viernes, 5 de marzo de 2021

Un dia de gurumelos


 

Un día de gurumelos



...Amanecía una mañana, de sol radiante acompañada de suaves temperaturas, donde el rocío de la noche anterior, debido a la ausencia de nubes, había dejado su rastro húmedo y acuoso para adherirse a nuestros zapatos, formando una fina película, al caminar entre la hierba que humedecía el cuero, y los bajos de nuestros pantalones, que comenzaron a secar, casi sin darnos cuenta, debido a la concentración que desarrollamos para descubrir los gurumelos.


Un camino de difícil acceso, pedregoso, serpenteaba los antiguos vaciaderos de mineral, hasta introducirse en un bosque de pinos carrascos y piñoneros. El canto del cuclillo nos acompañaba, anunciando la reciente estrenada primavera, mientras daba cuenta de de las plagas de procesionaria, que colgaban de las finas hojas de los pinos. Tras abandonar el bosque de pinos, nos adentramos en otro de eucaliptos, los cuales nos envolvieron y cautivaron, con su profundo aroma, cuyos bálsamos, recibieron con agrado nuestros pulmones.


Pasados los eucaliptos, monte bajo, cicatrizados por barrancos, nos recibía con bellas flores de adelfas, jaras y aulagas, a cuyos pies se extendían, mantos de delicadas flores, esparcidas y diseminadas para ser polinizadas por los incesantes zumbidos de abejas y abejorros.


Divisada por fin la dehesa, con sus interminables, encinas milenarias, el canto del mirlo nos atrajo la atención y pudimos gozar de su bellos trinos y gorjeos. Alambradas de espinos, delimitaban cada una de las parcelas, las cuales habían sustituido viejas paredes de rocas, donde lagartijas y algún lagarto ocelado, tomaban prematuros rayos de sol.


Al calor de una buena hoguera, pudimos secar nuestros pantalones y calzados, antes de comenzar la búsqueda de este sabrosa seta, llamada en la provincia de Huelva...gurumelo, cuyo nombre científico es..Amanita Ponderosa. No sabemos muy bien a que se debe su nombre, pero todo el mundo, destaca, que en el vecino país es conocido como “cogumelo” que significa seta, y esa puede ser la razón del nombre...gurumelo.


Al poco tiempo de iniciar la búsqueda, nuestro amigo Manuel, ya se preparaba para sacar el primero, apoyando su rodilla derecha en tierra e iniciando el protocolo que todo buen aficionado debe seguir, para que la preciada seta, salga de la grieta con toda su plenitud y belleza. Estos gurumelos aún en fase cerrada, son conocidos como “papas” por el parecido con el tubérculo y son los más solicitados, pues concentran todo el sabor y aroma. La tierra fresca adherida, y su intenso aroma nos motivaron y animaron a buscarlos con máxima concentración. Poco tiempo transcurrido, y es ahora Pepe (d.e.p) el que obtiene un precioso ejemplar a punto de emerger con su forma de paraguas. Compacto y denso, ya podría apreciarse su forma original, aunque aún, faltaba, el momento en el que despliega su sombrero, quizás esa noche hubiera emergido, al estar la luna en fase de llena.


Animados por los primeros ejemplares de la mañana, seguimos buscando con ahínco, insistencia y empeño, por las zonas donde con cierto misterio, suelen salir, cuando el tiempo es favorable. No todas las encinas, nos deleitan con tan extraordinario manjar, hay que saber bien las zonas, donde la llegada de la estación favorable últimos meses de invierno, primero de primavera, nos suelen fascinar con buenos ejemplares.


Circula un refrán muy cierto, que muchos aficionados conocen, que dice...”Si no llueve en Enero, ni turmas ni gurumelos” y es evidente y obvio, que el liquido elemento, es indispensable, en un mes, donde la esporas que contenían los ejemplares de pasados años, comienzan a germinar.


Transmitidos de padres a hijos en sucesivas generaciones, los lugares donde se encuentran esta preciada y estimada seta, son mantenidos, custodiados y protegidos, con celo, de terceras personas, que puedan mermar en años futuros, los valiosos emplazamientos.


Con la llegada del mediodía, nos dispusimos a almorzar, entretenidos con el canto de pinzones vulgares y el bello plumaje de abubillas, arrendajos y rabilargos. Un trozo de pan y algo de embutido, regado con el agua de barranco y cítricos de un naranjo cercano, nos dieron suficiente fuerza para acometer las últimas horas antes de la tarde. Con los canastos de mimbres repletos, de extraordinarias setas, tuvimos que echar mano de las socorridas bolsas de plástico, aún poco comunes por aquellos años y prohibidas años después para la recolección, pues impide el esparcimiento de esporas.


Declinando la tarde con el astro rey ocultándose tras la sierra, asistimos atónitos al majestuoso vuelo del gran duque, que retornaba a sus lugares de caza. Aún quedaba mas lugares por buscar, pero el largo camino de vuelta, hizo que tomáramos la decisión de abandonar y volver otro día. De vuelta para casa, nuestro buen amigo Pepe, tuvo una idea genial, en vez de acometer el viaje de regreso por donde habíamos venido...


..-¿Porque no regresamos, por la carretera, haciendo autostop?


Preguntó, Pepe.


..-Es verdad, que magnifica idea, has tenido.


Respondimos yo y Manuel.


En pocos minutos, estábamos los tres, haciendo autostop. En un corto intervalo de tiempo, paró un vehículo, el cual nos dijo que sólo podía llevar a uno. Echamos a suerte y me tocó a mí.

Cargado de gurumelos, regresé para Tharsis, regalando varios ejemplares al conductor que tuvo de deferencia y amabilidad de acercarme. Poco tiempo después, regresaron mis compañeros para pesar la fabulosa carga, que arrojó un peso de 26 kilos, los cuales dividimos en tres partes de 8 y los dos kilos restantes, fueron repartidos entre las curiosas vecinas, que acudieron a contemplar semejante hazaña.


Un día de gurumelos.


Marcos Tenorio Márquez



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