La
Búsqueda.
..-¡Ahí
va Juanito, con el pico y la pala, hacer zanjas en el campo yo no sé
para qué!
Exclama Remedios, tras el
visillo de la ventana.
..-Pobre hombre, perdió
la cabeza y la razón, desde que su padre fue asesinado por las
tropas franquistas.
Contesta Dolores,
mientras remueve el café, servido por Remedios
..-Dice
mi marido, que tiene el cabezo que está al lado de la finca de las
“Fiñas”, todo lleno de agujeros y que es peligroso andar por esa
zona, con riesgo a sufrir una caída
Contesta
Josefa, iniciando una conversación que gira en torno a este hombre,
de figura, complexión y constitución alta, de andares desgarbados y torpes.
De piel morena, su rostro, de nariz afilada y aguileña, posee
unos pómulos hundidos, otorgándole una apariencia mortecina,
lánguida a la cual contribuye su boca, desprovista de molares e
incisivos, conservando únicamente sus colmillos. El poco cabello que
conserva su cabeza, está cubierto por una mascota, recuerdo de su
padre, y su frente surcada por innumerables arrugas, desciende hasta
unos ojos, hundidos, sobre unas cuencas, desde donde nos observa con
aire de desconfianza, cautela y precaución.
Habita un
pequeño cuartel, con su hermana, Angustias, la cual permanece a su
lado desde que perdieron a sus respectivos progenitores, primero su
padre, asesinado por las tropas franquistas. Años más tarde, su
madre, los dejaba, tras años de luchar con una penosa enfermedad.
La vida de
ambos, es sencilla, Angustias, dedica todo su tiempo, al pequeño
hogar que regenta, limpiando, cocinando, haciendo todas las labores
que requiere, la vida cotidiana, administrando una pequeña cantidad
de dinero, que el gobierno destina para este tipo de personas
desamparadas, la cual no es suficiente y Angustias debe incrementar,
el pobre sueldo, con trabajos realizados en labores de limpieza de
casas.
Tras el
desayuno, Juanito, recoge pala y pico e inicia el largo camino que lo
conduce hasta el cabezo situado, a escasos metros de la finca
llamada, “Las Fiñas”. Una vez en el lugar, se dispone a cavar un
agujero o zanja, hasta que la dura roca lo haga desistir de su
intento de profundizar, entonces comienza con otra nueva zanja a
escasos metros. Actúa de forma discreta, prudente y reservada,
abandonando el lugar al sentirse observado. Entonces busca un lugar
escondido y oculto, para permanecer en él, hasta que su fino oído y
vista, no presienta presencia humana cerca del lugar.
Regresa de
mediodía, no importándole el estado del tiempo, si hace frío o
calor, e incluso si la lluvia es intensa. Tras almorzar, vuelve otra
vez, al lugar, convirtiéndose su vida en monótona, rutinaria e
insistente. Su hermana, reprime sus actos, con fuertes discusiones,
los cuales no llegan ni siquiera hacer declinar, para que desista de
esta absurda afición de hacer agujeros y zanjas, en un lugar
concreto de la pedanía.
.-¡Que buscas Juan, en ese lugar, para
que pierdes el tiempo, haciendo zanjas, no es mejor que vayas al
huerto que lo tienes abandonado y saques algún provecho de la
tierra!
Exclama, una y otra vez, Angustias, ante la mirada
perdida, ignorante e inconsciente de Juan, que despacha la
exclamación con una leve sonrisa.
Vamos
Miguel, a escudriñar este cabezo, me han dicho que hay bastantes
conejos y liebres.
..-¡Pero, esto que es, está todo lleno de zanjas
y agujeros!
Exclama Antonio, compañero de Miguel.
..-Si,
estos agujeros los hace el loco de Juanito, le ha dado por ahí,
pobre hombre, ha perdido la cabeza y la razón
Contesta
Miguel.
..-Pues, que no caiga yo, en uno de estos agujeros, pues se va
a enterar el loco ese.
Al poco tiempo de pronunciar estas
palabras, y disparar sobre una liebre, Antonio, cae en una zanja, al
tratar de perseguir a la liebre, que malherida buscaba
refugio
..-¡Ahhhhhh!.
Exclama, con fuerte dolor..
Cargado de
rabia, ira y furor, busca por los alrededores, la presencia de
Juanito, que permanece oculto tras la pared de la finca.
..-¡Se va
a enterar el loco este, si lo atrapo!
Exclama, mientras busca
desesperadamente, por los alrededores.
Temeroso a ser descubierto,
Juanito, se lanza en veloz carrera, cayendo sobre una zanja echa por
el.
..-¡Ahhh, has caído en tu propia zanja, te vas a enterar, hijo
de puta!.
Exclama, mientras golpea, con demencia y enajenación,
a un hombre que no opone ninguna resistencia.
..-¡Basta ya,
Antonio, lo vas a matar, no ves que es un pobre hombre!.
Exclama
Miguel, apartando a Antonio, que golpea una y otra vez a un hombre
abatido, sobre el húmedo suelo.
..-¡Vamos, dejemos, aquí, a ver
si se muere el cabrón este y deja de hacer estas absurdas
zanjas!
Exclama Antonio, escupiendo sobre Juanito, que vomita
sangre.
Es bastante
tarde, cuando Angustias, comienza a impacientarse por la tardanza del
hermano.
..¡Que raro, que mi hermano aún no haya
vuelto¡
Exclama, mientras recorre el camino que suele recorrer
Juan, para ir al lugar.
Mientras, el crepúsculo comienza a cubrir de
sombras, el paraje, Angustias, pregunta a varias personas,
encontrando respuestas negativa en todas. Es entonces, cuando pide
ayuda a varios vecinos, para emprender una búsqueda en la zona donde
suele acudir para hacer las zanjas. Con noche cerrada, varios vecinos
y Angustias, comienzan a buscar sobre el cabezo donde Juan, suele
cavar.
..-¡Madre de Dios, tiene todo lleno de zanjas, y agujeros,
habrá caído sobre una de ellas!.
Exclama Angustias, mientras
contempla, atónita, asombrada y estupefacta, profiriendo gritos
desgarradores, en la fría noche.
..-Juannnnnn.
Al cabo de una hora
uno de los vecinos, exclama.
..-¡Aquí estaaaaaa....venid!.
El
cuerpo de Juan, permanece sobre la zanja, en un estado lamentable,
apenas se ha movido, desde que Antonio, descargara con ímpetu y
arrebato, toda su fuerza sobre el.
..-Hermanoooo, que te ha pasado,
estás malherido.
Grita, Angustias, con evidentes signos de
preocupación, al observar a su allegado, en tan lamentable estado.
Ya en casa,
Angustias, no cree que la caída, al pequeño foso, haya causado
tanto daño a su hermano y repite una y otra vez
...-Juan, quien te ha
causado tantas lesiones, porque, no creo que la caída, haya provocado
todas estas contusiones, golpes y magulladuras.
Encontrando, solo
silencio, a sus preguntas. La enorme paliza recibida, ha causado, en
Juan, que permanezca recluido, los sabios consejos de su hermana,
para que desista de esa absurda afición han sido acatados. Pala y
pico, las herramientas tan utilizadas todos estos años, permanecen
en un rincón del pequeño cuartel, ignoradas, y Angustias, se
alegra, que por fin este escarmiento, haya causado que su querido
hermano, abandone, esa absurda tendencia e inclinación hacer agujeros
y zanjas.
Han pasado
varias semanas, y Juan, continua recluido en casa, con evidentes
signos de nerviosismo, ansiedad e inquietud, siente una llamada en el
subconsciente la cual reclama que vuelva a seguir cavando sobre la
zona, pero.
..¿Porqué?.
Nadie recuerda, que día, mes y año, comenzó
a cavar y menos que razón le indujeron a realizar esos pequeños
fosos. Un día cualquiera, Angustias. regresa de realizar la compra,
observando que su hermano no está en casa, como ha venido ocurriendo
todo este tiempo. Sin mayor importancia, realiza las labores del
hogar, sin sospechar nada. Transcurridas unas horas, aún no ha
regresado, y Angustias, siente una premonición, en la cual su querido
hermano, ha vuelto a las andadas, confirmadas al observar que sobre
el rincón donde descansaban las herramientas, no hay nada. Temerosa
de que vuelva a ocurrir otra desgracia , sale en su
búsqueda. Transcurridas una hora, Angustias, por fin encuentra a su
hermano, cavando con ímpetu y arrojo. Permanece oculta, sobre unos
matorrales, observando, como su hermano se afana en cavar. De pronto
siente, que algo ha ocurrido, el pico ha impactado con algo de madera
u otro material, pues el sonido no ha sido el mismo. Juan, en estos
momentos, comienza a retirar la tierra con cuidado, hasta descubrir
una caja de madera, de unos sesenta centímetros de largo, por
treinta de altura. La pesada caja es izada, en el preciso momento que
Angustias hace su aparición.
..-¡Juan!.
Capitulo
II
...Minas de
Tharsis, año de 1936.
En los
albores de la guerra civil, un grupo de milicianos de Falange
Española, custodian un pesado cofre de monedas de oro, que servirá
para comprar armas y municiones. Un grupo de republicanos del pueblo,
conocen el lugar exacto, donde se encuentra dicho cofre, y trazan un
plan para sustraerlo. Entre los jóvenes republicanos se encuentra
Ernesto Díaz, cuya pequeña hija acaba de nacer, de nombre
Angustias, de esta forma ya posee la pareja de hijos que anhelaba,
aunque Juan, su primer hijo, naciera doce años antes. La noche
comienza a cubrir de oscuridad el pueblo, como aliada de cuatro
hombres, que siguen una senda, guiados tan solo por la luz de las
estrellas.
..-¡Ahí, está el cofre!.
Exclama, Pedro Hernández,
el mayor del grupo.
..-Bien, debemos actuar con cautela, está muy
vigilado el lugar.
Responde, Juan Márquez.
Agazapados sobre
matorrales, los cuatro hombres esperan, que la vigilancia, vaya
diezmando, de esta forma será más fácil sorprender a los
milicianos fuertemente armados. Tras horas de intensa espera, por fin
los cuatro republicanos, se internan en la zona, la cual permanece
poco vigilada.
El plan es
sencillo, maniatarán al vigilante que solo ha quedado montando
guardia, para acceder hasta la habitación donde se encuentra el
cofre. Dicha información ha sido facilitada, por un familiar de
Juan Márquez, el cual quiere permanecer en el anonimato. El plan
resulta ser un éxito, y los cuatro amigos cargan el pesado cofre,
para esconderlo, en un lugar acordado por todos. Tras horas de camino
por fin han llegado al lugar y se disponen hacer una zanja, para
enterrarlo de forma segura. Una vez enterrado el cofre, aún de
noche, los cuatro amigos regresan al pueblo. Casi llegando a la
pedanía, son sorprendidos por un grupo de falangistas, los cuales
disparan sus fusiles a corta distancia, Juan, Pedro y Antonio, son
abatidos, mientras, los falangistas se dan a la fuga.
Ernesto Díaz,
gravemente herido, camina con dificultad, hacia su hogar, donde se
encuentra su mujer, su hijo Juanito y la pequeña, Angustias.
..-¡Me
da la impresión, de que algo grave ha ocurrido!.
Exclama Carmen,
mujer de Ernesto, en silencio.
Solo ha transcurrido, unos minutos,
desde que Carmen lanzara esta exclamación, en el silencio de la
madrugada, cuando unos golpes en la puerta, presagian lo que
suponía
..-¡Ernestooooo, que te pasa!
Exclama Carmen, con un
grito apagado, cargado de histerismo.
Llevando las manos al pecho,
Ernesto, señala la zona donde el proyectil ha impactado. Alojado en
la cama, Carmen, se afana en curar la herida, ante la presencia de su
hijo Juanito, que llora de forma desconsolada.
..-¡Hijoooo, debes
buscar el cofreeee, se encuentra en el cabezo cercano a la finca de
las fiñas...ohhhhhhh!.
Exclama, con un dolor profundo, poco
tiempo después fallece, ante la presencia de mujer e hijos.
Capitulo
III
El pesado
cofre, es desenterrado, por los hermanos, tras quitar la tapa, el
color dorado del oro ciega los ojos de ambos.
..-¡Oh hermano, aquí
debe de haber una fortuna!
Exclama Angustias, que no puede aún
creer, lo que sus ojos ven.
..-Así es hermana, desde que papá
falleció, me propuse buscar el cofre, aunque en aquellos primeros
años, no tuve más remedio, que continuar sin buscar nada, hasta la
llegada de la democracia. Muchos, me han tomado por loco y demente, al
abrir estas zanjas, también he sido golpeado y maltratado, pero
nunca cesé, ni interrumpí, mi cometido de desenterrar el cofre, de
esta forma papá se sentirá orgulloso y podrá descansar, donde
quiera que esté. Este cofre será entregado en el ayuntamiento y
servirá para ayudar a familias necesitadas, que perdieron a sus
seres queridos en aquella absurda guerra.
La
búsqueda.....Un relato original de Marcos Tenorio.
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