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sábado, 16 de noviembre de 2019

La Búsqueda.

La Búsqueda.

..-¡Ahí va Juanito, con el pico y la pala, hacer zanjas en el campo yo no sé para qué!
 
Exclama Remedios, tras el visillo de la ventana.
 
..-Pobre hombre, perdió la cabeza y la razón, desde que su padre fue asesinado por las tropas franquistas.
 
Contesta Dolores, mientras remueve el café, servido por Remedios
 
..-Dice mi marido, que tiene el cabezo que está al lado de la finca de las “Fiñas”, todo lleno de agujeros y que es peligroso andar por esa zona, con riesgo a sufrir una caída 
 
Contesta Josefa, iniciando una conversación que gira en torno a este hombre, de figura, complexión y constitución alta, de andares desgarbados y torpes.
 
De piel morena, su rostro, de nariz afilada y aguileña, posee unos pómulos hundidos, otorgándole una apariencia mortecina, lánguida a la cual contribuye su boca, desprovista de molares e incisivos, conservando únicamente sus colmillos. El poco cabello que conserva su cabeza, está cubierto por una mascota, recuerdo de su padre, y su frente surcada por innumerables arrugas, desciende hasta unos ojos, hundidos, sobre unas cuencas, desde donde nos observa con aire de desconfianza, cautela y precaución.

Habita un pequeño cuartel, con su hermana, Angustias, la cual permanece a su lado desde que perdieron a sus respectivos progenitores, primero su padre, asesinado por las tropas franquistas. Años más tarde, su madre, los dejaba, tras años de luchar con una penosa enfermedad.
La vida de ambos, es sencilla, Angustias, dedica todo su tiempo, al pequeño hogar que regenta, limpiando, cocinando, haciendo todas las labores que requiere, la vida cotidiana, administrando una pequeña cantidad de dinero, que el gobierno destina para este tipo de personas desamparadas, la cual no es suficiente y Angustias debe incrementar, el pobre sueldo, con trabajos realizados en labores de limpieza de casas.
Tras el desayuno, Juanito, recoge pala y pico e inicia el largo camino que lo conduce hasta el cabezo situado, a escasos metros de la finca llamada, “Las Fiñas”. Una vez en el lugar, se dispone a cavar un agujero o zanja, hasta que la dura roca lo haga desistir de su intento de profundizar, entonces comienza con otra nueva zanja a escasos metros. Actúa de forma discreta, prudente y reservada, abandonando el lugar al sentirse observado. Entonces busca un lugar escondido y oculto, para permanecer en él, hasta que su fino oído y vista, no presienta presencia humana cerca del lugar.

Regresa de mediodía, no importándole el estado del tiempo, si hace frío o calor, e incluso si la lluvia es intensa. Tras almorzar, vuelve otra vez, al lugar, convirtiéndose su vida en monótona, rutinaria e insistente. Su hermana, reprime sus actos, con fuertes discusiones, los cuales no llegan ni siquiera hacer declinar, para que desista de esta absurda afición de hacer agujeros y zanjas, en un lugar concreto de la pedanía.
 
.-¡Que buscas Juan, en ese lugar, para que pierdes el tiempo, haciendo zanjas, no es mejor que vayas al huerto que lo tienes abandonado y saques algún provecho de la tierra!
 
Exclama, una y otra vez, Angustias, ante la mirada perdida, ignorante e inconsciente de Juan, que despacha la exclamación con una leve sonrisa.

Vamos Miguel, a escudriñar este cabezo, me han dicho que hay bastantes conejos y liebres.
 
..-¡Pero, esto que es, está todo lleno de zanjas y agujeros!
 
Exclama Antonio, compañero de Miguel.
 
..-Si, estos agujeros los hace el loco de Juanito, le ha dado por ahí, pobre hombre, ha perdido la cabeza y la razón 
 
Contesta Miguel.
 
..-Pues, que no caiga yo, en uno de estos agujeros, pues se va a enterar el loco ese.
 
Al poco tiempo de pronunciar estas palabras, y disparar sobre una liebre, Antonio, cae en una zanja, al tratar de perseguir a la liebre, que malherida buscaba refugio
 
..-¡Ahhhhhh!.
 
Exclama, con fuerte dolor..

Cargado de rabia, ira y furor, busca por los alrededores, la presencia de Juanito, que permanece oculto tras la pared de la finca.
 
..-¡Se va a enterar el loco este, si lo atrapo!
 
Exclama, mientras busca desesperadamente, por los alrededores.
 
Temeroso a ser descubierto, Juanito, se lanza en veloz carrera, cayendo sobre una zanja echa por el.
 
..-¡Ahhh, has caído en tu propia zanja, te vas a enterar, hijo de puta!.
 
Exclama, mientras golpea, con demencia y enajenación, a un hombre que no opone ninguna resistencia.
 
..-¡Basta ya, Antonio, lo vas a matar, no ves que es un pobre hombre!.
 
Exclama Miguel, apartando a Antonio, que golpea una y otra vez a un hombre abatido, sobre el húmedo suelo.
 
..-¡Vamos, dejemos, aquí, a ver si se muere el cabrón este y deja de hacer estas absurdas zanjas!
 
Exclama Antonio, escupiendo sobre Juanito, que vomita sangre.

Es bastante tarde, cuando Angustias, comienza a impacientarse por la tardanza del hermano.
 
..¡Que raro, que mi hermano aún no haya vuelto¡
 
Exclama, mientras recorre el camino que suele recorrer Juan, para ir al lugar.
 
Mientras, el crepúsculo comienza a cubrir de sombras, el paraje, Angustias, pregunta a varias personas, encontrando respuestas negativa en todas. Es entonces, cuando pide ayuda a varios vecinos, para emprender una búsqueda en la zona donde suele acudir para hacer las zanjas. Con noche cerrada, varios vecinos y Angustias, comienzan a buscar sobre el cabezo donde Juan, suele cavar.
 
..-¡Madre de Dios, tiene todo lleno de zanjas, y agujeros, habrá caído sobre una de ellas!.
 
Exclama Angustias, mientras contempla, atónita, asombrada y estupefacta, profiriendo gritos desgarradores, en la fría noche.
 
..-Juannnnnn.
 
Al cabo de una hora uno de los vecinos, exclama.
 
..-¡Aquí estaaaaaa....venid!.
 
 El cuerpo de Juan, permanece sobre la zanja, en un estado lamentable, apenas se ha movido, desde que Antonio, descargara con ímpetu y arrebato, toda su fuerza sobre el.
 
..-Hermanoooo, que te ha pasado, estás malherido.
 
Grita, Angustias, con evidentes signos de preocupación, al observar a su allegado, en tan lamentable estado.

Ya en casa, Angustias, no cree que la caída, al pequeño foso, haya causado tanto daño a su hermano y repite una y otra vez
 
...-Juan, quien te ha causado tantas lesiones, porque, no creo que la caída, haya provocado todas estas contusiones, golpes y magulladuras.
 
Encontrando, solo silencio, a sus preguntas. La enorme paliza recibida, ha causado, en Juan, que permanezca recluido, los sabios consejos de su hermana, para que desista de esa absurda afición han sido acatados. Pala y pico, las herramientas tan utilizadas todos estos años, permanecen en un rincón del pequeño cuartel, ignoradas, y Angustias, se alegra, que por fin este escarmiento, haya causado que su querido hermano, abandone, esa absurda tendencia e inclinación hacer agujeros y zanjas.

Han pasado varias semanas, y Juan, continua recluido en casa, con evidentes signos de nerviosismo, ansiedad e inquietud, siente una llamada en el subconsciente la cual reclama que vuelva a seguir cavando sobre la zona, pero.
 
..¿Porqué?.
 
Nadie recuerda, que día, mes y año, comenzó a cavar y menos que razón le indujeron a realizar esos pequeños fosos. Un día cualquiera, Angustias. regresa de realizar la compra, observando que su hermano no está en casa, como ha venido ocurriendo todo este tiempo. Sin mayor importancia, realiza las labores del hogar, sin sospechar nada. Transcurridas unas horas, aún no ha regresado, y Angustias, siente una premonición, en la cual su querido hermano, ha vuelto a las andadas, confirmadas al observar que sobre el rincón donde descansaban las herramientas, no hay nada. Temerosa de que vuelva a ocurrir otra desgracia , sale en su búsqueda. Transcurridas una hora, Angustias, por fin encuentra a su hermano, cavando con ímpetu y arrojo. Permanece oculta, sobre unos matorrales, observando, como su hermano se afana en cavar. De pronto siente, que algo ha ocurrido, el pico ha impactado con algo de madera u otro material, pues el sonido no ha sido el mismo. Juan, en estos momentos, comienza a retirar la tierra con cuidado, hasta descubrir una caja de madera, de unos sesenta centímetros de largo, por treinta de altura. La pesada caja es izada, en el preciso momento que Angustias hace su aparición.
 
..-¡Juan!.

Capitulo II

...Minas de Tharsis, año de 1936.

En los albores de la guerra civil, un grupo de milicianos de Falange Española, custodian un pesado cofre de monedas de oro, que servirá para comprar armas y municiones. Un grupo de republicanos del pueblo, conocen el lugar exacto, donde se encuentra dicho cofre, y trazan un plan para sustraerlo. Entre los jóvenes republicanos se encuentra Ernesto Díaz, cuya pequeña hija acaba de nacer, de nombre Angustias, de esta forma ya posee la pareja de hijos que anhelaba, aunque Juan, su primer hijo, naciera doce años antes. La noche comienza a cubrir de oscuridad el pueblo, como aliada de cuatro hombres, que siguen una senda, guiados tan solo por la luz de las estrellas.
 
..-¡Ahí, está el cofre!.
 
Exclama, Pedro Hernández, el mayor del grupo.
 
..-Bien, debemos actuar con cautela, está muy vigilado el lugar. 
 
Responde, Juan Márquez.
 
Agazapados sobre matorrales, los cuatro hombres esperan, que la vigilancia, vaya diezmando, de esta forma será más fácil sorprender a los milicianos fuertemente armados. Tras horas de intensa espera, por fin los cuatro republicanos, se internan en la zona, la cual permanece poco vigilada.

El plan es sencillo, maniatarán al vigilante que solo ha quedado montando guardia, para acceder hasta la habitación donde se encuentra el cofre. Dicha información ha sido facilitada, por un familiar de Juan Márquez, el cual quiere permanecer en el anonimato. El plan resulta ser un éxito, y los cuatro amigos cargan el pesado cofre, para esconderlo, en un lugar acordado por todos. Tras horas de camino por fin han llegado al lugar y se disponen hacer una zanja, para enterrarlo de forma segura. Una vez enterrado el cofre, aún de noche, los cuatro amigos regresan al pueblo. Casi llegando a la pedanía, son sorprendidos por un grupo de falangistas, los cuales disparan sus fusiles a corta distancia, Juan, Pedro y Antonio, son abatidos, mientras, los falangistas se dan a la fuga.
 
Ernesto Díaz, gravemente herido, camina con dificultad, hacia su hogar, donde se encuentra su mujer, su hijo Juanito y la pequeña, Angustias.
 
..-¡Me da la impresión, de que algo grave ha ocurrido!.
 
Exclama Carmen, mujer de Ernesto, en silencio.
 
Solo ha transcurrido, unos minutos, desde que Carmen lanzara esta exclamación, en el silencio de la madrugada, cuando unos golpes en la puerta, presagian lo que suponía
 
..-¡Ernestooooo, que te pasa!
 
Exclama Carmen, con un grito apagado, cargado de histerismo.
 
Llevando las manos al pecho, Ernesto, señala la zona donde el proyectil ha impactado. Alojado en la cama, Carmen, se afana en curar la herida, ante la presencia de su hijo Juanito, que llora de forma desconsolada.
 
..-¡Hijoooo, debes buscar el cofreeee, se encuentra en el cabezo cercano a la finca de las fiñas...ohhhhhhh!.
 
Exclama, con un dolor profundo, poco tiempo después fallece, ante la presencia de mujer e hijos.

Capitulo III

El pesado cofre, es desenterrado, por los hermanos, tras quitar la tapa, el color dorado del oro ciega los ojos de ambos.
 
..-¡Oh hermano, aquí debe de haber una fortuna!
 
Exclama Angustias, que no puede aún creer, lo que sus ojos ven.
 
..-Así es hermana, desde que papá falleció, me propuse buscar el cofre, aunque en aquellos primeros años, no tuve más remedio, que continuar sin buscar nada, hasta la llegada de la democracia. Muchos, me han tomado por loco y demente, al abrir estas zanjas, también he sido golpeado y maltratado, pero nunca cesé, ni interrumpí, mi cometido de desenterrar el cofre, de esta forma papá se sentirá orgulloso y podrá descansar, donde quiera que esté. Este cofre será entregado en el ayuntamiento y servirá para ayudar a familias necesitadas, que perdieron a sus seres queridos en aquella absurda guerra.

La búsqueda.....Un relato original de Marcos Tenorio.

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