas, para recoger las aves capturadas y reponer cebo donde faltaba.
Mi primera experiencia, con el arte de cazar zorzales, me llega, rebasados los doce años. Los sábados, tras el descanso del colegio, me gustaba inspeccionar lugares cercanos al pueblo, en mi afán de conocer un poco más el bello entorno que nos rodea. La zona de Huerta Grande, especialmente me atraía, ya que la conocía desde muy pequeño pues allí recolectábamos las “pelatas” para las “jachas” que hacíamos en la era. Una mañana de Noviembre, cuando ya el frío se dejaba sentir, encaminé mis pasos hasta una zona que había observado, el verano anterior, en los paseos que daba con mi padre. Una zona de olivos que discurría en paralelo a un barranco de aguas ácidas. Mi sorpresa fue mayúscula, allí encontré a mi amigo de la infancia Andrés Ponce (d.e.p) con su padre José Manuel (d.e.p). Tras los saludos de rigor, los acompañé, sentados al pie de la pared del huerto del Belicano (d.e.p). Desde la pared se observaba todo el olivar y las aves que entraban y salían en gran número, para saborear las aceitunas maduras. Transcurrido un tiempo, padre e hijo me invitaron , a que los acompañara a revisar y comprobar las trampas, distribuidas. José Manuel, como gran maestro, había elegido para colocar las trampas, lugares donde sabía que el zorzal acudiría y efectivamente, pronto pude comprobar, como en la primera trampa, había capturada un ave de colorido excepcional, pregunté con curiosidad, pues nunca había observado antes, dicha ave.
...-¿ Que pájaro es ?
…-Esto es un zorzal, jajajajajaja.
Respondió, José Manuel, con una sonrisa burlona.
Proseguimos observando las trampas, sabiamente, distribuidas. Andrés con un manojo de trampas, preparadas con cebo, entregaba a su padre, para que reemplazara a la que había capturado un ave o había sido comida. Con un buen alijo de zorzales y algún mirlo, volvimos de nuevo hasta la pared del huerto, para esperar otro tiempo en el que de nuevo se comenzaría a comprobar las trampas. En ese momento y con el gran maestro, José Manuel, comencé con una serie de preguntas que satisficiera mi curiosidad, porque era la primera vez que observaba esta forma de caza, ya que con mi padre, solamente había acudido a los lugares que alojaban agua en verano.
...-Estos gusanos que usáis como cebo, que son.
...-Estos cebos lo llamamos roscas, que la puedes encontrar en diversos arbustos o plantas vegetales. Estas precisamente que observas, son de cardos, esos a los que acuden los jilgueros, cuando están verdes en primavera. Una vez ha terminado su ciclo, se seca, creciendo en su interior, no en todos, un gusano de alguna mariposa. También roscas, puedes encontrar en las jaras, aunque de mayor medida y de color amarillento, en el interior de los populares “gamones” también crían, estas roscas y en otras plantas, aunque mi favorita sea la de cardo, por la dureza que ofrece. Otro cebo muy bueno, es la llamada “miñocla” perteneciente a la larva de un escarabajo, que se encuentra en una zona especifica, un carril que nos conduce hasta las “Peñitas” a una centenas de metro después de abandonar la carretera. Y en el tiempo, ya cuando escasea la aceituna, es muy efectiva ponerlas como cebo.
...-¿Hay aquí en el pueblo, mas lugares, donde se puede cazar el zorzal?.
...-Pues claro, que hay más lugares, este que ves es el más cercano, te diré algunos, pero no lo comentes con nadie, es secreto.
La finca de “Las Fiñas” es un excelente lugar, alterna olivos, encinas, alcornoques y es bastante amplia la zona en la que puedes distribuir las trampas.
“Las Infantas” para muchos, es la zona “rey” donde cazar el zorzal. La verdad que es una zona muy buena, posee un olivar extenso, rodeados de abundante vegetación, de encinas, acebuches, jaguarzos, jaras, aulagas, tojos, ideales para los zorzales.
“El Empalme”...Sinceramente, para mi, es el mejor sitio, aunque está muy alejado. Tiene todo para atraer al zorzal, mirlo y demás aves, excepcional junto con las Infantas, sin duda los mejores lugares.
“Cementerio de los Ingleses”... Otra gran zona, posee también un olivar de olivos centenarios, da un poco de reparo, que se encuentre junto a un lugar sagrado, por lo demás, abunda los zorzales, mirlos, rabilargos, estorninos y demás aves que te podrían dar una buena jornada de caza.
“Las Puercas”...Otro lugar muy alejado, posee pocos olivos, pero es muy visitado, por el zorzal, por su extenso barranco que atraviesa la finca, en un extremo.
También hay zonas, que no poseen olivos ni acebuches, son barrancos, en cuyos contornos ha crecido jaguarzos, jaras y otro tipo de arbustos, que atraen al zorzal, que encuentra en la tierra húmeda, insectos con los que alimentarse.
Todos estos lugares que te he nombrado, exceptuando los barrancos, poseen viejas paredes de rocas, en las cuales crían caracoles, sin duda un manjar para los zorzales.
Acompañe, muchos fines de semanas, que se convirtieron en años, a padre e hijo. Alternaban el olivar de la “Huerta Grande” con el de “Las Fiñas” . Aprendí mucho de José Manuel, todo un experto...
...-El zorzal, acude al olivo, coge la aceituna y se marcha al monte cercano, allí, lejos de miradas indiscretas, da buena cuenta de la aceituna, por eso es, en estos lugares, aparte del olivar, es donde se debe distribuir las trampas.
Mis primeros zorzales capturados, fueron en la finca de “Las Fiñas” junto a mi buen amigo Juan Rodríguez Domínguez (d.e.p). Ahí fue nuestro bautismo de fuego, ahí comenzamos nuestra temporada, y en años sucesivos visitamos todos los lugares mencionados por el maestro José Manuel, con desigual suerte. Hoy ya día con el arte totalmente olvidado, solo la caza con armas de fuego, muestra actividad, colocándose el zorzal, en el podium de las aves cinegéticas más valorada por los cazadores.
Recuerdos de Tharsis...Temporada de zorzales.
Un relato de...Marcos Tenorio Márquez
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