El viento
...El viento gime, aúlla, brama, cuando sopla desde poniente, nos martiriza, atormenta y angustia, cuando en el fragor e ímpetu de su tremenda fuerza, penetra entre las tejas, agita ventanas y puertas, haciéndonos que recordemos, evoquemos y rememoremos, un triste episodio ocurrido en el pasado.
Año 1947, en un cuartel de la guardia civil, de un pequeño poblado costero de la provincia de Huelva. Unos afligidos, consternados y abatidos padres, aporrean la puerta del cuartel con inusitada fuerza, en una noche infernal, de esas a los que los vecinos del lugar, suelen llamar “noche de lobos”.
..-¡Vaya quién será a estas horas con la nochecita que hace!
Exclama, el cabo primero de la guardia civil, Teodoro Díaz.
..-¡Perdone, podemos pasar!
Exclaman, al unísono, el matrimonio formado por Fidel González y Eulalia García.
En una pequeña sala, ante la tenue luz de unas velas, pues la luz artificial acaba de migrar, unos desconsolados padres, denuncian la desaparición de su único hijo, Fermín González García, aquejado de esquizofrenia.
..-Esta mañana, al entrar en su habitación, para llamarlo, para el desayuno, no se encontraba en la misma, aunque la cama estaba desarreglada, pues había permanecido en ella, creemos que ha aprovechado la noche y el fuerte viento que reina en el pueblo, hace días, para ausentarse.
Contesta Eulalia, ante la pregunta del cabo primero.
..-¿En alguna otra ocasión, se ha ausentado de casa, transcurridas algunas horas?
Pregunta nuevamente el cabo primero de la guardia civil, con rostro serio, severo, reservado.
..-sí, algunas veces, se ha ausentado unas horas, aunque de día y con buen tiempo, pues le teme a la noche, solemos contarles historias su padre y yo, de espíritus malignos, vampiros y licántropos, que vagan por la costa, bosques y páramos, se apoderan de personas que abandonan su hogar extrayéndoles la última gota de sangre.
..-¡Ufff, menudas historias, inducen y provocan, pavor, que nos hace recapacitar y pensar en abandonar el hogar, cuando la noche cubre de sombras el pueblo!...pues entonces, se produce un contraste, con vuestro argumento y se ha ausentado durante la noche y con fuerte viento, lo que hace pensar, que vuestras historias no ha provocado impacto, consecuencia y efectos.
Reflexiona el cabo Teodoro, provocando una reacción en los rostros de los padres, que observan al cabo primero encogiendo los hombros y sembrando dudas, titubeos y vacilación.
..-Algo extraño debe haber sucedido, pues no es normal que abandone el hogar, de madrugada y con esta ventisca, no sabemos su reacción ya que mi hijo padece de esquizofrenia y reacciona de muy diferente forma, las historias que contamos es para frenar su ímpetu, furia e ira de hacer cualquier disparate en un momento de desesperación, angustia y enojo, encontrando en el suicidio un remedio para su tormento.
Responde, Fidel González, padre del desaparecido Fermín.
Esta ultima reflexión de Fidel, hace pensar y refuerza la hipótesis a los guardias civiles, que Fermín, en un momento de máxima agitación mental, haya optado por un método terrible, atormentado, torturado y martirizado por una enfermedad implacable, cruel, despiadada que se ha apoderado de su razonamiento, reflexión y juicio y lo ha llevado a cruzar el umbral que pone fin a su tormento.
..-Mañana, a primeras horas, un dispositivo saldrá, en su búsqueda, cuantas mas personas mejor, buscaremos por todos lo lugares, incluida la costa, tan solo debemos rogar a dios que se encuentre sano y salvo, recluido en algún lugar.
Reflexiona ,Teodoro Diaz, mientras estrecha la mano de los afligidos padres, tratando de provocar tranquilidad, sosiego y serenidad.
A primeras horas de la mañana, un amplio dispositivo, donde interviene gran parte del pueblo, guardias civiles y pescadores, que de forma amable se suman a la búsqueda por la costa, escudriñan, rastrean y exploran los diferentes lugares donde ha podido acudir Fermín, en su alocada, huída, martirizado y angustiado por la terrible enfermedad que padece.
Sin resultados positivos, los días pasan, sin que haya ninguna noticia que aclare el paradero de Fermín. Solo los días de ventisca, cuando el poniente sopla, con inusitada fuerza, provoca que los recuerdos, filtrados en quejidos, lamentos y sollozos, hagan reaccionar a los padres, martirizando su descanso, haciéndoles recordar una y otra vez la figura de su hijo, desaparecido.
..-¡No puedo Fidel, no puedo aguantar esta situación, cada vez que sopla el viento, parece que escucho sus gemidos y lamentos!
Exclama Eulalia, con rostro demacrado, pálido, enfermizo, macilento.
...-Tranquila cariño, nuestro hijo volverá algún día, verás como es posible, mientras una sonrisa se dibuja en su rostro.
Formula, Fidel.
Han transcurrido dos años, del triste acontecimiento y los días en que ha soplado viento desde poniente, ha provocado que el estado de salud en Eulalia, haya ido deteriorando hasta alcanzar una vejez prematura, estimulada e inducida por los continuos sobresaltos, que se produce en la casa, cuando el viento agita, puertas, ventanas y penetra a través de las tejas.
En una noche, en que de nuevo el fenómeno atmosférico vuelve a producirse, Eulalia, abandona el hogar, en camisón, mientras Fidel, duerme de forma plácida. Se dirige al cuartel de la guardia civil, donde años antes llegaba para denunciar la desaparición de su hijo. Unos golpes secos en la puerta y de nuevo la misma respuesta, aunque es otro guardia civil, quien la recibe.
..-¡Ayudadme por favor, a poner fin a este tormento, el viento, el viento, sopla con fuerza, parece que me quiere dar una respuesta!
Exclama, Eulalia, horrorizada, aterrada, estremecida.
..-¿Pase señora, tranquilícese, cuénteme que le sucede?
Pregunta entre dudas, el joven guardia civil Celestino Fernández.
Nos encontramos casi en una situación idéntica, cuando dos afligidos padres se presentaron para denunciar la desaparición de su hijo dos años atrás, aunque ahora solo se ha presentado uno de ellos y el rostro denota la profundas huellas y la demacración, producida tan solo en dos años.
..-Mi hijo desapareció de casa hace ahora dos años, en una noche infernal como esta, desde entonces, cada vez que sopla el viento desde poniente, parece que nos quiere dar una respuesta sobre su paradero, escuchamos sus quejidos y lamentos, cuando penetra entre tejas, golpea ventanas y puertas, no puedo aguantar más esta situación, su cuerpo debe de estar oculto en alguna parte y nos reclama sobre todo para dar cristiana sepultura
Así se expresa Eulalia, cansada, extenuada, por no conocer aún el paradero de su único hijo.
..-¡Bien señora, este caso está archivado, aunque podemos de nuevo iniciar una búsqueda y ojalá aparezca el cuerpo de su hijo!
Exclama, el joven guardia civil, Celestino Fernández.
Pocos días después de la nueva visita de Eulalia al cuartel, un nuevo dispositivo se activa, aunque sin resultados positivos. Mientras tanto, Eulalia ha envejecido de manera considerable, su estado mental y cognitivo se ha deteriorado, permaneciendo recluida en casa, olvidada, desahuciada.
Fidel, por su parte, hace tiempo abandonó el hogar, aduciendo, alegando que bastante había pasado con un hijo esquizofrénico, para tener ahora también que lidiar con su mujer.
Lejos de su pueblo, Fidel, pasea con su nueva pareja, por un parque en un día de ventisca. El viento agita con fuerza, los arboles, desnudando de hojas las ramas, que habían sostenido un bonito traje de color verde. En los albores del otoño, la nueva pareja hace planes para la adquisición de un nuevo hogar, mientras desfilan bajo las sombras de un impresionante olmo, con tan mala fortuna que una gran rama se desprende y golpea con inusitada fuerza sobre el cerebro de Fidel, que cae al suelo, abatido, aturdido.
Llevado hasta urgencias, de manera grave, tan solo articula unas palabras, dibujando en un papel un extraño mapa, pocas horas después, fallece.
Julia, la compañera de Fidel, sostiene sobre su mano el extraño mapa y las ultimas palabras articuladas por el difunto. Días más tarde, Julia, se presenta en el cuartel de la guardia civil del pequeño pueblo costero, con el extraño mapa, en el mismo se puede ver una casa, junto a un árbol.
Recibida de nuevo por el guardia civil, Celestino Fernández, Julia, entre sollozos, cuenta el triste episodio ocurrido semanas atrás y hace entrega de la extraña hoja, donde aparece una casa junto a un árbol.
.-Ahí se encuentra, ahí se encuentra.
Argumenta Julia, con las palabras efectuadas por su compañero antes de fallecer.
..-¡No comprendo, ahí se encuentra, ahí se encuentra!.....¿Quién?
Exclama, con una pregunta final, Celestino.
..-El no me comentaba nada de su anterior matrimonio, pero sé por oídas, que un hijo suyo desapareció de forma misteriosa, hace más de cinco años, un hijo que padecía...esquizofrenia.
Argumenta, Julia.
..-¡Ah sí, ahora recuerdo, hace varios años buscamos de nuevo sin resultados!
Exclama, Celestino, mientras su corazón palpita con fuerza.
..-El extraño mapa, esconde un gran secreto. Quizás arrepentido, en el umbral de la muerte, Fidel, haya querido rebelar el paradero de su hijo, al cual supuestamente asesinó, para después deshacerse del cuerpo, aprovechando la noche y la fuerte ventisca.
Reflexiona, Celestino, mientras sostiene la hoja con el mapa dibujado, en su mano.
Encontrar el lugar exacto se convertirá para Celestino, en obsesivo, obstinado, pero no va a resultar tarea fácil, el escueto mapa aporta muy poca información, además en el pueblo hay centenas de lugares parecidos.
Se inicia la búsqueda en casas derruidas, abandonadas, en las que aparecen un árbol junto a ellas. Las primeras casas registradas, no aportan resultados positivos y los días, semanas, pasan y la incertidumbre, duda y desasosiego crece a medida que no aparece ni una mínima pista, que aporte alguna información sobre el cuerpo desaparecido hace años.
Pasados algunos meses, cesa todo tipo de averiguación, y poco a poco queda en el olvido el misterioso caso.
Eulalia, aquejada de demencia senil, fallece. Su hijo, ha sido la única razón de que esta buena mujer haya luchado todos estos años, contra una enfermedad que ha ido mermando, menguando y desgastando sus facultades mentales e intelectuales, aunque nunca olvidó a su hijo sobre todo cuando el viento hacía acto de presencia en el pueblo.
Han pasado más de veinte años, y al pueblo llega una persona que adquiere una propiedad, en las afueras del pueblo, con idea de construir un gran chalets, donde se encuentra una vieja casa derruida, junto a un viejo olmo, cuya madera podrida, putrefacta, amenaza que sus grandes ramas caigan sobre la casa.
Comienzan las obras de la construcción del chalets, sobre el mismo lugar donde estaba ubicada la casa derruida, y el personal contratado para la obra hacen un descubrimiento, sobre el piso de la vieja casa.
Al retirar escombros, maderas podridas y muebles viejos, aparece el brocal de un pozo casi rasante con el piso.
Un pozo de una decena de metros, cuyos últimos metros están cubiertos de agua. El encargado de obra, ordena a sus hombres que comiencen el vaciado del pozo, para posteriormente rellenarlo, con una base sólida. Comienza el vaciado con una bomba extractora, cuando el nivel de agua ha descendido, la boca de la bomba se tapona, algún objeto impide que succione el agua que aún queda. Izada hasta la superficie para desatascar, los obreros hacen un macabro descubrimiento, sobre la boca, aparece un cráneo humano.
Paralizada la obra, la guardia civil, llega hasta el lugar, Celestino, que ahora es sargento, recuerda el lugar, pues sobre esta zona se había buscado de modo perseverante, tenaz y constante el cuerpo de Fermín.
..-¡Vaya, ha aparecido un pozo, sobre la estancia de la casa, hemos buscado esta zona una y mil veces, sin encontrar resultados!
Exclama, Celestino.
El resto del cuerpo, que permanece en el fondo del pozo, comienza a izarse, tan solo falta que las autoridades, a través del adn, confirme a quién pertenece, aunque no hay dudas por parte de Celestino, pues el cuerpo pertenece a un varón adulto, y todas las sospechas indican que se trata de, Fermín.
El viento gime, aúlla, brama, cuando sopla desde poniente, nos martiriza, atormenta y angustia cuando en el fragor e ímpetu de su tremenda fuerza, venga el alma de algún desdichado que ha fallecido asesinado por un semejante.
El viento
Un relato de Marcos Tenorio Márquez
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