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sábado, 26 de septiembre de 2020

El gran duque


 

El gran duque


Habita el gran duque, en el roquedo

de la corta del oro, entre grandes piedras

desprendidas, arbustos de brezos y

madroños.


Cuando se oculta el sol y la

penumbra se adueña del bosque,

el gran duque, con su majestuoso

vuelo, abandona su refugio diurno

para adentrarse en la profundidad

de la noche, entre olivos tortuosos

encinas centenarias, alcornoques

desprovistos de corcho, jaguarzos

y tojos.


Bajo la tenue luz, de la pálida luna,

espera paciente, sosegado y calmado

que alguna despistada presa, haga acto

de presencia, para abalanzarse sobre ella.


Con la llegada del alba, antes de que el astro

rey, inunde de colores dorados, la dehesa, se

retira hasta su morada, donde descansará

tras una noche ajetreada.


Produce escalofríos, su lúgubre y tenebroso

canto, cuando caminamos a solas por algún descampado.


Entre tinieblas, observamos su silueta

con penacho de plumas, sobre su cabeza.

Sus ojos anaranjados, brillan con fuerza,

cuando es sorprendido por la luz de alguna

 linterna, entonces, agranda sus plumas

y nos amenaza, en aptitud desafiante e

inquietante.



Hace mucho tiempo, que el número

de grandes búhos reales, sigue disminuyendo

por la presencia del hombre, ese extraño ser

que maneja el mundo a su antojo,

introduciendo enfermedades, entre los 

animales que sustentan su dieta.



Algunos cazadores, mediocres e idiotas

disparan sobre el gran duque, por creer que

es una alimaña, que amenaza la caza, esa 

 preciadas presas, en la que sin duda, tiene

mucho que ver, la mala gestión realizada

al poner en serio peligro, el equilibrio de

la naturaleza.



El gran duque


Marcos Tenorio Márquez

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