Me pasas
el “yoer”
Estoy
delante del ordenador, para escribir sobre un tema
escabroso, complicado y de momento estoy bloqueado, no sé como
empezar, pues me tengo que remontar muchos años atrás, en los
tiempos de colegio, en la lejana década de los años setenta.
Tendría unos catorce años, cuando escuché por primera vez la
palabra “marihuana” o María, como también se le suele llamar.
En
horas de recreo, los más veteranos, los que cursamos octavo de la
recordada y añorada E.G.B, nos íbamos a dar las primeras caladas a
cigarrillos, detrás de los colegios. Para ello saltábamos la valla
de manera cómoda, una valla de más de dos metros (ojalá volvieran
esos tiempos) y nos sentábamos, para degustar, el adictivo sabor de la
nicotina, recién prendida, por una cerilla.
En
esos momentos, uno de los compañeros sacó del bolsillo una pequeña
“china” y preguntó.
.-¿Sabéis que es esto?.
Todos los allí
presentes, nos quedamos un poco perplejos, extrañados sorprendidos y
ninguno pudo dar una respuesta.
..-¿Que es?.
Pregunté, con
curiosidad.
..-Esto es “hachís”.
Respondió, el dueño, esbozando
una sonrisa. Aquella respuesta nos creó mas duda aún y tuve que
preguntar de nuevo.
..-¿Y que es hachís?.
Sonriendo, nuestro
compañero y amigo, nos dio una pequeña charla, sobre el hachís.
..-Y el hachís se saca de la resina de una planta llamada
marihuana.
Concluyó finalmente, nuestro amigo, ante las risotadas de
los presentes, al escuchar el nombre de dicha planta.
Meses
más tarde, nuestra querida y admirada monja Francisca, (d.e.p),
(que irónico soy) nos alertaba, avisaba y prevenía, de consumir dicha
droga, alegando que sobre el que la consumiera graves
enfermedades, padecimientos y sufrimientos podría convertir su vida
en un infierno. Estas charlas de la monja y sacerdotes en clase de
religión, nos encauzaban y dirigían por el buen camino, para
desarrollar una vida lejos de todo peligro, pero es aquí donde el ser
humano, con espíritu de rebeldía, se rebela y como pasó con la fruta
prohibida, caemos en la tentación de probar sustancias que son
nocivas para nuestra salud, pues todas las sustancias adictivas la
legalizadas y no legalizadas, son potencialmente peligrosas por la
adicción que genera.
En
la década de los años setenta, con la caída del régimen y el
posterior estado democrático, es cuando la marihuana adquiere
relevancia e importancia y comienza a consumirse con cierta asiduidad
entre los jóvenes, bajo la influencia de cierto tipo de música, siendo
el reggae con Bob Marley su principal embajador, aunque la música a
la hora del consumo es secundaria.
Al
estar prohibido su consumo, las personas que la consumían, debían
actuar con cierta cautela, precaución y prudencia. Era normal por
aquellos tiempos en Tharsis, ver grupos de jóvenes consumir, en la
zona peligrosa, al abrigo de los últimos cuarteles que quedaban aún
en pie en el barrio de plaza vieja. Avanzada la década de los años
ochenta, el consumo se generalizaba y se perdía el miedo a consumir
en lugares públicos, comenzaba de esta forma manifestaciones a favor
de su legalización, argumentando que es buena como terapia para
ciertos tipos de dolencias.
Hoy
día, recordamos con cierta nostalgia, aquellos años, en los que el
consumo se convertía en rito, ceremonia y culto, alrededor de un buen
fuego de cepas de brezos, con la “litrona” al lado y sonando en el
radio cassette temas de “Pata Negra, Bob Marley o mis adorados
AC/DC”
Me pasas
el “yoer”
Marcos
Tenorio Márquez.
Se me ha echo corto el relato, mis ojos pedían más para leer..! Me encanta lo q haces!
ResponderEliminarEsperamos una segunda parte. Este tema da para mucho
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