Recuerdos
de Tharsis....El estanco de “Domingo”
…Ubicado
en una esquina de la calle Luciano Escobar, se encontraba el estanco
de Domingo. Lugar de reunión de los mineros de la compañía de
azufre y cobre, ya que exceptuando unos pocos ciudadanos, la gran
mayoría de personas que acudían al local, eran trabajadores
pertenecientes a la compañía minera. El estanco de Domingo, era más
que un local, donde se vendía tabaco, pues en sus inmediaciones,
sobre todo en época estival, gran número de individuos aprovechando
la llegada de la noche, y la brisa fresca, ocupaban el bordillo que
delimitaba la calle, para sentarse cómodamente a degustar, la
clásica “mitailla” cervezas, vino tinto, con casera o vino
blanco según los gustos de cada cual.
Estos
mineros, a veces acompañados por sus hijos/as, los cuales eran
obsequiados con una rica coca cola o fanta de naranja o limón,
moderaban el entorno, suavizando de esta forma el ambiente de
personas adultas, de género masculino.
Los temas de
conversación, giraba en torno a la temporada de caza, con el
descaste de conejos y la veda de tórtolas, amén de la temporada de
trampas, donde el ave estrella era la popular “catolovia”,también
se hablaba del club atlético Tharsis, con sus nuevos fichajes, la
jornada en la mina, de los pequeños huertos. En fin, todos los
temas, menos de política, pues bajo la dictadura del general, estaba
estrictamente prohibido.
El pequeño
estanco estaba formado por un mostrador de madera, con una estantería
también de madera en su parte trasera, donde estaban muy bien
dispuestos, las cajetillas de cigarrillos, rubio o negro.
En la parte
trasera de la estantería, Domingo tenía su pequeño almacén, donde
guardaba las cajas de cervezas, garrafas de vino, cajas de refrescos
y las cajas de tabaco que llegaban selladas con el logotipo de
“Tabacalera”.
A la entrada
del local, en su parte derecha, la pared estaba revestida de comics y
tebeos, muy bien dispuestos, pues cuerdas de esparto,surcaban la
pared horizontalmente, y en las mismas se sujetaban con pinzas, los
comics y tebeos, para ser observados cómodamente y elegir de forma
rápida el que te gustaba. Gracias a estos cómics y tebeos, me
inicié en la lectura, escritura y el dibujo y añoro aquellos
personajes como “El capitán Trueno”...”El Jabato”...”El
Guerrero del Antifaz”..”Mortadelo y Filemón”..y un largo
etcetera. También recuerdo como mi padre me decía.
..-No leas esos
tebeos, que eso todo es mentira, lee libros, que un futuro te harán
bien.
Creo sinceramente que mi querido padre llevaba toda la
razón.
Sobre las
seis de la tarde, con puntualidad inglesa, Domingo, abría el pequeño
negocio, pues Domingo, trabajaba como empleado en la oficina general
de “Pueblo Nuevo”. Mientras, yo aguardaba pacientemente,
la apertura del local, para comprar el último número del “Capitán
Trueno” o “El Jabato”, con los ahorros obtenidos durante la
semana. Ya con el ejemplar en mis manos, leía con extraordinaria
avidez, las aventuras del capitán, Goliath, Crispín, la reina
Sigrid....o El Jabato, Taurus, Fideo de Mileto.
Más tarde
transcurridas unas horas, volvía de nuevo a visitar el local, esta
vez para comprar a mi padre la “mitailla” de aguardiente,
sobre un envase de botella vacía de cerveza u otra bebida, para que
cuando volviera de la mina, sobre las once de la noche, tuviera su
ración diaria, del rico producto de las destilerías Alosneras, que
mitigara y olvidara por un breve momento, la dura jornada, como
afilador de brocas que usaban las perforadoras, para perforar las
duras rocas.
Domingo,
junto con personas asiduas al local, fundaron la peña de los “31”,
como hermandad, para celebrar y visitar todos juntos, el famoso Cerro
del águila en la festividad de..”La virgen de la peña”.Los
festejos comenzaban el viernes, con el sacrificio de dos borregos.
Para guisar la rica caldereta, varias esposas de miembros de la peña,
se desplazaban hasta un local situado en un extremo de la “Posá”.
Con esta comida de hermandad, proseguían el sábado para culminar el
domingo, con el ascenso hasta la ermita, en un autobús de la empresa
“Damas”. Llegados al peñón, un enorme “toldo”era
izado en un extremo de la gran roca, para cobijar a todos los
miembros de la peña, acompañados, por esposas e hijos/as.
Entre vivas y
vítores a la Santísima virgen, mi padre compuso esta sencilla
poesía.
...”Cerro
del águila te llaman, bien supieron ponerte nombre, ahí anidan las
rapaces, por ahí subes mujeres, niños y hombres.
Detrás
del peñón, se encuentra la ermita de la virgen de la Peña, donde
todo el mundo la venera, bonita como las flores, las flores de
primavera..”
Con la
llegada de la tarde, regresaban para el pueblo, un año más la
romería de la virgen de la Peña para este grupo de personas,
llegaba a su fin. El lunes comenzaba de nuevo la monotonía, tiempo
de recordar los momentos vividos en esos tres días, y surgían casi
espontáneamente, las anécdotas. Entre copas de aguardiente, vino y
algunas cervezas, personas tan entrañables y queridas como, ”El
comisario”,José María ”Penquilla” Bartolomé “El Portugués”
y otros tantos muchos, comentaban entre risas, ante la presencia de
Domingo, como testigo detrás del mostrador, las intoxicaciones
etílicas, surgidas en la celebración de la romería.
..-Recordáis,
como tuvimos que coger a Paco, para subirlo al autobús
..-Jajaja, sí,
como un saco de patatas, todo el trayecto de vuelta lo hizo en el
pasillo,”jondeado” a lo largo del mismo....
Algunas
décadas, más tarde, el popular estanco se trasladó hasta un
extremo de la plazoleta del minero. Aunque ya no poseía el mismo
encanto, de antaño, aunque la edificación moderna y amplia, poseía
bastante espacio y comodidad, las personas que solían acudir al
mismo, fueron falleciendo, y ya tan solo nos queda el recuerdo y la
nostalgia de un tiempo que todos recordamos.
Recuerdos
de Tharsis....El estanco de “Domingo”
Marcos
Tenorio Márquez
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