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martes, 15 de octubre de 2024

El cascay real.


 

El “cascay” real.



...Manuel, ha recibido de su tío Juan “Correntón” un extraordinario regalo de cumpleaños. Un ejemplar de jilguero, de buen porte y extremada belleza, que completa con un reclamo excepcional y asombroso, que podría escucharse, cuando el ave bastante mimada por Manuel, sale a recibir los primeros rayos de sol del día.



Llegado el tiempo de otoño y con las primeras aguas otoñales, comienza por fin, la temporada de paso de fringilidos, que tanto arraigo posee en nuestra tierra. Para la primera salida del año, acordamos un lugar lejano, un lugar que gozaba de gran tradición por parte de todos los aficionados, un lugar de obligado paso para multitud de especies de aves, que invaden el sur de España, huyendo de los rigores del frío y crudo invierno del norte.


Como primer día de caza, faltan algunos reclamos, que han perecido durante el año o aún no han cambiado de pluma totalmente. Eso es lo que sucedía a mi jilguero, que tras el verano no había cambiado la pluma y se disponía hacerlo precisamente al comienzo de temporada, falta de experiencia en nuestras jóvenes identidades. Reunidos ya algunos reclamos, sólo faltaba el más importante, el pájaro que cuenta con más adeptos en Tharsis, por su colorido y bello reclamo, el jilguero.

Tras meditarlo y pensarlo un buen momento, alguien nos recordó.


...-¿Sabéis quién tiene un buen jilguero?.


...-¡No!


Exclamamos todos.


...-¡Manuel!.


...-¡Es verdad!


Exclamé.


...-Cada vez que visito la casa de mis abuelos, puedo escuchar su extraordinario canto.


Opiné.


...Tu crees que puede acompañarnos en esta gran aventura!


Exclama, mi buen amigo, Juan.


...-De verdad, que no tengo idea, ya sabes que es muy raro, depende de su estado emocional.


Volví a dar mi opinión.


...-Muy bien, por preguntar no pasa nada.


Replica Juan, encargado como casi todos los años de reunir los reclamos. Pasadas unas horas, después de buscar los canutos, varetas y preparar el arbolete, una buena noticia recibe mis oídos.


...-¡Tenemos jilguero, tenemos jilguero!.


Exclama Juan, dando voces.


...-Bien, cerré el puño y pensé...por fin hemos reunido los cuatro reclamos...(jilguero, verdón, chamariz y jamás).


Reunidos por la noche en mi casa, acordé la hora de salida, las cinco de la mañana.


...-¡Las cinco de la mañana, no es muy temprano!


Exclaman, algunos.


...-No es temprano, fijaros que debemos ir andando hasta el poblado del dique “Lagunazo”, son casi cinco kilómetros.


...-Bueno, está bien, la verdad que es mejor salir con tiempo suficiente, de esta forma posteriormente tendremos todo preparado para los primeros momentos del día.



Con puntualidad inglesa, abandonamos el pueblo, rumbo al poblado del “Lagunazo”. La fría mañana se deja sentir, en las dedos que sujetan las jaulas, y cada momento tenemos que ir cambiando las jaulas de lugar. A la altura del huerto de Pepillo “Canta la misa” cogemos el arbolete que permanece escondido entre jaguarzos y jaras, para reemprender el viaje. Nuestro espíritu joven y sin achaques físicos de ningún tipo, hace que el camino se nos haga corto y pronto visualizamos con las linternas que portamos, el impresionante puente romano, que nos da la bienvenida al poblado conocido como “El Alosnillo” aunque en Tharsis es conocido como “Lagunazo”. Ladridos de perros mastines, nos informan que estamos bajo sus dominios y que respetemos al rebaño de ovejas que de forma paciente guardan.


Al llegar demasiado pronto, tenemos que aguardar la llegada del alba, bajo el calor de un generoso fuego de jaras viejas que encendemos para desentumecer las extremidades inferiores y superiores. Con las primeras claras del día, comenzamos con la misión de sujetar el arbolete con gruesas rocas. Una vez sujeto, mi primo Marcos, comienza a amasar la liga o “liria” de color pardo oscuro, mientras Juan, distribuye las distintas jaulas con reclamos. Yo y Manuel, colocamos los canutos en zonas estratégicas del arbolete. Una vez colocados los canutos, que sostendrán las varetas embadurnadas de “liria” comenzamos a distribuir estas por el arbolete.


Pasadas casi una hora, por fin aguardamos escondidos, bajo los derruídos muros de piedra del poblado. Los primeros pájaros, en llegar hasta las inmediaciones del arbolete, son los tan abundantes pardillos (jamases) capturando algunos de ellos. Transcurridas casi dos horas, las capturas comienzan a ser constantes. El jilguero de Manuel, comienza a sobresalir sobre los demás reclamos, con gorjeos vigorosos y fuertes, atrayendo hasta el arbolete multitud de congéneres que sobrevuelan por los alrededores.


A las once de la mañana, decidimos comer algo, que mitigue el hambre adquirida, por las continuas carreras hasta el arbolete. Cuando en las inmediaciones escuché, las escalofriantes notas, emitidas por un “cascay real” (Alcaudón real).


...-¡Atentos,,,ehhh, acabo de escuchar un “cascay real”!.


...-Si, mirad, está posado sobre aquel árbol.


Respondió, Juan.


...-Si, hay que tener cuidado, y no apartar la vista de los pájaros enjaulados.


Respondieron todos.



No ha transcurrido ni media hora, cuando afanados en arrimar a las ascuas, chorizos, tocino y algo de carne. Nuestro “cascay real” ataca de manera demoledora, fulminante, la jaula que contiene el jilguero de nuestro amigo Manuel. Fue una aparición fantasmal, un visto y no visto. Mi primo reaccionó y gritó con fuerza.


...-¡El cascay,,,el cascayyyyyyyyy!.


Abandonamos las carnes, chorizos, tocinos y fuimos velozmente a socorrer al jilguero, que permanecía sobre el fondo de la jaula, con la cabeza decapitada. Triste espectáculo, para uno de los mejores jilgueros que he escuchado y más tristeza para su dueño que caía abarrotado, abrumado, por el lamentable suceso vivido.


Abandonamos el campo, tristes, alicaídos, ninguno de los jilgueros que habíamos cogido le hace ilusión a nuestro amigo Manuel y solo una idea ronda por su cabeza.


...- Mi querido y buen jilguero, nunca más, podré tener un ejemplar como tu.


Desde ese momento, Manuel, jamás encerró ningún otro jilguero, que alegrase las mañanas soleadas desde su casa.


El “cascay”real....un relato de...Marcos Tenorio Márquez.


Dedicado a la querida memoria de Marcos Tenorio Macias y Juan Rodríguez Domínguez...(D.E.P)

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