Clasificado “S”.... El Mirón (Voyeur)
…Domingo, es conocido en el pueblo como Mingo, y está felizmente casado con Bárbara, a la cual conoció en etapa escolar. Al regreso del servicio militar, la feliz pareja contrajo matrimonio, hospedando en casa de los padres de la joven, hasta que Mingo, conseguía una pequeña casa a las afueras del pueblo, con buen terreno, al cual tras un duro trabajo, logró levantar una pared de casi un metro con sesenta centímetros de altura, que rodeaba la morada, convirtiendo el solar en un precioso huerto.
La casa, cercana a los colegios, motivaba a Mingo y Bárbara, a poseer un bebe, para inscribirlo en el colegio cercano. Tras múltiples intentos, no pudo concretarse ningún embarazo y el feliz matrimonio no volvió a intentarlo más. Una de las ventanas de la casa, posee una vista excelente, paso obligado de los alumnos que regresan y abandonan el colegio según los horarios. Corre el año 1969 y en las adolescentes se implanta la moda de las minifaldas, creando furor en los varones, que las observan con miradas insinuantes, sugerentes y evocadoras. Mingo, se encuentra en la habitación reparando una de las ventanas y de modo totalmente casual, mira a través de la misma, observando como las adolescentes con minifaldas regresan a casa tras dar las clases. Este hecho fortuito, produjo en Mingo, una sensación de placer, jamás descrita anteriormente, pues en la situación en que se encontraba sin ser observado por nadie y oculto en la habitación, concentraba sus cinco sentidos imaginando, figurando y fantaseando, una supuesta cita erótica con la joven.
Este hecho de observar, por la ventana, a las adolescentes, que regresan del colegio, se convirtió en fetiche, y desde ese momento jamás falta a su cita diaria. Totalmente ajena de la nueva afición de su marido, Bárbara, no sospecha nada, pues hace ya años, que la relación ha dejado de existir entre ambos. Con la llegada del verano y las vacaciones, las jóvenes por unos meses dejan de asistir al colegio. Este hecho provoca en Mingo una situación comprometida, falta su dosis necesaria, como una taza de café o un pitillo. Esto provocó en Mingo, un estado de ansiedad, el cual sería apaciguado con nuevas formas de observar a mujeres, para dar rienda suelta a sus instintos obscenos, lujuriosos y placenteros, que calmen su estado. Un domingo cualquiera del mes de julio, sale con su pequeña motocicleta a dar una vuelta por el campo, a una zona donde muchos adolescentes acuden con sus novias.
El gran pinar, junto con eucaliptos diseminados, ofrece un buen lugar para los primeros escarceos amorosos. Tras dejar la motocicleta escondida en unos eucaliptos, Mingo, sube por una pequeña pendiente con algunas rocas, de la cual se obtiene unas vistas excelentes, pero algo lejanas del lugar, donde los adolescentes obtienen intimidad para entregarse al placer. Con la realización del acto sexual, los adolescentes vuelven al pueblo y Mingo inspecciona el lugar, encontrando en el lugar un formidable colchón vegetal, realizado con hojas de eucalipto. Poco después se lamenta de no haber poseído unos binoculares, pues estos acercarían las imágenes hasta prácticamente un palmo de los ojos. La idea de los binoculares, rondó la cabeza de Mingo, mientras volvía a casa, pero debería trazar un plan para que su mujer no sospechara nada.
Y el plan lo encontró rápidamente, al observar unas pequeñas perdices, necesitaba unos binoculares para observar las perdices con sus crías y atraparlas, tras observar el lugar exacto.
Y esta historia, es la que cuenta a la mujer.
...-¡Pero Mingo, amor mío, siempre has capturado las perdices sin ayuda de binoculares!
Exclama Bárbara, con rostro perplejo.
...-Si, llevas razón, pero hoy día con los nuevos guardas contratados por los cotos de caza, hay que tener mucho cuidado y los binoculares me ofrecerán gran ayuda...(vaya estrategia, ni el mismísimo Rommel, hubiera firmado, este astuto plan).
...-¿Y de dónde vas a conseguir los binoculares?... pues aquí en el pueblo no creo que distribuyan y vendan esos aparatos.
Pregunta, Bárbara.
...- Mañana mismo, que es lunes, me traslado a la ciudad, con el autobús, estaré de regreso sobre el mediodía.
...-Bien, pues si vas a la ciudad me traes unas semillas de geranio, lavanda y también cupones y algunos décimos de lotería.
Responde, Bárbara.
...-Todo lo que desees amor mío.
Responde, Mingo, con una sonrisa socarrona, burlona y pícara.
Por fin había conseguido su objetivo y esa noche no pegaba ojo, imaginando las escenas que viviría a través del objetivo de sus binoculares. Por la mañana, muchos vecinos aguardan la llegada del autobús y preguntan a Mingo, a que se debe su viaje a la ciudad. Este, responde a todo el mundo con la misma respuesta.
...-¡Viaje de rutina, nada más, a comprar unas semillas!.
Ya en la ciudad, Mingo, pregunta por alguna tienda de aparatos.
...-Mire allí, enfrente, hay una tienda que vende electrodomésticos y todo tipo de aparatos.
Responde un viandante, al ser preguntado por Mingo.
En la tienda, puede observar en la estantería, una buena muestra de aparatos.
...-¡Quisiera unos binoculares de buen alcance, sabe usted, es para observar aves!
Exclama, con una sonrisa.
...-Bien, para observar aves le recomiendo la prestigiosa firma Zenith..10x50 que viene equipado con lentes Carl Zeiss Jena y es ahora lo mejor que puede encontrar en el mercado, por supuesto los binoculares vienen protegidos en una fabulosa funda de cuero.
Responde, el vendedor.
...-¿Y el precio?.
Pregunta con prontitud, Mingo.
...-Bueno, el precio es lo de menos, sabe usted, que estos binoculares son excelentes, habrá marcas más baratas, pero yo le aseguro que la calidad de imagen es inferior, comparado con estos...su precio es de 15.000 pesetas con 2 años de garantía.
...-¡Me lo quedo!.
Exclama, con un fuerte apretón de manos.
Con la primera compra realizada, quizás la más importante por su interés, quedaba aún las semillas de geranio, lavanda, cupones y décimos, que la realizó en un instante. Satisfecho con la compra realizada, vuelve para el pueblo, solo queda un pequeño problema que solventar.
...-Las 15.000 pesetas invertidas en la compra, con ese dinero mi mujer podría disponer para comprar, una nueva lavadora, de esas automáticas.
Piensa, reflexiona, mientras contempla el paisaje desde la ventanilla. En casa, después de un buen viaje, enseña primero las semillas de lavanda y geranio, para posteriormente entregar los cupones, por último, enseña los fabulosos binoculares.
...-¡Y esto cuanto te ha costado, parecen bastante caros!.
Exclama Bárbara.
...-Que va, este aparato me ha costado 5.000 pesetas.
Asevera...(fingiendo y mintiendo, como un cosaco del alto volga).
Esa misma tarde, para probarlos, da una vuelta por los campos del pueblo, llevando una grata impresión.
...-¡Vaya aparato, como se deben ver las chavalas!.
Exclama en silencio, sonriendo, deseoso de que llegara el fin de semana. Y el fin de semana llegó con muy buena temperatura.
Mingo, con todo preparado, ha realizado de modo artesano una caja de madera recubierta de cuero negro, en cuyo interior irá alojado los binoculares, con su funda, de esta forma, no levantará sospechas. Llegado al lugar, aloja la motocicleta en el mismo lugar de siempre y asciende la pequeña pendiente hasta llegar a la roca. Aún no ha llegado nadie al lugar, y este aprovecha el momento para perfeccionar las lentes. Apenas transcurrida media hora, una pareja se acerca hasta el lugar y Mingo mira a través de su objetivo.
...-¡Pero si es la hija de Carmen y el hijo de Rafael...vaya,vaya!.
Exclama en silencio, desde su privilegiado enclave.
Pronto, la pareja comienza a retirar las secas hojas de eucaliptos y cambiarlas por otras recién cortadas, de los frondosos árboles, formando un colchón vegetal, cómodo y confortable. Seguidamente, comienzan a desvestirse, ajenos a que están siendo observados. Mingo, mientras, no aparta la mirada de su objetivo, con la mano diestra sujeta los binoculares, con la izquierda...(ya os podéis imaginar). Consumado el acto, los adolescentes vuelven a vestirse y abandonan el lugar. Mingo, por su parte, ya hace rato que ha abandonado su roca. La felicidad que emana de su rostro, refleja el momento de placer vivido, tras la roca indiscreta.
Las próximas semanas y meses, Mingo, se entrega por completo a su afición, buscando nuevos lugares desde el que observar. Su mujer, mientras, ajena a todo, cree que su marido busca pequeñas perdices, para criar. Pero cómo dice un manido refrán...”tanto va el cántaro a la fuente....”.Algunos adolescentes, han comenzado a sospechar, que últimamente se ve mucho la motocicleta de Mingo, los fines de semana, cuando vuelven de sus relaciones. Pero jamás sospechan, que el tal Mingo vuelve, precisamente, de observar a sus amigos. Fue de modo casual, una de las tardes, que este fisgonea de modo oculto a unos adolescentes que se bañan completamente desnudos en un pequeño dique de la localidad. Ajeno, al ser observado, el observador. Este, nuevamente se entrega a sus placeres con obscenidad, impudicia y lujuria. A punto de consumar el acto de la masturbación, es sorprendido por una voz grave, que retumba.
...-”Alto a la guardia civil”.
Sorprendido por la voz, este comenzó a huir, dejando los binoculares sobre la pared de una casa abandonada. Llegado hasta la casa, con rostro atemorizado, espantado y alarmado, su mujer pregunta.
...-¿Que te pasa Mingo?.
...-La guardia civil, casi me coge atrapando perdices.
...-¡Y los binoculares!.
Exclama, Bárbara.
...-Creo que los he perdido.
Días después, la noticia es difundida por el pequeño pueblo, llegando hasta los oídos de Bárbara.
...-¡Con que, cogiendo perdices!.
Exclama, de modo bastante malhumorado Bárbara.
Aunque esta noticia, estuvo a punto de separar para siempre el matrimonio, Mingo, se ponía en manos de un especialista, que curara esta enfermedad surgida hace años. En el pueblo, todo el mundo recuerda esta historia, aunque algunos dicen que mirones siempre habrá, pero son tan especialistas que prácticamente pasan desapercibidos.
Clasificado “S”....El Mirón (Voyeur)
Un relato de Marcos Tenorio Márquez .
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