Mi hijo....un halo de
esperanza
La
vida hasta el momento me había tratado
de
modo cruel,injusta y despiadada.
Había
conocido varios hombres, a los cuales
les
interesaba más bien,mi aspecto externo
que
interno,del cual hacía gala,mostrando
una
apariencia de cordialidad,amabilidad y
sinceridad.
Tras
varios fracasos amorosos por fin creí
conocer
el amor de mi vida...un apuesto joven
de
cabello largo y negro,color azabache, como
las
plumas del cuervo al ser reflejadas por el astro
rey.
Su
barba,perfectamente recortada,contorneaba
perfilando
unos labios gruesos,que escondían
ocultando
una dentadura bien alineada,con dientes
blancos
como la nácar,exhibiendo una sonrisa
cautivadora,la
cual elevaba los pómulos achicando
unos
enormes ojos marrones color de miel,con unas
pupilas
que brillaban y centelleaban como fósforos
en
la oscuridad mas absoluta.
Seducida
por tanta belleza,caí rendida en sus brazos
fuertes
y rocosos,que me acogieron con firmeza,
estabilidad
y solidez.
No
dudé un instante de que aquel extraordinario ser
constituía
el amor de mi vida y juré amor eterno con
lágrimas
sinceras,francas y honestas, que descendieron
sobre
mis mejillas,hasta desaparecer entre mis labios.
De
forma astuta,me prometió la luna,para acceder a lo
que
más le interesaba,el placer que genera y suscita mis
generosas
carnes,tersas,lisas y suaves.
Profundamente
enamorada,accedí y consentí todas sus
peticiones
y deseos,hasta el punto que nuestros cuerpos
se
fusionaron y fundieron,ocasionando infinitos placeres
de
los cuales ambos disfrutamos.
Una
vez más la sonrisa había vuelto a mi rostro y pasé
largo
tiempo,haciendo predicciones de boda,imaginando
como
cualquier mujer enamorada,el vestido blanco nacarado
que
luciría ante mi prometido,el día más feliz de mi vida.
Todo
se derrumbó como un castillo de naipes una fría
mañana
del mes de enero.
En
un escueto mensaje enviado al móvil,mi querido amor
abandonaba
el proyecto,aduciendo,alegando y argumentando
no
estar preparado para soportar una vida en pareja.
Engañada,timada
y defraudada,sentí una rabia interior
repleta
a su vez, de impotencia y desgana.
Con
la mirada perdida,sin poder reaccionar,deambulé
entre
las calles,mientras el día soleado,apacible y luminoso
se
tornaba gris,oscuro y melancólico.
Negras
nubes,amenazaban y cubrían el pueblo y desde las
mismas
descendió un corcel negro,portando un jinete con el
rostro
pálido y demacrado,el cual cubría con una caperuza
de
monje.Su mano izquierda sujetaba una guadaña,de acero
afilado
y resplandeciente,el cual cegó mis ojos,enrojecidos
y
lagrimosos. Acercando la mano derecha,cadavérica y
descarnada
sobre el mentón,sentí en mi rostro el aliento de
la
muerte.....
“No
sufras mujer,ven conmigo,abandona
este
infierno, donde impera la maldad
odio
y falsedad....ven conmigo al reino
del
más allá en el cuál encontrarás paz y
felicidad”
A
punto de cruzar la delicada linea que nos une a otra dimensión
una
voz en mi interior gritó...”detente”...obedecí al momento y
pocas décimas de segundos antes que un auto impactara contra
mi
cuerpo.
Días
más tarde mi ginecólogo me daba una feliz noticia...en
mi
interior germinaba una semilla,la cual me daría un halo de
esperanza,optimismo
e ilusión,para afrontar este duro
tramo
de mi existencia,ante los fracasos obtenidos con
los
hombres.
Desde
ese mismo día mi cerebro solo albergaba una idea
que
mi hijo/a naciera sano y saludable.
Por
fin llegado el momento, pude abrazar,a mi pequeño
retoño,tras
un delicado parto.
Puse
todo mi empeño y ganas,en educarlo,instruirlo y enseñar
tal
como mis queridos padres hicieron conmigo tiempo atrás.
Al
cumplir una cierta edad llegó la oportunidad de que
emancipara,pues
es ley de vida,aunque cuesta desprenderte
de
tu ser querido.
Todos
mis consejos fueron bien recibidos y un buen día conoció
una
mujer,la cual cumplía con todos los requisitos,ya que
transmitía
con su presencia...serenidad,tranquilidad y entereza.
De
nuevo, aunque mi hijo me visitaba,de forma regular,volvía a
estar
sola. Ya no era aquella joven,de largo cabello negro y abundante. Mi
rostro, no poseía la piel tersa y suave,de mi juventud,en su
lugar, infinidad
de
arrugas,surcaban con profundas huellas,testimoniando que la vida
no
había sido un camino de rosas.
Sentada
un día en el parque,leyendo a mi admirado Poe,un
hombre
de pelo blanco y ojos azules,se acercó hasta mi
presencia,con
exquisita educación me preguntaba si podría
sentar
a mi lado.Respondí de modo positivo....días más tarde
volvimos
a coincidir,y pronto entre los dos,surgió una amistad
y
me dí cuenta enseguida,que reuníamos y compartimos muchos
principios,
normas y criterios.
Con
sencillas palabras había de nuevo cautivado mi alma,pero
no
buscaba satisfacción sexual,solo buscaba comprensión,talento
y
entendimiento,del cual podía yo satisfacerlo.
Pregunté
de modo casual,porqué se había interesado en mi persona,pues ya no
poseía belleza externa. Con palabras francas
y
sinceras respondió..-la belleza de las personas reside en su
interior...la belleza externa,llega el momento que se marchita,
palidece
y enflaquece,mientras la interior permanece para siempre
hasta
que el ángel de la muerte se la lleve.
Con
esta reflexión,dejaba a entender que era diferente a la
mayoría
de hombres,que solo ven en la mujer un claro objeto
sexual.
Presentado a mi hijo,fue recibido con un fuerte abrazo
y
dirigiendo su mirada hasta mí me dijo...”ahora sí mamá,por
fin
has encontrado el amor de tu vida”.
En
una sencilla ceremonia,contrajimos nuestra boda y junto
permanecimos
unidos,hasta el fin de nuestros días.
Marcos
Tenorio Márquez....2015.
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