Páginas

jueves, 9 de julio de 2020

Las pequeñas tiendas de ultramarinos de Tharsis.

Las pequeñas tiendas de ultramarinos de Tharsis.

...Como hace años, dediqué una ilustración y relato, a las pequeñas tiendas de “chuches” del pueblo, quedaba cierto vacío, pues también existía en aquellos tiempos y aún hoy día perduran algunas, pequeñas tiendas, dedicada a la venta de ultramarinos. Productos de todo tipo..drogueria, comestibles, papeleria, ferreteria, tabacalera e incluso farmacia, con las clásicas pastillas para el dolor de cualquier localización, cuyas firmas comerciales, se hicieron populares al designarlas...(calmante vitaminado, aspirina, optalidón...etc.) eran vendidos en estas tiendas, cuyos horarios eran mantenidos casi todo el día, pues en muchos casos, las tiendas, formaban parte de la casa del propietario.

Nos sumergimos en la nostalgia, y nos dejamos llevar por las olas, que surcan nuestro cerebro y viajamos en el tiempo...Un día cualquiera de la década de los setenta.
 
..-¡Mamá, nos puede hacer una tortilla francesa, para mí y hermana, con los huevos que papá ha traído del huerto!
 
Exclamé a mi madre, rogándole, casi
 
..-Pues claro hijo, ahora mismo, saca la sartén...¡Anda, no tengo aceite!
 
Exclamó, mi madre, preocupada.
 
..-Toma hijo, estas cincuenta pesetas y vas a comprar a la tienda de “García” un litro de aceite de oliva de la marca “carbonell”
 
..-Pero mamá, mira que hora es, ya la tienda debe estar cerrada.
 
.-No te preocupes, Juan o Rosario, te atenderán.
 
Como intuía, la tienda ya había cerrado, tras un largo día de atención a las personas, que acudían a realizar cualquier tipo de compra...unos golpes en la puerta, y una voz lograba percibirse, tras los gruesos muros.
 
.-¿Quién es?.
 
..-Preguntó, una voz masculina.
 
..-Yo, Juan.
 
Un corto espacio de tiempo y la puerta abría.
 
.-¡Anda, Marcos, que deseas a estas horas!
 
Exclamaba, con voz cansada, en un rostro soñoliento, Juán.
 
..-Quería una botella de aceite de oliva, pero no recuerdo la marca..- a ver, tengo Koipe y Carbonell.
 
..-Sí, esa es, Carbonell.
 
..-Anda, toma el aceite.
 
..-Muchas gracias, Juan, y buenas noches.
 

Y es que las tiendas, de esta forma, cercana próxima, constituían una sólida base, para ofrecer servicios, de manera desinteresada, mostrando cordialidad, afabilidad y amabilidad, cuando cualquier persona necesitaba algo en casa, sin respetar horarios, dispusieras de dinero o no, para comprar, porque esa es otra cuestión, que sin duda no puedo dejar pasar por alto, en este pequeño relato que escribo y que remarco en negrita. Muchas familias del pueblo, cuya unidad familiar, estaba formada por numerosos miembros, no podían de ninguna forma, llegar a fin de mes, debido a los sueldos miserables con los que obsequiaba la compañía minera, a estos hombres que se jugaban la vida de manera diaria. Agotándose los suministros diarios básicos de alimentos y no teniendo recursos económicos, para volver a llenar otra vez las despensas, había que recurrir, después de intentarlo de otras maneras, a que las tiendas ofrecieran sus productos fiados, para una vez llegado los primeros días de mes y con el sueldo abonado a los obreros, poder satisfacer las cantidades prestadas sin ningún tipo de interés o comisión. No había problemas de ningún tipo y en todas las tiendas podría observarse, ensartado por un gancho de acero inoxidable de los usados para colgar la carne, hojas de cuaderno, papel de traza u otro tipo de papel, con las cantidades adeudadas por las personas. Una vez satisfecho el pago, estas hojas eran destruidas, por el dueño de la tienda.

En cada barrio del pueblo, ubicadas en pequeños cuarteles o casa nueva, se encontraban estas pequeñas tiendas. Muchas de ellas, aparte de vender los clásicos productos de comercio, nos obsequiaban con artículos artesanos, elaborados en casa, huertos u otras zonas. Productos en su mayoría derivados de la matanza del cerdo,(jamones,chorizos, morcillas, pancetas y toda la carne extraída) productos lácteos, realizados con leche( vaca, oveja, cabra) donde podíamos encontrar deliciosos quesiños y quesos, aves de corral (huevos y carne) frutas e incluso productos de dulcería, bolleria y panadería, con las ricas tortas de masa, rosas, borrachos, roscos, todos ellos realizados por manos expertas, diestras y entendidas, donde una de las materias primas era la miel de abeja, extraída de las colmenas ubicadas por el pueblo, donde las flores de brezo, flores silvestres y jaras, conformaban dicha mezcla, sin olvidarnos tampoco de las aceitunas, ya que en todas ellas, podría degustarse el sabor personal que cada tienda sabía dar, el cual había sido heredado de generaciones. Todos estos productos eran elaborados de manera natural y sana, sin agregar sustancias aditivas, potenciadores de sabor, que pondrían en riesgo nuestra salud. Así crecimos, los que conformamos, nuestras generaciones, degustando productos, sanos, saludables y beneficiosos, para que nuestro organismo, rechazara cualquier tipo de enfermedad, como las que conocemos hoy en día, debido al abuso de productos manipulados de forma genética.

Ya para terminar este pequeño relato, dedicado a las tiendas, recordar algunos nombres, que se convirtieron según al barrio que pertenecieras, en familiares, usuales y comunes.
Recuerdo, sobre todo la zona por la que vivía, en Tharsis y la parte donde está ubicada la plaza de abastos....Juan el de la García, era conocido por el apellido de la familia de la mujer, tienda muy conocida,a la que siempre recuerdo con cariño y a la que está dedicada la ilustración...en productos artesanos,la familia García,nos obsequiaba con las ricas tortas y bollos,aparte también chacinas y huevos frescos.También posteriormente en el barrio se instaló la tienda de Francisca Gómez, familia con las que guardo una estrecha relación, excelentes personas que nos brindaron durante muchos años sus servicios, en una tienda que ofrecía de todo...Salva...la tienda de la “Sarba” primero en la calle, Madroñal, para después quedar ubicada, donde se encontraba la zapatería de Melchor, en la calle Luciano Escobar. La tienda de la “Sarba” nos ofrecía productos derivados del cerdo así como deliciosas aceitunas machacadas, es otra tienda que recuerdo con mucho cariño. En la calle Colón, estaba ubicada la tienda de Manuel Meníz, especializada en frutas del tiempo, que nos ponía a disposición una amplia variedad, para saborear, con total garantía de frescura. La tienda de Sacramento, también ofrecía una amplia variedad de productos,en la calle Madroñal, al quedar viuda la tienda pasó a formar parte de la familia de Epifanio Rodríguez, la cual sigue, hoy día ofreciéndonos sus productos, regentados por Epifanio Rodríguez y Agueda García. En la plaza de abastos, la tienda de Sebastiana, especializada en el exquisito bacalao, que cortaba en aquel famoso cortador al cual todos recordamos. Hay más tiendas que me dejo en el tintero, la cual quiero que recordéis en algún comentario, para que ninguna quede fuera....Y hasta aquí este pequeño recorrido por las distintas tiendas, y valga este homenaje que hago para todas ellas, para recordarlas con nostalgia y cariño, de un tiempo que permanecerá en nuestra memoria para siempre.


Las pequeñas tiendas de ultramarinos....Un relato de Marcos Tenorio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario