.....Las aguas de los barrancos que conducen al dique de Lagunazo,al quedarse estancadas en época de
primavera,constituían todo un acontecimiento que esperábamos,con gran interés,para escudriñar sus aguas en busca de
renacuajos,peces y galápagos. Estos charcos enormes,rodeado de una vegetación,donde sobresale adelfas de bellos
colores,juncos,jaguarzos y otro tipo de vegetación,creaba el hábitat idóneo para reproducirse infinidad de
animales,entre los que sobresalía los renacuajos,crías de ranas o sapos, que en su primera fase se asemejaba a pequeños
peces. Armados con un palo largo,con alambre galvanizada adherida, formando un circulo,a la cual le añadíamos una red,
que antes había servido como envase de patatas. Este utensilio,resultaba eficaz,pues peinaba todo el fondo de los
charcos,atrapando toda criatura que rondaba por el fondo fangoso,más de una vez nos llevamos una sorpresa,al levantar la
red y encontrarnos un gallipato....enorme tritón que rondaba los 25 centímetros. Una vez llegado al charco,nos
remangábamos los pantalones de “tergal”,pues aún no era época para pantalón corto,las frías aguas al principio nos
producía escalofríos,pero pasado un rato el cuerpo se adaptaba y ya no sentías frío. Una vez en el interior comenzábamos
a dar batidas,lo que capturábamos era introducido,en un envase de vidrio,el cual antes había alojado un rico zumo de
melocotón o pera,de esta forma renacuajos,peces,galápagos,tritones,pequeñas culebras,iban siendo atrapados y alojados en
el interior. Terminada la jornada de pesca,algunos peces eran alojados en la pecera de Don Martín,otros en nuestras casas
y el resto en algún pozo de huerto.
Marcos Tenorio 2013.
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