Recuerdos
de Tharsis...Las pequeñas tiendas de “chuches”
En la década
de los años sesenta,setenta o incluso ochenta,proliferaban por
Tharsis,unas pequeñas tiendas,en las que se vendía principalmente
“chucherias”.Estas pequeñas tiendas, ubicadas sobre todo,en la
“garita”(nombre que recibe en Tharsis la edificación situada
frente a la vivienda de la persona en cuestión,que en Tharsis recibe
el nombre de cuartel),acogían en un armario de cristalera,las
distintas cajas,frascos,tarros y envases,que contenían las
deliciosas,exquisitas golosinas que nos endulzaban nuestra infancia y
adolescencia. Estas pequeñas garitas,construidas en lo que fueron
gallineros,prolongaban y aumentaban,el reducido espacio de los
cuarteles y en las mismas se instalaba,cocina y comedor. También en
las “casas nuevas” como son conocidas en Tharsis,las
edificaciones más recientes y actuales,pues fueron construidas
posteriormente tras la demanda de nuevas casas,para alojar sobre todo
a familias numerosas,destacados dirigentes de las minas u otro tipo
de personas,albergaba estas pequeñas tiendas,ubicadas en el comedor
de la misma. Conocíamos estas pequeñas tiendas,por el nombre de la
persona en cuestión,personas que habían quedado viudas en algunos
casos o que no poseían ningún tipo de sueldo,también personas con
familia numerosa ,que se apoyaban en este pequeño negocio para
tratar de mitigar la carencia de un solo sueldo,escaso y miserable,y
por último como pequeño negocio,que con el paso de los años se
convirtieron en tienda de ultramarinos.
Me viene a
la memoria nombres como los de “María Marra” ubicado en la
popular calle Alicante,en cuya garita como dije anteriormente se
encontraba la pequeña tienda. Con amabilidad exquisita,María o Peña
su hermana,despachaba estos manjares y al abrir aquel armario de
cristalera un torrente de dulces fragancias y aromas inundaban la
pequeña estancia,de regaliz,fresa,menta. Guardo especial recuerdo de
esta pequeña tienda,pues acudía con mi abuela Romana,para comprar
golosinas antes de visionar las series,películas y dibujos animados
en uno de los
primeros televisores que había en la calle y que poseía la buena
de Juana. En la calle Madroñal,encontrábamos otra pequeña
tienda,regentada por el matrimonio...Antonio “Vilches” y
Piedad,que aparte de ricas golosinas,también se dedicaba a la venta
de huevos,que traía Antonio, tras recorrer algunos cortijos de la
zona. En calle Cervantes,otra tienda ofrecía sus productos a los
vecinos del lugar. Regentado por Carmen “Bobita” tenía la
particularidad,que podía trasladar los productos a través de una
mesa de madera a zonas como la escuela nueva o el paseo y vender sus
ricas golosinas a niños/niñas que jugábamos en el patio del
colegio en horas de recreo. En las casas nuevas, recuerdo la tienda
de Juana “Zapata”,ubicada en el comedor y donde adquirí mis
primeros cigarrillos,de nombre 1X2. Cercano al colegio Público,se
encontraba la tienda de Carmen “Dabrio” y sus ricos “puros”
de regaliz que compraba sobre todo cuando me incorporaba al colegio
en horario de tarde. En tiempos de verano, un frigorífico,uno de los
primeros del pueblo,perteneciente a la familia “Angulo”,nos
refrescaba y endulzaba el paladar, con ricos “polos” de varios
sabores,aunque recuerdo y añoro los de sabor a chocolate. En el
paseo dos “kioskos” situado en las esquinas,pertenecientes a las
familias...”Baldomero” y “Pavón” paliaban la demanda de
golosinas por parte de la “chavalería” que se reunía en torno
al paseo las tardes de domingos y festivos. En la barriada de “Santa
Barbara” los populares “futbolines” regentados por la familia
“Burra” Sebastián y Francisca,también nos ofrecían ricas
golosinas,mientras disputábamos intensas partidas de “futbolín”
o acudíamos a cambiar tebeos,comics del “capitán Trueno,El
jabato,El guerrero del antifaz o Roberto Alcázar y Pedrín” y como
no las novelas de “Marcial Lafuente Estefanía”. Todos estos
recuerdos,lo vivimos con especial nostalgia,en un tiempo en que aún
la tecnología no había penetrado en nuestras vidas y vivíamos
felices con los pocos recursos que teníamos de los cuales sacábamos
el máximo provecho,donde el contacto humano era más estrecho y la
calle se convertía en nuestro hogar.
Fragancias,de
menta,regaliz y fresa
reciben mis
fosas nasales,cuando
María abre
la cristalera,dulces
sabores,inunda
la pequeña
estancia y
quedo embriagado
extasiado,como
el colibrí
que besa la
flor de forma
sutil,succionando
el dulce nectar.
Recuerdos
de Tharsis..Las pequeñas tiendas de “chuches”
Marcos
Tenorio Márquez
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