Elvira.
...Elvira,
la joven de la clase de octavo, es la típica niña por la que
cualquier adolescente suspiraría, porque aúna belleza exterior e
interior, algo muy difícil de encontrar en cualquier adolescente de
edad comprendida entre los quince y dieciséis años. Jóvenes
galanes, guardan cola a la salida de clase, para acompañarla hasta
las cercanía de su hogar, pero ella rehuye de estos jóvenes
“guaperas” de belleza externa, pero vacíos por dentro y de
coeficiente plano. Elvira, habla con cualquier joven, sin
importarle su aspecto físico posición social, económica, ni
política. Las amigas regañan a veces su conducta, burlándose de
ella, pues no comprenden que una joven que puede tener a sus pies
al mejor adolescente del pueblo, puede perder el tiempo con engendros
cómo Carlos, de aspecto físico lamentable, tímido y
extremadamente flaco. Elvira, contesta a sus amigas con rotundidad.
...-Vosotras
no debéis dar explicaciones con quién debo hablar, Carlos, es un
ser humano, igual que todos vuestros amigos, en verdad no goza de
belleza exterior, pero la belleza interior que posee, equilibra la
balanza, no es creído, altivo ni presumido, todo lo contrario, es
tímido, apocado, retraído necesita hablar con personas que le
hagan comprender, para vencer sus complejos de inferioridad.
Vosotras y vuestros amigos, sois crueles, despiadadas, implacables,
os burláis de el para sacar la sonrisa de vuestros amigos, sin
importaros su estado de ánimo. Seguiré hablando con Carlos,
siempre, ayudaré a vencer su timidez, vosotras seguid con vuestros
galanes, esos niños de papá, altivos, arrogantes, engreídos y
vanidosos.
Días
más tarde, en clase de octavo, Carlos, se dispone a leer un
párrafo del libro. Toda la clase permanece expectante, mientras
las primeras risas con burla y mofa, afloran por los alrededores.
Un momento de incertidumbre, y Carlos comienza el relato con un leve
tartamudeo, que origina que la clase, explote en risotadas. Luego, sin ánimo para seguir leyendo, cae abatido sobre su asiento,
aflorando lágrimas de sus enrojecidos ojos. Ayudado por Elvira,
abandona la clase, sin que el profesor haga nada.
...-¡No
tengo ganas de seguir viviendo, son crueles, despiadados,
ruhínes!
Exclama, entre sollozos.
...-No
te preocupes Carlos, me tienes a mí, y no permitiré que te hagan
daño. Hablaré con el profesor, se lo diré claro, si no hace nada
para protegerte, pondré una denuncia ante el ministerio de
educación, que remedie esta situación.
Semanas
después de los sucesos, Carlos mantiene una conversación con
Elvira. A pocos metros de ellos, un grupo de amigos y amigas, charlan
entre fuertes risotadas y chistes fáciles. Francisco, el más
imbécil, idiota y estúpido del grupo, para quedar cómo un
autentico héroe, lanza esta proclama.
...-Elvira,
que haces charlando, con el eslabón perdido en la cadena evolutiva,
con ese humano, de aspecto simio.
Poco
después de lanzar esta proclama, espera la reacción de la gente que
le acompaña, pues desea de esta forma, someter, humillar, ofender y
denigrar a una persona frágil, débil y quebradiza, para su
provecho,y sacar sonrisas de sus idolatrados, adorados y admirados
amigos y amigas. Elvira, cogiendo a Carlos, por la cintura, besa el
rostro del mismo, infringiendo un duro correctivo, al imbécil de
Francisco, profundamente, enamorado de Elvira, y sometiendo a este un
duro castigo, al ser ignorada cualquier respuesta, sobre su poca
afortunada frase. Este desplante, irrita sobremanera a Francisco, que
urde un plan, para chantajear a Carlos. El plan será fácil, sólo
basta hablar con Carlos, amenazándolo, para que dejara de hablar y
charlar con Elvira, si no colaboraba sus amigos y él darían una
soberana paliza que recordaría de por vida. Carlos,
cohibido, de espíritu frágil, no obtiene en casa ningún tipo de
ayuda. Su padre, Matías, es el típico machista, pendenciero,
provocador y fanfarrón. El típico hombre incapaz de enfrentarse a
los problemas fuera de casa, cambiando de forma radical dentro de la
misma, desquitándose con mujer e hijo, liberando toda la ira
acumulada sobre ellos. Sólo con la ayuda que brinda su enferma madre
y Elvira, Carlos, ha ido aglutinando ira, rabia, cólera y furor, un
cóctel que tendrá que explotar en algún momento. Elvira, nota a
Carlos, cada vez más abatido, el, no desea contar nada de su
experiencia tanto en casa cómo el encuentro con Francisco. Una de
las tardes, sin que Carlos esperara visita, Elvira, acude hasta su
hogar. Los vecinos, sorprendidos y curiosos, se preguntan.
...-¿Que
hace una chica tan bella, en casa de un infeliz?
...-Vaya
pueblo más cruel, envidioso, cargado de odio y rencor.
Pensaba,
Elvira.
Tras
golpear en la puerta, es recibida por Manuela, madre de Carlos.
Sorprendida por la visita, de manera amable y cortés es invitada a
pasar al humilde hogar.
...-Carlos
está en su habitación, no se encuentra bien, hace días que lo noto
raro...¡Carlos, tienes visita, una amiga del colegio!.
Exclama,
Manuela.
...-No
se preocupe, señora, si no se encuentra bien, mañana lo veré en
clase.
Responde,
Elvira, con exquisita educación.
Al
día siguiente, Carlos, no acude a clase, motivado sobre todo, por el
chantaje de Francisco y su banda, el miedo a poder hablar con Elvira,
sugestiona, acobarda, a Carlos, que inventa excusas para no acudir a
clase y enfrentarse a Francisco. Al salir de clase, Elvira, vuelve de
nuevo a visitar a Carlos, esta vez desea hablar con él, saber los
motivos de su reclusión.Tras
golpear la puerta, es de nuevo recibida por Manuela.
...-¡Pasa
hija, esta mañana no ha podido acudir al colegio, tiene fiebre!.
Exclama,
Manuela.
...-¿Puedo
hablar con él?.
Pregunta,
Elvira.
...-Sí
hija, pasa a la habitación, perdona que la casa esté tan
desordenada, no me encuentro bien de salud.
...-No
se preocupe señora, antes la salud, después todo lo demás.
...-Gracias
hija, eres una gran persona.
Responde, Manuela.
...-¡Carlos,
te encuentras bien!
Exclama,
Elvira.
...-No,
tengo fiebre, esta mañana no he podido acudir al colegio
Responde,
Carlos.
Tras
una breve charla, Elvira, no puede concretar y saber nada del
verdadero problema que aqueja a Carlos. Pasada una semana, sin ver
ningún tipo de reacción, el plan de Francisco, comienza a tener
efecto. Su labor disuasoria, obtiene los frutos deseados. Aún así,
Elvira, continúa ignorando a Francisco y la banda de matones, todos
hijos de personas influyentes y ricas del pueblo.
...-¡Algún
día seras mía, ya lo verás!.
Exclama,
Francisco, siempre rodeado del grupo, que lo hace más arrogante,
fanfarrón y creído.
Con
la llegada de una nueva semana, Carlos, por fin, se incorpora
a clase, mostrando síntomas de ansiedad. Elvira, acude hasta su
presencia interesándose por su salud. Tras una
breve charla...Carlos, responde con miedo.
...-Me
encuentro bien, Elvira, muchas gracias, pero hay personas que no
quiere que nos veamos, tengo miedo que me hagan daño.
...-¿Pero
esto que es, una dictadura?...¡Quién te ha prohibido que nos
veamos!... voy a decirle dos palabras!.
Exclama,
bastante enfadada.
...-No,
nadie, no te preocupes, ninguna persona me hará daño.
El
crepúsculo, poco a poco, cubre de sombras el pueblo, Carlos, como
cada tarde, se reúne con sus abuelos maternos, hasta que la noche
envuelve el pueblo, de oscuridad. Sobre las diez de la noche regresa
para casa, y al cruzar la esquina de abuela Amalia, es sorprendido
por el grupo de Francisco, que lo esperaban escondido, en la
intersección de ambas calles.
...-¡Eh
dónde vas tan deprisa, simio!...Que te dije, hace unas semanas, que
te olvidaras de Elvira, me entiendes!
Exclama,
bastante enfadado Francisco, envalentonado al encontrarse junto con
los amigos.
...-Pero
yo no he hablado con Elvira, os equivocáis.
Responde, con
leve tartamudeo, Carlos.
En
esos momentos, Francisco, descarga su ira acumulada, contra Carlos,
que nada puede hacer, ante cuatro bestias descerebradas, violentas y
agresivas.
Capitulo II
...Benigno,
regresa por la noche de su jornada en la mina. Al llegar a las
intersecciones de la calle Burgos, y Málaga, observa sobre el
suelo una persona malherida, quejándose de las múltiples heridas
infringidas por la banda de Francisco. Tras reconocer su rostro,
comprueba que se trata del joven Carlos, hijo de Matías y Manuela.
Sin poder desplazar del suelo, al joven, pues podría dañar algún
hueso roto, avisa a los vecinos y estos a la vez avisan al
médico local. Mientras, en casa de Carlos, ajena a los problemas
de su hijo, Manuela, prepara la cena. Unos golpes en la
puerta, alarman a Manuela, que acude a ver de que se trata.
...-¡Manuela,
tu hijo está malherido, parece ser que ha sufrido una caída!.
Exclama,
la joven vecina, María.
Manuela,
dejó la cena, su corazón latía con fuerza. Pronto, divisó a su
hijo sobre el pavimento. Un reguero de sangre cubría parte del suelo
y su vestimenta. Preocupada por la salud de su hijo se abarcó con
fuerzas besándolo y abrazándolo.
...-¡No
lo muevas Manuela, puede ser que tenga algún hueso roto!
Exclaman
los vecinos, junto al cuerpo de Carlos.
...-¡Pero
qué ha pasado, todas las tardes, acude a casa de mis padres y nunca
ha sucedido nada!
Exclama
Manuela, entre sollozos.
...-Por
lo visto ha resbalado y caído.
Es
la hipótesis que barajan los numerosos vecinos.
...-Estas
heridas no son de una caída, mirad cómo tiene la cara,
ensangrentada, llena de moratones.
Pasada
media hora, acude el médico local. Tras una primera inspección,
parece que no tiene ningún hueso roto. Con cuidado y la ayuda de los
vecinos, logran levantar el cuerpo del suelo e introducirlo en el
coche, para llevarlo hasta la consulta, curar las heridas, y hacer
una exploración mas exhaustiva. Acompañado
por Manuela, llegan hasta la consulta. Dispuesto sobre una camilla,
Don Braulio, comienza un exhaustivo y completo examen del cuerpo del
paciente. Después de limpiar su rostro con agua oxigenada, procede
al examen de las articulaciones, superiores e inferiores, clavícula,
torax, sin que nada afortunadamente esté dañado. Una vez consumada
la exploración, el doctor comienza con una series de preguntas que
Carlos, necesita escabullir, sintiéndose cohibido. Esta brutal
paliza sólo ha sido el comienzo, de una serie de advertencias para
que dejara de hablar con Elvira para siempre.
...-¡Cuéntame
Carlos, que te ha sucedido!
Exclama,
Don Braulio.
...-Nada,
escuché unos ladridos de perros, seguramente los de Benigno, con el
miedo salí corriendo, y resbalé en la intersección de las calles.
...-Bien,
afortunadamente no tienes ningún hueso dañado, sólo algunas
magulladuras en la cara, que con el tiempo desaparecerá.
...-¡Gracias
Don Braulio, por todo! Exclama Manuela, ya más tranquila.
Al
día siguiente, la ausencia de nuevo de Carlos, al colegio,
extraña a Elvira, su principal compañera y amiga. De nuevo,
encamina los pasos al salir del colegio, hasta casa de Carlos. La
ausencia de su mejor amigo, esta mañana, y las palabras donde
Carlos, reconoce que alguien no quiere que siguieran esa amistad,
hacen sospechar a Elvira, que su mejor amigo ha sido victima de
un chantaje, con violencia, si no colabora.
Nuevamente,
recibida por Manuela, con todo los elogios del mundo, Elvira, vuelve
a preguntar por su querido y buen amigo.
...-¡Qué
ha pasado otra vez, que Carlos ha faltado a clase!
Exclama,
Elvira.
...-¡Que
susto hija mía!... Ayer noche mi vecina María, me avisó que
Carlos, había tenido una caída sobre la intersección de las
calles, afortunadamente, no tiene nada roto, sólo hematomas y
magulladuras en el rostro.
Exclama,
Manuela.
...-¡Dónde
está, puedo hablar con el!
Exclama,
Elvira.
...-Sí,
está en su cuarto
Responde,Manuela.
...-¡Carlos!.
Exclama,
Elvira.
...-Aquí
estoy, pero no quiero que veas mi rostro, ayer resbalé y
golpeé contra el suelo, sólo te digo y por favor hazme caso, que
alguien no quiere que nos sigamos viendo.
Responde,
Carlos, ocultado tras un armario
...-Carlos,
sé que no has sufrido ningún resbalón, eso te dijeron que dijera
ese grupo de descerebrados y violentos, liderados por el hijo del
alcalde, tienes que ser fuerte, romper tus complejos, enfrentarte a
la vida y sus problemas. Que un grupo de matones no te manejen
cómo una vulgar marioneta, estaré a tu lado para protegerte y
ayudarte.
Enuncia, Elvira.
Tras
un leve silencio, Carlos, irrumpe en llanto, un llanto amargo,
triste, desgarrador, donde demuestra cobardía, en la cual luce una
personalidad apocada, atemorizada.
...-¡Juro
que me vengaré, esos perros pagaran el daño que me están haciendo!
Exclama,
Carlos, golpeando con furia la mesa escritorio de la habitación.
Luego,
abandona la habitación para reunirse con Elvira.
...-Muy
bien Carlos, te ayudaré, pero debes decir siempre la verdad, la
venganza es ponerse a su altura, no debes actuar de esa forma,
hay que actuar con inteligencia, denunciando estos hechos
Enuncia, Elvira.
...-Denunciar
estos hechos, perpetrados por hijos de personas influyentes: alcalde,
guardia civil, abogado. Estos juicios los tengo perdidos, no me
creerán.
Responde,
Carlos, con furor.
Al
día siguiente, Carlos, retorna al colegio, sobre su rostro aún se
puede observar tremendos hematomas y contusiones, infringidos, hace
unos días por el grupo de Francisco. La clase permanece en silencio,
cuando, Elvira, abandona su pupitre, para dirigirse a la mesa del
profesor, desde donde comienza un discurso dirigido de forma
indirecta hacia el grupo de Francisco.
...-Hace
varias noches, mi compañero y amigo, Carlos, fue objeto de una
brutal paliza. Sobre su rostro aún luce y podéis observar, las
heridas infringidas...¿Y porqué...os preguntaréis?. Sólo por
hablar y mantener una relación de amistad, si no hacemos algo, esto
puede desembocar en cualquier acto de venganza, con terribles
consecuencias.
La
clase enmudecida, inclina sus cabezas hacia los libros, avergonzados,
cómplices de una situación que podría tener fatales consecuencias
si no se frena de momento.
Esta
intervención de Elvira, irrita, enfurece y enoja más a Francisco,
que ha contemplado estupefacto, cómo Elvira, continua más unida a
Carlos que antes. De nada había servido la brutal paliza, para
coaccionar a Carlos. Una pregunta queda en el aire.
...-¿Seguirá
Francisco, coaccionando a Carlos, para que abandone esa gran amistad
con Elvira, o por el contrario, tratará de cambiar y ganarse la
amistad de Elvira, cómo persona civilizada y responsable?.
El
discurso de Elvira en clase, había dado sus frutos, Francisco, toma
nota, había que cambiar de estrategia. No valía
actos intimidatorios, amenazas y coacciones, si quería disfrutar
de la amistad de Elvira, había que ganarse primero la amistad de
Carlos. Difícil solución, pensaba.
...-¿Que
dirán mis amigos?...que soy un traidor, renegado, judas, sólo para
estar cerca de Elvira, tengo que cambiar mi personalidad, arrogante,
soberbia, altanera. Para hacerme una persona sencilla, que predique y
pregone, con humildad, modestia y afabilidad.
Con
estas dudas sobre la personalidad en plena adolescencia, que es la
época de nuestra existencia, en dónde debemos elegir que camino
tomar, afrontaba Francisco un desafío que cambiaría la forma de ver
la vida a partir de ahora. Por un lado, sus influyentes amigos,
vanidosos, presumidos y engreídos, mal educados, por unos padres más
pendientes en sus ansias de poder y generar dinero a costa de
pobres infelices, que inculcar a sus hijos la doctrina de
la humildad, modestia y moderación, hacia todo tipo de personas
ya fueran de raza, disminuidos, discapacitados.
Capítulo
III.
Transcurridos
varios meses de la brutal paliza y el manifiesto de Elvira, dónde
expresaba de forma contundente que seguiría al lado de Carlos,
que la forma de chantajear, coaccionar, amenazar y extorsionar
pertenecían al pasado, gente de poca cultura, hijos del fascismo
o la dictadura más radical de extrema izquierda. Este discurso de
Elvira, en plena clase, había asentado las bases y dejado claro,
evidente y notorio su fuerte personalidad de mujer libre para escoger
los amigos y amigas que quisiera. Francisco, cómo el resto de
amigos, se habían tomado este discurso en serio.
...-El
camino de la extorsión y coacción no es el correcto.
Pensaba
en silencio, mientras observaba cómo sus amigos se reían, mofaban,
de pobres indigentes, personas disminuidas, o con poco poder
económico.
Sin
querer, su conducta comenzó a girar, se daba cuenta que ese camino
no era el correcto, aunque en casa, su padre con sus intensos
discursos ideológicos, no le acompañasen sobre qué trayectoria
seguir. Atrapado entre la espada y la pared, así se encontraba este
joven, nacido en una familia opulenta, de lujo y exuberancia, donde
creían que con el dinero se compra todo. En el otro extremo estaba,
Elvira, su padre extremadamente inteligente, había inculcado a su
hija respeto, educación, obediencia, cortesía y tolerancia, hacia
todas las personas, ya fueran de raza, disminuidos o pobres
indigentes. Los amigos de Francisco, bastante influyentes, en sus
determinaciones, seguían insistiendo que el mejor método de alejar
a Carlos, de Elvira, sería continuar con chantajes, amenazas y
extorsiones.
....-No,
ese no es el camino, Elvira, dejó bien claro, que estos chantajes,
uniría, estrecharía más sus lazos de amistad con Carlos.
Grita
con fuerza, bastante enfadado Francisco.
...-Entonces,
cual es el camino a seguir, Elvira, jamás abandonará a ese
desgraciado de Carlos.
Declara,
Manuel, uno de los más radicales del grupo.
...-No,
lo sé, en estos momentos no puedo decir nada, pero la extorsión y
coacción, no es la forma.
Pronuncia
de modo relajado, Francisco.
...-Ah
ya sé que te pasa, estas muy enamorado de Elvira, te quieres
hacer amigo de ella, pero ya la conoces, es una mujer inteligente,
que se dará cuenta de tus pretensiones.
Contesta
de modo arrogante, nuevamente Manuel.
...-Nos
equivocamos, todos, somos hijos de gente poderosa, adineradas y rica
del pueblo, vemos la vida de otra forma, nos reímos, burlamos de
pobre gente, que tienen problemas físicos, tartamudean, o no son
físicamente agradables, esta aptitud nuestra no pasa desapercibida,
para la gente del pueblo, personas humildes, modestas, sencillas, que
se ganan la vida honradamente. Desde este momento voy a cambiar,
no quiero seguir con esta aptitud.
...-Vamos,
a quién vas a engañar, el hijo de nuestro alcalde, rico y
adinerado, quiere cambiar, sólo para conseguir la amistad de una
bella dama, estás equivocado, Francisco. Tus amigos somos nosotros,
personas ricas, altaneras, no podemos estar a la altura de esa gente,
vulgar, que visten con trapos, comen bazofia, sus alientos apestan y
sobre sus cabellos corretean piojos, si quieres cambiar, estás fuera
de nuestro grupo, púdrete, con esa gente, jajajajajaja.
Contesta,
Manuel, con un discurso arrogante, soberbio, despectivo y
vanidoso.
...-Sí,voy
a cambiar, aunque pierda vuestra amistad, no quiero seguir con
esta aptitud, que me ha llevado a sentirme avergonzado, algunas
veces, por nuestra conducta.
Contesta,
Francisco, decaído y triste
...-Pues
bien, si ese es tu deseo, vete, no nos dirijas más la palabra,
olvidanos, algún día te darás cuenta, de que esa gente no
corresponde a nuestro colectivo, gremio, de personas cultas,
adineradas y coquetas.
Contesta, nuevamente, Manuel, que se
erige cómo nuevo líder de la banda.
Al
margen de todo lo que ocurre en la banda de Francisco, se encuentra,
Elvira y Carlos, su amistad ya de por sí honesta e integra, ha sido
estrechada, tras los últimos acontecimientos.
Elvira,
ha ayudado mucho a Carlos, no solo en el apartado, moral y
psicológico, sino también el el anímico, espiritual y emocional,
en la que debe de vencer la timidez, para enfrentarse a un mundo
plagado de hienas hambrientas, ciudadanos sin escrúpulos, que harán
la vida imposible, a cualquier persona pobre de espíritu y cobardía.
Carlos,
prendado por la inteligencia y belleza de Elvira, se ha enamorado en
secreto, aunque se ha auto descartado, piensa...
...-Qué
hará, Elvira, con un ser cómo yo, en la vida...no soy físicamente
un portento, aunque poseo inteligencia, no desarrollo todo mi
potencial. Además mi padre no me ayuda en nada, todo el pueblo
piensa de nosotros que somos unos desgraciados.....Elvira, el día de
mañana, querrá conocer a alguien de su mismo nivel, guapo, elegante
y atractivo.
Con
estas ideas tan negativas, contrarias y adversas, Carlos, se hacía
un flaco favor, pues esto haría que su estado en vez de mejorar,
deteriorara y agravara, en el supuesto día que Elvira conociera otra
persona y se enamorara. Con la llegada de las vacaciones estivales,
los paseos por el pueblo, en horas crepusculares, se convertían en
todo un acontecimiento, para conocer nuevas amistades y entablar
conversaciones con la persona amada. No es el caso de Carlos, que
acompañado por Elvira, pasean por la carretera que conduce a los
pueblos cercanos, para terminar tomando un aperitivo en la terraza
del bar cercano. Mientras saborea, un rico refresco de cola, su
cerebro procesa, la manera y el modo de vencer la timidez, para
pedir la mano, sin que llegue a ruborizarse. Elvira, al margen de los
pensamientos de Carlos, disfruta de la música, de Creedence
Clearwater Revival, y la voz de John Fogerty. Aún en su corazón, no
ha penetrado las flechas lanzadas por cupido, y tan sólo ve a Carlos
cómo un gran amigo. Francisco, tras renunciar a la amistad de sus
amigos, se encuentra sólo, ahora dedica muchas horas a estudiar y
prepararse. Desea acudir a Sevilla, matricularse en la universidad y
estudiar una carrera de futuro. Este nuevo cambio de aptitud, en la
etapa de Francisco, no ha pasado desapercibido, para Elvira y Carlos,
pues contemplan a los antiguos compañeros, sin su presencia. Una de
las tardes, una amiga de Elvira, se acerca hasta ella, portando una
hoja de papel, bien doblado.
....-Hola
Elvira, esta hoja me la ha entregado Francisco, quiere que la leas
y no la rechaces.
Contesta,
Felisa.
...-¡Francisco,
hace tiempo que no se nada de el que querrá!
Exclama,Elvira.
...Perdón,
esa es la única palabra que se me ocurre al escribir este
escueto mensaje, perdón por portarme cómo un ser repugnante,
desagradable y repulsivo y por el daño infringido, a Carlos. Todo
tipo de perdón, es ficticio, si no lo demuestras con hechos. Os pido
que a partir de ahora no me miréis con rencor, sólo cómo un joven
adolescente, que llevaba un camino que no era el correcto. Quisiera
reparar tan importante daño, pidiendo vuestra amistad, que me
aceptéis en esta nueva etapa que acabo de iniciar, ayudaré y
protegeré a Carlos, a vencer sus miedos e inferioridad, para
integrarse en la sociedad, os lo prometo.
Firmado.
Francisco
Rodríguez.
Tras
un corto espacio de tiempo, sin enunciar palabra, Elvira, se
pronuncia en silencio.
...-No
sé si esto es una vulgar excusa para conseguir nuestra amistad,
aunque es palpable que ya no se ve con sus amigos, desde hace
cierto tiempo. De todas formas si quiere nuestra amistad se deberá
dirigir a nosotros en forma física. Esta hoja, carece de valor y me
deja una sensación de indiferencia.
Días
más tarde de recibir la carta, Elvira, contesta la misma y es
entregada de la misma forma, a través de su amiga, Felisa.
Aunque
Felisa, enamorada en secreto de Francisco, tiene otros planes y la
hoja escrita por Elvira, jamás llega hasta su poder.
Capítulo
IV.
...Han
pasado meses, desde que la carta fuera entregada a Felisa, pero esta
celosa de que Francisco, reiniciara su amistad con Elvira,
destruyó la carta y nunca la entregó a su destinatario. Francisco
cree por su parte, que Elvira jamás volverá a mantener amistad con
él, pregunta a Felisa, que si había entregado la carta, y esta
responde afirmativamente.
...-¡Olvídate
de Elvira, ella sólo tiene ojos para ese desgraciado de Carlos!
Exclama,
Felisa, cuando Francisco, pronuncia su nombre.
Pasadas
las vacaciones estivales, un nuevo curso comienza, Elvira, que ha
obtenido muy buenas notas, inicia sus estudios en el instituto, del
vecino pueblo cercano. Lejos queda la Educación General Básica,
ahora centrará todos sus esfuerzos en estudiar, para acceder en el
futuro a una profesión que colmará sus aspiraciones en la vida.
Carlos,
por su parte, tras un año de tristes acontecimientos vuelve a
repetir, octavo. Ahora ya no contará con el respaldo que le brindaba
Elvira. Debe de imponerse, y adaptarse, a los nuevos tiempos sin la
presencia de su querida amiga. Francisco inicia su etapa de
estudios, en la universidad de Sevilla, aconsejado por su padre,
estudiará la carrera de arquitectura. En su recuerdo queda, la
petición de amistad, realizada a través de una nota y entregada a
Elvira, sin que esta se dignara en contestarle.
El
clima de tensión y crispación que se vive en casa de Carlos no
ha cambiado, Matías, se muestra cada vez más hostil, enfrentado
a mujer e hijo, Manuela, impotente y enferma esta agotada.
...-¡Algún
día me encontrarás muerta, esto no es vida!.
Exclama,
entre sollozos.
...-Cállate,
tú y este desgraciado de hijo, estáis cavando mi tumba, me da ganas
de coger la escopeta, y mandaros de una puta vez al otro barrio.
Duras
palabras de un pobre hombre, al que el alcohol ha cambiado,
transformado y alterado, convirtiéndolo en un ser repugnante y
desagradable.
Estos
sobresaltos en su propio hogar, no ayudan a Carlos a sobreponerse
para vencer su timidez e inferioridad, al contrario, en su interior
crece, brota, germina una semilla de rencor, odio y rabia hacia su
progenitor que puede acabar mal, si Carlos no contara con la
inestimable, mediación, amparo y apoyo de sus abuelos maternos.
Gracias a sus abuelos, Carlos, aplaca, tranquiliza sus ansias de
cometer cualquier acto en contra de su padre. Las tardes invernales
con el acortamiento de la horas de sol y los estudios hacen que
Carlos y Elvira, no tengan prácticamente contacto alguno, sólo los
fines de semana, pueden disfrutar, para charlar, sobre todo en el
asunto anímico, que tanto aqueja a Carlos, aún más después de
encontrarse sólo sin la presencia de su amiga. Unos de los fines de
semana, cercanas a fechas navideñas, Francisco, Elvira y Carlos,
vuelven a encontrarse.
...-Hola,
buenas tardes.
Enuncia,
Francisco.
...-Buenas,
tardes
Responde,
Elvira, mientras Carlos ignora su presencia.
...-Hace
cuestión de unos meses te entregue un nota, en la que pedía perdón
sobre mi aptitud, rogando vuestra amistad y que me acogierais, como
vuestro amigo, sin rencores, sin que dicha nota obtuviera respuesta.
Pronuncia,
Francisco.
...-Perdón,
escribí una nota, y entregué a Felisa, para que te la entregara, si
la nota no llegó hasta tu poder no es culpa mía.
Responde,
frunciendo el ceño, Elvira.
...-Felisa,
no me entregó, ninguna nota...¿Por qué?...
Se
pregunta Francisco.
...-Bueno
ya hablaré con ella, ahora os pido,que me aceptéis cómo amigo, ya
no soy aquel joven rebelde, estúpido, que tanto daño he provocado,
sobre todo al bueno de Carlos.
...-Por
mi parte, tienes mi perdón, ahora tienes que hablar con Carlos,
aquella brutal paliza, afectó mucho su estado, sabes que es una
persona muy frágil, acomplejada, debemos ayudarle, a vencer sus
miedos y temores.
Responde,
Elvira.
...-Así
lo haré, gracias a tu discurso aquel día en clase, me dí cuenta de
que mi camino no era el correcto y decidí cambiar, primero
centrándome en los estudios y luego deshaciéndome de los que
creía mis amigos, pero por lo visto sólo son una pandilla de
salvajes, aburguesados. Sus padres son ricos y ellos sólo piensan en
hacer el mal, sobre una sociedad a la que creen inferiores. Creo que
llevan en sus genes, implantados, insertados y grabado con
fuego...ira, rabia y cólera, propio de la doctrina que Adolf Hitler,
infundió e insufló a los jóvenes germanos de aquella época.
Responde,
Francisco, bastante alterado, ya que ha tenido algún encuentro con
sus ex amigos, y no ha quedado el casual acercamiento muy bien que
digamos.
...-Bueno,
muy bien, gracias por reconocer que aquel discurso, que realicé, te
sirviera para dar un giro a tus actuaciones.
Responde,
Elvira.
...-Así
es, ahora debo partir, mis padres me esperan, otro día hablaré de
forma amigable con Carlos, debemos zanjar, nuestra enemistad,
hostilidad y antagonismo, para reforzar los lazos de una amistad,
que perdure en el tiempo para ayudarlo a vencer sus miedos.
Este
breve discurso ha convencido a Elvira, que Francisco ha cambiado,
ahora sólo falta la amistad con Carlos, pero para ello habrá que
esperar otro momento, no va a resultar fácil convencer a Carlos,
pues sobre su cerebro aún quedan grabadas las imágenes de la brutal
paliza. Los antiguos amigos de
Francisco, nombran un nuevo líder,
Manuel, dotado de carácter violento, impetuoso y agresivo. Su padre,
Teodoro, concejal socialista, en el ayuntamiento, presume de ser un
gran político, alardea y jacta, de haber leído a Karl Marx y
Friedrich Engels, aunque la verdad que los ejemplares de volúmenes
que posee en casa, de ambos filósofos revolucionarios, son más
bien para aguantar un mueble, que ha quedado cojo en una de sus
patas. Un lobo, disfrazado con piel de cordero, pues sus ideales y la
forma de dirigir su apartado en el ayuntamiento, esta más cercano
de la extrema derecha, que la progresista izquierda. Al contrario
que Francisco, ha cambiado, este sujeto se ha vuelto aun más
agresivo, deseoso de enfrentarse a Carlos, pues piensa y cree que el
cambio efectuado por Francisco, ha sido motivado por culpa, de él y
la “puta” de Elvira.
Antes
de marchar nuevamente para Sevilla, Francisco, se acerca hasta casa
de Carlos, dispuesto a zanjar, viejas disputas.
...-¿Buenas
tardes, está Carlos?.
Pregunta, Francisco, tras golpear la
humilde casa dónde habita.
...-¡Carlos,
debe estar, en casa de mis suegros,todas las tardes acude a su cita
con ellos!.
Responde,
Matías, sereno y sobrio, lejos de su estado ébrio, que le suele
acompañar
todo el día.
Hasta
la cercana casa de los abuelos, se traslada Francisco, con la sana
intención de zanjar de una vez por todas su enemistad, antes de
partir para Sevilla.
...-¿Buenas
tardes, se encuentra aquí Carlos?.
Pregunta
nuevamente, Francisco, tras golpear la puerta, de la casa de los
abuelos.
...-Sí...¿Quien
es?.
Responde
la voz de un anciano, de unos setenta años.
...-Soy
el hijo del alcalde, quiero hablar con el.
Responde
Francisco.
...-Pasa
hijo, Carlos, cuida de mis canarios, verderones, pardillos y
jilgueros, ahí está en la cocina.
...-¡Hola,
Carlos, me presento ante ti, para pedirte perdón, he sido cruel,
estúpido imbécil. La mala influencia de mis ex compañeros, se
adhiero a mi personalidad, convirtiéndome en un ser despreciable,
ruhin, mezquino e infame, por ese motivo te pido que me perdones.
A partir de ahora me comprometo a protegerte y ayudarte.
Tras
unos segundos de silencio, Carlos, reacciona....
...-No,
es justo, cómo os habéis portado conmigo, sólo por la amistad que
me une a Elvira. Me considero una persona, frágil, tímida y
apocada...necesito ayuda, rodearme de buenos amigos, para vencer
estos complejos que se apoderan de mi alma.
Responde
de manera totalmente sincera, Carlos.
...-Lo
reconozco y sé lo que has sufrido amigo, por eso te pido perdón,
estaba equivocado, quiero que desde este momento seamos buenos
compañeros.
Responde
Francisco, mientras abraza a Carlos.
Por
fin Francisco, respira tranquilo, ha sellado su nueva amistad con
Carlos, desde este momento, Francisco, Carlos y Elvira, estarán
juntos cómo buenos amigos, pero una nueva duda surge sobre la cabeza
de Carlos, mientras contempla, el atardecer una serena tarde del mes
de enero.
...-Estoy
enamorado de Elvira, Francisco, seguramente también, este
acercamiento hacia nosotros, es una escusa para estar más cerca
de ella.
Los
celos aparecen por primera vez en la vida de Carlos.
Con
la nueva sensación de celos, por la presencia de Francisco, emprende
Carlos el camino de vuelta a casa. Al pasar junto a unos eucaliptos,
cuando el crepúsculo, con sus sombras, comienza a cubrir el pueblo,
se encuentra con el grupo de Manuel, nuevo líder de la banda que
abandonó Francisco.
...-Dónde
vas, no es demasiado tarde para ti. Los simios se recogen a la hora
de las gallinas.
Enuncia
Manuel, con burla y mofa.
La
reacción de Carlos, no se hizo esperar, con leve tartamudeo,
responde, con ímpetu y rabia, la provocación verbal efectuada
por Manuel.
...-No
veo ningún simio, por aquí, solo observo personas descerebradas,
de coeficiente inferior al de los simios.
Responde
Carlos, con una inteligente respuesta, que Manuel y sus compinches,
tardan en asimilar.
...-¡Cómo,
que dices, que somos inferiores a los simios cómo tú!
Exclama
bastante irritado, Manuel, acercándose a Carlos.
Este
por su parte, reacciona, plantando cara.
...-Me
tenéis hastiado tú y tus amigos, seres superiores, que utilizan la
violencia para conseguir sus objetivos, os equivocáis, ese no es el
camino, mirad vuestro ex compañero Francisco, cómo ha cambiado.
Responde
con tartamudeo, propio de una sensación de inferioridad, y timidez,
que trata de mejorar, aclarar y vencer, gracias a los consejos de
Elvira.
...-Francisco,
ha cambiado, por esa puta de Elvira, que lo tiene loco.
Responde
de modo violento, Manuel.
La
respuesta de Manuel, de modo provocativo, encuentra respuesta en
Carlos, que se abalanza sobre Manuel, golpeando el rostro con
furia. Acobardado, amilanado por la contundencia que esgrime Carlos,
en cada golpe, pide ayuda a sus amigos , para que lo ayuden. Al verse
en inferioridad, Carlos trata de huir, pero es alcanzado por el
grupo que propina nuevamente una gran paliza. La fría noche invernal
del mes de enero, cubre el pueblo, cuando Carlos, se presenta en
casa, con el rostro desfigurado, hematomas, rasguños, y el labio
inferior sangrando de manera abundante.
Recibido
por su padre, este reacciona de modo violento.
...-De
dónde vienes, sólo piensas en buscar peleas, sinvergüenza, golfo,
canalla.
Desde
la habitación cercana, Manuela, requiere su presencia, la bronquitis
crónica que padece se ha agravado, con la llegada de un frente frío
que hace peligrar su vida.
...-¡Que
te ha pasado, hijo, que vienes sangrando!
Exclama
Manuela, con fiebre, su estado, requiere con urgencia la visita del
médico.
...-Nada
mamá, sólo ha sido un golpe, con un eucalipto al volver a casa,
pero tú te encuentras mal, voy a llamar al médico.
Inmediatamente,
tras lavar su rostro con agua, Carlos, parte a toda prisa hasta la
casa del doctor. Tras golpear la puerta es recibida por la encargada
de limpieza, Paquita.
...-¡Qué
sucede Carlos!
Exclama,
Paquita.
...-Mi
madre se encuentra muy enferma, debo hablar con Don Braulio.
...-Sí
pasa, Don Braulio, está en su despacho.
Al
oír las voces, Don Braulio, pregunta
...-¿Que
sucede, Paquita?.
...-Don
Braulio, aquí está el hijo de Manuela, dice que su madre está muy
enferma.
...-Voy
enseguida, no tardo un segundo.
Al
momento, Don Braulio, parte rumbo a casa de Manuela, durante el
trayecto este pregunta a Carlos, por su estado.
...-Que
te ha pasado, nuevamente, Carlos, que tienes el rostro lleno de
hematomas y el labio partido.
...-Nada,
Don Braulio, tropecé con un eucalipto.
Responde,
mintiendo, Carlos.
...-¿Que
le ocurre a tu madre, Carlos?..- Pregunta, Don Braulio.
...-Se
encuentra muy mal, tiene fiebre y bastante tós, padece de bronquitis
crónica.
Al
llegar a casa, Don Braulio, pasa hasta la habitación, donde
permanece Manuela. Carlos y un ebrio, Matías, aguarda, en el
comedor. Al cabo de un rato, Don Braulio reclama la presencia de
padre e hijo.
...-Se
encuentra muy mal, debemos trasladarla hasta Huelva, hay indicios que
sus pulmones se encuentre afectados. Esta noticia, impacta de forma
notoria en Carlos, su madre será trasladada hasta Huelva de manera
urgente. Encerrado en su habitación, comienza un llanto, amargo,
afligido, apenado, su madre, su querida madre y principal protectora
necesita ser ingresada de urgencia.
La
ambulancia es requerida y al momento aparece esperando en la puerta.
Mientras, algunos vecinos curiosos, se acercan hasta la casa. Carlos,
acompaña a su madre hasta el hospital, Matías, ébrio, cómo
siempre no se encuentra, facultado, para acompañar a su esposa al
hospital. Ingresada con urgencia en la unidad de cuidados
intensivos, sus pulmones, bastantes deteriorados y débiles ha sido
siempre el problema que ha aquejado a esta buena mujer. Los días
pasan con la incertidumbre de que la mejoría no llega y el estado de
salud empeora. Carlos, abatido, junto a sus abuelos, esperan el
triste desenlace de un día para otro. Elvira, enterada de
la noticia, acude al hospital, para estar junto a su amigo en
estos duros momentos, Francisco, informado, también, telefonea desde
Sevilla, deseando una pronta mejoría. Mejoría, que no llega, pero
sí el fallecimiento, en una triste tarde del mes de febrero. Este
nuevo contratiempo, adversidad y percance, debilita aún más el
pobre espíritu de Carlos, sumido en una gran depresión, abatimiento
y desánimo. Su madre, junto con sus abuelos y Elvira, formaban los
cimientos de un edificio que mantenía a Carlos, con equilibrio y
apoyo. Ese edificio ha sido seriamente dañado con la muerte de su
progenitora y principal apoyo. La vida de Carlos nunca será
igual, desde este momento, pues ya no contará con el apoyo que
brindaba su madre. Los problemas comenzarán a acumularse, en su
cerebro, y tendrá que resolverlos solo. Necesita con urgencia ayuda
psicológica, Elvira, desde su gran amistad y optimismo, trata
de inculcarle que la vida no termina con la muerte de su madre.
...-Carlos,
tu madre desde el más allá esta orgullosa de ti, cómo te has
portado con ella, quiere que salgas de esta depresión, que sonrías,
termines tus estudios y elijas una profesión, ella te ayudará a
superar, porque ella está fallecida de forma física, pero no
espiritual, mental y emocional..
Enuncia, Elvira.
...-Gracias
amiga, necesito mucha ayuda, sólo mis abuelos y tú me la brindáis,
pero pienso, que no he tenido suerte en esta vida, he sido
demasiado débil, frágil, el pesimismo se ha apoderado de mi alma,
me tiene atrapado, cómo en una tela de araña, dificultando mi
salida.
Martes,
3 de Marzo.
..La tranquilidad en el pueblo, no puede presagiar
tristes noticias. El cielo azul, con la ausencia de nubes, invita
a pasear, con la subida de temperaturas. Carlos se ha levantado,
temprano, hace ya tiempo que no acude al colegio, alegando, que no se
encuentra anímicamente con ganas. Matías, por su parte continua
inmerso en el alcohol. Desde que falleció su esposa ha intensificado
su cita con el licor. Su hijo no le importa nada, nunca se ha
interesado por el y menos ahora. Por la cabeza de Carlos, comienza
a surgir, enormes deseos de suicidio, pero antes desea saldar unas
cuentas con las personas que más han tratado de humillarlo,
degradarlo y denigrarlo. Matías, inexperto cazador, posee una
escopeta en el tiempo que el conejo era abundante en los montes
cercanos. En estos momentos, la escopeta se encuentra, oxidada,
enmohecida y herrumbrosa, pero con una limpieza bastará, para
ponerla a punto. Una caja de cartuchos completa todo lo que necesita.
El plan esta milimétricamente, trazado: primero, esperará a
Manuel, en el huerto. Este suele acudir por la mañana a cuidar de
unos perros, luego vendrá a buscar a su padre, que no notará
nada al encontrarse sumido en un gran sueño. Con este plan se dirige
hasta la proximidad del huerto, alli espera agazapado tras unas rocas
la llegada de Manuel. El motor de una moto, alerta a Carlos, que
se prepara para un certero disparo a unos diez metros. Manuel, baja
de la moto portando un cubo con comida para los perros. En esos
momentos, Carlos, apunta con su escopeta a escasos metros, pero le
falta valor, su dedo indice comienza a temblar sobre el gatillo.
De pronto, emprende una huida, Manuel, ni siquiera intuye que la
suerte se ha puesto de su parte. Corriendo por el monte, entre jaras,
brezos y tojos, resbala con unas piedras, que el rocío de la mañana
ha humedecido, con tan mala fortuna que la escopeta se dispara al
caer, provocando la muerte instantánea. El disparo, escuchado, por
unos vecinos que paseaban, por la mañana, es ignorado, pues creen
que podía tratarse de un cazador furtivo. Días después de que
Matías, ebrio, como siempre, echara en falta a su hijo, no se
dispuso un dispositivo de búsqueda, encontrándose el cuerpo del
mismo, a escaso un kilómetro del pueblo. La noticia de la muerte de
Carlos, conmocionó al pueblo, sobre todo a Elvira y sus abuelos, que
lo recordaban con cariño.
...-Un
infeliz, la muerte de la madre, motivó que el suicidio rondará su
cabeza.
Comentaban,
los vecinos.
Más
lejos de la realidad, sólo la muerte, de Carlos ha sido producto de
una serie de acontecimientos, nefastos, fatídicos y desdichados. Una
persona buena al que el destino tenía guardado un triste final.
Hoy
día, Elvira, felizmente casada con un hombre bueno, muy parecido a
Carlos, visita el camposanto para dejar unas flores sobre la tumba
de su amigo...Francisco, tras sacar la carrera de aparejador, trabaja
en la ciudad condal. Casado y con dos hijos, también visita cuando
regresa al pueblo la tumba de Carlos. Matías, padre de Carlos, fue
encontrado fallecido en su lecho, ahogado en su propio vómito.Por
último, Manuel, cumple condena en la prisión provincial, por
apalear, maltratar y castigar a unos indigentes.
Elvira.....Un
relato original de Marcos Tenorio.