Páginas

domingo, 29 de septiembre de 2019

Me pasas el "yoer"






Me pasas el “yoer”

Estoy delante del ordenador, para escribir sobre un tema escabroso, complicado y de momento estoy bloqueado, no sé como empezar, pues me tengo que remontar muchos años atrás, en los tiempos de colegio, en la lejana década de los años setenta. Tendría unos catorce años, cuando escuché por primera vez la palabra “marihuana” o María, como también se le suele llamar.

En horas de recreo, los más veteranos, los que cursamos octavo de la recordada y añorada E.G.B, nos íbamos a dar las primeras caladas a cigarrillos, detrás de los colegios. Para ello saltábamos la valla de manera cómoda, una valla de más de dos metros (ojalá volvieran esos tiempos) y nos sentábamos, para degustar, el adictivo sabor de la nicotina, recién prendida, por una cerilla.

En esos momentos, uno de los compañeros sacó del bolsillo una pequeña “china” y preguntó.
 
.-¿Sabéis que es esto?.
 
Todos los allí presentes, nos quedamos un poco perplejos, extrañados sorprendidos y ninguno pudo dar una respuesta.
 
..-¿Que es?.
 
Pregunté, con curiosidad.
 
..-Esto es “hachís”.
 
Respondió, el dueño, esbozando una sonrisa. Aquella respuesta nos creó mas duda aún y tuve que preguntar de nuevo.
 
..-¿Y que es hachís?.
 
Sonriendo, nuestro compañero y amigo, nos dio una pequeña charla, sobre el hachís.
 
..-Y el hachís se saca de la resina de una planta llamada marihuana.
 
Concluyó finalmente, nuestro amigo, ante las risotadas de los presentes, al escuchar el nombre de dicha planta.

Meses más tarde, nuestra querida y admirada monja Francisca, (d.e.p), (que irónico soy) nos alertaba, avisaba y prevenía, de consumir dicha droga, alegando que sobre el que la consumiera graves enfermedades, padecimientos y sufrimientos podría convertir su vida en un infierno. Estas charlas de la monja y sacerdotes en clase de religión, nos encauzaban y dirigían por el buen camino, para desarrollar una vida lejos de todo peligro, pero es aquí donde el ser humano, con espíritu de rebeldía, se rebela y como pasó con la fruta prohibida, caemos en la tentación de probar sustancias que son nocivas para nuestra salud, pues todas las sustancias adictivas la legalizadas y no legalizadas, son potencialmente peligrosas por la adicción que genera.

En la década de los años setenta, con la caída del régimen y el posterior estado democrático, es cuando la marihuana adquiere relevancia e importancia y comienza a consumirse con cierta asiduidad entre los jóvenes, bajo la influencia de cierto tipo de música, siendo el reggae con Bob Marley su principal embajador, aunque la música a la hora del consumo es secundaria.

Al estar prohibido su consumo, las personas que la consumían, debían actuar con cierta cautela, precaución y prudencia. Era normal por aquellos tiempos en Tharsis, ver grupos de jóvenes consumir, en la zona peligrosa, al abrigo de los últimos cuarteles que quedaban aún en pie en el barrio de plaza vieja. Avanzada la década de los años ochenta, el consumo se generalizaba y se perdía el miedo a consumir en lugares públicos, comenzaba de esta forma manifestaciones a favor de su legalización, argumentando que es buena como terapia para ciertos tipos de dolencias.

Hoy día, recordamos con cierta nostalgia, aquellos años, en los que el consumo se convertía en rito, ceremonia y culto, alrededor de un buen fuego de cepas de brezos, con la “litrona” al lado y sonando en el radio cassette temas de “Pata Negra, Bob Marley o mis adorados AC/DC”

Me pasas el “yoer”

Marcos Tenorio Márquez.

2 comentarios:

  1. Se me ha echo corto el relato, mis ojos pedían más para leer..! Me encanta lo q haces!

    ResponderEliminar
  2. Esperamos una segunda parte. Este tema da para mucho

    ResponderEliminar