miércoles, 24 de febrero de 2021

El Ángel de la muerte.


 

El Ángel de la muerte.



...Recibo en mi consulta, de psicología, a un tipo extraño, que se presenta bajo una entidad oculta. En mis deseos de indagar e investigar, que se esconde tras, ese aparente disfraz, de misterio y enigma, comienzo a prestar atención a su confesión y declaración, para esclarecer que tipo de conducta y proceso mental, aqueja a mi cliente.

Acomodado en un confortable, diván, con la cabeza ligeramente inclinada, mi paciente comienza a narrar las causas por las que ha optado acudir hasta mi consultorio, para ver si puedo contribuir a comprender que tipo de tratamiento puedo administrar.


..-Acudo a su consulta, ya que usted es un prestigioso psicólogo, que me puede ayudar a vencer, que tipo de mal, me aqueja desde hace ya décadas.


..-Bien, pues comience, con su testimonio, mientras yo prestaré atención a su declaración, para encontrar una solución a su problema.


..-Todo comenzó una tarde de primavera, yo era una persona aparentemente normal, que tenía las mismas inquietudes que cualquier joven de mi pueblo. Es en esa tarde, cuando regresaba en coche de un pueblo vecino, cuando comenzaron a suceder los tristes acontecimientos, que me han acompañado hasta hoy día.


..-Bien, no sienta sofoco, relájese y comience a narrar todo cuanto le ha sucedido.


..-Recuerdo que era primavera avanzada, cuando ya las tardes comienzan a extenderse y ampliarse y el sol, parece perpetuarse, en el horizonte. Conducía en esos momentos, con la gran estrella de fuego, enfrente de mí, lo que me cegaba la vista, por ello maldije que no tuviera unas gafas de sol a mi alcance. Delante de mi, un coche, oscilaba y titubeaba, quizás su conductor se encontraba en mi situación, aunque en vez de aminorar la marcha, aceleró, pues a pocos metros se encontraba una curva, la cual, cambiaba la posición del astro rey, y de esa forma, lograría que los molestos rayos, no se reflejaran sobre su rostro. Nos encontrábamos a la altura del llamado “Cerro de los gatos” entonces observé como el coche, se desplazaba hacia el lado derecho, atropellando a una persona que regresaba para el pueblo. Aparqué mi auto y acudí, a socorrer a la persona, la cual había fallecido en el acto, al caer por un pequeño terraplén y golpearse con una roca. El conductor del auto, un señor, de mediana edad, bajo los síntomas de un ataque de nervios gritaba, excitado, alterado ..-Ha sido el sol, me ha cegado, me ha cegado, me ha cegado...usted lo ha visto, a que sí, usted lo ha visto.

Poco tiempo después, llegaron las autoridades, tuve que declarar, que había ocurrido. El peatón en este caso, caminaba por el lado contrario al que debería haber cogido.


..-Bien, pues usted actuó, de manera normal, aparcó su vehículo y fue a socorrer, a la persona, que sufrió el accidente, por circular por una zona errónea, buena conducta.


..-Pasados unos meses ya en verano, me encontraba en un dique, al cual llamamos dique “Pino”. La tarde calurosa, cálida y sofocante, invitaba al baño y eso es lo que hacía un nutrido grupo de jóvenes, bajo los síntomas , relajantes y somníferos que produce la ingestión de marihuana y la música celestial, sublime, que brotaba de un viejo radiocassette, de un grupo llamado Rare Earth y un extenso tema llamado, “Get Ready”. Los chapuzones, en las tibias y templadas aguas, se producían, entre caladas a “porros” y lingotazos al frío envase de vidrio que contenía cerveza. Es en esos instantes, cuando el frenesí, arrebato, delirio y locura, se apodera de las almas jóvenes y se cometen imprudencias, como las realizadas por un joven que encaramado en el tejado de la casa de bombas, se lanzaba al agua, ante los aplausos del respetable.


..-¡Pero que hace ese loco!..


Exclamé, mientras el cuerpo del joven se hundía, de manera irremediable en las aguas. Pasados unos instantes, al ver que no emergía, me lancé al agua, como experto buceador que soy. Nada pude hacer, por salvar la vida del desdichado, que había quedado atrapado en el fango de dicho dique, sin posibilidad de salvación. Horas después, una dotación de bomberos, llegados desde Huelva, sacaban a la superficie el cuerpo del desafortunado joven.


..-Otra vez actuó usted de manera correcta, no veo, síntomas, hasta el momento, donde se vea alterada su capacidad mental.


..-Esa es, en un corto intervalo de tiempo, la segunda muerte a la cual asisto.


..-Pues nada que objetar, el destino, le ha deparado a usted que haya asistido a dos fallecimientos, causa normal, prosiga por favor.


..-En tiempo de otoño, pasado unos meses, del triste suceso del dique, me dirigía a la gran “Chimenea gorda” que poseemos en el pueblo, donde se fundía los metales, en tiempos pasados y que forma parte de nuestro patrimonio minero. Me encontraba en esos momentos, bordeando los vaciaderos, de mineral, donde grandes camiones, vuelcan mineral estéril. Al mirar entonces para arriba, observo como un gran camión, titubea, y se desplaza hacia atrás, despeñándose por el gran vaciadero. Al encontrarme, relativamente cerca, acudo de manera rápida, hasta el gran camión, donde hierros retorcidos, debido a la caída, han atrapado al desgraciado conductor, cuya imagen no puedo narrar, debido al estado lamentable y desagradable que ofrecía el operario.


..-Con este tercer fallecimiento, presenciado, comencé a sospechar que algo sucedía, no es normal que una persona que tiene una vida tranquila, asista en un corto intervalo de tiempo, a tres fallecimientos.


..-Bueno, tampoco es extraño, ya le he dicho que todo forma parte de la vida y usted ha adquirido de manera fortuita y casual, esa facultad, de presenciar fallecimientos de personas, ajenas a su circulo familiar o de amistad...prosiga por favor.


..-Llegado el invierno, me encontraba, poniendo unas trampas o costillas, como suelen llamarla en otras partes del país, para capturar zorzales y mirlos, en una zona conocida en el pueblo como “Prado de las papas”. Ya con el crepúsculo, avanzado, observo que un vehículo avanza hasta mí. Creyendo que es la guardia civil, me escondo a pocos metros de una columna de alta tensión, donde se aloja un cable de una excavadora. El vehículo, con apariencia de furgoneta, aparca cerca de mi y del cual bajan, varios individuos, las cuales hablan en un idioma que es el mismo al cual he escuchado a tío Bartolomé.


..-¡Ah, son portugueses, pero que querrán!.


Exclamo, mientras uno de ellos, trepa por la columna, hasta alcanzar el cable. Con dificultad, observo, entre brezos, pinos y madroños, como el hombre, encaramado en la cúspide , trata de zafar el gran cable, que lo une a la red eléctrica. Es en esos momentos cuando una enorme detonación se produce, y un rayo con voltaje extremo, hace impacto en el cuerpo del individuo que queda totalmente carbonizado. Los compañeros, al oír la fuerte detonación acompañada del rayo, huyen del lugar, con el vehículo, quedando al cadáver, sobre la columna ofreciendo una dantesca imagen. Debo decir, que yo también huyo del lugar, alegando que desconocía a las personas implicadas. Poco después, temiendo, que la policia o guardia civil, reconociera al individuo, los mismos compañeros avisan, a la guardia civil, que se presenta en el lugar, para esclarecer las causas de dicho suceso. De todas las personas fallecidas, que he presenciado hasta el momento, esta ha sido la que más me ha impresionado.


..-Pasado varios meses, de este último fallecimiento, noté que por fin había vencido a esta terrible facultad, que poseo, de manera casual. Estamos ya casi despidiendo el verano, en el mes del membrillo, como suele llamarse a Septiembre. Paseaba por la calle Luciano Escobar, donde la apertura del nuevo curso escolar había, quedado desierta, las calles de niños y niñas. Al pasar por una de las casas, observo una fuerte discusión, entre familiares, mi curiosidad por ver que pasa, hace que me acerque hasta la ventana, para cotillear. Mi impresión en el rostro, queda reflejada, en horror al observar a uno de los familiares empuñar una escopeta de caza, emito un fuerte golpe en la ventana y un disparo, resuena, en la pequeña habitación, seguido de un segundo disparo en un corto intervalo de tiempo, que no puedo ver al agacharme. Trato de incorporarme, y al mirar por la ventana nuevamente, observo a dos personas sin vida, ante un reguero de sangre. Huyo del lugar horrorizado, maldiciendo este extraño don que poseo. Al día siguiente queda todo esclarecido, de nuevo, había asistido no a uno, sino a dos fallecimientos.


Pasadas unas horas, Claudia, secretaria del psicólogo, llama a través del interfono....


..-¡Don Jaime, aquí tiene un nuevo cliente!


Exclama


..-¡Que raro, varias horas y no contesta a la llamada, esperaré!


Exclama, de nuevo, ante la extrañeza del caso.


Han pasado ya cuatro horas, cuando Claudia, muestra nerviosismo y se hace la pregunta.


..-¿Debo interrumpir la larga sesión, esto no es normal?


Se pregunta, ante la duda.


Pasadas seis horas, decide, abrir la puerta, donde el psicólogo recibe a sus clientes....


..-¡Don Jaime, Don Jaime, que le ocurre, Don Jaime..conteste por favorrrrr!


Exclama, de manera histérica


..-Por favor, es el consultorio médico, acuda, con urgencia a la consulta de Don Jaime Mora...calle...Puerto, numero 2 primero A.


..-¡Vaya, Don Jaime, ha fallecido, ha sufrido un fuerte colapso, según se deduce por la expresión de su rostro...¿Había alguien con el?


..-¡Pues si, un hombre extraño, no sé como describirlo!


..-¿Tiene que estar registrado, en su agenda..?


..-Pues no hay nadie registrado, pues el último paciente que hay aquí, es la señora Francisca, la cual había sido, atendida, antes del extraño individuo.


El Ángel de la muerte.


Un relato original de Marcos Tenorio Márquez

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