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martes, 21 de julio de 2020

Recuerdos de Tharsis...Aquellas veladas


Recuerdos de Tharsis......Aquellas veladas


...Ya huele a velada, en el real de la feria. Falta casi un mes, y ya están montando la caseta, los carpinteros de la Compañía, que instalan y adaptan las numerosas piezas de madera, con profesionalidad y esmero.
Las primeras atracciones, acuden hasta el llano del casino, y van acomodándose, en el lugar reservado para ellos. Musculosos brazos, curtidos y bronceados, bajan las primeras planchas de acero, para ensamblarlas y acoplarlas, en la pista de “coches topes” ante el delirio de jóvenes y mayores.


Numerosos niños y niñas, corretean entre las atracciones, soñando, anhelando y deseando, que comience la feria, mientras preguntan a los mayores.
 
..-¿Cuanto queda, para que comience, la velada?.
 
..-Paciencia, ya queda poco.
 
Responde el viejo.
 
Ya queda poco, niños y niñas, tened paciencia, como dice el viejo, que vivió su años de infancia allá en el casino viejo. Tened paciencia, que la magia volverá, un año más, a inundar este paseo, de luces, farolillos y banderitas de colores.


Los primeros cohetes, estallan, explotan, en el cielo azulado, dibujando una nube, que se esfuma con el viento, luego llega el estallido, y los corazones laten con brío, energía e ímpetu, cuando en los armarios y roperos, visualizan las prendas de ropa, que lucirán ante sus prometidos/as. El característico olor a pólvora, se expande por el pueblo, y multitud de niños y niñas, siguen la trayectoria de la varilla, que recogen y guardan, para presumir, vanagloriarse ante las niñas, a las cuales regalan, cómo distinguidos, gentiles, caballeros. Ellas dibujan una sonrisa, comprometidas con la causa, besando la mejilla, sonrojando y ruborizando, el rostro de su valiente y heroico, noble hidalgo.
Estos, emiten un gesto de aprobación y desaparecen en veloces carreras, para seguir la trayectoria de una nueva varilla.
Gigantes y cabezudos, pasean por las calles del pueblo, los pequeños observan con temor, aquellos extraños seres, escondidos entre las piernas de los adultos, que aplauden la banda de música, que deleita al personal con el pasodoble...Paquito Chocolatero. Con la llegada del crepúsculo, nuestras madres, abuelas y hermanas, planchan con primor, las indumentarias nuevas, que luciremos en las largas noches de velada. Vestidos, trajes y zapatos, adquiridos de manera fiada, en los distintos almacenes de Huelva y el Cerro, lucirán sin arrugas, y van ocupando sillas, hasta la espera del baño.


Ya por la noche, en los cuarteles que aún no poseen cuartos de baño, pues paneras, baños o el cubo con la ducha incrustada, pondrán nuestros cuerpos a punto, para enfundar la ropa nueva. En las casas nuevas, más modernas, las duchas cumplirán a la perfección con la higiene, sin necesidad de cambiar el agua. Bien peinados, y luciendo traje nuevo, es el momento de recaudar algunas pesetas, en casas de abuelos, tíos y parientes.
Algunas familias acomodadas, lucirán trajes, cada día de feria, otras por el contrario, sólo sábados y domingos, los restantes irán alternando.


Los adolescentes, se reúnen en torno a los “coches de topes” para invitar a sus prometidas a dar una vuelta. La terraza del casino, repletas de familias, degustan ricos chocos fritos, adobos de pescado y gambas de la costa, regados con cerveza, tintos de verano y refrescos de cola, naranja o limón. Para el postre, visitamos el puesto de dulces, de María Roldan, que nos atiende con gracia y salero. Es tiempo de dar una vuelta, y probar suerte, en las tómbolas, para ver si nos toca, la olla express o la carabina de aire comprimido.


Un momento de silencio, en la caseta, pues va a producirse la coronación de la reina y damas, escogidas de manera selecta en un baile anterior.
Con cierto rubor, sonrojo, son coronadas ante los aplausos del respetable, luego, unos bailes acompañadas por jóvenes del pueblo.


Con un ligero descanso de la orquesta, se anuncia, el artista, que amenizará con su arte al publico asistente, que observarán la actuación sentados, en las sillas, junto a las mesas, mientras que las personas que no tienen entradas, verán la actuación desde la terraza del casino o tras la valla.


Las tardes de sábados y domingos, son utilizadas para competiciones deportivas, donde el premio es un trofeo, con importantes partidos de fútbol y tiradas al plato, en el dique grande.


Así de esta forma, van pasando los días y el cansancio acumulando, mientras anunciamos un nuevo día con la música, que nos brinda la banda del Cerro, en la diana matutina. Es hora del desayuno y que mejor que unas sardinas asadas y unos tomates corazón de toro, que son capaces de reanimar a un muerto.
Con lágrimas en los enrojecidos y cansados ojos, nos miramos unos a otros y exclamamos.
 
..-¡Habrá que ir descontando los días, para la llegada de un nuevo año, y de nuevo se inunde el paseo de banderitas y luces de colores, que alegre nuestros corazones!


Recuerdos de Tharsis......Aquellas veladas


Marcos Tenorio Márquez
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