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domingo, 2 de febrero de 2020

El Cuadro.




El Cuadro


.......Matías, es un pintor fracasado. Ha expuesto en varias ocasiones en el circulo minero recreativo, con poca fortuna. Sus pinturas, están basadas sobre todo en los bellos paisajes que circundan el pueblo, admira a Claude Monet y Auguste Renoir, cómo grandes genios de la pintura impresionista de la que siente predilección. A nivel local, siente fascinación por dos pintores jóvenes, Manolita y Bartolomé Rodriguez, anhela pintar como ellos, aunque el óleo sea la técnica más difícil, no ceja en su empeño, y visita con regularidad los vaciaderos próximos al pueblo, para plasmar en sus lienzos los extraordinarios colores que ofrecen las diversas cortas y minas cercanas.


La gente del pueblo, observando su gran motivación, alientan, animan y estimulan, a que pinte un gran cuadro, pero por detrás ríen, mofan y burlan creyendo que es incapaz de acometer un proyecto serio. Matías, es conocido en el pueblo, con el sobrenombre de “Vangog” por el color de su cabello de tintes y coloración roja. Este mote le encanta, pues admira al gran pintor Holandés, aunque no está de acuerdo con su locura, pues piensa que en su tiempo fue un genio incomprendido, como se ha demostrado tiempo después de su muerte. Los padres de Matías, admiran a su hijo, piensan que por lo menos está entretenido pintando, antes que andar ganduleando por el pueblo, sin hacer nada


Una de las tardes, observó sobre la mesa de casa, fruta fresca, muy bien dispuesta, y pensó plasmarla en un lienzo a modo de bodegón. Sobre un gran lienzo, comenzó a pintar la fruta, con decisión pensaba.
 
..- Este va a ser mi cuadro definitivo, ya no se burlarán más de mí.
 
Y comenzó a dotar al cuadro de realismo e impresionismo, comenzando a fabricar extrañas pociones, que mezclaría con la pintura, disolventes, aceites, resinas, a modo de trementina, todo un cóctel de un poder inimaginable.


El extraño ungüento actuó sobre la pintura de modo excepcional, dotando al cuadro de color, textura, brillo y contraste, con una calidad fascinante que sumado al olor que desprendía, invitaba e incitaba a exhalar, su delicada fragancia.
Una vez terminado el cuadro, fue expuesto en el circulo minero recreativo. Las personas que visualizaban el cuadro, quedaban impresionadas, emocionadas, sobrecogidas.
 
..-¡Vaya cuadro más bien pintado, parece real, que color, textura, brillo, y ese olor penetrante, dan ganas incluso, de coger la fruta para mordisquearla y degustarla!.
 
..-¿ Quién lo ha pintado?.
 
..-No te lo vas a creer, si te digo que el autor es...Matías “Vangog”.
 
..-Matías, el hijo de Marcelino y Manuela, el tonto ese que se lleva todo el día, masturbandose en los vaciaderos, con la escusa de que está pintando, no me lo creo, esto es un cuadro encontrado en una de las muchas esterqueras, que visita, el cual ha limpiado y retocado.


La noche cubre el pueblo y el circulo minero cierra sus puertas. En la sala de lecturas, permanece el cuadro colgado, junto a obras de Bartolomé Rodríguez y Manolita Monterde. Benita, limpiadora del casino, acude como cada noche a limpiar las grandes salas, que conforman este edificio construido en la década de los años cincuenta, para el ocio y recreo de sus socios, mineros, en su gran mayoría. Es ya casi hora bruja, cuando visita la última sala que limpiar, la sala que alberga la exposición de cuadros. En un momento de relax, Benita, recorre la estancia, observando, examinando y contemplando los cuadros con inusitada curiosidad. Es al pasar junto al bodegón del joven pintor, cuando queda prendada, cautivada y hechizada, por la belleza y colorido, que desprende el cuadro de Matías, así como el extraño aroma que emana desde la superficie pintada, que penetra por sus fosas nasales, incitando a esta, a tocar la fruta pintada, para saborear su extraño aceite. Benita, toca, palpa, la fruta pintada, con la mano derecha, llevándosela hasta la boca, donde la degusta mezclada con la saliva de sus glándulas salivares. Una vez terminado su trabajo, regresa hasta su hogar en calle Cervantes, donde la espera su marido, Román, maquinista de profesión, el cual conduce locomotoras cargadas de mineral hasta el muelle de Corrales. Como de costumbre, Román, aguarda la llegada de su mujer, para ofrecerle un vaso de leche con miel.
 
.-¡No te vas a creer Román, los cuadros tan bonitos que están expuestos en el casino!.
 
..-¿Y quien los ha pintado?.
 
Pregunta, Román.
 
..-Pues hay cuadros de Manolita Monterde, Bartolomé Rodriguez, Rosario Román y de Matías “Vangog”.
 
Responde Benita.
 
..-¡De Matías “Vangog”...pobre muchacho, se cree un gran pintor y es el hazmereir de la gente, ese le pasa igual que a Juán “revoltillo”, que se cree un famoso escritor, vamos un Edgar Allan Poe o un Lovecraft...jajajajaja...pobres diablos!
 
Exclama Román, con carcajadas.
 
..-Bueno cariño, tómate la leche con miel y vamos a la cama, que tengo que estar mañana en la estación a las ocho de la mañana.
 
Sobre las seis y media de la mañana, Román, se incorpora, para hacer una taza de café, sin molestar a su mujer, que duerme de forma profunda, poco después, arregla el canasto, con la comida, y sale para la estación a bordo de una pequeña moto de 49 cc. Sobre las cinco de la tarde, regresa para casa, encontrando el cuartel cerrado y las vecinas extrañadas, por la ausencia de Benita. Tras golpear la puerta, nadie responde, y la persiana de la habitación dormitorio continúa bajada.
 
..-Benitaaaaaaaaa.
 
Grita con fuerza, golpeando con furia, sobre la madera.
 
 Al no poder entrar a través de la ventana, avisan a Ricardo, hijo de Faustino, todo un experto en abrir los postigos de las puertas, con la ayuda de una ganzúa. Una vez abierta la puerta, Román se dirige hasta el dormitorio, llevado por su instinto.
 
..-¡Benitaaaaaaaa, responde por favor!.
 
Exclama, gritando con fuerza, mientras un fuerte presagio se apodera de su fornido cuerpo.
 
..-Benita, por favor, háblame.
 
Intentando despertar a su mujer con sacudidas, una y otra vez, sin que haya respuesta. Algunos vecinos, ya han llamado al médico local, al percatarse de la situación, y este acude con prontitud para declarar el fallecimiento de la mujer.


Poco tiempo después, del fallecimiento de Benita, el cuadro retorna nuevamente a casa de Matías, quedando colgado en el salón comedor, presidiendo la pequeña sala, con sus cautivantes colores y aromas. Francisca, vecina de Manuela, acude con cierta regularidad a casa de esta, pues es norma común entre los vecinos, que las puertas permanezcan abiertas durante el día, y así no molestar con inoportunos golpes en las puertas, Francisca, curiosa, fisgona y cotilla, es la clásica vecina que pasa más tiempo en casas ajenas, que en la suya propia y es en estos momentos, cuando penetra en la casa de Manuela, para pedir un poco de sal, para aliñar el pescado que ha comprado de Acevedo, esta mañana.
 
..-¡Manuela, buenos días, me das un poco de sal!.
 
Exclama.
 
Sin que haya respuesta, Francisca, penetra en la casa y escudriña con la vista toda la habitación.
 
..-¿Hala, vaya cuadro bonito que posee Manuela, no creo que lo haya pintado el gandul del hijo?
 
Realiza la pregunta en silencio, mientras se acerca para admirar la obra. Atraída, cautivada y embrujada por los colores y aromas, Francisca, se acerca hasta el cuadro para exhalar y saborear la fruta, como ocurrió con Benita, luego desaparece, al comprobar que la familia no se encuentra en casa.


Días más tarde, la ausencia de Francisca, pasa desapercibida por los vecinos de la calle, pues piensan que ha podido marcharse a casa de su hija en el pueblo de Gibraleón. Pasadas tres semanas, Paula, hija de Remedios y vecina de Francisca, da la voz de alarma, cuando jugaba al juego de esconder. Adherida a la puerta de madera de la casa de Francisca, para pasar desapercibida de sus amigas, Paula, nota un fuerte olor a carne putrefacta, sobresalir a través de los bajos de la puerta, y acude a dar la noticia a su madre.
 
..-¡Mamá, he notado un fuerte olor a carne podrida, salir de casa de tía Francisca!
 
Exclama, nerviosa y agitada.
 
..-Francisca, se encuentra con su hija en Gibraleón, puede ser que haya quedado carne fuera del frigorífico.
 
Responde, Remedios.
 
Transcurridos varios días, Luisa, se presenta de incógnito en casa de su madre, Francisca, desatando todas las alarmas. Tras golpear la puerta, no halla respuesta y es cuando algunas vecinas incluidas Manuela, quedan sorprendidas.
 
.-.¡Pensamos, que tu madre estaba contigo en Gibraleón!.
 
Exclama, Manuela, pensando lo peor.
 
..-Lo mejor, será avisar, a la guardia civil, mucho temo que....
 
Es entonces cuando Manuela, da un manotazo a su marido, no quiere tensar más la situación, con la hija de Francisca, delante.
 
..-Mi madre, mi madre, que le ha ocurrido, por favor decídmelo.
 
Grita de manera histérica Luisa, que es calmada por las vecinas, mientras Manuela, prepara infusión de tila.


La expectación, suscitada frente a la casa de Francisca, es enorme. La guardia civil con el sargento Peláez, en cabeza, trata de proteger la zona con pañuelos en las fosas nasales, ante el nauseabundo olor a carne putrefacta, corrompida y podrida, que brota a través de los bajos de la puerta.
Llegado el juez de Valverde del Camino, se abre la puerta y forense, guardias civiles y juez, entran en la habitación protegidos con pañuelos.


Efectivamente, el cadáver de Francisca, aparece en la mesa del comedor, con avanzado estado de descomposición. La dantesca escena, vivida con el cadáver, es indescriptible, el cuerpo, reposa sobre la silla, inclinado, con la cabeza, reposando sobre las extremidades superiores, como si hubiera estado dormida. El cuerpo, sometido a las altas temperaturas, explotó y reventó, manchando todo el extrarradio de mesa, sillas y demás mobiliario, de un líquido purulento, ulcerado y corrompido, hediondo, fétido y maloliente, no apto para personas impresionables, delicadas y sensibles.


Dos extrañas muertes se han producido en pocas semanas, ambas al entrar en contacto, con el cuadro supuestamente pintado por Matías.
 
..-¿Muertes fortuítas, casuales, accidentales?.
 
Es la pregunta que se hace el sargento Peláez, meses después de resolver el caso de los pastores. Aunque en relación con el caso de los pastores, aquí las victimas no guardan ningún tipo de vínculos y correlación y a estos fallecimientos, se le otorgan, orígenes casuales El primer fallecimiento, por fuerte colapso mientras dormía y el segundo mala combustión del brasero de carbón, que originó un ascenso de monóxido de carbono, provocando una muerte dulce, mientras dormía de manera plácida.


A finales de junio, en periodo post vacacional, la escuela grande, decide hacer una gran exposición, donde se exhiba todo tipo de manualidades, de personas del pueblo y es aquí donde nuevamente, Matías, traslada su famoso cuadro, para que sea admirado por la gente del pueblo. Una de las aulas de la escuela, será la que acoja, dicha exposición. Todo el arte de los Tharsileños, se ve reflejado en los numerosos objetos presentados, destacando, muebles de madera, jaulas para pequeñas aves y para perdices, botas, zapatos, cananas, zurrones y todo tipo de objetos realizados con cuero. También bordados con todos sus géneros, punto, ganchillo, hilo. Objetos realizados en fragua, badilas, pinchos para buscar turmas y gurumelos, braseros, y por supuesto cuadros y dibujos de los artista locales. Tras una breve charla de Don Manuel el cojo y Doña Juanita, la exposición queda inaugurada y son numerosas las personas incluidos jefes de la mina, los que aplauden dicha exposición, con una gran ovación final.


Ernestito, el alumno más empollón de Don Manuel, número uno de la clase, mimado y consentido, será el encargado de vigilar la exposición para que todo transcurra con normalidad. Durante todo el día, fueron desfilando personas. Al caer la tarde el número de personas fue disminuyendo, hasta quedar la sala prácticamente vacía con la llegada del crepúsculo. Antes de cerrar el aula hasta el día siguiente, Ernestito, daba su ultimo paseo por la exposición, contemplando las diferentes obras, quedándose pasmado al pasar frente al cuadro de Matías “Vangog”.
 
..-¡Vaya cuadro, ha pintado, el imbécil de Matías, no sé como le ha dado por pintar este bodegón, pues lo suyo son los paisajes de las minas que circundan el pueblo!.
 
Exclama en silencio, mientras dirige su mano derecha, hacia la pintura.
 
..-Que olor, fragancia, aroma, despide esta fruta, dan ganas de probarla, y como no hay nadie en la sala...
 
Ernestito, dirige su mano hacia la fruta, para una vez impregnada de aceite, llevarla hasta la boca y degustar su extraño aroma. Satisfecho por el deber cumplido, cerraba las puertas en este primer día de exposición, mientras en la puerta de la escuela aguardaba un coche, que lo llevaría de vuelta a casa.


Al día siguiente, sobre las ocho de la mañana, suena el despertador en casa de Ernestito. Teresa, madre, de familia acomodada, jamás tiene que despertar a su hijo, pues nada mas sonar el estruendoso sonido del reloj, ya Ernestito, está junto a la mesa para degustar el exquisito desayuno que prepara Teresa.
 
..-¡Que raro, mi hijo aún duerme, debe estar cansado del ajetreo del día de ayer, voy a llamarlo!.
 
Exclama.
 
Tras golpear la puerta de la habitación, nadie responde, tan solo el canto de un mirlo común, sorprende a Teresa, desde el cercano jardín. Nerviosa y agitada, Teresa, penetra en la habitación y dirige sus pasos hasta la cama donde se adivina la figura de Ernesto, envuelto entre sábanas y colchas.
 
..-¡Ernesto, hijo, despierta, tienes que ir al colegio para abrir el aula...Ernestoooooooo!.
 
Exclama, con un grito final que retumba en toda la casa. Poco después el médico local como sucediera con Benita, declara el fallecimiento del joven.


La muerte del joven, crea consternación, aflicción y pesadumbre entre la población, que despiden al joven con grandes muestras de cariño hacia unos afligidos padres, que no entienden como su hijo pudo fallecer, en el momento que gozaba de una salud de hierro, tras unos primeros años de vida donde una fuerte neumonía, pudo poner fin a su vida. Son ya, con el fallecimiento de Ernesto, tres, las personas que han perdido la vida en un corto intervalo de tiempo, personas que gozaban de buen estado de salud y que fallecieron de manera misteriosa en una noche, exceptuando el caso de Francisca, fallecida por la exhalación de monóxido de carbono.


Cancelada la exposición, por el fallecimiento de Ernesto, Matías, retira el cuadro, y este es llevado hasta un huerto cercano a Umbría Madroñal. En la choza del huerto, Matías, dedica el tiempo a leer novelas de Marcial Lafuente “Estefania”, cuidar media docena de jilgueros y verderones y también a pintar y retocar cuadros. Y es lo que se dispone a hacer en estos momentos, debido al manoseo, palpamiento y toqueteo, que ha sido sometido el cuadro, en las diversas exposiciones, que ha sido expuesto.


La mañana se presenta fría, por lo que Matías, decide encender una fogata en la chimenea, que mitigue el frío y arrima hasta la boca de la chimenea leña de eucaliptos y pinos. Para favorecer el encendido, Matías, vierte el extraño ungüento, sobre papel, con tan mala fortuna que derrama sobre el suelo, una cantidad suficiente, la cual se inflama al entrar en contacto con la cerilla, prendiendo fuego a todo el mobiliario antiguo de madera. Pronto el fuego se propaga por toda la choza, atrapando a Matías, que sucumbe, entre desgarradores gritos, por salvar su vida. Algunos vecinos, acuden de manera veloz, al contemplar las llamas sobre la choza, pero ya nadie puede hacer nada, pues el fuego en un corto intervalo de tiempo, ha devorado todo cuanto se ha encontrado a su paso, y solo los gruesos muros de rocas, han resistido, las altas temperaturas alcanzadas.
El cadáver de Matías, aparece totalmente carbonizado, entre algunos objetos de acero e hierro, el misterio que encerraba el cuadro, jamás podrá ser desvelado.
 
..¿Jamás?


Esterquera, en los alrededores de Pueblo Nuevo
 
..-¡Vaya cuadro precioso, es un bodegón, igual al que yo estoy pintando...pues sabéis que os digo, a la porra el que estoy pintando, me quedo con este retiraré el vidrio que lo protege, y diré que lo he pintado yo...jajajajaja!.
 
Exclama entre fuertes risotadas el joven pintor Matías, “Vangog” en una de las muchas esterqueras que hay sobre el pueblo, en esta, además, situada en el barrio de Pueblo Nuevo vierten basuras también, amas de casas, de jefes de la mina.
 
..-Vaya, acabo de retirar el vidrio que lo protege, ahora lo que haré será, con estos ungüentos que he fabricado, darle brillo,textura y color, así nadie sabrá, que el cuadro ha sido reformado, de esta manera nadie más se reirá y mofará de mí....jajajaja...una vez terminado le añado mi firma, para que crean que ha sido pintado por mí, tiembla Bartolomé, Manolita, mi cuadro será el más admirado..jajajajaja.
 


Glasgow 1926...Mister Duncan, el bodegón que encargó, ha sido terminado.
 
..-¡Muy bien Charles, este bodegón me acompañara en mi viaje hasta Minas de Tharsis, donde viviré en una gran casa, quiero un buen marco de madera noble y un vidrio, que proteja la pintura, y desde aquí lanzo una maldición, hay de aquel que ose tocar la pintura, desprotegida del vidrio, fallecerá de manera fortuita y nadie podrá sospechar nada...solo el fuego acabará con dicha maldición, pues esta obra realizada para mí, jamás podrá ser manipulada por persona alguna.


El Cuadro...Un relato original de Marcos Tenorio Márquez.
 
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Muchas gracias a todos los lectores, que me siguen a través de mi blog, representáis una gran fuente de motivación e inspiración, para seguir escribiendo.

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