El Alambique
...Minas de Tharsis, 19 de julio de 1952. La familia formada por Cristóbal, Amparo y sus cuatro hijos pequeños, llegan al pueblo, procedentes de la sierra norte, de la provincia de Huelva, a bordo de un carromato, tirado por unas mulas. Ese mismo día, domingo, toda la concentración del pueblo, se aglutina, en una improvisada plaza de toros, donde torea el diestro local, Joselete.
..-¡Mira papá, hay una corrida de toros en el pueblo!
Exclama, Carmen, la hermana mayor, que ha cumplido ocho años.
..-Sí, hija mía, hay una corrida de toros, que costará algunas pesetas y ahora no podemos permitirnos ese lujo.
Contesta Cristóbal, con toda sinceridad, pues la economía de la familia en estos momentos, es simplemente, deplorable.
Poco después, la familia se instala en una zona de eucaliptos, frente a una zona despejada.
..-¡Papá, que es este gran llano, con esos palos ahí y esas rayas pintadas!
Exclama el segundo hijo, de la familia, en orden de edad, llamado Joaquín, de siete años.
..-Ese gran llano que ves ahí, es una zona para practicar un deporte llamado balón pie, donde dos equipos de hombres formados por once jugadores, trataran de perforar esos marcos de palos, al cual llaman porterías, es cuando se produce el llamado gol, en los cuales todo el equipo se felicita....gana, el equipo que logre, perforar mas veces la portería.
..-¡Pues vaya deporte raro!
Exclama Joaquín, con el ceño fruncido.
..¡Es raro, jajajajaja, pero tiene mucha aceptación!... Como vamos a permanecer en este bonito pueblo un tiempo, seguro que veremos algún partido.
Concluye Cristóbal, que acaba de retirar las mulas del carromato, para que pasten sobre la abundante hierba, que hay sobre el terreno que alberga una laguna, en tiempo de invierno y que ahora en tiempo de verano está vacía.
Una vez, aparcado el carromato, la familia extiende una gran lona, sujetada con cuerdas, que cubre el carromato y que servirá para obtener intimidad y algo de protección a la familia. Amparo, una vez terminado y concluido el trabajo de la tienda, se dispone a buscar troncos secos de eucaliptos, acompañada de sus hijos mayores, para hacer fuego, que calentará el agua de un caldero, en el que irá alojado verduras y algo de carne, que servirá como cena y almuerzo para el día siguiente.
El destino que nos depara la vida, hizo que este matrimonio formado por seis miembros, tuviera la mala fortuna de perder todo cuanto poseían, en un incendio que arrasó toda la vivienda, en las cuales poseían una pequeña destilería, en las que hacían un rico anisado. Gracias a la ayuda de los vecinos del pueblo, lograron un carromato y dos mulas, para hacer un largo viaje que los condujera hasta Minas de Tharsis, para probar fortuna en las minas.
Es lunes por la mañana, y Cristóbal, se dispone a visitar la oficina general de la compañía minera, situada en el barrio de Pueblo Nuevo, pero no conoce el camino y pregunta a una persona que acude al huerto, situado a los pies del cabezo “Madroñal”.
..-¿Perdone buen hombre, sabe usted donde debo dirigirme, para pedir trabajo en la mina?.
..-Claro, ve usted esa carretera, que pasa junto a los eucaliptos, pues la sigue y justo a un kilometro y medio, más o menos, se encontrará un barrio al que llamamos Pueblo Nuevo, pregunte usted allí y ya le dirán el lugar exacto.
..-Muchas gracias, buen hombre, buenos días.
Poco después, Cristóbal, llega hasta el barrio de Pueblo Nuevo, donde será informado de la oficina. Una lujosa fuente, da la bienvenida a Cristóbal, que sube unas pequeñas escaleras, que dan acceso a la impresionante oficina. Frente a un pasillo, donde varias personas, aguardan turno, Cristóbal, reza a su virgen, reina de los Ángeles, para obtener un trabajo en la mina, no importa de lo que sea, pues para el lo más importante es alimentar a su familia y que sus hijos puedan acceder al colegio. Ante la persona encargada de la contratación, Cristóbal, se muestra lisonjero, adulador, pues no tiene más remedio que emplear este tipo de artimañas, para disponer de un trabajo que acabe con la penuria, carencia y escasez, que arrastra, desde el incendio que devoró toda la propiedad y bienes que poseía.
..-Bueno Cristóbal, su nombre queda registrado, aquí, junto con las demás personas, que se han presentado. En el transcurso de estos meses ya se le avisará, para notificarle su contratación, por la compañía minera.
..-¡Muchas gracias, que dios los bendiga!
Exclama, Cristóbal, con rostro animado, sonriente, les dará la buena noticia a su familia, pero no sabe aún que día será contratado, y la familia, numerosa, no podrá esperar tanto tiempo, por lo que decidirán, por un recurso del cual no han querido optar hasta este momento, que es el pedir limosna y ayudas por el pueblo, hasta que la contratación se haga efectiva. El pueblo de Minas de Tharsis, solidario, fraternal y unánime, ayudará a la familia en estos meses. Pasados varios meses, y con la llegada del otoño, Cristóbal, vuelve de nuevo a acudir a las oficinas de Pueblo Nuevo, encontrando, una respuesta negativa.
..-Lo sentimos, la compañía minera de momento no quier realizar, nuevas contrataciones.
..-¡Se de personas que han sido contratadas, que estuvieron conmigo aquí, por favor se lo ruego poseo una familia numerosa que alimentar, el pueblo se ha comportado de manera generosa, pero no puedo continuar así toda la vida...por favoooor!.
Exclama, Cristóbal, irrumpiendo a llorar, decepcionado, frustrado y abatido.
..-Siento la decepción, las personas que han sido contratadas, poseen conocimientos sobre trabajos, que necesita la compañía...fresadores, torneros, carpinteros, electricistas...etc.
Apesadumbrado, Cristóbal, vuelve con su familia les dará la mala noticia, el mundo se les viene encima, más aún, con la llegada del frío y duro invierno que azota estas minas.
Capitulo II
Juan, acude al huerto que posee en Umbría Madroñal, según el turno que le toca en la compañía minera, a veces por la tarde y otras por la mañana, exceptuando los fines de semana que posee todo el día. Hace tiempo que observa a la familia, instalada en los eucaliptos, pero aún no ha entablado conversación con ellos.
..-¡María, hay una familia instalada en los eucaliptos cercanos al huerto, es bastante numerosa, los observo cuando voy al huerto!
Exclama Juan, ante su mujer María, que se afana en freír unas mojarras.
..-¡Ah si, debe ser una familia, que pide por las casas, yo le ayudo en cuanto puedo, sabes que soy muy solidaria y más aún con estas personas, vulnerables, frágiles e indefensas.
..-Lo se querida.
..-Juan, pronto llegará el invierno y fíjate ahora que aún es otoño, el frío que hace, deberíamos hacer algo, pues en ese carromato, no podrán soportar las inclemencias del tiempo.
..-Sí, tienes razón..¿Pero que podemos hacer?
..-He pensado en la choza del huerto, con su chimenea, posee espacio suficiente para albergar a la familia y nos estarán agradecidos, creo que son buenas personas, no sabemos que les ocurriría, pero cuando piden limosna muestran sinceridad, franqueza y honradez.
..-Llevas razón querida, mañana mismo conversaré con ellos.
A la tarde siguiente, Juan, al volver del huerto visita a la familia.
..-¡Buenas tardes!
Exclama.
..-¡Buenas tardes, que le trae por aquí buen hombre!.
Exclama Cristóbal, haciendo ademán para que pase hasta el interior de la tienda.
..-Oh, que familia más numerosa, encantado de conoceros, me llamo Juan y poseo un huerto cerca de aquí.
..-Muchas gracias, por acercarse a saludarnos, no conocemos a nadie en el pueblo, venimos de la sierra de Huelva, mi nombre es Amparo y mi marido se llama Cristóbal y los pequeños por orden de edad se llaman...Carmen, Joaquín, Miguel Ángel y la benjamina, Juana María.
Responde Amparo.
..-¡Muy bien, una gran familia!.
Exclama Juan.
Sentado en un pequeño banco de madera, Juan, escucha con atención, toda la historia que ya conocemos, queridos lectores, quedando sobrecogido.
..-Y entonces decidimos abandonar el pueblo, con la donaciones que nos dieron, compramos estas mulas y carromato y venimos hasta Minas de Tharsis, para probar fortuna, con tan mala suerte que de momento solo necesitan trabajadores especializados, y yo, junto a mi mujer, nos dedicamos a la destilación.
..-Sí, es mala suerte, pero pronto puede ser que te llamen, la compañía necesita hombres...así lo deseo, aunque mi visita se debe a otra cuestión, ya que pronto llegará el invierno, que se muestra muy crudo, riguroso y severo. Yo, mi mujer e hija, hemos pensado en cederos la choza, de mi huerto que posee una buena chimenea y suficiente espacio, para que os instaléis allí.
..-¡Oh, muchas gracias amigo Juan, no sabemos como agradecerle este enorme gesto, que ha tenido con mi familia y conmigo, y sin conocernos, gracias a dios todavía en el mundo y este pueblo, hay personas que muestran solidaridad, fraternidad y ayuda!.
Exclama, Cristóbal, que derrama unas lágrimas, visiblemente entusiasmado y animado, abrazando a Juan.
..-Pues mañana tarde, cuando regrese al huerto me acompañáis, para hacer un poco de limpieza y adecentar aquello, para estar cómodos.
..-Muchas gracias, nuevamente, querido amigo, mañana yo y mi mujer te acompañaremos y haremos limpieza, y también ayudaré a mantener el huerto en perfectas condiciones.
Con fuertes abrazos, se despide Juan, de la familia, cuando llegue a casa, su mujer e hija, celebraran este gesto humanitario, caritativo y altruista de una familia que goza en el pueblo de enorme reputación.
Al día siguiente, Juan, acompañado de Amparo y Cristóbal, se dirigen al huerto para hacer limpieza y adecentar la choza, que recibirá a la familia, los pequeños, mientras tanto, esperan en la tienda la llegada de los padres.
..-Oh, que precioso huerto, con ese gran albaricoquero e higuera y la tierra es excelente para la siembra, y la choza es hermosa, nuevamente Juan, yo y mi mujer estamos eternamente agradecidos.
Con una primera limpieza, la choza queda casi lista, al contener poco mobiliario. En su interior nada mas entrar, en la parte izquierda encontramos un poyo, que servirá para preparar la comida y en cuyos bajos, se podrá guardar todos los utensilios de cocina. Frente al poyo, una enorme chimenea, servirá para hacer la comida y calentar la estancia. Sobre el otro costado, irá alojada las camas y en el mismo centro de la choza, mesas y sillas, servirá para que la familia, pueda encontrar acomodo suficiente, para realizar las necesidades diarias.
Un enorme corral, con una pequeña choza y gallineros, donde se alojan una veintena de gallinas, valdrán, para que los huevos, alimenten a la familia, en estos difíciles momentos.
Alojados ya en la choza, Cristóbal, dedica todo el tiempo, a restaurar, reformar y reparar, cualquier desperfecto que haya. La pequeña choza al lado de los gallineros, usada para guardar los aperos del huerto, es idónea para una idea que ha surcado por el cerebro de Cristóbal y comenta el pensamiento surgido con su mujer.
..-¡Cariño, que bien nos vendría la choza pequeña, para montar un pequeño alambique, donde destilar el anisado seco!.
..-Es buena idea, pero habrá que comentarlo con Juan, bastantes quebraderos de cabeza, lleva ya el pobre hombre.
Razona Amparo, demostrando que la idea es excelente, aunque tendrán que hablar con Juan, mujer e hija.
..-Creo cariño, que la idea es buena y Juan y familia, no pondrán reparo ninguno.
..-Bueno, pues hablaremos con el, aunque de todas formas, sabes cuanto nos podría costar un alambique de cobre, es bastante caro y nuestra economía no esta muy boyante que digamos.
Razona nuevamente, Amparo, encontrando una pregunta por Cristóbal que la hace dudar.
..-¿Y si vendemos las mulas y el carromato, podríamos comprar el alambique y nos sobraría aún algo de dinero?.
..-Las mulas y el carromato, son nuestro medio de desplazarnos, quién sabe como nos puede ir las cosas en el futuro, el alambique es una apuesta, que nos puede salir mal y perder todo lo que tenemos.
Argumenta, Amparo.
..-Sí, sabemos el riego que existe, pero hemos trabajado en la destilación, y nuestra formula del anís o aguardiente, es infalible, además Tharsis, tiene una gran población, en su mayoría mineros y ya sabes que los mineros, sienten predilección por el alcohol.
..-Así es, consultaremos con Juan y familia, nos dirá que es lo mejor, es un hombre sabio.
Al día siguiente, ante una buena taza de café, Amparo, Cristóbal y Juan, conversan, antes de la pregunta, que puede decidir el futuro de la pareja.
..-Juan, como sabrás, nosotros en el pueblo de la sierra, teníamos un pequeño negocio de destilación de licores, pues tanto mi mujer y yo nos hemos dedicado a la destilación. Creemos que aquí en Tharsis, podría ser un buen negocio, y podríamos vender el alcohol en bares, tabernas y tiendas.
..-Me parece buena idea, pero os hará falta un alambique...¿No es así?
..-Contesta, Juan.
..-Así es, por eso hemos pensado, en vender mulas y carromato, para poder adquirirlo, y la otra pregunta es que si estaría usted dispuesto a cedernos la choza pequeña, para tal menester.
..-Sin problemas, podéis hacer uso de ella, ahora que lo más importante será la adquisición de un alambique, tengo conocidos en el pueblo de Alosno, que posee destilerías y que podría vender alguno que se haya quedado pequeño.
..-Muchas gracias Juan, nuevamente se erige usted en nuestro salvador.
En poco tiempo surge comprador para la adquisición de las mulas y carromato, que se marchan hasta el vecino pueblo, de Puebla de Guzmán. El dinero conseguido será guardado para la adquisición del alambique y los ingredientes principales, agua descalsificada, matalahúga y alcohol.
Pasadas una semana, por fin Juan da la buena noticia al matrimonio.
..-Buenas noticias, queridos amigos, por fin tenemos un vendedor de alambique, en el vecino pueblo de Alosno, que debemos visitar, para comprobar su estado.
..-Bien, buena noticia, iremos a verlo y si está en buen estado lo compramos...¿Pero como lo traemos?
..-También he pensado en eso amigos, y un camión de Santiago, empresario local, nos lo traerá hasta aquí, previo pago del porte.
Contesta Juan, ante los rostros alegres del matrimonio.
Horas mas tarde, tras comprobar que el alambique está en buenas condiciones, es efectuada la compra y el alambique se aloja en la pequeña choza, que ha sido adecuada para la instalación. Toda la familia brinda en casa de María, Juan e hija, la adquisición del alambique ante unos roscos fritos y borrachos, regados con miel.
Con todo preparado, el matrimonio comienza con las destilaciones, que no son favorables, pues el licor no alcanza el punto exacto de dulzor y alcohol, fundamental para la venta. Tras múltiples intentos y a punto de arrojar la toalla, por fin dan con la formula que hizo famoso su anisado allá en la sierra. Tal vez las dimensiones del alambique, haya influido que la manera de mezclar los componentes, haya sido diferente, lo que ha llevado a esta serie de fracasos. Una vez el caldo ha sido destilado, es arrojado en garrafas y botellas. Juan, prueba, el excelente anisado, llevándose una grata impresión.
..-Ahora si amigos, este licor posee una excelente calidad, por fin habéis logrado la formula perfecta, ahora solo hay que recorrer los distintos bares, tabernas y tiendas del pueblo, para que lo prueben, sus dueños, y puedan realizar la compra.
Dias después, Amparo y Cristóbal, acompañado por Juan, recorre, todos los establecimientos del pueblo, dando a probar su extraordinario anisado, siendo alabados por la gran mayoría, que piden unas botellas, para que puedan probarlas sus clientes. Todo un éxito, resulta, esta primera distribución, y en los días posteriores, se producen pedidos de todos los establecimientos. Otra gran noticia llega hasta la familia, pues Cristóbal, es contratado por la compañía minera, como peón de albañil, para la construcción de un importante volumen de casas nuevas y vallado de campo de fútbol. Amparo, redobla su trabajo, en el alambique, con los pequeños de la casa, cuidados por la hija de Juan. La familia totalmente integrada con los habitantes del pueblo, muestra todo su cariño, a las personas que han confiado en ellos, especialmente las familias de Juan y María. Sin su inestimable y valiosa ayuda, esta familia jamás hubieran salido adelante.
En la década de los años sesenta, comienza a producirse un éxodo masivo de habitantes del pueblo, hacia otros lugares del país y extranjero, y esta nueva propuesta, no pasa inadvertida para la pareja, que sienten las ganas de iniciar una nueva vida, aunque en el pueblo las cosas les vaya bien. Juan, totalmente integrado en la familia, acude todas las tardes al huerto, allí sentado, junto al fuego, recibe los cariños de los pequeños de la casa, que le llaman abuelo.
..-Abuelo Juan, cuéntanos ese cuento del lobo, que habitaba en el Saucito.
..-Otra vez queréis que os cuente el cuento, no os da miedo.
..-No, abuelo Juan, nos gusta como cuentas el cuento.
..-Vale, os lo contaré, si me prometéis que os comeréis todo el arroz con leche, que mamá os ha preparado.
..-De acuerdo, abuelo Juan.
Así de esta forma, discurren los dias, meses, años hasta que una de las tardes, Cristóbal y Amparo, notifican a Juan su decisión de marchar del pueblo, en dirección al país vasco, concretamente a Barakaldo, donde está instalada hace años una hermana de Amparo. La noticia es recibida, por Juan, como un jarro de agua fría, no se esperaba dicha noticia, aunque siente alegría, por la familia que podrá criar a sus hijos en una zona importante del país, donde no les faltará trabajo.
Los días previos, a la marcha, son días de recuerdos, anécdotas, vivencias, las cuales son rememoradas y evocadas, con lágrimas y sonrisas. El alambique, esa valiente decisión del matrimonio, que tanto ha ayudado a la familia, volverá de nuevo a ser vendido y con el dinero, más lo ahorrado por la familia, servirá para emprender, ese gran viaje, cargados de ilusiones y optimismo. La choza del huerto quedará, otra vez enmudecida, ya no se escucharán, las risas de los niños, ni la caldera hirviendo el agua, ni las fichas de dominó golpeadas en la mesa, bajo la luz del candil y focos de carburo, todo eso pasará a formar parte del recuerdo. Pasados los años, recuerdo lo que mi querida madre y abuelos me contaba, de la familia, y solo tengo palabras de afecto hacia ellos. Instalados en el país vasco, no dudaron en ningún momento, la comunicación a través de correos. Donde la familia informaba, del crecimiento de sus hijos y recordando siempre en cada carta, postal, la inestimable y solidaria ayuda prestada por mis abuelos maternos y mi querida madre.
El Alambique
Un relato original de Marcos Tenorio Márquez
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