El extraño caso de Juan Ramón, ejecutor de felinos domésticos.
...Los gatos, desde su domesticación, en tiempos inmemoriales, siempre ha convivido con el ser humano y en algunas civilizaciones era tratado como sagrado. El gato es un felino, primo hermano del tigre, león, pantera, lince y una larga lista de mamíferos carnívoros, equipados con fuertes garras y largos incisivos, para desgarrar la carne. Al contrario que el perro, que es más dócil, sumiso, obediente y disciplinado, el gato se nos muestra arisco, esquivo y áspero en el trato, por lo que muchas personas optan, por tenerlos, como mascotas, pues no necesitan del cuidado continuo del perro.
Esta historia, leyenda y cuento, que relato a continuación, tuvo lugar como siempre, en esta bendita tierra, que tanto me motiva, estimula y anima a escribir.
A finales de los años sesenta, principios de los setenta, se produjo en Tharsis, un éxodo masivo, de personas hacia otros lugares de España y extranjero, como expongo en algunos relatos. Este hecho, provocó que multitud de animales, fueran abandonados, a su suerte, entre los cuales se encontraban los felinos, que se adaptaron mejor al cambio de vida, que los cánidos, los cuales sucumbieron, ante la escasez de alimentos. Por el contrario, los felinos, lograron, procrear, reproducirse y multiplicarse, manteniendo a raya poblaciones de peligrosas ratas, ratones e insectos como cucarachas, transmisoras de enfermedades. Muchos de los felinos, que quedaron huérfanos, se asilvestraron, otros por el contrario, frecuentaron lugares en los que desarrollamos la vida los humanos, como huertos, plazas y mercados de abastos, en busca de una comida fácil.
Esta multiplicación de felinos, fue quizás, la que, motivó, causó y origino en el joven Juan Ramón, un odio, rencor y aversión, hacia estos animales, los cuales se propuso erradicar, empleando un método, arcaico, vetusto y primitivo, como el uso de arco y flechas, quizás tras presenciar, algunas películas de Errol Flynn, encarnando al personaje de Robin Hood.
Un huerto, cercano a su hogar, donde convivían decenas de gatos, fue el lugar elegido, para comenzar con el exterminio. El arco, construido de madera de adelfa, adquiría la consistencia necesaria, para que las flechas, de gamón, rectas y largas, impactara en los cuerpos de los felinos, tras los certeros disparos. En la punta del gamón una afilada punta de acero, adherida con alambre, constituía todo el poder bélico y agresivo, que necesitaba Juan Ramón, para sus fechorías.
Los primeros encuentros con los felinos, resultaron fáciles, para hacer blanco, ya que estos gozaban, de la confianza, de las personas, por lo que las distancias para efectuar el disparo, se acortaban, para no errar el disparo. De esta forma, en las primeras semanas, se produjo una autentica masacre, con Juan Ramón, jactando, alardeando y presumiendo de su buena puntería. Una vez aniquilado el animal, solía cortarles el rabo a modo de trofeo, como si de un torero, se tratara en una tarde triunfal.
En pocas semanas, el huerto, que albergaba decenas de felinos, estaba completamente libre y Juan Ramón, satisfecho del trabajo realizado, accedia a nuevas zonas, de caza, siempre cuando el crepúsculo acechaba. La erradicación de felinos, por parte de Juan Ramón, pasó inadvertida para la población, mas preocupada en otros asuntos y de esta manera, ninguna voz se alzó, para poner freno a la masacre, ya que los felinos, aniquilados y exterminados, eran animales que habían escapado de la casa de sus dueños o fueron abandonados, durante el éxodo masivo.
La noticia del exterminio de felinos, llegó por casualidad, a oídos de Gutierrez, que habitaba con su anciana madre, el cual quedó conmocionado al conocer el suceso. Gutierrez, al contrario que Juan Ramón, le encantaba los felinos, y en su casa del barrio de plaza vieja, poseía mas de una decena, todos ellos bien alimentados y con esmerados cuidados. Tras enterarse de la noticia, sobre el cerebro de Gutierrez, comenzó a urdirse un maquiavélico plan, que pondría en marcha para dar una lección al vil asesino. Para el plan necesitaba gatos completamente iguales y tuvo suerte, ya que una gata suya, había tenido cinco cachorritos completamente idénticos. Pasados casi un año y llegada la fecha estival, nuevamente comenzaba, Juan Ramón, a preparar el arco y las flechas, inaugurando la nueva veda, cerrada durante los fríos meses de otoño e invierno. Es en estos momentos, cuando Gutierrez, comienza con su plan. Para ello, observa los lugares, frecuentado, por Juan Ramón, en sus incursiones asesinas. Una vez observado el lugar, coloca uno de los gatos de la camada que tuvo la gata el pasado año, y se esconde tras unos árboles. No tarda en llegar, al lugar, Juan Ramón, haciendo blanco en el dócil y tranquilo animal.
...-Vaya, gato más dócil, me he cargado, jajajaja, ya con este sumo veintitrés en esta nueva temporada, le arrancaré el rabo jajajaja.
Asevera, con fuertes risotadas.
Al día siguiente, la misma historia, Gutierrez coloca el segundo gato y se esconde.
…-Vaya, otra vez un minino parecido al de ayer, pues allá va, jajajaja, al infierno cabrón.
Asevera, nuevamente.
Al tercer día un nuevo gato idéntico a los anteriores aparece en el lugar, y Juan Ramón, ya comienza a dudar.
...-No puede ser, me he cargado ya dos veces el mismo gato y de nuevo aparece ahí, parece como si se reencarnara.
Asevera, con un ligero escalofrío.
Mientras prepara la flecha, que hará blanco en el gato, una voz ronca, brusca y áspera resurge desde algún lugar.
...-Ese gato que piensas abatir, es el espíritu, de los felinos ajusticiados de forma vil y cobarde, su fantasma, te perseguirá toda la vida y te arrancará los ojos.
Asevera, Gutierrez, escondido sobre alguna zona , utilizando la oscuridad, como aliada, para que sus palabras adquieran mayor relevancia, importancia y transcendencia.
...-Ahhhhh, no por favor, socorrooooo, auxilioooooo
Grita, Juan Ramón, que emprende veloz huida atenazado de terror y espanto, abandonando el arco y las flechas.
Desde ese mismo instante, Juan Ramón, abandonó, la practica asesina de aniquilamiento de felinos, quedando sus facultades mentales, seriamente dañadas, cuando visualiza a un dócil y lindo gatito.
El extraño caso de Juan Ramón, ejecutor de felinos domésticos.
Un relato original de Marcos Tenorio Márquez
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