El
viejo foco de carburo
El viejo
foco de carburo,que tantas veces iluminó
la choza de
mi huerto, permanece olvidado
en un rincón
del vetusto armario.
En noches de
tormenta, de truenos y rayos
mi madre
solía contarme cuentos, bajo la
sutileza y
delicadeza, de tu sensible halo
de luz, que
oscilaba y temblaba, con el
viento que
se colaba a través de las rendijas
de puertas y
ventanas.
Cuantas
veces, iluminaste el trayecto, sostenido
por la mano
temblorosa, de mi abuelo,
cuando
dirigía sus pasos hasta la estación
de trenes.
Cuantas
veces, esclareciste, en la oscuridad
absoluta de
aquellas galerías,
el rostro
ennegrecido del minero,
mientras se
jugaba la vida,excavando dura
roca.
Cuantas
veces, alumbraste, nuestros rostros
sonrientes,
en el momento que la luz eléctrica se
ausentaba,
mientras jugábamos al parchís, en casa
de Juana.
Oh, viejo
foco de carburo, objeto deseado
antaño,
permaneces, oxidado e ignorado,
tus días
de gloria ya pasaron, cuando
iluminabas
a mineros que bajaban por
la jaula,
hasta oscuras galerías.
La luz
eléctrica, te desplazó del lugar, que
tantos
años, ocupaste, ofreciéndonos
tu luz,
tenue, lánguida, apagada,
con la que
me aficioné a la ilustración
y leer
novelas de Poe, Lovecraft,
sugestionado
por el leve mecimiento,
balanceo y
vaivén, de tu pequeña llama
reflejada
en las paredes.
Unas
lágrimas, descienden por mis
mejillas,
mientras quito las telarañas,
recordando
aquellos años, cuando
acompañaba
a mi abuelo al huerto
y al
regresar, nos guiaba, por
el camino
del vaciadero, bajo
las sombras
de grandes eucaliptos
y el croar
de las ranas, que se escuchaban
desde la
laguna cercana.
El
viejo foco de carburo
Marcos
Tenorio Márquez
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