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jueves, 3 de noviembre de 2022

Amapola.


 

Amapola.

 

Te alzas altiva, sobre un mar

verde, mecida por la fuerza del

viento, cómo un naúfrago a la

deriva, como la quietud del agua

al comenzar la brisa.


Distinguida, cómo una bella

señorita, tus pétalos de color

bermejo, atraen los más hermosos

insectos, que zumban sobre tu

sencilla estampa, para extraer el

dulce néctar de tus entrañas.


Has servido de inspiración,

a grandes pintores, que han 

plasmado sobre sus lienzos, toda

la delicadeza, ingenua, que posees

para que permanezcas inmortal y

ser admirada, en las galerias de

artes, más importantes, que el 

mundo posee.


Cuando paseo por el camino de

la ermita, alzo la vista, y allí estás

resplandeciente, brillando, cómo

un diamante recién pulido, cómo

un barco que se aleja en el mar,

dejando una estela plateada, de

suave oleaje.


Las niñas bonitas, en tiempo

de romerías, cortan con suavidad

tu bella flor, para lucir sobre sus

cabellos azabaches, castaños y dorados

al montar sobre sus corceles

negros, marrones y blancos.


Quizás, los hombres algún día

nos daremos cuenta, de la belleza

sencilla, que nos rodea y dediquemos

nuestro perdidos tiempos, a salvaguardad

nuestro planeta.


Tu corazón, marchita, tus escarlatas

pétalos, caen sobre la tierra, resquebrajada

por el sol. El mar verde, se torna dorado,

y los segadores, comienzan con sus labores

con el acero, resplandeciendo sobre el azulado

cielo, cortando los tallos dorados, que han

permanecido a tu lado.

 

 Volverás en la en la siguiente primavera

cómo las golondrinas de Gustavo Adolfo

Becker, y de nuevo, volverás a lucir y reinar

sobre un mar de verdes esperanzas, porque

tu eres, entre las flores, la más bonita.





Amapola.


Marcos Tenorio Márquez.

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