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domingo, 19 de julio de 2020

El viejo foco de carburo

El viejo foco de carburo

El viejo foco de carburo,que tantas veces iluminó
la choza de mi huerto, permanece olvidado
en un rincón del vetusto armario.
En noches de tormenta, de truenos y rayos
mi madre solía contarme cuentos, bajo la
sutileza y delicadeza, de tu sensible halo
de luz, que oscilaba y temblaba, con el
viento que se colaba a través de las rendijas
de puertas y ventanas.

Cuantas veces, iluminaste el trayecto, sostenido
por la mano temblorosa, de mi abuelo,
cuando dirigía sus pasos hasta la estación
de trenes.
Cuantas veces, esclareciste, en la oscuridad
absoluta de aquellas galerías,
el rostro ennegrecido del minero,
mientras se jugaba la vida,excavando dura
roca.
Cuantas veces, alumbraste, nuestros rostros
sonrientes, en el momento que la luz eléctrica se
ausentaba, mientras jugábamos al parchís, en casa
de Juana.


Oh, viejo foco de carburo, objeto deseado
antaño, permaneces, oxidado e ignorado,
tus días de gloria ya pasaron, cuando
iluminabas a mineros que bajaban por
la jaula, hasta oscuras galerías.


La luz eléctrica, te desplazó del lugar, que
tantos años, ocupaste, ofreciéndonos
tu luz, tenue, lánguida, apagada,
con la que me aficioné a la ilustración
y leer novelas de Poe, Lovecraft,
sugestionado por el leve mecimiento,
balanceo y vaivén, de tu pequeña llama
reflejada en las paredes.

Unas lágrimas, descienden por mis
mejillas, mientras quito las telarañas,
recordando aquellos años, cuando
acompañaba a mi abuelo al huerto
y al regresar, nos guiaba, por
el camino del vaciadero, bajo
las sombras de grandes eucaliptos
y el croar de las ranas, que se escuchaban
desde la laguna cercana.


El viejo foco de carburo

Marcos Tenorio Márquez

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