domingo, 20 de septiembre de 2020

El cernícalo



 

El cernícalo


...Noviembre de 1975, en plena campaña de captura de fringílidos, mi padre y yo nos trasladábamos todos los fines de semana y festivos, hasta mi huerto, situado a los pies del cabezo Madroñal. Tras encender un generoso y esplendido fuego, en la chimenea, que mitigara los rigores de la frías mañanas y con las primeras luces del alba, nos disponíamos a colocar el cepo entre dos grandes olivos, variedad arbequino, como siempre habíamos realizado.


Una vez colocado el cepo, disponíamos las jaulas de pardillo, por estas tierras conocido como (jamás) y jilguero, cercanas al cepo, para atraer a dichos congéneres hasta la trampa, en la cual colocábamos semillas de ambas especies dentro del radio de acción del cepo, así como también un poco de alpiste.


La mañana transcurría aburrida, apenas habíamos atrapado un par de jilgueros, cuando de pronto mi padre observó como los pájaros estaban inquietos en sus jaulas, al mirar al olivo observaba como un gran cernícalo, contemplaba las aves enjauladas, con claras intenciones de abalanzarse sobre ellas.


Mi padre, de forma sigilosa se acercaba hasta dónde estaba la madeja de cuerda, que activaba el cepo. De pronto, en un acto de reflejo, el ave rapaz se abalanzó sobre las enjauladas, introduciendo su cuerpo en el cepo, acto que mi padre aprovechaba para activar el cepo y capturar el gran ave. Mucha ilusión, me hizo aquella captura, más que ningún fringilido, por eso decidimos enjaular aquella hermosa y bella ave, tan abundante en nuestras minas, anidando entre grandes bancos de mineral, roquedos y otros sitios de construcciones humanas, como la chimenea gorda.


Tras no disponer de ninguna jaula para introducir el ave, mi padre encontraba una solución, encerrarla en una jaula de perdiz hasta construir una jaula de buen tamaño que albergara la captura. El corto trayecto de mi huerto hasta casa, se convirtió en todo un acontecimiento, muchos chavales que jugaban en la era a fútbol, se acercaban para contemplar la rapaz y admirar su belleza, mucho de ellos exclamaban.

 

..-¡Qué pájaro es...es precioso!

 

..-¿Cómo lo has cogido?.

 

Preguntaba, Manuel Fernández Bayo.

 

..-Con un cepo, fabricado por Manuel “Bobita”.

 

Repliqué

 

..-Jajajajajaja..con un cepo de Manuel “Bobita”..-¡Eso no puede ser, esos cepos son muy frágiles y no sirven para nada!.

 

Exclamaron todos, entre risotadas y carcajadas.

 

..-Bueno, si no aceptáis el modo de captura, así ha sido.

 

Repliqué


Pasadas unas horas, por fin, mi padre construyó una gran jaula de madera que albergara el ave, y esta fue introducida con temor de recibir algún picotazo de su fuerte pico. Quedaba ahora el modo de alimentarla, pues estas aves sólo se alimentan de carne e insectos . Pronto los vecinos contribuían con sobras de pollo u otro tipo de carne, yo sin embargo acompañaba a mi buen amigo Mario Monterroso, que disponía de una escopeta de aire comprimido, marca “cometa V” para abatir pequeñas aves...(bisbitas, colirrojos tizón, lavanderas blancas y enlutadas, petirrojos, cogujadas y alguna curruca).


Con extraordinaria precisión en el disparo, Mario, abatía estas pequeñas aves que me entregaba para satisfacer el voraz apetito del cernícalo primilla...(existen en la península dos variedades de cernícalo, vulgar y primilla). El vulgar suele ser mayor y de plumaje más apagado. El primilla es un poco menor, pero su plumaje es más llamativo con abundancia de colores, en comparación con su primo). Gozando de una salud excelente, el ave nos acompañaba desde su jaula encima de un gallinero. A las personas que la visitaban, le gustaban ver como despellejaba y engullía las aves que entregábamos de forma diaria. En diciembre de 1975, mi padre ingresaba en el hospital Manuel Lois, para ser intervenido de apendicitis, mientras yo y mi hermana nos quedábamos en casa de mi prima.


Una mañana de enero del año 1976, al regresar a casa por la mañana, nos damos cuenta de no haber introducido la jaula en el interior del gallinero y las bajas temperaturas del mes acabaron con la vida de nuestro ejemplar de cernícalo primilla. Consternados y abatidos por la noticia, el gran rapaz fue enterrada justo donde fue capturada, a los pies de viejos olivos. Nunca olvidaremos la preciosidad y la majestuosidad de su figura, desde donde cada mañana recibía el nuevo día.

Seguiré relatando y contando sucesos acaecidos, pequeñas cosas, que tienen un valor incalculable, cuando recordamos con cierta nostalgia, aquellos tiempos pasados.



El cernícalo


Marcos Tenorio Márquez

 

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