Había
pospuesto ya varias veces, la cita con mi futuro suegro, para la
entrada en casa, ya que estaba prometido con su hija, argumentando y
objetando, argucias, con final feliz, que iba aplazando, mi
presencia, ante aquel hombre de carácter serio, severo y
responsable, cuya mirada, penetrante, afilada y aguda, producía
espasmos.
Yo
me consideraba, un joven tímido, apocado, de carácter noble y
risueño. Lucía melena como los jóvenes del momento, influenciado
por la moda ye-ye y sobre mi rostro resplandecía, un enorme mostacho
de color rubio, como mi pelo, que ocultaba parte de mi labio
superior.
Conocí
a mi novia, en las reuniones de amigos, que organizábamos, en los
viejos cuarteles que quedaban vacíos, allí, escuchando música de
Módulos, Los Bravos y Formula V, quedé prendado por la simpatía
que irradiaba su bello rostro, cuando movía su esbelta figura, al
son que marcaba la música. Aunque debo reconocer, que tenía muchos
pretendientes y que yo solo sería uno mas de su extensa lista, más
aún cuando algunos pronunciaba esta funesta y fatídica frase.
..-Eres
poco camello, para tanto desierto.
Lo cual provocaba, que mis
escasas posibilidades de éxitos, quedaran diezmadas y exiguas.
En
los partidos de fútbol, que organizábamos contra otras reuniones de
amigos, mi corazón latía con brío, cuando observaba, como su
estilizada figura, penetraba por la puerta de entrada, junto a otras
amigas, para presenciar el encuentro. Es entonces, cuando relucía en
mí, el futbolista que llevaba dentro, exponiendo mi extenso
repertorio de regates, pases, gambeteos y dominio del balón, que
culminaba con el gol, el cual se lo dedicaba a ella, que sonreía,
sonrojada y ruborizada, señal inequívoca de que estaba enamorada.
Celestial,
sublime y todos los adjetivos que quisiéramos añadir, fue cuando
por fin, declaré mi amor hacia ella, de modo natural, espontáneo y
sincero, todo bajo el aura de timidez, que me caracteriza, el cual
fue correspondido de manera afirmativa, llevándome una sorpresa.
Esos
años ya pasaron y tan solo falta enfrentarme al momento más
delicado, por el cual, he sufrido tanto, posponiendo una y otra vez,
mi encuentro con la bestia (metafóricamente hablando).
..-¡Cariño,
ya no podemos esperar más, tienes que hablar con mi padre, para que
te dé el visto bueno,verás como no pasa nada!.
Exclamó, mi
novia.
..-Sí, lo sé, debo armarme de valor, pero debo presentarme
ante el, de manera diferente, me cortaré las greñas y el mostacho
que luzco, pues tu padre es un señor chapado a la antigua, el cual
rechazaría, mi imagen de rebelde e insurrecto, con la figura que
ofrezco.
Por
fin llegó el momento deseado y mi novia organizó una cena, en casa
de sus padres, a la cual estaba invitado. Antes de partir para casa
de mi novia, afeité mi rostro y esparcí after shave, marca “Floyd”,
luego sobre mi pecho y axilas, usé “varon dandy” marca viril por
excelencia. Pantalones de tergal, que tendría que aguantar pese al
picor que me producía y camisa con jersey cuello V, planchados por
mi madre, era mi atuendo elegido, lejos de mi imagen actual de
tejanos y camiseta de Pink Floyd.
Los
zapatos, arreglados por mi amigo Paco Ceto, en la zapatería de
Melchor, hacían un “siglo” que no se usaba, gracias a la labor
realizada, brillaban como estrellas en el firmamento...y me dije,
bueno, ya es hora de partir, ante la gran expectación que había
causado en mi calle, con multitud de vecinas observando, mis
movimientos, cotilleando, murmurando y fisgoneando a través de
visillos de ventana y postigos entreabiertos, mi nuevo cambio de
“look”.
Pasadas
media hora, mi novia esperaba, junto a los grandes abetos del barrio
de Pueblo Nuevo. Excitado, nervioso y angustiado, recorrí los
últimos metros y pasé bajo un cartel que rezaba...”Todo por la
patria”
Con
movimientos torpes, nervioso y circunspecto avancé, agarrado de la
mano de mi novia, exudando a través de mis poros y rezando, para que
no pasara nada. La puerta abrió y una sutil iluminación, iluminó
mi asustado rostro. Traté de recomponer mi deteriorada figura,
pasando mi mano sobre el pelo, por si quedaba algún cabello rebelde,
esbocé quizás una sonrisa, debido a la tensión acumulada. Tras un
corto paseo por el estrecho pasillo, ya divisé la entrada al salón,
donde aguardaba mi suegro, totalmente erguido, con su impecable traje
verde de guardia civil, esbozando una leve sonrisa. Con educación me
invitó a que pasara y tomara asiento, mientras tanto, quería huir,
escapar, jamás había pasado por una situación similar y mis
movimientos nerviosos, podrían arruinar toda la velada. Permanecí
frente a él, asustado, atemorizado, mientras mi temblorosa mano
derecha, buscaba la suya para fundirse en un fuerte apretón.
Posteriormente tomamos asiento frente a la mesa y comenzó un
exhaustivo examen, con la vista, que recorrió mi espigada figura de
metro setenta y siete. Sin palabras, con un aire marcial y castrense,
como si fuera un sargento frente a un recluta, aquel hombre supo de
momento, que tipo de persona era. Con la llegada de mi suegra, nada
que ver con su marido, comenzamos la exquisita cena, preparada por mi
novia, que culminó con el sabroso postre, que ponía fin a la
velada.
Junto
a una copa de brandi, comenzaron los turnos de preguntas, los cuales
respondí, con franqueza y sinceridad.
.-¿Estudias o
trabajas?
..-El mes que viene, me incorporo al colegio de
Flechas navales en Huelva.
Respondí.
..-Bien, me alegro que
estudies en un colegio de renombre como Flechas Navales.
..-(De
renombre jajaja, no veas las personas que van destinadas a dicho
colegio).
En silencio, esbocé una sonrisa.
..-¿Practicas
algún deporte?
..-Sí, futbol.
..-¿De que equipo
eres?.
..-Del Barsa.
..-Ah, ahí no coincido, yo soy del
Madrid.
..-Bien, buen equipo, posee 6 copas de Europa..(hice
algo la pelota, pues solo quería quedar bien).
Ya más calmado,
esperaba la pregunta final, esa que todos los suegros suelen hacer y
más en mi caso.
..-Espero, que vuestro compromiso, sea serio, aún
no te conozco realmente, pero me pareces buen tipo, no como esos
melenudos que van por ahí luciendo greñas y enormes mostachos, con
camisetas de grupos anglosajones, que diós sabrá que dicen en sus
letras, mi hija sabrá si ha elegido un buen hombre, por mi parte
mereces una oportunidad y ojalá puedas ser el hombre de su
vida.
..-Gracias.
..-Respondí.
..-(De buena me he librado, si
llego a aparecer con greñas y mostacho).
Nos despedimos con un fuerte apretón de manos, mientras
suspiraba aliviado. Poco después marchamos al cine, donde daban una
de mi director favorito.. John Ford...Que verde era mi
valle...mientras, mi novia me recordaba
..-Ves cariño, como no
ha pasado nada.
..-Sí, llevas razón, tu padre es un
encanto...(Uff, que mal lo he pasado...si llego a aparecer con greñas
y mostacho).
Respondí, quedando la frase, entre paréntesis,
solo para mi.
Mi
Suegro....Un relato original de Marcos Tenorio Márquez.
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