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jueves, 28 de diciembre de 2023

Elvira


 

Elvira.

...Elvira, la joven de la clase de octavo, es la típica niña por la que cualquier adolescente suspiraría, porque aúna belleza exterior e interior, algo muy difícil de encontrar en cualquier adolescente de edad comprendida entre los quince y dieciséis años. Jóvenes galanes, guardan cola a la salida de clase, para acompañarla hasta las cercanía de su hogar, pero ella rehuye de estos jóvenes “guaperas” de belleza externa, pero vacíos por dentro y de coeficiente plano. Elvira, habla con cualquier joven, sin importarle su aspecto físico posición social, económica, ni política. Las amigas regañan a veces su conducta, burlándose de ella, pues no comprenden que una joven que puede tener a sus pies al mejor adolescente del pueblo, puede perder el tiempo con engendros cómo Carlos, de aspecto físico lamentable, tímido y extremadamente flaco. Elvira, contesta a sus amigas con rotundidad.


...-Vosotras no debéis dar explicaciones con quién debo hablar, Carlos, es un ser humano, igual que todos vuestros amigos, en verdad no goza de belleza exterior, pero la belleza interior que posee, equilibra la balanza, no es creído, altivo ni presumido, todo lo contrario, es tímido, apocado, retraído necesita hablar con personas que le hagan comprender, para vencer sus complejos de inferioridad. Vosotras y vuestros amigos, sois crueles, despiadadas, implacables, os burláis de el para sacar la sonrisa de vuestros amigos, sin importaros su estado de ánimo. Seguiré hablando con Carlos, siempre, ayudaré a vencer su timidez, vosotras seguid con vuestros galanes, esos niños de papá, altivos, arrogantes, engreídos y vanidosos.



Días más tarde, en clase de octavo, Carlos, se dispone a leer un párrafo del libro. Toda la clase permanece expectante, mientras las primeras risas con burla y mofa, afloran por los alrededores. Un momento de incertidumbre, y Carlos comienza el relato con un leve tartamudeo, que origina que la clase, explote en risotadas. Luego, sin ánimo para seguir leyendo, cae abatido sobre su asiento, aflorando lágrimas de sus enrojecidos ojos. Ayudado por Elvira, abandona la clase, sin que el profesor haga nada.


...-¡No tengo ganas de seguir viviendo, son crueles, despiadados, ruhínes!

 Exclama, entre sollozos.


...-No te preocupes Carlos, me tienes a mí, y no permitiré que te hagan daño. Hablaré con el profesor, se lo diré claro, si no hace nada para protegerte, pondré una denuncia ante el ministerio de educación, que remedie esta situación.


Semanas después de los sucesos, Carlos mantiene una conversación con Elvira. A pocos metros de ellos, un grupo de amigos y amigas, charlan entre fuertes risotadas y chistes fáciles. Francisco, el más imbécil, idiota y estúpido del grupo, para quedar cómo un autentico héroe, lanza esta proclama.


...-Elvira, que haces charlando, con el eslabón perdido en la cadena evolutiva, con ese humano, de aspecto simio.


Poco después de lanzar esta proclama, espera la reacción de la gente que le acompaña, pues desea de esta forma, someter, humillar, ofender y denigrar a una persona frágil, débil y quebradiza, para su provecho,y sacar sonrisas de sus idolatrados, adorados y admirados amigos y amigas. Elvira, cogiendo a Carlos, por la cintura, besa el rostro del mismo, infringiendo un duro correctivo, al imbécil de Francisco, profundamente, enamorado de Elvira, y sometiendo a este un duro castigo, al ser ignorada cualquier respuesta, sobre su poca afortunada frase. Este desplante, irrita sobremanera a Francisco, que urde un plan, para chantajear a Carlos. El plan será fácil, sólo basta hablar con Carlos, amenazándolo, para que dejara de hablar y charlar con Elvira, si no colaboraba sus amigos y él darían una soberana paliza que recordaría de por vida. Carlos, cohibido, de espíritu frágil, no obtiene en casa ningún tipo de ayuda. Su padre, Matías, es el típico machista, pendenciero, provocador y fanfarrón. El típico hombre incapaz de enfrentarse a los problemas fuera de casa, cambiando de forma radical dentro de la misma, desquitándose con mujer e hijo, liberando toda la ira acumulada sobre ellos. Sólo con la ayuda que brinda su enferma madre y Elvira, Carlos, ha ido aglutinando ira, rabia, cólera y furor, un cóctel que tendrá que explotar en algún momento. Elvira, nota a Carlos, cada vez más abatido, el, no desea contar nada de su experiencia tanto en casa cómo el encuentro con Francisco. Una de las tardes, sin que Carlos esperara visita, Elvira, acude hasta su hogar. Los vecinos, sorprendidos y curiosos, se preguntan.


...-¿Que hace una chica tan bella, en casa de un infeliz?


...-Vaya pueblo más cruel, envidioso, cargado de odio y rencor.

Pensaba, Elvira.


Tras golpear en la puerta, es recibida por Manuela, madre de Carlos. Sorprendida por la visita, de manera amable y cortés es invitada a pasar al humilde hogar.


...-Carlos está en su habitación, no se encuentra bien, hace días que lo noto raro...¡Carlos, tienes visita, una amiga del colegio!.

Exclama, Manuela.


...-No se preocupe, señora, si no se encuentra bien, mañana lo veré en clase.

Responde, Elvira, con exquisita educación.


Al día siguiente, Carlos, no acude a clase, motivado sobre todo, por el chantaje de Francisco y su banda, el miedo a poder hablar con Elvira, sugestiona, acobarda, a Carlos, que inventa excusas para no acudir a clase y enfrentarse a Francisco. Al salir de clase, Elvira, vuelve de nuevo a visitar a Carlos, esta vez desea hablar con él, saber los motivos de su reclusión.Tras golpear la puerta, es de nuevo recibida por Manuela.


...-¡Pasa hija, esta mañana no ha podido acudir al colegio, tiene fiebre!.

Exclama, Manuela.


...-¿Puedo hablar con él?.

Pregunta, Elvira.


...-Sí hija, pasa a la habitación, perdona que la casa esté tan desordenada, no me encuentro bien de salud.


...-No se preocupe señora, antes la salud, después todo lo demás.


...-Gracias hija, eres una gran persona.
Responde, Manuela.


...-¡Carlos, te encuentras bien!

Exclama, Elvira.


...-No, tengo fiebre, esta mañana no he podido acudir al colegio

Responde, Carlos.


Tras una breve charla, Elvira, no puede concretar y saber nada del verdadero problema que aqueja a Carlos. Pasada una semana, sin ver ningún tipo de reacción, el plan de Francisco, comienza a tener efecto. Su labor disuasoria, obtiene los frutos deseados. Aún así, Elvira, continúa ignorando a Francisco y la banda de matones, todos hijos de personas influyentes y ricas del pueblo.


...-¡Algún día seras mía, ya lo verás!.

Exclama, Francisco, siempre rodeado del grupo, que lo hace más arrogante, fanfarrón y creído.


Con la llegada de una nueva semana, Carlos, por fin, se incorpora a clase, mostrando síntomas de ansiedad. Elvira, acude hasta su presencia interesándose por su salud. Tras una breve charla...Carlos, responde con miedo.


...-Me encuentro bien, Elvira, muchas gracias, pero hay personas que no quiere que nos veamos, tengo miedo que me hagan daño.


...-¿Pero esto que es, una dictadura?...¡Quién te ha prohibido que nos veamos!... voy a decirle dos palabras!.

Exclama, bastante enfadada.


...-No, nadie, no te preocupes, ninguna persona me hará daño.


El crepúsculo, poco a poco, cubre de sombras el pueblo, Carlos, como cada tarde, se reúne con sus abuelos maternos, hasta que la noche envuelve el pueblo, de oscuridad. Sobre las diez de la noche regresa para casa, y al cruzar la esquina de abuela Amalia, es sorprendido por el grupo de Francisco, que lo esperaban escondido, en la intersección de ambas calles.


...-¡Eh dónde vas tan deprisa, simio!...Que te dije, hace unas semanas, que te olvidaras de Elvira, me entiendes!

Exclama, bastante enfadado Francisco, envalentonado al encontrarse junto con los amigos.

...-Pero yo no he hablado con Elvira, os equivocáis.
Responde, con leve tartamudeo, Carlos.


En esos momentos, Francisco, descarga su ira acumulada, contra Carlos, que nada puede hacer, ante cuatro bestias descerebradas, violentas y agresivas.


Capitulo II


...Benigno, regresa por la noche de su jornada en la mina. Al llegar a las intersecciones de la calle Burgos, y Málaga, observa sobre el suelo una persona malherida, quejándose de las múltiples heridas infringidas por la banda de Francisco. Tras reconocer su rostro, comprueba que se trata del joven Carlos, hijo de Matías y Manuela. Sin poder desplazar del suelo, al joven, pues podría dañar algún hueso roto, avisa a los vecinos y estos a la vez avisan al médico local. Mientras, en casa de Carlos, ajena a los problemas de su hijo, Manuela, prepara la cena. Unos golpes en la puerta, alarman a Manuela, que acude a ver de que se trata.


...-¡Manuela, tu hijo está malherido, parece ser que ha sufrido una caída!.

Exclama, la joven vecina, María.


Manuela, dejó la cena, su corazón latía con fuerza. Pronto, divisó a su hijo sobre el pavimento. Un reguero de sangre cubría parte del suelo y su vestimenta. Preocupada por la salud de su hijo se abarcó con fuerzas besándolo y abrazándolo.


...-¡No lo muevas Manuela, puede ser que tenga algún hueso roto!

Exclaman los vecinos, junto al cuerpo de Carlos.


...-¡Pero qué ha pasado, todas las tardes, acude a casa de mis padres y nunca ha sucedido nada!

Exclama Manuela, entre sollozos.


...-Por lo visto ha resbalado y caído.

Es la hipótesis que barajan los numerosos vecinos.


...-Estas heridas no son de una caída, mirad cómo tiene la cara, ensangrentada, llena de moratones.


Pasada media hora, acude el médico local. Tras una primera inspección, parece que no tiene ningún hueso roto. Con cuidado y la ayuda de los vecinos, logran levantar el cuerpo del suelo e introducirlo en el coche, para llevarlo hasta la consulta, curar las heridas, y hacer una exploración mas exhaustiva. Acompañado por Manuela, llegan hasta la consulta. Dispuesto sobre una camilla, Don Braulio, comienza un exhaustivo y completo examen del cuerpo del paciente. Después de limpiar su rostro con agua oxigenada, procede al examen de las articulaciones, superiores e inferiores, clavícula, torax, sin que nada afortunadamente esté dañado. Una vez consumada la exploración, el doctor comienza con una series de preguntas que Carlos, necesita escabullir, sintiéndose cohibido. Esta brutal paliza sólo ha sido el comienzo, de una serie de advertencias para que dejara de hablar con Elvira para siempre.


...-¡Cuéntame Carlos, que te ha sucedido!

Exclama, Don Braulio.


...-Nada, escuché unos ladridos de perros, seguramente los de Benigno, con el miedo salí corriendo, y resbalé en la intersección de las calles.


...-Bien, afortunadamente no tienes ningún hueso dañado, sólo algunas magulladuras en la cara, que con el tiempo desaparecerá.


...-¡Gracias Don Braulio, por todo! Exclama Manuela, ya más tranquila.


Al día siguiente, la ausencia de nuevo de Carlos, al colegio, extraña a Elvira, su principal compañera y amiga. De nuevo, encamina los pasos al salir del colegio, hasta casa de Carlos. La ausencia de su mejor amigo, esta mañana, y las palabras donde Carlos, reconoce que alguien no quiere que siguieran esa amistad, hacen sospechar a Elvira, que su mejor amigo ha sido victima de un chantaje, con violencia, si no colabora.

Nuevamente, recibida por Manuela, con todo los elogios del mundo, Elvira, vuelve a preguntar por su querido y buen amigo.


...-¡Qué ha pasado otra vez, que Carlos ha faltado a clase!

Exclama, Elvira.


...-¡Que susto hija mía!... Ayer noche mi vecina María, me avisó que Carlos, había tenido una caída sobre la intersección de las calles, afortunadamente, no tiene nada roto, sólo hematomas y magulladuras en el rostro.

Exclama, Manuela.


...-¡Dónde está, puedo hablar con el!

Exclama, Elvira.


...-Sí, está en su cuarto

Responde,Manuela.


...-¡Carlos!.

Exclama, Elvira.


...-Aquí estoy, pero no quiero que veas mi rostro, ayer resbalé y golpeé contra el suelo, sólo te digo y por favor hazme caso, que alguien no quiere que nos sigamos viendo.

Responde, Carlos, ocultado tras un armario


...-Carlos, sé que no has sufrido ningún resbalón, eso te dijeron que dijera ese grupo de descerebrados y violentos, liderados por el hijo del alcalde, tienes que ser fuerte, romper tus complejos, enfrentarte a la vida y sus problemas. Que un grupo de matones no te manejen cómo una vulgar marioneta, estaré a tu lado para protegerte y ayudarte. 

Enuncia, Elvira.


Tras un leve silencio, Carlos, irrumpe en llanto, un llanto amargo, triste, desgarrador, donde demuestra cobardía, en la cual luce una personalidad apocada, atemorizada.

...-¡Juro que me vengaré, esos perros pagaran el daño que me están haciendo!

Exclama, Carlos, golpeando con furia la mesa escritorio de la habitación.

Luego, abandona la habitación para reunirse con Elvira.


...-Muy bien Carlos, te ayudaré, pero debes decir siempre la verdad, la venganza es ponerse a su altura, no debes actuar de esa forma, hay que actuar con inteligencia, denunciando estos hechos

Enuncia, Elvira.


...-Denunciar estos hechos, perpetrados por hijos de personas influyentes: alcalde, guardia civil, abogado. Estos juicios los tengo perdidos, no me creerán.

Responde, Carlos, con furor.


Al día siguiente, Carlos, retorna al colegio, sobre su rostro aún se puede observar tremendos hematomas y contusiones, infringidos, hace unos días por el grupo de Francisco. La clase permanece en silencio, cuando, Elvira, abandona su pupitre, para dirigirse a la mesa del profesor, desde donde comienza un discurso dirigido de forma indirecta hacia el grupo de Francisco.


...-Hace varias noches, mi compañero y amigo, Carlos, fue objeto de una brutal paliza. Sobre su rostro aún luce y podéis observar, las heridas infringidas...¿Y porqué...os preguntaréis?. Sólo por hablar y mantener una relación de amistad, si no hacemos algo, esto puede desembocar en cualquier acto de venganza, con terribles consecuencias.


La clase enmudecida, inclina sus cabezas hacia los libros, avergonzados, cómplices de una situación que podría tener fatales consecuencias si no se frena de momento.

Esta intervención de Elvira, irrita, enfurece y enoja más a Francisco, que ha contemplado estupefacto, cómo Elvira, continua más unida a Carlos que antes. De nada había servido la brutal paliza, para coaccionar a Carlos. Una pregunta queda en el aire.


...-¿Seguirá Francisco, coaccionando a Carlos, para que abandone esa gran amistad con Elvira, o por el contrario, tratará de cambiar y ganarse la amistad de Elvira, cómo persona civilizada y responsable?.


El discurso de Elvira en clase, había dado sus frutos, Francisco, toma nota, había que cambiar de estrategia. No valía actos intimidatorios, amenazas y coacciones, si quería disfrutar de la amistad de Elvira, había que ganarse primero la amistad de Carlos. Difícil solución, pensaba.


...-¿Que dirán mis amigos?...que soy un traidor, renegado, judas, sólo para estar cerca de Elvira, tengo que cambiar mi personalidad, arrogante, soberbia, altanera. Para hacerme una persona sencilla, que predique y pregone, con humildad, modestia y afabilidad.


Con estas dudas sobre la personalidad en plena adolescencia, que es la época de nuestra existencia, en dónde debemos elegir que camino tomar, afrontaba Francisco un desafío que cambiaría la forma de ver la vida a partir de ahora. Por un lado, sus influyentes amigos, vanidosos, presumidos y engreídos, mal educados, por unos padres más pendientes en sus ansias de poder y generar dinero a costa de pobres infelices, que inculcar a sus hijos la doctrina de la humildad, modestia y moderación, hacia todo tipo de personas ya fueran de raza, disminuidos, discapacitados.


Capítulo III.


Transcurridos varios meses de la brutal paliza y el manifiesto de Elvira, dónde expresaba de forma contundente que seguiría al lado de Carlos, que la forma de chantajear, coaccionar, amenazar y extorsionar pertenecían al pasado, gente de poca cultura, hijos del fascismo o la dictadura más radical de extrema izquierda. Este discurso de Elvira, en plena clase, había asentado las bases y dejado claro, evidente y notorio su fuerte personalidad de mujer libre para escoger los amigos y amigas que quisiera. Francisco, cómo el resto de amigos, se habían tomado este discurso en serio.


...-El camino de la extorsión y coacción no es el correcto.

Pensaba en silencio, mientras observaba cómo sus amigos se reían, mofaban, de pobres indigentes, personas disminuidas, o con poco poder económico.


Sin querer, su conducta comenzó a girar, se daba cuenta que ese camino no era el correcto, aunque en casa, su padre con sus intensos discursos ideológicos, no le acompañasen sobre qué trayectoria seguir. Atrapado entre la espada y la pared, así se encontraba este joven, nacido en una familia opulenta, de lujo y exuberancia, donde creían que con el dinero se compra todo. En el otro extremo estaba, Elvira, su padre extremadamente inteligente, había inculcado a su hija respeto, educación, obediencia, cortesía y tolerancia, hacia todas las personas, ya fueran de raza, disminuidos o pobres indigentes. Los amigos de Francisco, bastante influyentes, en sus determinaciones, seguían insistiendo que el mejor método de alejar a Carlos, de Elvira, sería continuar con chantajes, amenazas y extorsiones.


....-No, ese no es el camino, Elvira, dejó bien claro, que estos chantajes, uniría, estrecharía más sus lazos de amistad con Carlos.

Grita con fuerza, bastante enfadado Francisco.


...-Entonces, cual es el camino a seguir, Elvira, jamás abandonará a ese desgraciado de Carlos.

Declara, Manuel, uno de los más radicales del grupo.


...-No, lo sé, en estos momentos no puedo decir nada, pero la extorsión y coacción, no es la forma.

Pronuncia de modo relajado, Francisco.


...-Ah ya sé que te pasa, estas muy enamorado de Elvira, te quieres hacer amigo de ella, pero ya la conoces, es una mujer inteligente, que se dará cuenta de tus pretensiones.

Contesta de modo arrogante, nuevamente Manuel.


...-Nos equivocamos, todos, somos hijos de gente poderosa, adineradas y rica del pueblo, vemos la vida de otra forma, nos reímos, burlamos de pobre gente, que tienen problemas físicos, tartamudean, o no son físicamente agradables, esta aptitud nuestra no pasa desapercibida, para la gente del pueblo, personas humildes, modestas, sencillas, que se ganan la vida honradamente. Desde este momento voy a cambiar, no quiero seguir con esta aptitud.


...-Vamos, a quién vas a engañar, el hijo de nuestro alcalde, rico y adinerado, quiere cambiar, sólo para conseguir la amistad de una bella dama, estás equivocado, Francisco. Tus amigos somos nosotros, personas ricas, altaneras, no podemos estar a la altura de esa gente, vulgar, que visten con trapos, comen bazofia, sus alientos apestan y sobre sus cabellos corretean piojos, si quieres cambiar, estás fuera de nuestro grupo, púdrete, con esa gente, jajajajajaja.

Contesta, Manuel, con un discurso arrogante, soberbio, despectivo y vanidoso.


...-Sí,voy a cambiar, aunque pierda vuestra amistad, no quiero seguir con esta aptitud, que me ha llevado a sentirme avergonzado, algunas veces, por nuestra conducta.

Contesta, Francisco, decaído y triste


...-Pues bien, si ese es tu deseo, vete, no nos dirijas más la palabra, olvidanos, algún día te darás cuenta, de que esa gente no corresponde a nuestro colectivo, gremio, de personas cultas, adineradas y coquetas.
Contesta, nuevamente, Manuel, que se erige cómo nuevo líder de la banda.


Al margen de todo lo que ocurre en la banda de Francisco, se encuentra, Elvira y Carlos, su amistad ya de por sí honesta e integra, ha sido estrechada, tras los últimos acontecimientos.

Elvira, ha ayudado mucho a Carlos, no solo en el apartado, moral y psicológico, sino también el el anímico, espiritual y emocional, en la que debe de vencer la timidez, para enfrentarse a un mundo plagado de hienas hambrientas, ciudadanos sin escrúpulos, que harán la vida imposible, a cualquier persona pobre de espíritu y cobardía.

Carlos, prendado por la inteligencia y belleza de Elvira, se ha enamorado en secreto, aunque se ha auto descartado, piensa...


...-Qué hará, Elvira, con un ser cómo yo, en la vida...no soy físicamente un portento, aunque poseo inteligencia, no desarrollo todo mi potencial. Además mi padre no me ayuda en nada, todo el pueblo piensa de nosotros que somos unos desgraciados.....Elvira, el día de mañana, querrá conocer a alguien de su mismo nivel, guapo, elegante y atractivo.


Con estas ideas tan negativas, contrarias y adversas, Carlos, se hacía un flaco favor, pues esto haría que su estado en vez de mejorar, deteriorara y agravara, en el supuesto día que Elvira conociera otra persona y se enamorara. Con la llegada de las vacaciones estivales, los paseos por el pueblo, en horas crepusculares, se convertían en todo un acontecimiento, para conocer nuevas amistades y entablar conversaciones con la persona amada. No es el caso de Carlos, que acompañado por Elvira, pasean por la carretera que conduce a los pueblos cercanos, para terminar tomando un aperitivo en la terraza del bar cercano. Mientras saborea, un rico refresco de cola, su cerebro procesa, la manera y el modo de vencer la timidez, para pedir la mano, sin que llegue a ruborizarse. Elvira, al margen de los pensamientos de Carlos, disfruta de la música, de Creedence Clearwater Revival, y la voz de John Fogerty. Aún en su corazón, no ha penetrado las flechas lanzadas por cupido, y tan sólo ve a Carlos cómo un gran amigo. Francisco, tras renunciar a la amistad de sus amigos, se encuentra sólo, ahora dedica muchas horas a estudiar y prepararse. Desea acudir a Sevilla, matricularse en la universidad y estudiar una carrera de futuro. Este nuevo cambio de aptitud, en la etapa de Francisco, no ha pasado desapercibido, para Elvira y Carlos, pues contemplan a los antiguos compañeros, sin su presencia. Una de las tardes, una amiga de Elvira, se acerca hasta ella, portando una hoja de papel, bien doblado.


....-Hola Elvira, esta hoja me la ha entregado Francisco, quiere que la leas y no la rechaces.

Contesta, Felisa.


...-¡Francisco, hace tiempo que no se nada de el que querrá!

Exclama,Elvira.


...Perdón, esa es la única palabra que se me ocurre al escribir este escueto mensaje, perdón por portarme cómo un ser repugnante, desagradable y repulsivo y por el daño infringido, a Carlos. Todo tipo de perdón, es ficticio, si no lo demuestras con hechos. Os pido que a partir de ahora no me miréis con rencor, sólo cómo un joven adolescente, que llevaba un camino que no era el correcto. Quisiera reparar tan importante daño, pidiendo vuestra amistad, que me aceptéis en esta nueva etapa que acabo de iniciar, ayudaré y protegeré a Carlos, a vencer sus miedos e inferioridad, para integrarse en la sociedad, os lo prometo.


Firmado.

Francisco Rodríguez.


Tras un corto espacio de tiempo, sin enunciar palabra, Elvira, se pronuncia en silencio.


...-No sé si esto es una vulgar excusa para conseguir nuestra amistad, aunque es palpable que ya no se ve con sus amigos, desde hace cierto tiempo. De todas formas si quiere nuestra amistad se deberá dirigir a nosotros en forma física. Esta hoja, carece de valor y me deja una sensación de indiferencia.


Días más tarde de recibir la carta, Elvira, contesta la misma y es entregada de la misma forma, a través de su amiga, Felisa.
Aunque Felisa, enamorada en secreto de Francisco, tiene otros planes y la hoja escrita por Elvira, jamás llega hasta su poder.


Capítulo IV.



...Han pasado meses, desde que la carta fuera entregada a Felisa, pero esta celosa de que Francisco, reiniciara su amistad con Elvira, destruyó la carta y nunca la entregó a su destinatario. Francisco cree por su parte, que Elvira jamás volverá a mantener amistad con él, pregunta a Felisa, que si había entregado la carta, y esta responde afirmativamente.


...-¡Olvídate de Elvira, ella sólo tiene ojos para ese desgraciado de Carlos!

Exclama, Felisa, cuando Francisco, pronuncia su nombre.

Pasadas las vacaciones estivales, un nuevo curso comienza, Elvira, que ha obtenido muy buenas notas, inicia sus estudios en el instituto, del vecino pueblo cercano. Lejos queda la Educación General Básica, ahora centrará todos sus esfuerzos en estudiar, para acceder en el futuro a una profesión que colmará sus aspiraciones en la vida.

Carlos, por su parte, tras un año de tristes acontecimientos vuelve a repetir, octavo. Ahora ya no contará con el respaldo que le brindaba Elvira. Debe de imponerse, y adaptarse, a los nuevos tiempos sin la presencia de su querida amiga. Francisco inicia su etapa de estudios, en la universidad de Sevilla, aconsejado por su padre, estudiará la carrera de arquitectura. En su recuerdo queda, la petición de amistad, realizada a través de una nota y entregada a Elvira, sin que esta se dignara en contestarle.


El clima de tensión y crispación que se vive en casa de Carlos no ha cambiado, Matías, se muestra cada vez más hostil, enfrentado a mujer e hijo, Manuela, impotente y enferma esta agotada.


...-¡Algún día me encontrarás muerta, esto no es vida!.

Exclama, entre sollozos.


...-Cállate, tú y este desgraciado de hijo, estáis cavando mi tumba, me da ganas de coger la escopeta, y mandaros de una puta vez al otro barrio.


Duras palabras de un pobre hombre, al que el alcohol ha cambiado, transformado y alterado, convirtiéndolo en un ser repugnante y desagradable.

Estos sobresaltos en su propio hogar, no ayudan a Carlos a sobreponerse para vencer su timidez e inferioridad, al contrario, en su interior crece, brota, germina una semilla de rencor, odio y rabia hacia su progenitor que puede acabar mal, si Carlos no contara con la inestimable, mediación, amparo y apoyo de sus abuelos maternos. Gracias a sus abuelos, Carlos, aplaca, tranquiliza sus ansias de cometer cualquier acto en contra de su padre. Las tardes invernales con el acortamiento de la horas de sol y los estudios hacen que Carlos y Elvira, no tengan prácticamente contacto alguno, sólo los fines de semana, pueden disfrutar, para charlar, sobre todo en el asunto anímico, que tanto aqueja a Carlos, aún más después de encontrarse sólo sin la presencia de su amiga. Unos de los fines de semana, cercanas a fechas navideñas, Francisco, Elvira y Carlos, vuelven a encontrarse.


...-Hola, buenas tardes.

Enuncia, Francisco.


...-Buenas, tardes

Responde, Elvira, mientras Carlos ignora su presencia.


...-Hace cuestión de unos meses te entregue un nota, en la que pedía perdón sobre mi aptitud, rogando vuestra amistad y que me acogierais, como vuestro amigo, sin rencores, sin que dicha nota obtuviera respuesta.

Pronuncia, Francisco.


...-Perdón, escribí una nota, y entregué a Felisa, para que te la entregara, si la nota no llegó hasta tu poder no es culpa mía.

Responde, frunciendo el ceño, Elvira.


...-Felisa, no me entregó, ninguna nota...¿Por qué?...

Se pregunta Francisco.


...-Bueno ya hablaré con ella, ahora os pido,que me aceptéis cómo amigo, ya no soy aquel joven rebelde, estúpido, que tanto daño he provocado, sobre todo al bueno de Carlos.


...-Por mi parte, tienes mi perdón, ahora tienes que hablar con Carlos, aquella brutal paliza, afectó mucho su estado, sabes que es una persona muy frágil, acomplejada, debemos ayudarle, a vencer sus miedos y temores.

Responde, Elvira.


...-Así lo haré, gracias a tu discurso aquel día en clase, me dí cuenta de que mi camino no era el correcto y decidí cambiar, primero centrándome en los estudios y luego deshaciéndome de los que creía mis amigos, pero por lo visto sólo son una pandilla de salvajes, aburguesados. Sus padres son ricos y ellos sólo piensan en hacer el mal, sobre una sociedad a la que creen inferiores. Creo que llevan en sus genes, implantados, insertados y grabado con fuego...ira, rabia y cólera, propio de la doctrina que Adolf Hitler, infundió e insufló a los jóvenes germanos de aquella época.

Responde, Francisco, bastante alterado, ya que ha tenido algún encuentro con sus ex amigos, y no ha quedado el casual acercamiento muy bien que digamos.


...-Bueno, muy bien, gracias por reconocer que aquel discurso, que realicé, te sirviera para dar un giro a tus actuaciones.

Responde, Elvira.


...-Así es, ahora debo partir, mis padres me esperan, otro día hablaré de forma amigable con Carlos, debemos zanjar, nuestra enemistad, hostilidad y antagonismo, para reforzar los lazos de una amistad, que perdure en el tiempo para ayudarlo a vencer sus miedos.


Este breve discurso ha convencido a Elvira, que Francisco ha cambiado, ahora sólo falta la amistad con Carlos, pero para ello habrá que esperar otro momento, no va a resultar fácil convencer a Carlos, pues sobre su cerebro aún quedan grabadas las imágenes de la brutal paliza. Los antiguos amigos de
Francisco, nombran un nuevo líder, Manuel, dotado de carácter violento, impetuoso y agresivo. Su padre, Teodoro, concejal socialista, en el ayuntamiento, presume de ser un gran político, alardea y jacta, de haber leído a Karl Marx y Friedrich Engels, aunque la verdad que los ejemplares de volúmenes que posee en casa, de ambos filósofos revolucionarios, son más bien para aguantar un mueble, que ha quedado cojo en una de sus patas. Un lobo, disfrazado con piel de cordero, pues sus ideales y la forma de dirigir su apartado en el ayuntamiento, esta más cercano de la extrema derecha, que la progresista izquierda. Al contrario que Francisco, ha cambiado, este sujeto se ha vuelto aun más agresivo, deseoso de enfrentarse a Carlos, pues piensa y cree que el cambio efectuado por Francisco, ha sido motivado por culpa, de él y la “puta” de Elvira.

Antes de marchar nuevamente para Sevilla, Francisco, se acerca hasta casa de Carlos, dispuesto a zanjar, viejas disputas.


...-¿Buenas tardes, está Carlos?.
Pregunta, Francisco, tras golpear la humilde casa dónde habita.


...-¡Carlos, debe estar, en casa de mis suegros,todas las tardes acude a su cita con ellos!.

Responde, Matías, sereno y sobrio, lejos de su estado ébrio, que le suele acompañar
todo el día.


Hasta la cercana casa de los abuelos, se traslada Francisco, con la sana intención de zanjar de una vez por todas su enemistad, antes de partir para Sevilla.


...-¿Buenas tardes, se encuentra aquí Carlos?.

Pregunta nuevamente, Francisco, tras golpear la puerta, de la casa de los abuelos.


...-Sí...¿Quien es?.

Responde la voz de un anciano, de unos setenta años.


...-Soy el hijo del alcalde, quiero hablar con el.

Responde Francisco.


...-Pasa hijo, Carlos, cuida de mis canarios, verderones, pardillos y jilgueros, ahí está en la cocina.


...-¡Hola, Carlos, me presento ante ti, para pedirte perdón, he sido cruel, estúpido imbécil. La mala influencia de mis ex compañeros, se adhiero a mi personalidad, convirtiéndome en un ser despreciable, ruhin, mezquino e infame, por ese motivo te pido que me perdones. A partir de ahora me comprometo a protegerte y ayudarte.


Tras unos segundos de silencio, Carlos, reacciona....


...-No, es justo, cómo os habéis portado conmigo, sólo por la amistad que me une a Elvira. Me considero una persona, frágil, tímida y apocada...necesito ayuda, rodearme de buenos amigos, para vencer estos complejos que se apoderan de mi alma.

Responde de manera totalmente sincera, Carlos.


...-Lo reconozco y sé lo que has sufrido amigo, por eso te pido perdón, estaba equivocado, quiero que desde este momento seamos buenos compañeros.

Responde Francisco, mientras abraza a Carlos.


Por fin Francisco, respira tranquilo, ha sellado su nueva amistad con Carlos, desde este momento, Francisco, Carlos y Elvira, estarán juntos cómo buenos amigos, pero una nueva duda surge sobre la cabeza de Carlos, mientras contempla, el atardecer una serena tarde del mes de enero.


...-Estoy enamorado de Elvira, Francisco, seguramente también, este acercamiento hacia nosotros, es una escusa para estar más cerca de ella.


Los celos aparecen por primera vez en la vida de Carlos.

Con la nueva sensación de celos, por la presencia de Francisco, emprende Carlos el camino de vuelta a casa. Al pasar junto a unos eucaliptos, cuando el crepúsculo, con sus sombras, comienza a cubrir el pueblo, se encuentra con el grupo de Manuel, nuevo líder de la banda que abandonó Francisco.


...-Dónde vas, no es demasiado tarde para ti. Los simios se recogen a la hora de las gallinas.

Enuncia Manuel, con burla y mofa.


La reacción de Carlos, no se hizo esperar, con leve tartamudeo, responde, con ímpetu y rabia, la provocación verbal efectuada por Manuel.


...-No veo ningún simio, por aquí, solo observo personas descerebradas, de coeficiente inferior al de los simios.

Responde Carlos, con una inteligente respuesta, que Manuel y sus compinches, tardan en asimilar.


...-¡Cómo, que dices, que somos inferiores a los simios cómo tú!

Exclama bastante irritado, Manuel, acercándose a Carlos.


Este por su parte, reacciona, plantando cara.

...-Me tenéis hastiado tú y tus amigos, seres superiores, que utilizan la violencia para conseguir sus objetivos, os equivocáis, ese no es el camino, mirad vuestro ex compañero Francisco, cómo ha cambiado.

Responde con tartamudeo, propio de una sensación de inferioridad, y timidez, que trata de mejorar, aclarar y vencer, gracias a los consejos de Elvira.


...-Francisco, ha cambiado, por esa puta de Elvira, que lo tiene loco.

Responde de modo violento, Manuel.


La respuesta de Manuel, de modo provocativo, encuentra respuesta en Carlos, que se abalanza sobre Manuel, golpeando el rostro con furia. Acobardado, amilanado por la contundencia que esgrime Carlos, en cada golpe, pide ayuda a sus amigos , para que lo ayuden. Al verse en inferioridad, Carlos trata de huir, pero es alcanzado por el grupo que propina nuevamente una gran paliza. La fría noche invernal del mes de enero, cubre el pueblo, cuando Carlos, se presenta en casa, con el rostro desfigurado, hematomas, rasguños, y el labio inferior sangrando de manera abundante.


Recibido por su padre, este reacciona de modo violento.


...-De dónde vienes, sólo piensas en buscar peleas, sinvergüenza, golfo, canalla.


Desde la habitación cercana, Manuela, requiere su presencia, la bronquitis crónica que padece se ha agravado, con la llegada de un frente frío que hace peligrar su vida.


...-¡Que te ha pasado, hijo, que vienes sangrando!

Exclama Manuela, con fiebre, su estado, requiere con urgencia la visita del médico.


...-Nada mamá, sólo ha sido un golpe, con un eucalipto al volver a casa, pero tú te encuentras mal, voy a llamar al médico.


Inmediatamente, tras lavar su rostro con agua, Carlos, parte a toda prisa hasta la casa del doctor. Tras golpear la puerta es recibida por la encargada de limpieza, Paquita.


...-¡Qué sucede Carlos!

Exclama, Paquita.


...-Mi madre se encuentra muy enferma, debo hablar con Don Braulio.


...-Sí pasa, Don Braulio, está en su despacho.


Al oír las voces, Don Braulio, pregunta


...-¿Que sucede, Paquita?.


...-Don Braulio, aquí está el hijo de Manuela, dice que su madre está muy enferma.


...-Voy enseguida, no tardo un segundo.


Al momento, Don Braulio, parte rumbo a casa de Manuela, durante el trayecto este pregunta a Carlos, por su estado.


...-Que te ha pasado, nuevamente, Carlos, que tienes el rostro lleno de hematomas y el labio partido.


...-Nada, Don Braulio, tropecé con un eucalipto.

Responde, mintiendo, Carlos.


...-¿Que le ocurre a tu madre, Carlos?..- Pregunta, Don Braulio.


...-Se encuentra muy mal, tiene fiebre y bastante tós, padece de bronquitis crónica.


Al llegar a casa, Don Braulio, pasa hasta la habitación, donde permanece Manuela. Carlos y un ebrio, Matías, aguarda, en el comedor. Al cabo de un rato, Don Braulio reclama la presencia de padre e hijo.


...-Se encuentra muy mal, debemos trasladarla hasta Huelva, hay indicios que sus pulmones se encuentre afectados. Esta noticia, impacta de forma notoria en Carlos, su madre será trasladada hasta Huelva de manera urgente. Encerrado en su habitación, comienza un llanto, amargo, afligido, apenado, su madre, su querida madre y principal protectora necesita ser ingresada de urgencia.

La ambulancia es requerida y al momento aparece esperando en la puerta. Mientras, algunos vecinos curiosos, se acercan hasta la casa. Carlos, acompaña a su madre hasta el hospital, Matías, ébrio, cómo siempre no se encuentra, facultado, para acompañar a su esposa al hospital. Ingresada con urgencia en la unidad de cuidados intensivos, sus pulmones, bastantes deteriorados y débiles ha sido siempre el problema que ha aquejado a esta buena mujer. Los días pasan con la incertidumbre de que la mejoría no llega y el estado de salud empeora. Carlos, abatido, junto a sus abuelos, esperan el triste desenlace de un día para otro. Elvira, enterada de la noticia, acude al hospital, para estar junto a su amigo en estos duros momentos, Francisco, informado, también, telefonea desde Sevilla, deseando una pronta mejoría. Mejoría, que no llega, pero sí el fallecimiento, en una triste tarde del mes de febrero. Este nuevo contratiempo, adversidad y percance, debilita aún más el pobre espíritu de Carlos, sumido en una gran depresión, abatimiento y desánimo. Su madre, junto con sus abuelos y Elvira, formaban los cimientos de un edificio que mantenía a Carlos, con equilibrio y apoyo. Ese edificio ha sido seriamente dañado con la muerte de su progenitora y principal apoyo. La vida de Carlos nunca será igual, desde este momento, pues ya no contará con el apoyo que brindaba su madre. Los problemas comenzarán a acumularse, en su cerebro, y tendrá que resolverlos solo. Necesita con urgencia ayuda psicológica, Elvira, desde su gran amistad y optimismo, trata de inculcarle que la vida no termina con la muerte de su madre.


...-Carlos, tu madre desde el más allá esta orgullosa de ti, cómo te has portado con ella, quiere que salgas de esta depresión, que sonrías, termines tus estudios y elijas una profesión, ella te ayudará a superar, porque ella está fallecida de forma física, pero no espiritual, mental y emocional..
Enuncia, Elvira.


...-Gracias amiga, necesito mucha ayuda, sólo mis abuelos y tú me la brindáis, pero pienso, que no he tenido suerte en esta vida, he sido demasiado débil, frágil, el pesimismo se ha apoderado de mi alma, me tiene atrapado, cómo en una tela de araña, dificultando mi salida.



Martes, 3 de Marzo.

..La tranquilidad en el pueblo, no puede presagiar tristes noticias. El cielo azul, con la ausencia de nubes, invita a pasear, con la subida de temperaturas. Carlos se ha levantado, temprano, hace ya tiempo que no acude al colegio, alegando, que no se encuentra anímicamente con ganas. Matías, por su parte continua inmerso en el alcohol. Desde que falleció su esposa ha intensificado su cita con el licor. Su hijo no le importa nada, nunca se ha interesado por el y menos ahora. Por la cabeza de Carlos, comienza a surgir, enormes deseos de suicidio, pero antes desea saldar unas cuentas con las personas que más han tratado de humillarlo, degradarlo y denigrarlo. Matías, inexperto cazador, posee una escopeta en el tiempo que el conejo era abundante en los montes cercanos. En estos momentos, la escopeta se encuentra, oxidada, enmohecida y herrumbrosa, pero con una limpieza bastará, para ponerla a punto. Una caja de cartuchos completa todo lo que necesita. El plan esta milimétricamente, trazado: primero, esperará a Manuel, en el huerto. Este suele acudir por la mañana a cuidar de unos perros, luego vendrá a buscar a su padre, que no notará nada al encontrarse sumido en un gran sueño. Con este plan se dirige hasta la proximidad del huerto, alli espera agazapado tras unas rocas la llegada de Manuel. El motor de una moto, alerta a Carlos, que se prepara para un certero disparo a unos diez metros. Manuel, baja de la moto portando un cubo con comida para los perros. En esos momentos, Carlos, apunta con su escopeta a escasos metros, pero le falta valor, su dedo indice comienza a temblar sobre el gatillo. De pronto, emprende una huida, Manuel, ni siquiera intuye que la suerte se ha puesto de su parte. Corriendo por el monte, entre jaras, brezos y tojos, resbala con unas piedras, que el rocío de la mañana ha humedecido, con tan mala fortuna que la escopeta se dispara al caer, provocando la muerte instantánea. El disparo, escuchado, por unos vecinos que paseaban, por la mañana, es ignorado, pues creen que podía tratarse de un cazador furtivo. Días después de que Matías, ebrio, como siempre, echara en falta a su hijo, no se dispuso un dispositivo de búsqueda, encontrándose el cuerpo del mismo, a escaso un kilómetro del pueblo. La noticia de la muerte de Carlos, conmocionó al pueblo, sobre todo a Elvira y sus abuelos, que lo recordaban con cariño.


...-Un infeliz, la muerte de la madre, motivó que el suicidio rondará su cabeza.

Comentaban, los vecinos.


Más lejos de la realidad, sólo la muerte, de Carlos ha sido producto de una serie de acontecimientos, nefastos, fatídicos y desdichados. Una persona buena al que el destino tenía guardado un triste final.

Hoy día, Elvira, felizmente casada con un hombre bueno, muy parecido a Carlos, visita el camposanto para dejar unas flores sobre la tumba de su amigo...Francisco, tras sacar la carrera de aparejador, trabaja en la ciudad condal. Casado y con dos hijos, también visita cuando regresa al pueblo la tumba de Carlos. Matías, padre de Carlos, fue encontrado fallecido en su lecho, ahogado en su propio vómito.Por último, Manuel, cumple condena en la prisión provincial, por apalear, maltratar y castigar a unos indigentes.


Elvira.....Un relato original de Marcos Tenorio.


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