Canta la
calandria
Canta la calandria con las primeras luces
del
alba,impregnando la calle de melodías
gorjeos
y trinos,desde su cárcel de madera
y
alambre galvanizada.
Canta
la calandria,en el caluroso mediodía
bajo
la sombra de tejas árabes,protegida
de
incesantes rayos de sol,mientras las
abuelas
majan sobre dornillos de barro
deliciosos
gazpachos.
Canta
la calandria en el atardecer,con la
suave
brisa fresca,que penetra entre las
ventanas,aireando
las calles que
aprovechan
las personas para pintar
las
puertas,de blanca y nacarada cal.
Canta
la calandria en el crepúsculo,en la
esquina
de la calle Madroñal, al escuchar
los
fabulosos relatos que cuenta mi padre
motivado
con el anisado seco y una
pandilla
de niños y niñas.
Hoy
el canto de la calandria,es lastimero,
sollozante,dolorido,
ha fallecido su
dueño,
aquel que la cuidaba con tanto esmero
que
ofrecía ricas viandas, cuando escuchaba
una
sinfonía de gorjeos,alegrando la calle,
la
calle larga.
Hoy
el canto de la calandria,es alegre,animado
y
jubiloso,contrae matrimonio la persona que
la
ha cuidado,desde que falleció su dueño
sube,baja,
se muestra inquieta,mientras nos
deleita
con su mejor repertorio, imitando el
dulce
canto de jilgueros,verderones y pardillos.
Hoy
la calle está de luto,reina un silencio
sepulcral,ha
fallecido la calandria,que durante
tantos
años nos deleitó con su sublime canto.
Nacida
en los llanos de la Utrera,bajo la sombra
de
jaguarzos,fallecida en una esquina de la
calle
Madroñal,reza en su epitafio.
Canta la
calandria
Marcos
Tenorio Márquez.
Dedicada a
la calandria que poseía Juan Soria y Francisca Gómez (D.E.P)
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