Recuerdos de Tharsis...Días de escuela (La extinta E.G.B)
…..Pasada la primera etapa en el colegio público de Tharsis, que comprendía desde primer curso hasta quinto, una nueva etapa se iniciaba con los últimos tres cursos que quedaban para la obtención del graduado escolar. Esta segunda etapa, se iniciaba con cambios sustanciales en comparación con la primera. El primer cambio y más llamativo, sería las clases mixtas, donde niños y niñas compartiríamos pupitres en una misma aula. De esta forma, abandonábamos las clases divididas por sexo, dónde profesoras impartían clases a las niñas y profesores a los niños.
El segundo cambio, también bastante llamativo sería, que varios profesores formarían parte de nuestra educación. Cada profesor ocupaba un aula, desde la cual impartía su asignatura, por esta causa, al cabo de la mañana teníamos que cambiar de clase, para acceder al aula que nos correspondía según la asignatura. Cada hora, los pasillos del colegio, se llenaban de alumnos que buscaban la siguiente aula, para comenzar la clase. Esta nueva etapa en el colegio, me angustiaba, a medida que el verano avanzaba, surgiendo en mí cerebro, las preguntas.
...-¿Quién será mis nuevos compañeros, y los profesores?.
...-¡Habrá niñas en mi clase!.
Me preguntaba y exclamaba, en silencio, mientras disputaba intensos partidos de fútbol en el llano de la era.
A medida que los días avanzaban, iniciaba las compras de nuevo material para el colegio (cuadernos, bolígrafos, lápices, gomas de borrar, sacapuntas etc....) mientras el nerviosismo, desasosiego, aumentaba. La sola idea de compartir clases con niñas, me angustiaba, pues pensaba.
...-Que pasará, cuando el profesor me haga una pregunta, no sabiendo responder y me quede bloqueado, emitiendo un leve tartamudeo, que denote mi timidez, ante las carcajadas de los compañeros/as o cuando deba resolver un problema de matemáticas y tenga que salir a la pizarra, ante la atenta mirada de toda la clase.
Este tipo de complejos, es muy común en grupos de adolescentes, que muestran inseguridad, al sentirse observados por personas, aunque estas no realicen ningún gesto. La sola idea de hacer el ridículo, obstaculiza al cerebro, bloqueando las neuronas, produciendo un estado de nerviosismo, en la cual el sujeto sale del paso con cualquier excusa, aunque conozca la respuesta, antes de irrumpir con tartamudeos dando la respuesta correcta. Quizás este tipo de problemas, haya sido la consecuencia de que muchos adolescentes no superaran dichas asignaturas y catearan, abandonando el colegio antes de cumplir la edad.
Después de esta breve introducción, paso a relatar un día normal de colegio, en el año 1974. Denomino a este relato...Días de escuela...(La extinta E.G.B) mencionando el título de un gran grupo de rock, por desgracia ya desaparecido, llamado “Asfalto”.
Pasado el gran verano de 1974, donde disfruté de todas mis aficiones con la temprana edad de 11 años, comenzaba una nueva etapa en el colegio público. El primer día de colegio, como cualquier niño, me sentía raro, extraño, ante el reto de un nuevo curso, donde conocería nuevos profesores y alumnos. En el patio del colegio, multitud de niños y niñas, formaban en fila india, bien ordenados, para acceder a las aulas. Desde primero, hasta octavo, los distintos cursos entraban en las aulas con el profesor tutor asignado. En la aula asignada para sexto, una enorme cantidad de niños y niñas, invadían por completo la sala, con casi ochenta personas.
Reunidos los profesores, llegaron a la conclusión de hacer 3 grupos..6A-6B-6C.Yo quedaba incluido en 6C, donde las niñas eran mayoría, abrumadora, impresionante, produciendo una mayor sensación de inseguridad e inquietud en mi persona. Los primeros días de colegio, al no existir libros, consistían en algunos apuntes y sobre todo conocer los distintos profesores/as y compañeros/as. Al cabo de unos días, por fin llegaban los libros, que se recogían en la parte baja del colegio, al lado de la conserjería. Horas más tarde, llegaba el momento de forrarlos, con plástico transparente o cartón fino, luego después embriagado por el olor a papel, pasaba las hojas para ver las extraordinarias fotografías que acompañaban los textos.
El desayuno en mi hogar, consistía en el típico cola cao, acompañado de unas magdalenas riquísimas de la firma Ortiz. Luego después, tras consultar los horarios y asignaturas, introducía en la maleta los libros que hacían falta para la jornada, así como lápices, gomas, bolígrafos..etc. Bien abrigado, pues el otoño había llegado con fuertes borrascas, accedía al colegio, por una zona de huertos abandonados y verdes prados, donde verdecillos, bisbitas, lavanderas y algún colirrojo tizón, nos alegraba la vista, en la búsqueda de insectos al romper el día. Esta zona cubierta hoy día por el ayuntamiento, salón socio cultural, gimnasio y supermercado Día, era una zona de plena naturaleza en el centro del pueblo. Ya en el colegio, aguardábamos la hora de entrada para irrumpir con brío en las aulas, y despojarnos de la pesada ropa de abrigo. La primera asignatura de la mañana: Matemáticas, impartida por Don Adelaido Cristo Apolinar, que aparte de profesor, también ejercía como director del colegio, tras relevar a Don José Ramón Quilón Jaramillo. Recuerdo a Don Adelaido, tras un gran mostacho negro azabache, que se adecentaba con los dedos pulgar e indice, ordenando de esta forma algún pelo rebelde que sobresalía. También recuerdo sus dedos impregnados de tiza, de escribir en la pizarra, los distintos problemas matemáticos, pues al contrario que otros profesores que permanecían sentados en sus cómodos sillones, Don Adelaido, mostraba actividad, influido también por ser el director. Algunas veces, sus justificadas ausencias, de clase, eran un alivio para relajarnos y montar una pequeña algarabía, aunque de forma pacífica.
La segunda asignatura de la mañana: Ciencias Sociales, impartida por, Don Martín Rico, en un aula de aspecto sombrío, lúgubre y de silencio sepulcral, sólo fracturado por la presencia de alguna persona que accedía hasta las inmediaciones de su mesa, para dar un tema, y en voz baja se escuchaba un leve susurro en la clase...volcanes y terremotos.
Silencio, abandonamos la clase de Don Martín para acceder al recreo, y disfrutar de media hora de juegos y algún cigarrillo en la parte trasera. Después del recreo, nos aguardaba la última asignatura de la mañana: Lenguaje, impartida por la señorita, Doña María del Reposo, natural de Valverde del Camino. Doña María era una profesora de la vieja escuela, de métodos disciplinados, estrictos y severos. No le importaba castigar, con tal de conseguir, que en su clase reinara un clima de dominio y autoridad, que realzaba su fuerte personalidad. Recuerdo de ella, sus grandes ojeras de color morado, en un rostro, que denotaba su fuerte condición de mujer culta, entregada al servicio de la enseñanza.
Hasta aquí, las asignaturas de la mañana. Ya por la tarde, las asignaturas resultaban más asequibles, aunque todavía quedaban, varias sólidas y consistentes, como: Ciencias Naturales, impartida por, Don Raimundo, natural de Huelva y destinado en Tharsis, ese mismo año. Gran aficionado a la caza y el ajedrez, en su clase, al contrario que la de Don Martín y Doña María, reinaba un clima cordial. La personalidad de Don Raimundo, bonachón y campechano, disminuía en mayor medida, una asignatura que poseía muchos contrastes a lo largo del libro, con temas fáciles y difíciles. La asignatura de: Francés, impartida por la, señorita Loli, era totalmente inédita, hasta la fecha, en el colegio, pues a lo largo de los años, la asignatura común, era inglés impartida por, Don Gonzalo. Cambiaba con su carácter alegre y jovial el aula, formando las mesas y sillas en grupo de seis, para promover el estudio en grupo y hacer la asignatura más amena, entreteniday agradable.
Música, impartida por la monja, Doña Francisca, residente en el cercano pueblo de Alosno. Parece que aún la estoy viendo, acercarse al centro, con su “renault”. Excelente amiga de niñas, pijas, cultas y estudiosas, odiaba a los niños que ganduleaban en su clase y pasaban olímpicamente de la asignatura que impartía. Para tal asignatura Doña Francisca, hizo que compráramos una flauta dulce, por el precio de 136 pesetas (hoy día, esta cantidad es irrisoria, menos de un euro, pero hace mas de cuarenta años, constituía todo un desembolso, para la pobre economía familiar, más aún, si tu familia era numerosa)enfundada en una funda de color verde. Los exámenes de dicha asignatura, consistían en tocar una dulce melodía con la flauta, aparte, tenías que aprender a poner las notas musicales sobre el pentagrama con corcheas, semicorcheas etc.
Otras asignaturas bastantes asequibles en horario de tarde eran: dibujo, mi favorita, deseaba que llegara el jueves por la tarde, para pintar sobre mi blog de dibujo, unas cuartillas con bellos dibujos, sobre distintos temas que nos entregaba el profesor: Pretegnología, otra buena asignatura en la cual se pasaba un rato agradable, poniendo en practica nuestra imaginación.
Gimnasia, excelente asignatura, la cual consistía en un partido de fútbol, balonmano o baloncesto, según el gusto de los alumnos: Religión, impartida por, Don Santiago. Algunas veces llegaba a sofocarse, debido a la aptitud de algunos alumnos, abandonando incluso la clase. Más tarde volvía, después de hablar con el director. Y hasta aquí, este relato dedicado a los días de escuela en el lejano 1974.
Tan sólo me queda recordar a los profesores fallecidos en estas décadas...(Descansad en paz).....y algunos de mis compañeros que recuerdo, Manuel Franco Martín, Manuel Fernández Bayo, Pedro Rodríguez Medel (d.e.p) Juan Domínguez Pascual (d.e.p) Bartolomé Galán Santos, Manuela Poleo Alvarez, Carmen Gil, Josefa Domínguez Gómez, y otros muchos, que aunque recuerdo, no menciono, para no hacer muy extenso esta pequeña historia de nuestra adolescencia y juventud. Para todos ellos, va dedicado este relato.
Recuerdos de Tharsis...Días de escuela (La extinta E.G.B)
Marcos Tenorio Márquez.
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