viernes, 20 de septiembre de 2024

La lechuza.


 

La Lechuza.



...Los habitantes del pequeño pueblo de San Cipriano, llevan días angustiados e inquietos. La tranquilidad que se respira por sus callejuelas, en plena luz del día, es alterada, cuando la noche cubre con su lúgubre manto de sombras, la aldea.



Desde el cementerio, retirado centenares de metros de las casas, un canto lúgubre, fúnebre y siniestro se deja sentir, haciendo que los habitantes se encierren en sus hogares, temerosos de un poder sobrenatural.


...-¡El espíritu de alguna persona, que ha fallecido en extrañas circunstancias!.


Exclaman algunos.



Algunos valientes, se adentran, penetrando los muros, dispuestos a descubrir dicho misterio, consiguiendo que cese el canto, pero pronto el poder de sugestión se impone, teniendo que salir por patas, al divisar sombras, sobre las envejecidas lápidas.



El misterio del cementerio encantado, se extiende por la comarca, y acuden como moscas a la miel avezados parapsicólogos, armados con extraños aparatos. Haciendo guardia, encerrados sobre sus muros, capturan extrañas psicofonías, que sólo se perciben en los oídos de las personas con un alto poder sugestivo.



Algunos vecinos, piensan incluso en abandonar

el pueblo.


...- La maldición ha caído sobre la aldea, algún alma, se rebela, pidiendo y aclamando venganza, por algún asunto pendiente entre vecinos.


Replica el alcalde, en una junta vecinal.



La noticia del cementerio encantado llegó a oídos de un viejo cabrero, sabio, versado en el arte que da los años, curtido y avezado, por toda una vida en el campo, durmiendo bajo las estrellas, enfrentándose a lobos y otras alimañas.



...-Yo puedo descifrar el misterio que tanto temor

os impone.


...-¡Este, está loco!.


Exclaman algunos.


...-Con el poder sobrenatural nadie puede, y este

cementerio está maldito.


Respondió, la muchedumbre.


...-Dadme de plazo unos días, y os aseguro que resolveré dicho misterio.


...-¡Trato hecho!.


Se apresuró, exclamando, el señor alcalde.



...-Bueno, esta noche, partiré sólo, en mi zurrón llevo, este extraño artilugio, y esta rata que acabo de coger.


Con carcajadas y risotadas fue despedido, el cabrero, que encaminaba sus pasos hasta el viejo cementerio.


En el bar del pueblo los vecinos comentaban.


...-¡Quiere atrapar un espíritu maligno con un cepo y una rata, pronto lo tendremos aquí, y Cayetano, ve preparando una buena taza de tila, jajajajaja!.


...-Ese cabrero está loco.


Murmuran, mientras golpean las fichas de dominó, contra el duro mármol de la mesa.



Llegado hasta el cementerio, el canto lúgubre cesó. Sobre un descampado,el cabrero comenzó a armar el cepo,y la rata que encerrada en una jaula, serviría como cebo. Terminado su trabajo regresó al bar.


...-¡Bueno amigos, ya está todo preparado, por la mañana me acompañareis hasta el camposanto, a ver si nuestro "espíritu" ha echo acto de presencia!.


Exclamó, entre guasas, burlas y cachondeos, del respetable.



Por la mañana temprano una muchedumbre se reunía en torno al cabrero.


...-¡Bueno, es hora de partir, vamos a desentrañar el misterio!.


Exclamó.


Seguido por una centena de vecinos, asustados sugestionados y temerosos, la comitiva llegaba hasta las puertas del cementerio, donde se divisaba el cepo.


...-Ahí está amigos, ese es vuestro maligno, espíritu, que tanto pavor, temor y miedo os ha ocasionado.


Atrapada en el cepo, una vieja lechuza, agitaba sus garras para deshacerse de la red.


...-¡Pero si es una lechuza!.

Exclamaron todos, alucinados.



...-Así es amigos, hace unos días, me llegó la noticia del supuesto espíritu. Accedí hasta el cementerio y escondido, pude escuchar el canto de esta rapaz nocturna, que se asemeja mucho al llanto de un bebé. Desde hoy no volveréis a escuchar su canto, pero no matadla, esta ave se alimenta de ratas, ratones y otras alimañas.

Cuando comprobéis que ya no se escucha sobre los muros su canto, soltadla, pues habita desde hace meses el viejo cementerio, y no tenéis que temer nada.


Efectivamente, desde aquel día el extraño canto se dejó de escuchar. La lechuza, encerrada en una enorme jaula, degusta topos, ratones, ratas. Pasado un tiempo, fue soltada, y el cabrero fue nombrado hijo predilecto del pueblo.



La Lechuza.



Relato original de Marcos Tenorio Márquez


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