Desde La
Divisa.
.....Recuerdo cuando niño, en cuarto de E.G.B, un profesor llamado, D.Mario Rabadán. Algunas tardes, cuando la primavera
acompañadas de suaves temperaturas, precedía al frio invierno, D.Mario, con todos los niños de la clase, nos sacaba de
paseo, a conocer rincones de nuestro pueblo. En uno de estos paseos, llegamos en una pequeña aventura, hasta el punto más
alto de nuestra pedanía. Nosotros contentos de alegría, por nuestra hazaña realizada, concebimos en nuestros infantiles
cerebros, emular por momentos a Sir Edmund Hillary, en su conquista del monte Everest. El paseo hasta la "Divisa"
cómo llamamos en Tharsis, a este imponente cabezo, comenzaba en el colegio en horario de tarde. Bien organizados y en fila
india, comenzaba nuestra pequeña aventura. Siempre vigilante, D.Mario, marchaba en cabeza de la expedición.
.....Recuerdo cuando niño, en cuarto de E.G.B, un profesor llamado, D.Mario Rabadán. Algunas tardes, cuando la primavera
acompañadas de suaves temperaturas, precedía al frio invierno, D.Mario, con todos los niños de la clase, nos sacaba de
paseo, a conocer rincones de nuestro pueblo. En uno de estos paseos, llegamos en una pequeña aventura, hasta el punto más
alto de nuestra pedanía. Nosotros contentos de alegría, por nuestra hazaña realizada, concebimos en nuestros infantiles
cerebros, emular por momentos a Sir Edmund Hillary, en su conquista del monte Everest. El paseo hasta la "Divisa"
cómo llamamos en Tharsis, a este imponente cabezo, comenzaba en el colegio en horario de tarde. Bien organizados y en fila
india, comenzaba nuestra pequeña aventura. Siempre vigilante, D.Mario, marchaba en cabeza de la expedición.
Había varias rutas, para llegar hasta la cumbre, nosotros elegimos el camino que transcurría por el paseo "Tacones",hasta
la plaza "Vieja" quedando a nuestra izquierda, la calle San Ernesto, que poco a poco comenzaba a quedar vacía por el fenómeno de la emigración.
La imponente corta "Sierra Bullones" con su enorme malacate, nos daba la bienvenida, junto a la casa de máquinas y frondosos pinos piñoneros. Ruidos de perforadoras, taladrando dura roca
y camiones, nos llamó la atención, pero D.Mario, siempre previsor, nos prohibió que llegásemos hasta su borde, por miedo a
que pusiéramos en peligro nuestras vidas. En su interior nuestros padres trabajaban con dureza el duro
mineral, aspirando el polvo de las perforadoras, soportando temperaturas bastante extremas, calurosas en verano y frías
en invierno, para poder llevar hasta nuestros hogares,un mísero jornal.
Abandonamos
la corta "Filón Norte" para
adentrarnos en la carretera, que conduce hasta el "Polvorín". Frondosos huertos, de tierra fértil y grandes higueras, le
da nombre a estos terrenos, llamados.."El prado de las papas". El melódico canto de una oropendola, con su precioso
plumaje amarillo y negro, nos recibe desde la espesura del bosque de pinos, que bordea la corta. Comenzamos el ascenso
entre pinos y eucaliptos, la fragancia de aromas, nos envuelve, introduciendo en nuestros pulmones aire limpio y
oxigenado. Hacemos un descanso, antes de acometer los últimos metros, ante nuestros pies ya se divisa una vista
esplendida, de vegetación exuberante dónde destaca el color amarillo de la flores de aromos y aulagas, cerramos los ojos
y pensamos..-¡Que orgullosos estamos, por haber nacido en esta bendita tierra!.
adentrarnos en la carretera, que conduce hasta el "Polvorín". Frondosos huertos, de tierra fértil y grandes higueras, le
da nombre a estos terrenos, llamados.."El prado de las papas". El melódico canto de una oropendola, con su precioso
plumaje amarillo y negro, nos recibe desde la espesura del bosque de pinos, que bordea la corta. Comenzamos el ascenso
entre pinos y eucaliptos, la fragancia de aromas, nos envuelve, introduciendo en nuestros pulmones aire limpio y
oxigenado. Hacemos un descanso, antes de acometer los últimos metros, ante nuestros pies ya se divisa una vista
esplendida, de vegetación exuberante dónde destaca el color amarillo de la flores de aromos y aulagas, cerramos los ojos
y pensamos..-¡Que orgullosos estamos, por haber nacido en esta bendita tierra!.
Tras tomar
unos tragos de agua, de nuestras
cantimploras, proseguimos el ascenso, mientras D.Mario, nos deleita con su pasión por la música, cantando la canción
"Libre" del reciente fallecido y llorado, Nino Bravo, lo acompañamos en la canción y todos al unísono cantamos..-¡Tiene
casi veinte años y ya está, cansado de soñar ,pero trás la frontera está su hogar, su mundo y su ciudad.....!.Por fin
los últimos metros y coronamos la cumbre, ante el delirio de todos. Reunidos en torno a D.Mario, recreamos y complacimos
nuestra vista, comenzando por la lejana Huelva, que se difumina entre la calima del atardecer. Cómo motitas de cal, San
Bartolomé de la Torre y Alosno, el Andeválo se nos muestra en todo su apogeo. Las cumbres, antaño sembradas de trigo
duro y cebada, comienzan a estar colonizadas por eucaliptos, para la industria maderera de San Juan del Puerto. Los
imponentes cabezos, que rodean a Vva de los Castillejos y El Almendro, nos impiden admirar su belleza y nos acercamos
hasta la ermita de la Virgen de la Peña, con su cerro del águila.
cantimploras, proseguimos el ascenso, mientras D.Mario, nos deleita con su pasión por la música, cantando la canción
"Libre" del reciente fallecido y llorado, Nino Bravo, lo acompañamos en la canción y todos al unísono cantamos..-¡Tiene
casi veinte años y ya está, cansado de soñar ,pero trás la frontera está su hogar, su mundo y su ciudad.....!.Por fin
los últimos metros y coronamos la cumbre, ante el delirio de todos. Reunidos en torno a D.Mario, recreamos y complacimos
nuestra vista, comenzando por la lejana Huelva, que se difumina entre la calima del atardecer. Cómo motitas de cal, San
Bartolomé de la Torre y Alosno, el Andeválo se nos muestra en todo su apogeo. Las cumbres, antaño sembradas de trigo
duro y cebada, comienzan a estar colonizadas por eucaliptos, para la industria maderera de San Juan del Puerto. Los
imponentes cabezos, que rodean a Vva de los Castillejos y El Almendro, nos impiden admirar su belleza y nos acercamos
hasta la ermita de la Virgen de la Peña, con su cerro del águila.
Una
resplandeciente espejo color azul, en el horizonte,
nos permite ver, el dique de Lagunazo con la corta al fondo y su poblado, hace tiempo abandonado. Nos acercamos hasta el
pueblo, con el cabezo de las culebras, taladrado, por sus viejas minas de manganeso. Ya en el pueblo, rodeado por cientos de
eucaliptos centenarios, vislumbramos las casitas y cuarteles de los obreros. Tras respirar aire puro y
oxigenado, comenzamos el descenso, por la zona de los "chalets", de los jefes de la mina. El primero que nos encontramos
desde un lugar privilegiado, es la casa de D,Karl Strauss, su bello jardín, muy bien cuidado, nos recibe con
ráfagas de perfumes de mil sensaciones, dónde se fusiona los cientos de flores, que adornan su vergel. Altivas
rosas, de varios colores, se muestran orgullosas de pertenecer a este majestuoso "palacio". Continuamos descendiendo
por una carretera asfaltada. Un túnel natural, se ha formado con retorcidos aromos y arbustos de otras especies,
dejándonos una sensación de frescura, que calma el ambiente de altas temperaturas. Nos encontramos ante la Oficina
General, con su ilustre fuente realizada con esmero y que ha presidido este emblemático edificio desde su
construcción. Desde la casa de huéspedes, una señora ya entrada en años, nos saluda con exquisita simpatía y
educación, su pálido rostro de blanco nacarado, cómo una muñequita de porcelana, nos sonríe mientra desfilamos ante
ella, D.Mario, siempre atento, nos exclama..-¡Niños, saludad a la señorita Gray!..- y todos al unísono, con nuestra infantiles
voces pronunciamos..-¡Buenas tardes, señorita Gray!. Pueblo Nuevo, con sus casitas de bellos jardines, nos recibe con arboles
de infinitas sombras, donde destacan, pinos, aromos y eucaliptos. La aventura, llega a su fin, todos marchamos contentos, por
la carretera que conduce hasta el pueblo, dónde encontramos los primeros huertos.
nos permite ver, el dique de Lagunazo con la corta al fondo y su poblado, hace tiempo abandonado. Nos acercamos hasta el
pueblo, con el cabezo de las culebras, taladrado, por sus viejas minas de manganeso. Ya en el pueblo, rodeado por cientos de
eucaliptos centenarios, vislumbramos las casitas y cuarteles de los obreros. Tras respirar aire puro y
oxigenado, comenzamos el descenso, por la zona de los "chalets", de los jefes de la mina. El primero que nos encontramos
desde un lugar privilegiado, es la casa de D,Karl Strauss, su bello jardín, muy bien cuidado, nos recibe con
ráfagas de perfumes de mil sensaciones, dónde se fusiona los cientos de flores, que adornan su vergel. Altivas
rosas, de varios colores, se muestran orgullosas de pertenecer a este majestuoso "palacio". Continuamos descendiendo
por una carretera asfaltada. Un túnel natural, se ha formado con retorcidos aromos y arbustos de otras especies,
dejándonos una sensación de frescura, que calma el ambiente de altas temperaturas. Nos encontramos ante la Oficina
General, con su ilustre fuente realizada con esmero y que ha presidido este emblemático edificio desde su
construcción. Desde la casa de huéspedes, una señora ya entrada en años, nos saluda con exquisita simpatía y
educación, su pálido rostro de blanco nacarado, cómo una muñequita de porcelana, nos sonríe mientra desfilamos ante
ella, D.Mario, siempre atento, nos exclama..-¡Niños, saludad a la señorita Gray!..- y todos al unísono, con nuestra infantiles
voces pronunciamos..-¡Buenas tardes, señorita Gray!. Pueblo Nuevo, con sus casitas de bellos jardines, nos recibe con arboles
de infinitas sombras, donde destacan, pinos, aromos y eucaliptos. La aventura, llega a su fin, todos marchamos contentos, por
la carretera que conduce hasta el pueblo, dónde encontramos los primeros huertos.
El huerto, de
Sebastian "Burra" desde los pies del cabezo,
emerge
cómo un vergel, sus tierras bien cuidadas, posee una buena cosecha de patatas, más arriba, su choza blanca de cal, reluce a
los pies del Madroñal. Junto al huerto de Sebastian, el huerto de mi abuelo, dónde observamos un gran albaricoquero, un
joven algarrobo, y una higuera de ricos higos blancos. Pasamos ante el campo de futbol, la vieja era, escenario de nuestros
juegos, para terminar junto a la iglesia, dónde toma sol el padre del cura D.Gregorio, que nos saluda con una amplia sonrisa. Ya en el colegio, cansados pero contentos, retornamos hacia nuestros hogares, para contar nuestra historia en la pobladas esquinas del pueblo, bajo la sutil iluminación de viejas farolas.
cómo un vergel, sus tierras bien cuidadas, posee una buena cosecha de patatas, más arriba, su choza blanca de cal, reluce a
los pies del Madroñal. Junto al huerto de Sebastian, el huerto de mi abuelo, dónde observamos un gran albaricoquero, un
joven algarrobo, y una higuera de ricos higos blancos. Pasamos ante el campo de futbol, la vieja era, escenario de nuestros
juegos, para terminar junto a la iglesia, dónde toma sol el padre del cura D.Gregorio, que nos saluda con una amplia sonrisa. Ya en el colegio, cansados pero contentos, retornamos hacia nuestros hogares, para contar nuestra historia en la pobladas esquinas del pueblo, bajo la sutil iluminación de viejas farolas.
Meses
más tarde, ya en
tiempo de verano, un suceso trágico se produjo sobre este enclave. El niño, Leandro Feria, que se encontraba en su
huerto, de modo inocente, produjo un gran incendio, y en pocas horas el fuego devoró, toda esta exhuberante
vegetación. Gracias a la acción de la población, junto con la maquinaria ofrecida por la Cia, el fuego se pudo
atajar, antes que pusiera en serio peligro las casas de Pueblo Nuevo y el barrio alrededor, cercano al pozo de "Tejera"
. Hoy en la actualidad, sobre las cumbres de dicho enclave, mueven sus aspas grandes molinos que generan electricidad
para almacenarlas, cómo recurso de energía renovable y limpia, para grandes compañías eléctricas. Más de un incendio ha
asolado sus castigadas laderas, estos años,¿Provocados o no, nunca lo sabremos?....pero la magia de antaño ya se ha
perdido, lo que antes era un enclave de bellos parajes, hoy en día muestra un estado de semiabandono. Mi
madre, pronunciaba estas sencillas letras..-¡Tharsis, quién te conoció en tus tiempos tan hermosos, y ahora te vas
quedando cómo las piedras en el pozo!. Toda una verdad cómo un templo, en una comarca asolada por el paro, dónde los
tímidos conatos de resurgir la comarca con la plantación de cítricos, no ha dado los frutos deseados, por mala gestión o
vaya usted a saber. Sólo nos queda, rezar ante nuestra patrona, que este mineral que tenemos en nuestro subsuelo, de
forma abundante ,vuelva a ser explotados por grandes compañías mineras, y que el pueblo vuelva a renacer, de sus
cenizas, cómo ave Fenix, así lo deseo.
tiempo de verano, un suceso trágico se produjo sobre este enclave. El niño, Leandro Feria, que se encontraba en su
huerto, de modo inocente, produjo un gran incendio, y en pocas horas el fuego devoró, toda esta exhuberante
vegetación. Gracias a la acción de la población, junto con la maquinaria ofrecida por la Cia, el fuego se pudo
atajar, antes que pusiera en serio peligro las casas de Pueblo Nuevo y el barrio alrededor, cercano al pozo de "Tejera"
. Hoy en la actualidad, sobre las cumbres de dicho enclave, mueven sus aspas grandes molinos que generan electricidad
para almacenarlas, cómo recurso de energía renovable y limpia, para grandes compañías eléctricas. Más de un incendio ha
asolado sus castigadas laderas, estos años,¿Provocados o no, nunca lo sabremos?....pero la magia de antaño ya se ha
perdido, lo que antes era un enclave de bellos parajes, hoy en día muestra un estado de semiabandono. Mi
madre, pronunciaba estas sencillas letras..-¡Tharsis, quién te conoció en tus tiempos tan hermosos, y ahora te vas
quedando cómo las piedras en el pozo!. Toda una verdad cómo un templo, en una comarca asolada por el paro, dónde los
tímidos conatos de resurgir la comarca con la plantación de cítricos, no ha dado los frutos deseados, por mala gestión o
vaya usted a saber. Sólo nos queda, rezar ante nuestra patrona, que este mineral que tenemos en nuestro subsuelo, de
forma abundante ,vuelva a ser explotados por grandes compañías mineras, y que el pueblo vuelva a renacer, de sus
cenizas, cómo ave Fenix, así lo deseo.
Desde La
Divisa.
Relato original de Marcos Tenorio Márquez 2012.
Relato original de Marcos Tenorio Márquez 2012.
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