Ya llega el frío invierno.
...-Abuelo, ya pronto estará aquí el frío invierno
y tendrás que sacar y limpiar el brasero
que guardaste en el trastero.
...- Queda poco picón, guardado, en el saco de
pólvora que te dio Francisco el “Ligero”
tendremos que salir, cuando las aguas
del otoño, suavicen las duras raíces y podamos
extraer las jaras, aunque como no llueva
usaremos el viejo “calabozo” que te
construyó Juan Manuel Monterde, en
la vieja fragua de talleres.
...- Que me gusta el invierno, abuelo, sentado
al calor que desprende el brasero, contando
las historias y cuentos que te enseñó mi padre.
Este año no tendrás excusa, para leerme los
poemas de Ramón Llanes, pues aprendiste a leer
en la escuela de adultos que dirige “Paco”
González Durán.
...-¿Porqué, cuando llega esta época, te pones triste abuelo ?
...-Mira, tenemos un lúgano, no te gusta
su cante.
...-No hijo mío, no es por eso, cuando viene
esta fecha me acuerdo te tu pobre abuela, ella me
hacía compañía en los calurosos verano y los
fríos inviernos, ahora gracias a dios tengo tu
compañía, que me ayuda a soportar esta cruel,
implacable y sanguinaria soledad.
...-Mamá, hace días que noto triste al abuelo , también el lúgano, ha dejado de cantar. Ya no me cuenta las historias de sus años en la mina, ni cuando cazaba el ánade real, en el Lagunazo, ni tampoco, cuando cazaron el último lobo que habitaba el “Saucito”
...-Hijo mío, abuelo cuando llega estas fechas, está triste, porque recuerda a la abuela, en sus más de cincuenta años juntos, y en estos meses cumple años de fallecida.
Verás como pronto se le pasará y volverá a ser el mismo hombre risueño alegre y jovial.
A veces, cuando cambia el tiempo, nos volvemos melancólicos, afligidos y consternados, nos suele ocurrir sobre todo, cuando envejecemos y recordamos tiempos pasados.
Pasados unos días.
...-Hijo, una triste noticia he de darte, pero no derrames lágrimas. Desde el más allá, reunido con su mujer, sonreirá, pues ha terminado el ciclo que le tocó vivir en esta vida, donde ha pasado momentos, amargos, penosos y dolorosos.
...-En la guerra civil, estuvo a punto de ser fusilado, por soldados falangistas, en el trabajo que desarrolló en la minas, estuvo a punto de ser arrollado en las vías del tren y por último, en el huerto, fue picado por una víbora.
...-Tendrás que recordarlo, en sus momentos felices, cuando lo acompañabas al huerto, haciendo picón en el “Pinillo” cuando injertaba las higueras “locas” para obtener ricas brevas, cuando charlaba con sus amigos Juan Manuel Cortés y tío “Bobita” a la sombra del algarrobo.
...-Te digo, querida madre, que presentía su muerte, pues hace días, que falleció el lúgano, que regalé hace años, al que cuidaba con tanto cariño y esmero, ese lindo pajarillo, que lo motivaba, estimulaba y animaba a seguir viviendo.
No te preocupes mamá, pues no estoy triste, será un ejemplo a seguir. En esta vida de sobresaltos, preocupaciones y angustias, demostró que se puede ser feliz, pregonando con humildad y honestidad, cuando la vida te maltrata, deteriora y golpea.
Ya llega el frío invierno.
Un relato de Marcos Tenorio Márquez.
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