Recuerdos de Tharsis....El Club Deportivo Madroñal.
...En la década de los años setenta, el pueblo de Tharsis, bullía de vida. En cada barrio, multitud de niños, jugaban a fútbol de manera anárquica, confusa y desordenada, en los ratos en que el colegio daba un respiro. Sin equipación, sin árbitros y sin respetar las reglas, este deporte llamado rey, se convertía en un pasatiempo, antes que en el apasionante juego que todos conocemos.
Los partidos se disputaban en todos los espacios abiertos que en el pueblo abundaban, siendo los más concurridos, frecuentados y visitados los campos de plaza vieja, coto y paseo, aunque como ya dije, todos los barrios poseía su escenario para la disputa de un partido.
Los días de semana que van de lunes a viernes, se jugaba sobre todo a la salida del colegio, mediodía y tarde, ya que el horario del colegio constaba de jornada partida de 9´30 a 12´30 y de 3 a 5. Llegados el fin de semana, es cuando en todos los barrios rodaba una pelota, ya fuera de goma o cuero, siendo el horario matutino de 11 de la mañana, el más común.
La idea de formar un equipo de fútbol, que reuniera a chavales de todos los barrio del pueblo, surgió de mi padre, ya que sentado a la sombra que otorgaba el gran eucalipto, en el barrio del coto, contemplaba los partidos, donde los equipos se comportaban de manera descrita anteriormente y este hecho fue el que desencadenó la magnifica idea de formar un equipo con once jugadores para disputar encuentros, donde las reglas se respetaran con un árbitro y las equipaciones, distinguieran a las escuadras.
Pronto, a la llamada de formar un equipo, acudieron multitud de chavales, de todos los barrios del pueblo, conformándose un equipo en su mayoría, de chavales del barrio, con algunas excepciones, como Jose María G. Raimundo, Juan Feria, Manolo Raimundo y Juan Pablo González, que vivían en otras zonas del pueblo.
Ya con el equipo conformado por 14 niños, habría que buscarle un nombre y que mejor nombre que el cabezo que se alza majestuoso, rodeado de huertos y exuberantes pinos carrascos y piñoneros, el fabuloso Madroñal. Para la equipación se eligió, la clásica camiseta de lana, de color blanca, que todos teníamos en casa para soportar los duros inviernos, pero a esa camiseta gracias a una idea de Juan Alonso, se añadiría una franja de color azul de derecha a izquierda, con la tela que utilizaban en talleres, para las labores de limpieza.
La escasa economía familiar de aquellos años, no daba para comprar una equipación completa, en un comercio de deportes de Huelva, así es que esta fenomenal idea de algún modo, pudo paliar el problema, ya que pantalón corto ya fuera de color azul, negro e incluso el tergal de bolsillos, podría pasar, ya que lo más importante de la equipación era la camiseta. En el calzado, se imponía el clásico deportivo de tela color azul y suelas de color blanco, y en las medias no habría tampoco problemas, ya que las calcetas de lana blanca, abundaban en todos los hogares.
Ya con el equipo completado, en todas las casas, madres y abuelas, contribuían con labores de corte y confección, en la realización de unir la franja de color azul, a la camiseta blanca. Mientras esto ocurría, el equipo, entrenado por mi padre, buscaba terrenos para entrenar, por los alrededores del pueblo. Finalmente en los terrenos donde se alza actualmente la residencia “Montejara” se encontró un buen lugar, aunque plagado de brezos, el vuelo de una langosta, en los precisos momentos que trabajábamos para quedar el campo limpio, ocasionó que este fuera bautizado como el campo de “La Langosta”.
A pesar de los esfuerzos desarrollados, para culminar con la finalización del campo, nos vimos obligado a dejarlo, puesto que los continuos desniveles del terreno, impedían que el campo gozara del terreno adecuado para la practica del fútbol. El pequeño terreno de “La Laguna” sería el escenario elegido, y ahí comenzamos con los entrenamientos, tras adecuar un poco el terreno y hacer unas porterías con palos de eucalipto y red vieja, utilizada por los barcos de pesca.
La idea de formar equipo, cundió tanto en el pueblo, que pronto surgieron aficionados dispuestos también a organizar conjuntos, de esta forma nació el equipo del “Paseo”. Dirigido por Pablo Monterde, los chavales, en su mayoría de los barrios limítrofes al paseo, organizaron un conjunto, bastante sólido y competitivo. Al contrario que el C.D. Madroñal, la equipación para este grupo de niños fue comprada en un comercio deportivo de Huelva. Gracias a la labor solidaria de José Sanchez, que actuaba de portero, pudo comprarse la equipación. Una hucha con todos sus ahorros, fue destrozada y el dinero que contenía, invertido en la compra de la equipación, la cual poseía los mismos colores que la selección española de fútbol, camiseta roja, pantalón azul y medias rojas con el borde azul. Una vez realizada la compra, todos los integrantes del equipo, entregarían al bueno de José, el dinero de su equipación.
Con todo ya preparado vendría el esperado debut, y este primer partido entre el C.D.Madroñal y El Paseo, se produjo el 24 de junio de 1974, en el vetusto campo del Club Atlético Tharsis, llamado Santa Bárbara. Gracias a la cámara de nuestra amiga Antonia Franco Monterroso, una fotografía quedó para el recuerdo, lo que me ha servido, para ilustrar este texto, totalmente a color. Con numeroso público animando las escuadras, una copa, donada por un aficionado del pueblo, sería la merecida recompensa para el ganador. Como se preveía el partido se jugó de poder a poder, con férreas defensas defendiendo cada portería con uñas y dientes. Al final del partido los jugadores con más talento, decidieron el choque, que se ajustó con un 2- 1 para el Club deportivo Madroñal, con goles de Jose María G. Raimundo y Juan Feria, mientras el tanto del paseo era marcado por su estrella Benito Fernández Monterde.
Una vez concluido el partido, recorríamos el pueblo para brindar la copa a todos los aficionados, los cuales nos invitaban en distintos establecimientos a la toma de refrescos. El Club Deportivo Madroñal, continuó hasta principios de la década de los ochenta, y tuvo dos secciones infantil y juvenil. Muchos de los jugadores que conformaron dicho equipo, formaron parte posteriormente del Club Atlético Tharsis.
Hoy día cuando paseo por los alrededores del pueblo, la nostalgia se apodera de mi alma, y observo los lugares donde solíamos jugar, solo basta cerrar los ojos y de nuevo vivir aquellos maravillosos años de nuestra infancia y adolescencia. Tan solo me queda decir que lamentablemente, en la ilustración, hay tres personas fallecidas, Bartolomé Tenorio Díaz (Entrenador) Juan Rodríguez Domínguez y Andrés Ponce Redondo (D.E.P)
Recuerdos de Tharsis....El Club Deportivo Madroñal.
Marcos Tenorio Márquez.
Como siempre, magnífico relato de " nuestras cosas". GRACIAS
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