Abel y el cuervo.
...Son tiempos de guerra, Abel, simpatiza con el ejercito republicano y tiene ideología de izquierdas. Aunque su identidad, está protegida de manera anónima, no puede levantar, ni la más mínima sospecha, por temor a ser ejecutado por tropas falangistas.
Abel, posee un huerto a las afueras del pueblo, que todos los días cuida, con autentico mimo. Tras la llegada del trabajo en la mina, donde empuja pesadas vagonetas, descansa, para poco después reunirse con los compañeros, que permanecen ocultos, en el sótano de una casa a la afueras del pueblo, para ofrecerles algo de alimento e informarles del desarrollo de la guerra.
Hace ya algunos días, un negro cuervo de plumas negras color azabache, que permanece oculto en el gran pino piñonero de “Rambla”, emprende el vuelo, cuando emerge por el camino, Abel, acompañándolo hasta el huerto, donde reposa sobre la pared del huerto, emprendiendo el vuelo pasados unos minutos.
Abel, tras observarlo, sonríe, mientras la negra, silueta se difumina entre los pinos piñoneros.
Un día de la semana, cuando la oscuridad es absoluta, los compañeros abandonan el interior del sótano, de manera discreta, prudente y reservada, para reunirse con la familia. Tras permanecer un corto espacio de tiempo vuelven otra vez hasta el sótano, antes que las claras del día irrumpan con fuerza y puedan sorprender al grupo. Todos en el pueblo, conocen a este grupo de milicianos, pero ocultan su identidad, haciendo creer a los falangistas, que huyeron hacia tierras del norte, al comienzo del “movimiento”. Los milicianos, permanecerán ocultos, hasta que la guerra agonice, luego, nadie sabrá que les deparará el futuro.
Cómo una simple anécdota, Abel, cuenta lo que sucede cada tarde, a sus compañeros, que sonríen entre bromas. Pasados unos días, desde que contara Abel, a sus compañeros, lo que sucede con el corvido, este se acerca hasta posarse a escasos metros, sobre las ramas de un almendro, cuya savia ya no fluye, y su madera seca, yerma, remarca la negra silueta.
Abel, tras secarse el sudor que brota desde su frente, con un pañuelo, pregunta.
..-¿Que te parece el huerto compañero?.
Volviendo, al trabajo.
..-Muy bien cuidado camarada, pero estad atentos, esta noche sobre las once, preparan una emboscada, tus compañeros deben abandonar el zulo, de manera sigilosa, sin que sospechen nada.
Responde el cuervo, emprendiendo el vuelo y alejarse por la zona de pinares.
De pronto un escalofrío, recorre el musculado cuerpo de Abel, que se pregunta quien ha aseverado de manera rotunda, los acontecimientos que planean esta noche los falangistas.
..-¿Quién esta ahí, quién habla, has sido tu cuervo?
Una vez calmado, achaca sus problemas, a la fuerte tensión y ansiedad que sufre, aunque se pregunta, y si las palabras que he escuchado de manera nítida fueran verdad. Con la llegada del crepúsculo emprende el viaje de regreso, y un pensamiento golpea su cerebro una y otra vez.
..-¡Y si las palabras escuchadas, supuestamente del cuervo, fueran ciertas, mis amigos estarán en peligro, debo hacer algo!
Exclama, en silencio, atormentando y angustiado.
Blanco, pálido, cadavérico y desvaído, llega hasta su hogar. Las dudas que ha generado las palabras, producen que su estado anímico, sufra una fuerte crisis nerviosa, la cual no pasa desapercibida para su mujer, que pregunta angustiada.
..-¿Que te sucede, cariño?.
..-No te vas a creer, las palabras que he escuchado, salidas de manera supuesta, de un cuervo, color negro azabache, en la cual me decía que los falangistas preparan esta noche sobre las once una emboscada.
Responde aún, bajo los síntomas, experimentados por las palabras escuchadas.
..-Un cuervo, te ha dicho eso, y te lo crees, los cuervos son pajarracos, que sólo emiten graznidos, además son aves del mal agüero, tenías que haberlo liquidado de un plomazo, con la escopeta que guarda mi padre en la choza...todo esto que te sucede, es por la tensión acumulada, de esta maldita guerra.
Asevera Julia, esposa de Abel, bastante malhumorada e irascible.
..-Ya se que los cuervos, no hablan, pero mi conciencia no estará tranquila, hasta que no solucione esto...y si fuera verdad, las palabras escuchadas, jamas me lo perdonaría.
Responde, Abel.
..-Haz lo que quieras, pero no digas jamás, que un cuervo te ha hablado, te pueden tomar por loco, demente y perturbado.
Asevera, Julia.
..-Bueno, la decisión está tomada, hablaré con mis compañeros, les diré que esta noche, sobre las once, habrá una emboscada y que deben abandonar el zulo, cuanto antes, de manera discreta y sigilosa...si me preguntan, quién me ha informado, ya sabré responder.
Responde Abel, ante su esposa.
Poco después, cuando la noche es la principal aliada de las personas, para cometer actos, esta oculta al pueblo, con su negro manto de sombras sumiéndolo en penumbra, que aprovecha Abel, para dirigirse a la casa, donde permanece escondidos sus compañeros, por un sendero semioculto que nadie conoce, para no levantar sospechas. Tras abrir el portón, golpea en otra puerta, que se encuentra en el suelo, disimulada, bajo una alfombra, emitiendo unos golpes a modo de contraseña.
..-¿Que pasa Abel?
Pregunta Juan, el más viejo de los milicianos oculto.
..-¡Subid deprisa, es importante, sobre las once, preparan una emboscada, los falangistas, debéis salir y refugiaros en el monte, hasta que pase el peligro, la fuente de información no os la puedo decir, por ahora!.
Exclama, angustiado, Abel.
..-No me creo nada, nadie hasta el momento, ha sospechado, quien te haya dado la información solo es un traidor, que sólo piensa en que nos liquiden.
Responde, Antonio, el más joven del grupo.
..-Yo solo os he avisado, ahora vosotros, tomad la decisión.
Asevera, Abel.
..-Somos cinco, los refugiados aquí, hasta ahora el camarada Abel, nos ha traído comida, bebida y nos ha informado, por lo tanto confío en el, aunque no nos pueda decir la fuente de información.
Asevera, Juan, erigiéndose en portavoz del grupo.
..-Si nos vamos, nos vamos todos, si alguien se queda y es verdad que se produce la emboscada, el que sea capturado, será torturado hasta que hable, por la parte que me corresponde yo abandono.
Asevera, Julian, como segundo mayor en edad del grupo.
..-Nos vamos Abel, nos reuniremos a unos quinientos metros, sobre aquella loma, desde allí contemplaremos si es verdad que se produce tal emboscada.
Asevera, Juan.
De manera discreta y sigilosa, los milicianos, abandonan el sótano, para dirigirse, hasta una loma cercana, allí, ocultos tras unas rocas, poseen buena visión de la casa. Las horas transcurren de manera lenta, con los milicianos observando los relojes de muñeca, de manera constante. El silencio es absoluto, sólo el ulular del viejo cárabo, que habita los eucaliptos cercanos, rompe el sosiego, tranquilidad y calma de la noche. De pronto, unos faros, en las tinieblas, quiebra y fractura, la oscuridad absoluta.
..-Mirad, sobre el carril de escoria, parecen faros de coche.
Susurra, Antonio, casi en silencio.
..-Se dirigen hacia la casa, escondeos bien.
Asevera, Juan.
Ya en la casa, varios coches de falangistas, aparcan, y entran en la casa tras derribar el portón, fuertes voces, resuenan en la noche, mientras registran todo el interior, levantando la alfombra, donde estaba oculta la puerta, que daba acceso al sótano.
...-Aquí, hay una puerta, que debe conducir al sótano.
Gritan, los falangistas, con ira, furor y rabia, ansiosos y deseosos de capturar al grupo de milicianos, para ejecutarlos en los muros del cementerio, alegando la ideología comunista que poseen todos ellos, y enemigos de la patria, a los cuales hay que exterminar, como si fueran malditas cucarachas.
..-Aquí no hay nadie, han huido, capitán.
Asevera un joven, falangista.
...-Malditos bastardos, ya os encontraremos, malnacidos, hijos de perra.
Responde, Francisco, capitán de las fuerzas golpistas de Falange Española.
Poco después, las tropas golpistas, abandonan la zona, incendiando la casa, refugio de los milicianos, durante un largo periodo de tiempo.
En la loma, a cientos de metros, los milicianos respiran tranquilos, la adrenalina acumulada durante la emboscada, fluyen por los poros de la piel, como torrentes de agua. Todos se abrazan dando las gracias a Abel.
..-Muchas gracias camarada, Abel, no sabemos como agradecerte este tremendo gesto, el cual nos ha salvado la vida, la fuente de información que has tenido, ha sido crucial, decisiva y culminante, sin su inestimable ayuda. en estos momentos, estaríamos ejecutados en los fríos muros del cementerio.
Asevera Juan, abrazados al grupo.
..-Dime ahora, Abel, ya que ha pasado el peligro... ¿Quién te ha dado la información?.. pues debo decirte que esa persona, merece todo nuestro respeto, cortesía y admiración, para darle un fuerte abrazo,por salvar nuestras vidas.
Asevera, Julian, lanzando la pregunta que quiere oír todos.
Tras unos minutos de silencio, Abel, aún recuerda las palabras del cuervo, y un escalofrío, espasmo y estremecimiento, recorre su cuerpo erizando vellos y cabello.
..-¿Que te pasa Abel, no nos quieres decir la fuente de información?.
Pregunta, Antonio.
...-Queridos camaradas y amigos, me tomareis por loco, perturbado o demente, tal como me dijo mi mujer...la noticia de la emboscada, me la dijo el cuervo, ese que me acompaña hace un tiempo, como ya os comenté.
Responde Abel, aún con las palabras del cuervo, retumbando en sus oídos.
Un clima de estupefacción, estupor y asombro se produce en el grupo, provocando desconcierto.
..-¿Estás seguro Abel, que el cuervo pronunció esas palabras, o fue intuición o premonición, tuya?.
Pregunta, Juan, intrigado, por la información.
..-Tan seguro, como me llamo Abel, lo juro por mis hijos...mi mujer también se lo tomo a guasa, pero ya veis que ha ocurrido.
Responde Abel, de manera categórica, concluyente e inapelable.
..-¿Sabes desde donde parte el cuervo, cuando te acompaña al huerto?.
Pregunta, Julian.
..-Pues sí, parece cómo si esperara mi presencia, para emprender el vuelo, para acompañarme hasta el huerto y siempre lo hace, desde los pinos piñoneros, que posee el huerto de Rambla.
Responde, Abel.
En esos instantes, el rostro de Juan, comienza a palidecer, demacrarse y desmejorar.
...-¿Que te pasa Juan, te has puesto pálido?.
Pregunta Antonio, al ver a su compañero, demacrado tras oír las explicaciones de Abel.
..-¿Dices que parte desde los pinos piñoneros del huerto de Rambla?.
Pregunta, Juan.
..-Sí, desde ahí parte todos los días y me acompaña al huerto.
Responde, Abel.
..-¿Recordad, que sucedió ahí, hace unos años?.
Pregunta, Juan.
..-¿Que sucedió Juan, no sabemos nada?
Responde, el grupo.
..-Sucedió que una tarde, nuestro buen amigo y camarada, Maximiliano Rodriguez García, fue torturado, martirizado y azotado hasta la muerte, de manera vil y cobarde, por un grupo de golpistas. Su cuerpo fue encontrado, a los pies de los grandes pinos y las personas que pudieron presenciar su cadáver, jamás podrán describir con palabras, lo que había sufrido hasta fallecer. Obviamente la noticia fue acallada para hacer pensar a las personas, que fue un accidente, pero mi hermano antes de ser ejecutado, me contó la verdad y así os la cuento a vosotros.
Asevera Juan, entre lágrimas, al recordar al camarada, Maximiliano, y su querido hermano.
Terminada la guerra, Abel, se despide del grupo de milicianos, que parten hasta la lejana Rusia, para tratar de rehacer sus vidas y deposita un ramo de flores, a los pies de los grandes pinos, recordando la gran figura de Maximiliano.
El grupo de golpistas representando a Falange, que participó, en el asesinato, de Maximiliano con saña, ira y rabia, fueron falleciendo de manera misteriosa, años después. Algunas personas que lograron presenciar los cadáveres de los supuestos asesinos, afirman y manifiestan, que sus rostros estaban irreconocibles, junto a ellos, unas plumas, de color negro azabache...de un cuervo...quizás.
Abel y el cuervo.
Relato original de Marcos Tenorio Márquez.
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