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sábado, 18 de julio de 2020

Recuerdos de Tharsis....La carbonería de Domingo Franco (d.e.p)

Recuerdos de Tharsis...La carbonería de Domingo Franco (d.e.p)


...Antes que modernas cocinas de gas, vitrocerámicas y electricidad, se apoderaran de los hogares y cuarteles de Tharsis, la fuente de calor para cocinar y calentar el hogar, llegaba por medio del carbón. Las grandes chimeneas del pueblo, vomitaban humo con olor a pescado de nuestro litoral, de calderetas de borregos o pucheros con el caldo de gallina y hueso de jamón del cerdo, criado en las zahurdas que circundaban el pueblo.

Para satisfacer tal demanda de carbón, existía en el pueblo, varias carbonerías...la que recuerdo con mayor prontitud, ya que estaba ubicada cerca de mi hogar, pertenecía a Domingo Franco(d.e.p) y su familia. Ubicada en la calle Luciano Escobar, en un complejo de casas y cuarteles donde también estaba la zapatería de Melchor (d.e.p) la casa de celebraciones de Moguer (d.e.p) y la casa de Juan José Vallellano, amén de varios garajes y la carpintería de Jacinto, recién construida.

La carbonería de Domingo, satisfacía un amplio sector de vecinos del pueblo, que acudían hasta el local para comprar carbón de encina. Para elaborar el carbón, disponía Domingo, de un huerto en Umbría Madroñal, cercano al de mi abuelo Juan Márquez (d.e.p).

Todo comenzaba con la materia prima,la madera de encina, que se iba instalando, bien apilada, formando una especie de cono, donde la base estaba formada por los pedazos de maderas grandes, que aguantarían trozos más pequeños, hasta llegar al punto más alto. En el interior de la carbonera, una especie de ojo, funcionaría como una chimenea, en el cual estaba alojada la leña menuda, que prendería fuego, una vez cubierta la carbonera con la tierra fértil del mismo huerto. Una vez terminado dicho proceso, en el huerto siempre solía haber, tres carboneras, se prendía fuego desde lo alto, para ello Domingo disponía de una escalera, que utilizaba para subir hasta el cono y prender fuego, desde arriba.

Este trabajo resultaba tedioso, pesado y fatigoso, ya que se debía controlar las carboneras, para que el carbón, no se cociera demasiado o se apagara con la consiguiente vuelta a empezar.

Era bonito observar los hornos humeantes, con el característico aroma que desprendían, al consumirse la leña de manera lenta, y no terminar en ceniza, lo que supondría la perdida total de la carbonera.
Una vez consumida la leña, convertida ya en carbón, era cargada en un viejo carromato, tirado por un asno hembra, de pelo rojizo pardo y llevada hasta la carbonería, donde se vendería al peso.

Como todo en la vida, evoluciona, la vieja carbonería cerró sus puertas a principio de la década de los años ochenta. En su amplio salón, Domingo, realizó obra, para convertir la vieja carbonería, en un kiosko y despacho de quinielas,primitivas y bono lotos.


Recuerdos de Tharsis...La carbonería de Domingo Franco (d.e.p)

Marcos Tenorio Márquez.

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